Capítulo 15: Novedades
El día de la reincorporación de Baji a clases llega sin que se noten cambios entre ellos, por lo que Chifuyu supone que el sonrojo de su ronda con el pocky no fue tan grave como lo sintió. De hecho, mientras regresaban a casa, lo único que le comentó del juego fue que no se preocupara por haberle dado un beso indirecto a Kazutora, y cree que solo resistió la vergüenza porque, de lo contrario, se habría caído de la moto.
Vaya reunión le tocó para su primera asistencia, si excluye el cumpleaños. Intentó que Hakkai tuviera más suerte que él, y de cierto modo fue exitoso. Consiguió más, incluso si se congeló a último minuto, con ese permiso de obtener el beso indirecto al comerse lo poco que sobró. Admira esa valentía; le cuesta imaginarse siendo capaz de algo así —ni hablar de acortar la distancia al mínimo— aun si Baji estuviera soltero.
Respecto a su beso indirecto con Kazutora... intenta no recordarlo. Su consuelo es que fue el otro quien lo recibió, mas no hace que le disguste menos. Además, casi nadie se preocupó por ese detalle en sus turnos, aunque se percató de que la pareja se unió a los que partían el pocky a la mitad después de su ronda con Baji. ¿Se dieron cuenta tarde? ¿Se dieron cuenta por él? Ha evitado pensar en las implicaciones de eso último, no empezará ahora que está por volver a tener compañía en su camino a la escuela.
La anticipación le ha hecho estar listo varios minutos antes de lo usual, por lo que se pregunta si estará bien subir a esperar fuera de su piso —¿tal vez tocar? Ryoko le dejaría entrar— o si mejor solo aguarda a la hora de siempre para salir. Por el momento, cree que es prudente escribirle.
Yo
Listo para volver a clases, Baji-san? \(^ヮ^)/
No cree que responda en menos de un minuto, así que se sienta en la sala a acariciar a Peke J. Cuando le escribe en lo que se preparan para la escuela, suele contestar en un par de minutos o justo antes de bajar, pero esta vez transcurre el tiempo suficiente para que su gato se harte de los mimos y no hay notificación alguna de su parte.
Algo anda mal. Es casi la hora a la que deben irse si no desean llegar tarde. Su instinto le dice que suba a averiguar lo que sucede. Ya ahí, la idea no abandona su cabeza; no le queda más que ejecutarla. Se despide de su madre, se coloca los zapatos y sale... todo para frenar abruptamente en el primer descanso de las escaleras porque escucha los pasos de alguien que desciende a la carrera.
—¡Chifuyu! —Voltea hacia arriba y oh. Qué suerte que cualquiera que haya visto el estilo de nerd con el que asiste a la escuela estaría tan boquiabierto como él ahora. No es para menos, si de ese aspecto solo permanecen los lentes.
—¿Baji-san? —¿Qué está pasando?
—¿Qué hora es? —Sus cejas se juntan más, un gesto preocupado.
—Una buena aún, aunque al límite.
—Ah —suspira o, más bien, ¿se da un respiro? Parece destensarse—. Sigamos bajando. —Lo empuja ligeramente, de todos modos.
—¿Qué pasó con el peinado y eso?
—Me quedé dormido —murmura.
—¡¿Qué?!
—Mi madre casi me tira de la cama para despertarme amenazándome para que no me atreviera a dejar la escuela solo por una infracción después de medio año limpio, todo porque olvidé poner la alarma.
—Ah, puedo imaginarlo. —Sonríe, un tanto empático. La ira de Ryoko da miedo—. Pero ¿cómo que olvidaste la alarma?
—Pues eso, olvidé volver a activarla anoche. No me despertó a buena hora, así que tuve que correr para estar listo a tiempo.
—Oh, por eso no viste mi mensaje.
—Supuse que eras tú. —Saca el celular de su bolsillo para abrirlo—. Sí, mi madre dijo que no perdiera tiempo revisándolo cuando escuchó el tono.
—¿Al menos comiste?
—¿Cuenta si fue solo la mitad del desayuno?
—¡Baji-san! —Se habría puesto frente a él para detenerlo si no fueran en medio del último tramo de escaleras—. ¿Cómo vas a concentrarte si te ruge el estómago?
—Algo haré.
—¡Baji-san!
—¿Qué? No puedo comer más ahora. Llevo el uniforme descuidado, ¡ni siquiera pude peinarme!
—¿Así ibas antes? Sin los lentes, claro.
—¿Cómo sabes?
—Te ves más como tú.
—Ah... —Se rasca la nuca. Recién detalla la liga para el cabello en su muñeca. Es usual en él, excepto en la escuela. Supone que está ahí por si encuentra un hueco en su horario para peinarse—. Sí. Pienso irlo arreglando.
—¿No se verá raro si no arreglas todo de una vez?
—Hm, tal vez... —Ve hacia el cielo, ya afuera. Acaba encogiéndose de hombros y con las manos en los bolsillos—. Bueno, un día relajado no me matará.
Sí, un día relajado no matará a Baji, pero sí podría acabar con él. Aunque le tiene cierto cariño a su estilo nerd porque así lo conoció, reconoce que lo prefiere cuando su apariencia combina más con su personalidad.
Por supuesto, en la escuela se esfuerza todo lo posible por convertirse en un buen estudiante, así que la pulcritud de ese aspecto es un reflejo de sus intenciones, solo que se siente un poco exagerado, quizás hasta sobreexigente. Esta variante de solo lentes, desprolija —camisa por fuera del pantalón y sin abotonar hasta arriba, corbata floja, chaqueta abierta—, se apega más a Baji: un chico que hace lo mejor que puede, aun si a veces solo alcanza lo mínimo necesario para aprobar.
Además, ¿para qué ocultarlo? Luce más guapo así. Ya presiente que será el tema de conversación de hoy, no, ¡de la semana! ¡Regresará a lo grande! Podrá aguantar que las chicas murmuren sobre lo atractivo que es, pero ya imagina lo molesto que estará Kazutora...
Ah, Kazutora.
—Las caras que pones a veces hacen que me pregunte qué tanto pasa por tu cabeza.
—¿Eh? —Voltea hacia él, totalmente consciente de que había entrecerrado los ojos hace unos segundos—. ¿Me estabas viendo?
—Quiero decir... —En cambio, Baji desvía la mirada—. Es inevitable si cambias tanto de cara.
Es normal sonrojarse un poco ahora, ¿verdad?
—Es que no me gusta que no hayas comido bien. —No sabe desde qué momento lo observó, así que solo excusa la mala cara del final.
—Te dije que algo haría para resistir.
—Hm... —Sin detenerse, abre su bolso y rebusca entre los bolsillos internos hasta pescar una bolsa de galletas—. Ten.
—¿Toda?
—Cómelas entre clases. Deberían bastar para que no te dé demasiada hambre.
—Gracias, Chifuyu. —Sonríe al aceptarlas.
—No es nada.
La ha salvado por esta vez.
Kazutora suele ir directo a su salón al llegar a la escuela, pero hoy decide salir de la rutina. A pesar de que es posible que esto ponga en la cuerda floja su acuerdo de no verse de más aquí —más de lo que ya lo incumplen últimamente en los almuerzos—, después de dos semanas sin cruzárselo por los pasillos, se le antoja saludarlo en la entrada.
Sería raro rondar la puerta principal, así que solo se asegura de no alejarse demasiado del área. También sabe que se está buscando un encuentro con Chifuyu por extensión, ya que vienen juntos casi sin falta. Ahora que se conocen los tres, no le ve mucho sentido a seguir evadiéndolos si van acompañados uno del otro; al contrario, cree que ser vistos en grupo —con el apoyo de los recesos que pasa con Baji— ayudará a callar a los pocos que todavía insisten con que el rubio lo ha reemplazado.
Un tanto de mala gana, ha aceptado que Chifuyu no es alguien a quien pueda quitarse de encima. Su puesto como uno de los nuevos mejores amigos de Baji está más que establecido con un montón de detalles a su favor que, aunados a la tenacidad del chico, lo mantienen firme. Llegó para quedarse, le guste o no. ¿La verdad? Solo le irrita que le atraiga su novio.
Anteayer esperaba pasarla peor cuando finalmente les tocó competir, pero se llevó una sorpresa. Chifuyu ganó credibilidad con su incapacidad de hacer movimientos arriesgados con Baji. Alguien que colapsa al acercarse de más en un juego no representa una gran amenaza directa. Cree que puede relajarse un poco. Pondrá eso a prueba ahora.
—Oigan, ¿quién es el que viene con Matsuno?
—¿No es Baji-kun? Ya le tocaba reincorporarse.
—Pero míralo...
El ambiente empieza a llenarse de murmullos curiosos de los estudiantes de primer año. Por reconocer los apellidos y ser uno de ellos a quien espera, Kazutora se aproxima a la multitud que se va reuniendo en el lugar; entonces, los ve.
—¡¿Qué?! —exclama en voz baja.
A unos metros de entrar, el par ya parece consciente de la conmoción que está ocasionando el aspecto de Baji, a juzgar por el porte vigilante de Chifuyu —como predispuesto a patear el trasero de quien se atreva a comentar algo negativo— y la mirada desviada tras los lentes.
—¡Baji-kun, ¿eres tú?!
—¡Pero si tienes el cabello genial!
—¡Sí, sí! ¡Te sienta mucho mejor!
—¿Vendrás así ahora?
—Solo se me hacía tarde. —Se detiene a una distancia prudente y chasquea la lengua. No debe gustarle que lo rodeen así—. No sé si lo mantenga.
—¡Deberías!
—Déjenlo pasar, ¿quieren? —Los demás giran a verlo, un tanto sorprendidos. No le extraña que no hayan notado su presencia hasta ese instante, si está al fondo.
—Está bien, Kazutora. —Baji intenta restarle importancia.
—No puedes llegar tarde en tu regreso y ya casi es hora.
—Tiene un punto. —Chifuyu lo apoya, aunque más relajado de lo que venía.
—Podía pedir permiso yo solo, ¿saben?
—Hanemiya —interviene un chico de su curso. La ceja arqueada y el mentón alzado no le dan buena espina—, ¿esa es tu manera de compensar todas las faltas que tuvieron juntos y que solo le afectaron a él el año pasado?
—¡Mald-...!
—¿Se están buscando un regaño antes de siquiera arrancar las clases de hoy? —Todos se congelan ante la aparición de un profesor en la escena, aunque a Kazutora le toca bajar el puño primero para disimular. De lo que se ha salvado ese tipo. Si algo se ha vuelto un tópico sensible, eso es la influencia que tuvo en que Baji repitiera el año.
Cuando comienzan a reaccionar, la mayoría de los que solo observaban decide alejarse; los pocos que se quedan —chismosos— guardan buena distancia. Incluso el chico al que todavía quiere golpear retrocede despacio al darse cuenta de que el profesor le presta más atención a Baji. Chifuyu lo nota también, porque da un paso adelante.
—¡Oye, no hu-...!
—Déjalo así. —Sin embargo, Baji lo bloquea con un brazo.
Chifuyu lo ve con preguntas casi visibles en su rostro, mas obedece. Kazutora chasquea la lengua. Aún le cuesta acostumbrarse al Baji que se contiene aquí. No solo eso, que al profesor le dé igual que el idiota escape lo alerta de que es otro de los que desconfían de Baji o, más bien, que no lo respetan realmente.
—Baji-kun, ¿por fin se cansó de fingir?
Resiste solo porque sabe que Baji no desea que lo defiendan. Cree que es igual con Chifuyu.
—No finjo. —No da más explicaciones.
Kazutora no sabe por dónde empezar a describir cuánto le molesta que el adulto sea el del porte burlesco, con esa pequeña exhalación risueña que sale antes de contestarle mientras camina hacia el pasillo.
—Claro. Es bueno que el tiempo fuera le hiciera reconectar consigo mismo.
Por Baji, hace el esfuerzo de solo levantar el dedo medio de ambas manos hacia él una vez que le da la espalda. Cómo odia a todos los adultos infantiles que lo ridiculizan por ser repitiente.
—Eso fue personal. Estabas callado cuando llegó. —Chifuyu rompe el silencio, para nada feliz.
—Sí, ¿cómo puedes quedarte tan callado? —Kazutora se acerca a ellos para hablar más bajo—. ¿Saben si tiene auto? No tengo problema con pincharle los neumáticos.
—No tengo idea. —Trata de disimularlo, pero puede ver que a Chifuyu le ha hecho gracia.
—Que lo dejen así. —Baji, en cambio, sí deja entrever su sonrisa, por ligera que sea—. Es peor encararlo.
—Pero...
—Solo le cerraré la boca aprobando todo. Me ayudan más evitando problemas con los profesores y estudiando conmigo. —Coloca cada mano sobre sus cabezas, pero el contacto es breve. Las campanas de la preparatoria resuenan; Baji respinga y corre a su casillero para cambiarse los zapatos—. ¡Mierda, nos vemos luego!
Como si hubiesen quedado distraídos por verlo apresurarse, no reaccionan hasta que se va disparado hacia su salón.
—¿No vas a preguntar por qué vino así?
—¿Y tú no deberías apurarte también?
—¿Qué hay de ti?
Increíble, tres preguntas seguidas. La buena educación debe estar retorciéndose.
—No pasará nada por un minuto o dos. —Se encoge de hombros. A diferencia de los recién llegados, él ya se había cambiado los zapatos, así que solo subirá cuando acabe aquí—. Imagino que se le habrá hecho tarde por algo. Que me lo cuente él.
—Algo así fue. —Por fin se dirige a su casillero. Lo sigue solo porque están en plena conversación. Es la más tranquila que han tenido, si lo piensa, aun con el inicio brusco—. Iba justo a tiempo hasta que entramos.
—Sí, venir así hará que todos hablen de él. No sé si eso me gusta.
—Hm... También te molesta que tenga razón con lo de no buscarse problemas, ¿cierto?
—Aún quiero rayarle el auto, aunque sea.
—Lo tendría merecido.
Huh. Parece que pueden coincidir si se trata del bien de Baji.
—Tal vez sí me cansé de fingir.
—¿Qué?
Baji llega con la misma apariencia de temprano a la azotea. Que eso sea lo primero que diga al sentarse a su lado deja a Kazutora descolocado un par de segundos.
—Ya sabes, mi intento de buen estudiante. —Se quita los lentes. En vez de soltarlos a un costado, los mira en su mano—. Creo que solo seguiré usando estos.
—Oye, no me digas que te estás tomando en serio lo que dijo ese viejo.
—No es eso. —Sacude la cabeza despacio—. En lo que va de clases hoy, sigo con la misma concentración solo con los lentes. Si son lo único que necesito, ¿para qué perder el tiempo en lo demás?
—¿Realmente te concentras por eso? —Arquea una ceja.
—¡No he reprobado tanto este año, funciona!
—¿No es porque Chifuyu te ayuda?
—También. —Al final, termina guardando los lentes dentro del bolsillo de la camisa.
—Y yo no hago nada... —murmura.
—Ahora no te tomes en serio tú lo que dijo el idiota. —Le da un pequeño empujón al costado—. Los dos sabemos que no tienes la paciencia para ayudarme a estudiar.
—Tienes mejor base este año, quizás no me vaya tan mal...
—¿Qué quieres decir?
—¡Probémoslo para los exámenes de diciembre!
—¿Ya estás pensando en exámenes? —Arruga el rostro—. Falta un mes aún.
—Es solo porque salió el tema. Quiero intentarlo.
—Hm, pero no te vayas a ofender si sigo prefiriendo que me enseñe Chifuyu.
—No lo vuelvas un reto.
Baji ríe, y la conversación queda hasta ahí.
Mientras almuerzan, le cuenta lo que ocurrió en la mañana, además de que, en realidad, su nuevo look es bien recibido por la mayoría, y los profesores —hasta ahora— dicen que ha vuelto a la normalidad, en general. Se siente cómodo así, incluso cree que se le acercan más. Kazutora trata de convencerse de que es solo porque lo habían extrañado, pero no logra engañarse. Las personas tienden a ir con los que lucen mejor.
Por supuesto, si en su clase está surtiendo efecto, no puede evitar pensar que también le estará alegrando el ojo a Chifuyu. A todos, para ser honestos. No extrañará la fachada de nerd si de verdad decide desecharla, solo espera que no se una más gente a la fila de deseosos por tenerlo como pareja.
Si es por los estudios, en serio le encantaría poder hacer más por él. No es que se tome a pecho lo que le dijeron, es que carga parte de la responsabilidad por el año pasado desde que Baji le dio la noticia de que repetiría. Sus malas calificaciones lo condenaron, pero está bastante seguro de que pudieron no ser tan fatales de no haberlo arrastrado a saltarse tantas clases —algo que todavía le tienta, admite, aun si se reprocha a sí mismo después por siquiera considerarlo— o permitido atribuirse la mayor culpa en sus faltas conductuales.
Por ahora, la mejor forma que ha hallado de ayudarlo sin matar su paciencia es hacer mejores apuntes y guardar sus exámenes para entregárselos en abril. También ha tratado de encontrar evaluaciones de su primer año, solo que la mayoría de las que conserva son del último lapso, por lo que todavía no le sirven. Es probable que no le toquen los mismos ejercicios cuando sea su turno de presentar esas pruebas, pero serían buenos modelos para repasar.
Si consigue servirle de tutor también, se sentirá más satisfecho. No tiene idea de cómo sea su rendimiento en cada materia comparado con el de Chifuyu, mas debería superarlo en algunas. Por ir un año adelante y, para rematar, acercarse a los procesos preuniversitarios, no sería prudente ocupar tanto tiempo de estudio en temas que ya dejó atrás, así que no pretende quedarse con todas las asignaturas —duda que Baji lo acepte, para empezar—. Ya será cosa de inicios de diciembre comprobar si funciona o no.
—Por cierto, ¿tienes planes para más tarde?
—Se me juntaron varias cosas que quería hacer en estas dos semanas, de hecho. —Asiente con la cabeza también—. Hoy haré algunas y para mañana he pensado en ir al cine contigo.
—¿Tan seguro estás de que voy a aceptar que apenas me lo mencionas? —pregunta un tanto divertido.
—Es que dejaré lo demás como sorpresa. Solo lleva tu dinero, lo demás lo elegiré yo.
—¿Y si no me gusta?
—Dejaré que te vengues para la siguiente.
—Perfecto. —Sonríe—. Apostaría cuál quieres ver, pero no tengo idea de qué está en cartelera. Seguro es de suspenso.
—No diré nada hasta mañana. —Su sonrisa, en cambio, parece decirle que se equivoca.
—Ahora creo que será de acción.
—Que no diré nada.
—¡Ah —chasquea—, o está Natori Yuko!
—Hay una...
—¡Ajá!
—¡Pero no es garantía!
Después de clases, Baji ve el cielo mientras le comenta que había estado esperando que el tiempo fuera bueno en la tarde para preguntarle si estaba libre. Chifuyu asiente, lleno de curiosidad, pero solo le indica que vayan a cambiarse primero en casa y que se reúnan abajo.
Cuando están listos, nota que Baji lleva las llaves de la moto en la mano —¡y los guantes puestos!—, por lo que comienza a dirigirse a donde la aparca sin necesidad de que se lo diga. Apenas ya sentados en ella es que vuelve a tratar de obtener una respuesta:
—¿A dónde iremos?
—A ningún lugar interesante. —Lo mira por sobre el hombro. A pesar de la información vaga, percibe emoción en su mirada—. Tendrá sentido cuando estemos allá.
—Eso solo me deja más intrigado, Baji-san.
—Solo será por unos minutos.
Arranca la moto poco después. Si quiere sorprenderlo, dejará que así sea.
Entre las tardes de estudios y las reuniones con sus amigos —por su bien, no pensará en el desfile—, no tuvo mucho chance de extrañarlo durante las últimas dos semanas. Hace apenas dos días había estado justo así, detrás de él con el viento sacudiéndole el cabello al acelerar en carretera. Más que a Baji, echó de menos divertirse juntos.
Por esos días, si no estaba explicándole una clase, estaban rodeados de más de diez personas. No ignoró cómo Kazutora trató de no separarse de él, seguramente para mantenerlo lejos, así que ni siquiera puede decir que haya compartido tanto con Baji en ese par de salidas. Hoy, por fin, siente que ha recuperado la oportunidad de pasar el rato con él sin preocupaciones académicas o sentimentales.
El camino no le deja adivinar a dónde se dirigen. Esa pista de que es un lugar sin nada interesante solo lo despista más. ¿No es el sitio, sino lo que harán? La respuesta llega en unos minutos.
Baji se desvía hacia lo que luce como el estacionamiento vacío de una construcción abandonada y se detiene en el centro del amplio espacio. No hay vistas espectaculares desde ahí ni un edificio cercano que pudiera ser el verdadero destino, mas sí parece el terreno perfecto para acelerar o hacer trucos en la moto sin meterse en problemas.
—¿Te haces una idea ahora? —Baji vuelve a mirarlo por sobre el hombro.
—No estoy del todo seguro, pero diría que no apagarás la moto.
—Vas muy bien. Aquí es donde aprendí a andar en moto. —Chifuyu abre más los ojos, cejas en alto—. No quise quedarme atrás cuando Mikey aprendió, así que entre él y Shinichiro me dieron lecciones... aunque las de Mikey eran lanzarme directamente a la autopista mientras me gritaba las indicaciones a la espalda. —No pasa por alto cómo lo sacude un escalofrío.
—¿Cómo es que no tuvieron un accidente así?
—Suerte. —En ese momento, fija la pata de la moto en el suelo y se levanta—. Pero no te traje aquí solo a contarte historias.
—¿Entonces...? —Calla, boquiabierto al conectar los puntos.
—Creo que ya lo descifraste. —Toma las llaves y se las lanza. Chifuyu las atrapa en medio de ambas manos—. Sube al frente, te voy a enseñar a conducirla.
—¿Ya?
—Ahora mismo. —Aun así, permanece casi congelado. Se siente un poco culpable cuando la expresión de Baji decae por notarlo—. ¿O no quieres?
—No, ¡sí quiero! Es que... —Maldita mente que le trae recuerdos inoportunos. Habla despacio, con cuidado de cada palabra—. ¿No es por lo de tu cumpleaños?
—¿Qué? ¡No! No, esto se me ocurrió antes de que me suspendieran, solo que quería esperar hasta después del desfile para empezar, pero ya sabemos qué pasó.
—¿Habrías empezado en plena suspensión si Ryoko-san no te hubiera confinado?
—Exacto. Para ser preciso, lo pensé unos días después de ayudar a la caniche. Esa vez íbamos a pie y ninguno salió herido, pero ¿qué tal si un día me lesionara o me pusiera mal como para conducir? No es solo porque sería genial, deberías saber por si hay alguna emergencia.
—No lo había pensado de esa manera... —Sabe que está siendo sincero, por lo que recupera el ánimo.
—¿De verdad pensaste que te enseñaría solo para dejarte solo fácilmente? —Su ceño fruncido está a medio camino de la confusión y la molestia—. Ni siquiera tienes una moto propia como para que valga la pena por eso.
—Aunque no estaría mal tener una moto propia.
—Ah, ¿sí la quieres? —Cambia rápido a la genuina curiosidad.
—Sería genial, tampoco quiero ser el único sin moto, pero no tendría sentido sin saber usarla.
—No eres el único. Koko no conduce, aun si Inui es de los que más ayudan a Shinichiro a armar motos, por ejemplo. Luego está Senju, que es un peligro al manubrio y evitamos que conduzca como podamos.
—Me di cuenta el domingo. —Suelta una risilla.
—Así que no tienes que preocuparte por no saber o no tener moto propia, y ya estamos por deshacernos de lo primero. ¿Es que lo de mi cumpleaños fue muy incómodo para ti?
—Fue raro. Creo que todos nos tensamos.
—Hm, sí. —Guarda algo de cautela por lo que pueda llegar a preguntar. No estaba esperando que ahondara ese tema—. Aunque creo que pudo haber reclamado por cualquiera, reconozco que Kazutora suele ser receloso de la gente nueva. No te lo tomes muy a pecho, fue así hasta con Mikey y nos tocaba regañarlo en grupo. Solo se está acostumbrando a ti.
Sí, sobre todo receloso.
—Hm. —Se limita a asentir con la cabeza. Es bueno ver que comienza a tomar en cuenta cómo se sienten otros respecto a las acciones de Kazutora, pero no tiene muchas ganas de hablar de él cuando por fin comparten un rato a solas—. ¿Crees que me hagan una moto como a ustedes después? —bromea, más que todo, para aligerar el ambiente mientras pasa al asiento delantero.
—Probablemente te harían poner lo de algunas de las partes que falten, pero deberían.
—Hm, lo pensaré cuando reúna dinero.
—¡Pero primero debo enseñarte!
No pierden más tiempo después de eso. Baji empieza por hacerle memorizar cada palanca y cada pedal junto a sus funciones antes de poner a prueba su equilibrio. Para su suerte, se mantiene de pie la mayor parte de la lección; aún le cuesta imaginar a Baji yendo en el puesto del pasajero siendo él el conductor. Además, sabe que no permite que cualquiera conduzca a su Goki. Que se la preste para aprender es todo un honor y una muestra de confianza.
No tiene idea de cuánto podría tardar en estar listo para ir en moto sin guía, pero le encantarán estos días de ser el aprendiz.
Cortita en comparación, pero tocan capítulos de transición¿? y esos suelen quedarme así. Aquí admito que tanto Baji como Kazutora se me descontrolaron un poco del plan, pero nada inconveniente JKDGHKADFLJGH.
Pequeño recordatorio de que Natori Yuko es la actriz que Baji admira según su perfil oficial, y es 100% real que se había estrenado una película donde aparece ella en esa época KSLSKSLA.
¡Hasta el siguiente (o los comentarios)! ^0^/
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