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6 Meses Después
Me estaba acostumbrando, poco a poco, a que me llamaran Eun-yeong. Adaptarme a esta vida no fue fácil, pero agradecía a quien fuera que me dio la oportunidad de conservar los recuerdos de la "original". La nota que encontré junto al pastelito decía solo: "Haz lo que quieras con esta vida. Atentamente, H." No entendí qué significaba esa firma hasta que, un día, vi una revista en la que aparecía en la portada nada menos que Gu Jun Pyo.
El impacto fue tal que casi solté la revista en mitad de la cafetería donde desayunaba con mi abuelo.
—¿Estás bien, princesa? —preguntó él, confundido por mi expresión.
No respondí. Solo podía pensar: ¿De verdad estoy en el universo de Boys Over Flowers?
El shock aumentó cuando mi abuelo, Pak Dayun, me dijo que Jun Pyo y yo éramos amigos de la infancia. Según él, habíamos sido inseparables, hasta que la muerte de "mis" padres me obligó a mudarme con él a Londres. Lo que no recordaba era que la madre de Jun Pyo, la famosa presidenta Kang, había propuesto comprometernos. Mi abuelo, fiel a su carácter, rechazó la idea de inmediato.
"Mi nieta será una líder, no una marioneta," le había dicho.
Con el tiempo, los recuerdos empezaron a volver. Jun Pyo, el niño mandón con su cabello desordenado y su sonrisa torcida, había sido una parte importante de mi vida. Ahora entendía por qué la presidenta Kang estaba tan interesada en nuestra relación: unir nuestras empresas sería el movimiento estratégico perfecto para ella.
Pero las cosas habían cambiado. Ahora, yo tenía el control de mi destino. Sabía que, con una sola decisión, podría aplastar a Shinhwa si lo deseaba. Y aunque no era mi intención causar un desastre, tampoco iba a permitir que la presidenta Kang me manipulara.
Mandé investigar la línea temporal, y para mi sorpresa, la historia ya había comenzado: Jan Di había ingresado a Shinhwa hacía unos días. Eso decidió mi siguiente movimiento.
—Quiero regresar a Seúl, abuelo.
Él aceptó sin dudarlo, aunque sus ojos reflejaban nostalgia. Sabía que pensaba en mi madre y en mi abuela.
Desde que desperté en este cuerpo, decidí quedarme con él. Pak Dayun no era mi abuelo biológico, pero había ganado mi cariño. Era un hombre amable y cariñoso, y aunque esta no era mi familia original, sabía que no podía dejarlo solo. Él me trataba como su princesa, pero también me enseñaba a ser fuerte y a tomar decisiones.
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Unas 12 horas después, aterrizamos en Seúl. La mansión Pak estaba lista para recibirnos, y el personal había preparado todo para nuestra llegada. Después de cenar, me aseguré de que mi abuelo tomara sus medicamentos y descansara, mientras yo revisaba los últimos detalles para mi incorporación al instituto Shinhwa al día siguiente.
Esa noche, mientras miraba mi reflejo en el espejo, me encontré hablando conmigo misma.
—Jun Pyo… ¿Me recordarás? ¿O seré solo una extraña más en tu vida?
Apreté los labios, decidida.
—No importa. Este es el inicio de mi plan.
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A la mañana siguiente, me levanté temprano. Me puse el uniforme del instituto, un conjunto de tela fina que exudaba exclusividad, y bajé a desayunar con mi abuelo.
—Hoy por la tarde iré a la empresa para supervisar que todo esté en orden —le informé mientras bebía un sorbo de jugo.
Él sonrió con ternura.
—Sabes que puedo encargarme de todo, mi princesa.
Negué con la cabeza, devolviéndole la sonrisa.
—Por eso mismo quiero ayudarte, abuelo. Tú mereces descansar.
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El auto se detuvo frente al imponente edificio del instituto Shinhwa. Mientras mi chófer abría la puerta, las miradas de los estudiantes se posaron en mí. Bajé con elegancia, agradeciéndole en voz baja antes de caminar hacia la entrada.
Allí me esperaba Jung Sang Rok, el secretario de la presidenta Kang.
—Señorita Pak, es un honor tenerla con nosotros. Permítame llevarla a su salón.
Asentí, aunque no pude evitar sentir un leve escalofrío. Su presencia era un recordatorio de que la presidenta Kang ya estaba moviendo sus piezas.
El camino al aula fue más corto de lo que esperaba. Al llegar, el secretario abrió la puerta con un gesto formal.
—Profesor, he traído a una nueva estudiante.
Entré al salón con pasos firmes, y de inmediato sentí el peso de las miradas. Frente a mí estaban ellos: los F4. Los chicos más poderosos y temidos del instituto.
Jun Pyo estaba en el centro, como siempre, irradiando esa confianza arrogante que lo caracterizaba. Pero su expresión era un poema: su boca estaba entreabierta, y sus ojos parecían a punto de salirse de sus cuencas.
Me incliné ligeramente, mostrando una sonrisa educada.
—Es un gusto conocerlos. Soy Pak Eun-yeong.
La sala quedó en completo silencio. Pude sentir la tensión en el aire, pero no dejé que me afectara. Finalmente, dirigí mi mirada hacia Jun Pyo y le dediqué una sonrisa más cálida.
—Hola, Jun Pyo.
El silencio se rompió con el sonido de una silla raspando el suelo. Ji Hoo, siempre calmado, alzó una ceja con curiosidad, mientras Yi Jung y Woo Bin intercambiaban miradas de interés. Pero Jun Pyo seguía inmóvil, incapaz de decir una palabra.
Aproveché su desconcierto para mantener el control de la situación. Caminé hacia el único asiento vacío del salón, con la cabeza en alto, sintiendo cómo todos los ojos seguían cada uno de mis movimientos.
El primer movimiento en el tablero había sido mío. Ahora, era su turno.
Capítulo corregido ✅
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