La sala era un completo desastre. Había confeti, caramelos y purpurina por todo el suelo. El árbol de Navidad estaba inclinado, casi a punto de caerse, y el muñeco de nieve inflable estaba completamente desinflado. A pesar de todo, las risas no faltaban.

Momo estaba en el centro del grupo, orgullosa de su "gran obra". Sana trataba de quitarse la purpurina del cabello, mientras Dahyun y Chaeyoung se lanzaban los caramelos que habían sobrevivido a la explosión de la piñata.

—Vamos a necesitar un milagro para limpiar todo esto antes de Año Nuevo —bromeó Nayeon, quitándose confeti del hombro.

Jihyo, que había estado observando todo con los brazos cruzados, finalmente suspiró y se sentó en el sofá. Había imaginado una Navidad tranquila, pero al ver a todas sus amigas riéndose y disfrutando incluso del desastre, empezó a entender algo.

—¿Sabes qué, Momo? —dijo de repente, llamando la atención de todas.

—¿Qué pasa? —respondió Momo, un poco nerviosa.

—Tenías razón. Esta Navidad es... inolvidable. —Jihyo sonrió, y eso fue suficiente para que Momo gritara de felicidad.

—¡Sabía que te gustaría! —exclamó Momo, lanzándose al sofá junto a Jihyo, levantando más confeti al hacerlo.

Las chicas se acomodaron alrededor, dejando de preocuparse por el desastre. Dahyun puso música navideña en su teléfono, mientras Tzuyu repartía chocolate caliente para todas.

Por un momento, todo quedó en silencio. Las luces del árbol seguían parpadeando de forma extraña, pero la sala se sentía acogedora.

—No fue la Navidad que esperaba... —dijo Jihyo, mirando a Momo, que la observaba con atención—, pero fue la que necesitábamos.

Momo sonrió y levantó su taza de chocolate. —¡Por más Navidades como esta!

Todas rieron y chocaron sus tazas, sin importar el desastre que las rodeaba. Al final, la Navidad no tenía que ser perfecta, solo tenía que ser juntas.

Mientras las luces titilaban una vez más, Jihyo miró a Momo y pensó que, después de todo, esta Navidad sí había sido especial, a su manera.