La noche de Navidad seguía en marcha, y el apartamento de TWICE era un completo caos. Las luces del árbol parpadeaban descontroladas: algunas brillaban demasiado, como si fueran a explotar, mientras que otras simplemente no encendían. En una esquina, un muñeco de nieve inflable hacía ruidos raros mientras se inflaba y desinflaba sin ritmo.

En medio de todo, apareció Momo con una sonrisa enorme, un gorro de Santa Claus torcido y un saco rojo que arrastraba por el suelo.

—¡Es hora de la gran sorpresa! —anunció emocionada, mientras todas la miraban entre curiosas y asustadas.

—¿De verdad queremos saber qué hay ahí? —susurró Nayeon a Jihyo, que solo pudo suspirar.

—Confíen en mí, esto será increíble —dijo Momo mientras comenzaba a sacar pequeños regalos envueltos, con una alegría casi infantil.

Los regalos eran... extraños. Tzuyu recibió un sombrero en forma de pavo que parecía moverse, Dahyun unos calcetines con luces que parpadeaban, y Sana un paquete de globos con forma de renos que había que inflar uno por uno.

—Esto... es interesante —dijo Sana, conteniendo la risa.

El momento más sorprendente llegó cuando Momo sacó lo que llamó su "gran obra maestra": una piñata gigante en forma de árbol de Navidad.

—¡Esto es para ti, Jihyo! —dijo, orgullosa.

Jihyo parpadeó, sin saber qué decir.

—¿Una piñata?

—¡No es cualquier piñata! —respondió Momo con un guiño. Antes de que alguien pudiera detenerla, activó un mecanismo y la piñata empezó a girar y lanzar confeti por toda la sala.

El problema fue que no era solo confeti. Entre los papeles volaban caramelos que golpeaban a las chicas, y, lo peor de todo, ¡la piñata explotó, llenando el apartamento de purpurina como si un unicornio hubiera estornudado!

—¡Momo! —gritó Jihyo, cubierta de purpurina.

—¡Es increíble, ¿no?! —dijo Momo entre risas, esquivando los caramelos que seguían cayendo del techo.

El caos era total, pero entre risas, gritos y purpurina por todos lados, todas entendieron que esta Navidad sería imposible de olvidar.

Jihyo, cubierta de confeti, miró a Momo con una mezcla de enojo y ternura.

—Esto es lo más caótico que he visto.

—Pero te estás riendo, ¿verdad? —dijo Momo, triunfante.

Y aunque no quiso aceptarlo, Jihyo no pudo evitar soltar una carcajada.