Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3: Ni tan ocultos

Entre el cumpleaños y el feriado del día siguiente, no vuelven a verse hasta que van camino a clases el martes. Como es de costumbre —a menos que se haya quedado a dormir en otra casa—, lo encuentra esperando por él al final de las escaleras en su disfraz de buen estudiante. Luego de intercambiar saludos simples, inicia su caminata a la escuela entre charlas de lo que hicieron ayer.

—Por cierto —van subiendo los escalones de una pasarela que solo cruzan ellos cuando Baji baja el tono de voz, de todos modos—, quería darte las gracias por la carta de nuevo en persona.

—¿Le gustó? —A Chifuyu no le agrada que las preguntas por cortesía se estén volviendo recurrentes.

—Como a ti, le pareció extraño que escribiera una carta. También dijo que era vergonzoso leerla, pero tenía el ceño fruncido y la cara roja, así que sé que le gustó. —Luce orgulloso de sí mismo con esa sonrisa a boca cerrada y la frente en alto.

—Claro...

—Oh, aunque luego me preguntó si me hubiera confesado con una carta de haber sabido que me gustaba antes. —Chasquea la lengua—. Como si fuera un cobarde que no se lo diría a la cara.

—No creo que sea cobarde... —Y aquí va otra vez, defendiendo las cartas de confesión—. No hay marcha atrás si las leen.

—Tampoco si te lo dicen de frente.

—Podría entenderse mal o no escucharse.

—No te valgas de posibilidades tontas, Chifuyu. Solo las defiendes porque son comunes en tu shoujo, ¿verdad?

—¡N-...! Agh. —Desvía la mirada al lado contrario.

—¿O es que tú sí te confesarías así? —La diversión en su tono de voz lo hace seguir incapaz de mirarlo.

—Preferiría ver la cara que pondría cuando se lo dijera. —«Si me correspondiera».

—Así que, al final, coincidimos.

—En preferir confesar en persona, sí, supongo. No me quejo si un día se me confiesan con una carta, claro, aunque —pausa brevemente. Mira hacia abajo, pero se disimula porque ya les toca bajar las escaleras del otro lado de la pasarela— sería incómodo tener que rechazar después. Mejor no.

—¿Por qué das por hecho que la rechazarías?

Agradece estar viendo sus pies; pudo haberlo atrapado.

—No hay nadie que me guste que se me pueda confesar con una carta.

—Oh... ¿ni alguien a quien le darías una oportunidad?

—No.

—Huh. —Es una suerte que no sea muy bueno conectando puntos en estos casos, pues admite que esa no fue su mejor excusa. Cree que alguien más perspicaz habría apuntado directo al hueco de su armadura—. Entonces, no prometo que esté libre de errores, pero también te regalaré una carta de cumpleaños.

—No lo hagas como consolación, Baji-san, no la necesito.

—No, es que me está gustando la idea de avergonzar a mis amigos con cartas antes de darles su verdadero regalo.

Pfft. —La risa le devuelve las ganas de verlo. Es un buen momento, porque descubrir que ha llevado una mano a la barbilla y, por lo tanto, está pensando en serio en lo que ha dicho, lo entretiene todavía más—. No me reveles tus planes, ahora no me vas a sorprender.

—¿Cómo que no? No tendrás idea de lo que voy a escribir. Ah, ¿quién sigue? Es una lástima que el cumpleaños de Mikey sea hasta dentro de casi un año, es al que más quiero avergonzar...

El tema de conversación frena ahí, con Baji cruzado de brazos mientras parece tratar de recordar quién es el próximo cumpleañero entre sus amigos. Para el suyo aún hay tres meses de por medio, pero eso no evita que Chifuyu ya esté soñando con recibir una carta sentimental —tiene que estar refiriéndose a eso con lo de vergonzoso— de su puño y letra. Más que bochorno, cree que sentiría una enorme calidez... eso si supone que en ese tiempo habrá superado los pinchazos en el pecho.

—¿Sabías que Kazutora y yo nos conocimos en su cumpleaños?

Baji no ayuda para nada en su superación.

—¿En serio?

—Sí. Para hacerlo corto, estábamos en un arcade, acabó en pelea con sus supuestos amigos y pasó el resto del día conmigo cuando supe que era su cumpleaños. Ahora siempre pasa su cumpleaños con los chicos y conmigo... más conmigo anteayer porque quisieron dejarnos solos antes de lo normal, pero sí.

Eso enciende las alarmas de Chifuyu.

—Baji-san, que me guste el romance no significa que quiera que mis amigos me cuenten de todo sobre sus relaciones.

—¿Ah?

—Solo cuéntame lo que realmente quieras contarme... aunque, si por alguna razón quisieras hablar de cuando hacen esas cosas, por favor, no lo hagas.

—¿De qué...?

—¡Ah! Y que Peke J no vea nada de eso.

—¡No me interrumpas! —Golpea su cabeza con el costado de una mano. Chifuyu solo se encoge—. ¿De qué demonios hablas?

—Es que parecía que estabas por revelar algo muy privado.

—¿No? —La confusión en su ceño fruncido le avisa que, quizás, esté por quedar mal parado. Traga saliva—. Solo dije que por algún motivo se fueron antes de lo normal cuando saben bien que siempre tratamos de hacerlo estar fuera de casa casi todo el día en su cumpleaños.

—¿No estaban en ninguna de sus casas?

—Durmió en la mía, pero eso es... ¿por qué me miras así?

Solo entonces se percata de que sus ojos están más abiertos. Mierda.

—Nada.

—¿Qué estás pensando? ¿Por qué dijiste que Peke J no viera nada?

—Olvida eso. —Sacude las manos en el aire.

—¿Qué podría ver Peke J si entra a mi habitación estando solo Kazutora y...?

Reconocer en Baji la misma expresión que le acaba de reclamar es todo lo que necesita para saber que ya lo entiende todo. Hora de mirar a cualquier otro lado.

—¡No hicimos nada de eso! ¡Aún no-...!

—¡Esa es la información que te digo que no necesito saber!

—¡Solo te dejo claro eso de anteayer! Por supuesto que no podría hacer eso con Peke J ahí. ¿Qué tal si nos salta encima y nos araña? No quiero eso en-...

¡¿Por miedo a rasguños?! —Voltea de vuelta a verlo de la indignación.

—¡Claro que tampoco quiero que nos vea! ¿Por qué piensas en...? Espera. —Incluso sus pies se detienen.

—¿Qué? —Tener que girar por haberse adelantado un paso lo vuelve muy consciente de la clase de conversación que están entablando en la calle. Si de por sí le avergüenza haber malpensado antes, esto amenaza con sonrojarlo.

—¿Nos dejaron solos antes de tiempo porque pensaron que... como regalo de cumpleaños?

—¿Apenas lo estás entendiendo?

—¿Crees que Kazutora...? —Se pone más rojo con cada segundo que pasa. De cierto modo, ya no se siente tan culpable ni pervertido—. Y yo que le di la carta en ese rato...

—¿Estaba tu mamá?

—Ah, sí. Sí, ¡eso! —Sonríe en grande y, de un momento al otro, le ha rodeado los hombros con un brazo—. ¡Tampoco podría con ella en la otra habitación! Me has salvado otra vez.

—Pero, en serio, no me cuentes esas cosas cuando pasen.

—Sí, sí, solo lo shoujo, no lo ecchi, entendido.

—Baji-san... —Entrecierra los ojos. Habría volteado para que viera su expresión, pero teme la cercanía de sus rostros.

—Y no me gusta que crean que vamos a coger y nos dejen solos como si no quisiéramos estar con ellos. Seguro fue idea de Pah o de Mikey. Tendré que advertirles que no lo hagan sin pruebas de que vaya a suceder.

Un mes de noviazgo no le ha quitado al Baji que debe esforzarse para captar lo implícito en materia romántica —y pasional—. No puede imaginarlo perdiendo esa inocencia. Ya es suficiente con que haya parado de negar interés en lo vergonzoso, como dice él, y con que no parezca estar en contra de tener sexo pronto.

Le encantaría darse un puñetazo en la cara al pensar que, si fuera a su lado, entonces amaría ser testigo de cómo la experiencia le agiliza la mente.

—¿Ni siquiera el fin de semana largo te quitó el mal humor del otro día?

Hey. —Chifuyu respinga y le da un codazo en las costillas a Takemichi por eso. Le daría más igual si no estuvieran almorzando con Hakkai y Hina—. ¿Qué te dice que estoy molesto ahora?

—¿Estabas molesto antes? —La pregunta del más alto de todos lo congela. Ugh, hoy está siendo demasiado torpe.

—Estaba todo cabizbajo cuando salimos de clases el viernes.

Takemichi.

—¿Qué? Ya saben. Estás muy callado ahora.

—¿De verdad?

—No es mucho, pero estás menos participativo hoy, Matsuno-kun.

—Ah... —Suspira—. No es nada, se me pasará.

—¿Podemos ayudarte?

—No- uh... —«Eso sonó muy cortante, idiota»—. En serio, se me pasará solo.

—No parece tan simple si llevas desde el viernes así.

No le van a dejar no contarles, ¿verdad? Tal vez les complazca la información a grandes rasgos, así que elige muy bien sus palabras para no revelar de más.

—No estaba muy seguro de lo que era, pero ya lo tengo bastante claro. —Mira a su alrededor para cerciorarse de que nadie aparte de ellos lo escuche—. No hagan un escándalo. Me di cuenta de que alguien me gusta-...

—¡Al f-...!

¡Shh! —Hace una señal de silencio con el índice contra sus labios y le tapa la boca a Takemichi con la zurda—. Pero ya tiene pareja.

—No... —Hina alarga la vocal, triste.

—¿Cómo es eso? —Takemichi logra apartar su mano para hablar. Como no es en voz alta, lo deja en paz—. Siempre pensé que te gustaba Baji-kun.

¡¿Ah?! —Ahora deberían silenciarlo a él. Definitivamente, hoy está torpe—. ¡¿Por qué?! —susurra, aunque todavía exaltado.

—Más bien, ¿por qué no? —Hakkai suena como si le ofendiera la duda.

—¿Tú también?

—Y yo. —Hina levanta la mano.

—¿Es en serio? —Se muerde los labios. ¿De qué sirve ocultarlo si todos lo notaron primero? Resopla—. Es Baji-san —admite con la mirada hacia la pared.

—¿No era que no le interesaban las relaciones?

Era. Me enteré el viernes, por eso estoy así. No pienso interferir, así que solo déjenme superarlo, ¿de acuerdo?

—Y yo que pensaba que tenías una oportunidad porque siempre están juntos si no estás con nosotros...

—Si Taka-chan me dijera que está saliendo con alguien, no sé qué haría.

—Te diría que te le confesaras de una vez para que nadie se te adelante como a mí, pero creo que perdí el derecho a quejarme de ti con esto.

—Bleh. —Le saca la lengua. Chifuyu le lanza una servilleta hecha bola.

—Yo me habría puesto a llorar si Hina hubiese tenido novio.

—Lo sabemos —dicen al unísono.

—Oigan... —Es un reclamo lastimero, por lo que ríen.

En eso, escuchan pisadas aceleradas que parecen venir de afuera. Chifuyu las ignora —le está dando la espalda a la ventana, para empezar—, pero Takemichi y Hina parecen distraerse con lo que sea que esté sucediendo allá.

—Creo que van a pelear —dice la chica del grupo.

—¿Una pelea? —Eso sí llama su atención como para girar el cuerpo y mirar.

—Algunos parecían estar huyendo, así que yo diría que ya están golpeando a alguien —opina Takemichi.

—¿Reconocen a alguien?

—No.

—Creo que son unos matones de segundo año. He visto a las chicas del club de Taka-chan alejándolos del salón.

—¿De segundo año...?

Entonces, un muchacho aparece en escena tambaleándose en retroceso y, en un par de segundos, una patada al estómago lo tumba al suelo. Los que supone que son sus amigos se acercan, pero el atacante es más hábil que ellos. Con puñetazos en los puntos exactos, los inhabilita por el tiempo suficiente para que no lo embosquen mientras se encarga de otro.

Todos en su salón se han quedado callados, observando el combate, por lo que los únicos sonidos son jadeos de sorpresa de sus compañeros de clase o los propios de la golpiza que logran atravesar la pared y el cristal que los separa. Aunque parece estar completamente solo en el enfrentamiento, la técnica del chico que va ganando debe ser lo que le da tanta ventaja, pues es excelente. De hecho, Chifuyu se centra tanto en sus movimientos que no es hasta que derriba a otro más que se fija en su cara.

—Ah, pero si es Kazutora... —Está bien poner mala cara si nadie lo está viendo.

—Da tanto miedo como siempre, ¿verdad?

—A saber por qué están peleando.

—¿Estaremos bien si se da cuenta de que estamos mirando?

—No es como si fuera a romper la ventana para noquearnos a todos. —Contiene una risilla. Takemichi a veces prevé resultados demasiado desastrosos como para ser ciertos.

—Considerando los rumores...

Ah, ahí tiene un buen punto.

—Creo que estaremos bien, llamaría mucho la atención y ya no debe tardar en venir un pro-...

¡¡Kazutora!! —Resalta un grito, aun si es de más lejos, y le pone los pelos de punta a Chifuyu.

—¡¿Baji-san?!

—Sí, ahí viene corriendo.

Espera que a ni a Takemichi ni a Hakkai se les ocurra siquiera darle toquecitos de mira, ahí está tu crush o algo por el estilo o serán los próximos en ganarse sus buenos moretones. Ninguno sabe que está a punto de ver por primera vez a Baji interactuando con su pareja, pero algo de prudencia deberían tener para abstenerse de juguetear con su primer amor frustrado cuando la herida aún no empieza a sanar.

—¡Kazutora! —repite al detenerse justo a sus espaldas.

No se oye lo que le contesta, pero luce emocionado, quizás por pensar que se uniría a él; sin embargo, Baji flexiona los codos por debajo de sus axilas para arrastrarlo deprisa, visiblemente preocupado.

—¡Hey, Baji! ¡¿Qué haces?! ¡¡Suéltame!! ¡Acábalos conmigo!

—¡Idiota, vi a alguien llamar a un profesor, tienes que irte!

Pfft, se ve ridículo. —Nota de reojo a Hakkai queriendo reírse—. Un nerd llevándose al matón.

—Baji-san no es nerd.

—Pero no todos se saben el contexto, así que sigue siendo ridículo.

—Que Baji-kun pueda llevárselo así hace que él también dé miedo...

—No, eso lo vuelve genial.

—Tú estás parcializado.

—Y tú le tienes miedo desde que te hizo chocar con la pared de una palmada en la espalda.

—¡¿Eso es poco?!

—Chicos, no queremos otra pelea aquí ahora que acabó esta —irrumpe Hina.

Y tiene razón. Aun con todo el forcejeo, Kazutora no se libera del agarre de Baji, que lo arrastra hasta desaparecer del área visible por la ventana. Los derrotados no intentan perseguirlos. Para cuando llega un profesor, no hay nadie a quien culpar presente.

—Le salvó el trasero. —Pudo ser peor, piensa. Lo que acaba de ocurrir no tuvo tinte alguno de romance.

—Pues no parecía muy feliz. Ahora tendrá que calmarlo de alguna manera.

—¿Crees que peleen entre ellos para terminar de desahogarse?

Hakkai y Takemichi ríen por lo bajo, pero Chifuyu decide disimular su seriedad dando un gran bocado a su almuerzo, que había olvidado con el espectáculo. Imaginar a ese par a solas no es buena idea en este momento. Si hacen lo que dijeron, perfecto, solo que su mente se desvía a otras formas de tranquilizar, de domar, y ya no se siente tan aliviado.

Los celos son una mierda.

Al salir de la última clase, le extraña ver a Baji esperándolo al lado de la puerta del salón. Por lo general, es Chifuyu quien lo busca, así que este cambio debe significar algo. Lo aclarará enseguida.

—Baji-san, ¿por qué viniste aquí?

—Es para avisarte que te veo más tarde.

—¿Qué?

—Uh, creo que fue frente a este salón, así que quizás viste que Kazutora no está teniendo un buen día.

—Iba ganando, ¿eso es un mal día? —Inclina la cabeza a un lado.

—No, él siempre pelea bien, día bueno o día malo. —Sonríe, orgulloso—. Que no se controle aquí es lo malo. Iré con él a casa para asegurarme de que no haga algo imprudente por haberlo dejado frustrado, pero luego iré a tu piso porque quiero que juguemos con Peke J. ¿Está bien?

—Sí, no tenía planes.

—Bien. —Su sonrisa crece, y el pinchazo en el corazón de Chifuyu también—. Nos vemos.

—Nos vemos.

Que se vaya sin él no es novedad, ya que suele hacerlo cuando se reúne con sus amigos —entonces, acompaña a Kazutora y al fondo de pantalla de Hakkai—, pero esas son salidas de las que se entera de antemano. Ahora son dos veces seguidas las que le ha tocado regresar a casa solo por un cambio de planes imprevisto de Baji en torno a su novio.

Trata de pensar que nada más irá con él hasta que llegue a donde viva —ni siquiera sabe qué tan lejos sea—, el problema es que la conversación de esta mañana retumba en su cabeza, que seguramente estará calculando si se demora demasiado como para solo haberlo dejado en la entrada de su casa.

—¡Maldita sea! —masculla. Odia no poder controlar lo que piensa por sentirse celoso. Odia sentirse celoso.

Esperar a que todo esto baje de intensidad va a ser un recorrido muy largo para su gusto, pero su deseo sigue siendo el mismo. Si su relación tal como lo era hasta el viernes se restablece tarde o temprano —o si de alguna manera Kazutora no es más un obstáculo para ser su novio—, valdrá cada momento en que su paciencia se vea amenazada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro