O2. Failed pancakes
La mañana de navidad llegó acompañada del sonido de golpes, risas, y lo que parecía un "¡Noooo!" proveniente de la cocina. Jihyo se despertó sobresaltada, envuelta en su cobija, y con el corazón acelerado. No había necesidad de preguntar: sabía que todo eso tenía un nombre y apellido.
Se puso de pie rápidamente y caminó hacia la cocina, donde encontró a Momo en el centro del desastre. La escena era digna de una película de comedia: harina cubría casi toda la mesa, un plato lleno de lo que parecía ser masa se balanceaba peligrosamente al borde, y una sartén emitía humo que se dispersaba por la habitación.
—¡Momo!—gritó Jihyo, tratando de no perder la paciencia—. ¿Qué estás haciendo?
Momo giró con una sonrisa nerviosa, sosteniendo un batidor que estaba cubierto de algo pegajoso.
—¡Ah, linda! ¡Buenos días! Estoy preparando el desayuno especial de navidad.
—¿Desayuno? —preguntó Jihyo, mirando la sartén—. ¿Segura que estás intentando preparar un desayuno y no al sucesor de un alíen del Área 51?
—Ja, ja. Qué graciosa—respondió Momo, encogiéndose de hombros mientras el humo se intensificaba.
Antes de que Jihyo pudiera decir algo más, Nayeon apareció detrás de ella, frotándose los ojos.
—¿Quién encendió la alarma de incendios? —preguntó con sarcasmo.
—No es un incendio, es mi versión de pancakes navideños... ¡con forma de renos! —dijo Momo con orgullo, levantando una tortilla chamuscada y deforme.
Jihyo se puso las manos en la cara y suspiró, tratando de mantener la calma.
—Momo, agradezco tu esfuerzo, pero... ¿estás segura de que no quieres ayuda?
—¡No! Esto es mi sorpresa especial para todas —respondió Momo con firmeza—. Solo espera, Jihyo, prometo que será inolvidable.
Jihyo suspiró y salió de la cocina, dejando a Momo continuar con su misión culinaria. Pero mientras caminaba hacia la sala, escuchó un fuerte ruido de algo cayendo al suelo, seguido por un "¡Estoy bien!".
—Inolvidable... claro —murmuró Jihyo, mientras se encogía de hombros.
Mientras tanto, las demás integrantes comenzaron a reunirse en la sala, atraídas por los sonidos y el olor de la cocina. Sana se sentó junto a Tzuyu en el sofá, mirando hacia la puerta de la cocina con curiosidad.
—¿Creen que Momo lo logrará? —preguntó Sana.
—Con suerte, sobreviviremos para contarlo —respondió Dahyun, las demás rieron.
Pero en el fondo, todas sabían que Momo, aunque caótica, siempre lograba sacar algo especial de sus locuras.
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