Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14: Protección

Parece que incluso Kazutora se ha hartado de verlo tan a menudo, porque Chifuyu no vuelve a toparse con él en la escuela por toda la semana. Probablemente, solo se deba a que no hay más motivos para acercarse sin Baji alrededor, pero agradece cualquier descanso que le sea concedido.

Ya que es viernes, sube hasta el piso de Baji luego de volver de clases para ponerlo al día con las materias. Después de hoy, solo deberá preocuparse por lo del lunes y su vida estudiantil regresará a la normalidad.

—Hey, Chifuyu. —En medio de su primer descanso entre materias, Baji lo llama con ese tono que precede a una pregunta, así que lo mira atento—. ¿Estás libre el domingo?

—¿Eh? Sí, ¿por qué?

—Hay reunión con los chicos y Mikey me pidió que te avisara que, desde ahora, Takemichi y tú pueden unirse cuando quieran.

—¿En serio? —Parpadea una vez, sus ojos más abiertos que antes.

—Te dije que les agradas.

—¿Y podrás ir?

—Como ya casi habrá acabado mi castigo, mi madre me dio el permiso... eso, y que quiere que disfrute mi primer día del Pocky con pareja —agrega con aires de interrogación, sus cejas acercándose entre sí—. No lo entiendo. Es la reunión de siempre en el santuario, no una cita, pero no me quejo si me deja salir por eso.

—Quizás jueguen.

—¿Con los pockys? —Inclina la cabeza a un lado—. Somos muchos con pareja.

—¿Y son celosos? ¿Irán las chicas?

—Uh... —Esta vez, piensa un poco más—. Senju va seguro, no sé si Emma quiera si va a ser así.

—¿Por Draken?

—Ah... Sí, iría para evitar que juegue, así que ellos quedarían descartados.

—¿Y tú?

—¿Yo? No me llama la atención.

—¿Ni con Kazutora?

—¿Qué sentido tiene así? Es obvio que ninguno retrocederá y que acabaremos besándonos. Con alguien más, tarde o temprano alguno tendrá que retroceder o quedarán mal parados, a menos que no les importe demasiado a los de la pareja. No tiene gracia si no estás soltero; salvo excepciones, el resultado es evidente. —Baji analiza bastante bien cosas muy inesperadas, piensa—. ¿Tú jugarías? Aunque suena al tipo de mierda romántica que te encanta.

—No lo sé... —Baji eleva ambas cejas. Luego de la seguridad con la que supuso eso último, no le extraña esa respuesta de su parte—. Me gusta la idea por lo romántico, sí, pero solo sería así si tuviera pareja... y tal vez con un crush soltero.

—¿No tienes uno?

—Ya te he dicho que no, Baji-san, y ese no es el tema. —Por favor, que no piense en si, entonces, tiene uno ya en una relación.

—Tu falta de romance realmente es un tema sensible, ¿eh? —En cambio, se enfoca en lo explícito y nada más. A pesar de ser un alivio, le dedica una mirada tan harta como le es posible dirigírsela a Baji. No está muy seguro de su efectividad, no parece que haya cambios en él.

—El punto es que no estoy seguro de jugar por jugarlo. Quizás lo haría con un amigo que también se apartaría, no quiero estar destinado a perder —duda si mencionar el verdadero motivo, pero se decide al percibir un calor que no podría excusar en las mejillas—... o dar mi primer beso así.

—Debí imaginarlo. —Hay un deje risueño en su voz. Chifuyu desvía la mirada cuando extiende una mano para revolverle el cabello—. Por eso solo jugarías con amigos que se aparten o con alguien que te guste... ¡Oh! Entonces, podrías jugar conmigo.

¿Qué? —Paga las consecuencias de que su lengua sea más rápida que su cerebro con un rubor más intenso.

—Entro en la categoría de amigo que se apartaría. —Al menos, solo luce entretenido.

—¿Qué hay de Kazutora?

—Que se preocupe si me escoge Mikey, él nos besaría a todos en ese juego.

—Sí, se ve como ese tipo de persona. —Ríe por lo bajo.

—De todos modos, ni siquiera es seguro que vayamos a jugar eso, y en caso de que sí, creo que tienes lo suficiente para resguardar tus labios.

Vuelve a intentar mirarlo con hartazgo.

—La siguiente materia es Química.

—¡¿Qué?! —Suena ofendido. Eso sí que funciona—. ¡Acordamos que eran descansos de diez minutos y apenas habrán pasado como cinco!

—Nos dejaron estos ejercicios para la próxima clase. —Abre el libro de la asignatura en la página que ya había marcado con un separador y se la enseña. Aunque Baji todavía arrugue el entrecejo y en sus ojos resalte el desconcierto, desciende la mirada para leer—. No son obligatorios, pero nos hará pasar a la pizarra a resolverlos, así que será mejor que los resuelvas ya por si acaso.

—¿Eso es balanceo?

—¿Lo recuerdas?

—Lo odié el año pasado. —La pesadez no tarda en presentarse en su postura.

Nada como lanzarle un tema complicado a la cara para zanjar una conversación.

Aunque ya estuviera enterado del par de nuevos invitados recurrentes a sus reuniones, nada evita la mueca de Kazutora al ver desde arriba de las escaleras una cabeza rubia detrás de Baji mientras aparca la moto.

—Debería comenzar a llegar más tarde —masculla para sí mismo.

Mejora la cara a una sonrisa —solo para Baji— para cuando suben, claro, y trata de no pensar en que volverán a irse juntos. Qué molestia es que ese chico no sepa conducir una moto, pero duda que el que aprenda cómo sea una solución, para empezar, porque aún podrían excusarse con el ahorro de combustible al ser vecinos. Tendrá que aguantarlo.

Si no cuenta la incómoda coincidencia del mismo lunes en el piso de Baji, esta es la primera oportunidad de Chifuyu de demostrarle que, incluso si lo tiene todo para serlo, no es un verdadero rival. Un punto a su favor es que identifica cuándo alejarse, y debe reconocer que eso lo ha notado desde el cumpleaños. Suele buscar a alguno de sus amigos —Takemichi, sobre todo, pero hoy sigue sin llegar, así que se está juntando con los hermanos menores del grupo— en lugar de forzar su presencia cuando Baji y él están cerca del otro. Solo viene si lo llaman; la mayoría de sus amigos sabe que es mejor ahorrarle el disgusto.

—¡Ya que estamos la mayoría! —Mikey se dirige al centro del grupo mientras aplaude, como si su voz en alto no llamara la suficiente atención—. Todos saben qué día es hoy, ¿verdad?

—¿Domingo? —Se adelanta Pah.

—Además de eso. —Mikey mete las manos en los bolsillos de sus pantalones anchos. Por algún motivo, percibe a Baji tensarse a su lado en ese momento. Antes de que le dé tiempo de preguntarle qué sucede, el chico frente a todos revela un par de cajas rojas que reconoce al instante. Oh, no—. ¡Es el día del Pocky!

—No me digas que nos vas a hacer jugar —reclama Kazutora.

Por supuesto que vamos a jugar. ¡Nadie se quedará por fuera, ni siquiera ustedes, tórtolos! —Los señala con dos dedos sobre la caja—. ¡No compré tantos para que nadie juegue!

—Y lo hiciste sin consultar si queríamos.

—¡Me habrían dicho que no! —Saca la lengua, mas no dura porque Draken le da un coscorrón desde atrás.

—¿Por eso no está Emma?

—¡No podrías jugar con ella aquí, Kenchin! ¡Te hice un favor! —justifica, para nada afectado por el golpe. Más bien, guarda un paquete y se anima a abrir el otro para sacar la primera galleta.

—¡Serás-...!

—De hecho, aprovecharé que ya estás aquí mismo. —Lo irrumpe al colocar el extremo sin chocolate entre los labios ajenos y, antes de también sostener su parte, exclama—: ¡Seamos los primeros!

Draken lo mira como si resistiera las ganas de iniciar una pelea, pero sucumbe y come un poco.

Pfft. —Escucha a su izquierda. Baji se está cubriendo la boca con una mano.

—¿Qué?

—Uno está de puntillas y el otro, muy agachado. —Se inclina ligeramente hacia él—. Se ven ridículos.

—Ahora que lo dices. —Sonríe, entretenido. Temer lo peor lo estaba alejando de ese detalle.

—Creo que Mikey será invencible en esto también —dice luego de verlo morder casi la mitad del dulce de una vez.

—¿Sabías que haría esto? —Continúan hablando sin despegar la vista de la competencia al frente.

—Lo sospechaba... aunque fue culpa de mi madre —admite en unos segundos.

—¿Te recordó la fecha?

Me dejó venir por la fecha. —Kazutora frunce una ceja y arquea la otra. Baji le da un vistazo por su silencio—. Quería que pudiera pasarlo contigo.

¿Oh? —Esta vez, ambas cejas se alzan. Si alguien los está viendo, quizás crea que solo está reaccionando a la retirada de Draken, como los demás—. ¿Quería que jugáramos?

—Supongo. No la entendí. —Se encoge de hombros.

Comienza a pensar que es afortunado de que, aun si es severa en muchos otros, la madre de Baji sea tan relajada en ciertos aspectos.

—¡Vamos a complacerla! —Une sus manos y las levanta. Antes de que siquiera opine, grita—: ¡Ahora nosotros!

—¿Qué? —Baji apenas se oye—. Pensé que no querías.

—No, pero... —«Encontré una motivación».

—¿Ustedes? —Mikey suena tan aburrido que debería ofenderle—. Es obvio que se van a besar.

—Agradece que estoy accediendo a jugar.

—De la manera menos interesante, ¿debería? —Cruza los brazos.

—Baji, ¿has jugado antes?

—No.

—Ninguno ha jugado antes. ¿Quieres ser responsable de que nuestro primer pocky sea con alguien más?

—¿Y ahora te importan las primeras? —Tiene ganas de reír, es evidente—. ¿Quién eres y qué hiciste con Kazutora?

—El amor, el amor —canturrea Pah.

—Cállense. —Suelta la mano de Baji y camina directo hacia Mikey, entonces susurra—: Es una condición de Ryoko.

—¡Oh! De acuerdo. —Le hace señas a Baji con una mano para que venga—. ¡Por una petición especial, dejaré que los únicos novios presentes jueguen juntos! —Les guiña el ojo en lo que saca el segundo pocky.

—¿De qué me perdí? —Baji toma la golosina por la parte sin cubierta mientras tanto.

—Haremos que tu mamá no te haya dejado venir en vano.

—¿Ah? —Ve de uno al otro, ojos entrecerrados.

—No importa, solo juguemos. —Mantiene la boca entreabierta para la galleta. Por suerte, Baji lo entiende y no debe esperar mucho más para estar listos.

—Saben que les cobraré esto luego, ¿verdad? —advierte el rubio en voz baja.

—Ajá. —Kazutora sacude una mano en el aire para restarle importancia. Es consciente de que esto le saldrá caro, pero lo obtenido valdrá lo que sea que tenga que pagar. ¿Lo mejor? Ha logrado disfrazar su motivación.

—No te quejes después. —Mikey retrocede un paso para anunciar el inicio de su ronda—. ¡Supongo que la intriga aquí será quién besa al otro primero, empiecen!

Incluso sin deberle una a Mikey, ya consideraba inevitable que los forzara a participar con cualquier otro, por lo que, aun si es sorpresivo, se ha preocupado por la primera vez aquí. Todos la verán. Nadie tiene que descubrir que no es solo por lo romántico.

Jugar esto se siente tan ridículo como imaginaba, pero puede comprender el encanto de irse acercando al otro con un beso inminente mientras se ven a los ojos. Quizás solo sea porque le gusta la mirada de Baji. Por lo demás, una parte de él quiere prolongarlo con mordidas mínimas para tentar, la otra parte quiere imitar a Mikey y avanzar a grandes trozos para matar su impaciencia.

Cuando sus narices están a punto de chocar, Baji inclina la cabeza a un lado como justo antes de un beso, por lo que Kazutora lo toma como la señal para cerrar la distancia; lo que queda del pocky cae dentro de su boca. Escucha todo tipo de vítores, aplausos y hasta un silbido. Como no se supone que hagan más que presionarse los labios entre sí en este juego, no le sorprende que lo muerda cuando intenta profundizar el contacto.

—Tenemos público —murmura en cuanto se aparta.

—¿Querías seguir comiendo, Baji? No te preocupes, ya te vendrán más turnos. —Mikey bromea, a lo que el otro voltea los ojos y gira para volver con los demás. Kazutora lo sigue. Echa un vistazo al resto con especial atención en una mirada verdosa desviada—. ¿Voluntarios para los siguientes? —Sacude un poco la caja a la vez—. Si nadie viene, los escoger-... —Fija la mirada en lo que supone que es alguien que acaba de llegar—. ¡Takemicchi, justo a tiempo!

—¿Eh? —Se paraliza unos tres pasos después de las escaleras.

—¡Ven aquí, estamos jugando al pocky y serás el siguiente!

—¿Con quién...?

—¡Conmigo! —Saca uno más y lo atrapa entre sus dientes al instante.

—¿Qué...?

Kazutora no entiende la afinidad tan espontánea de Mikey hacia ese chico, pero admite que es gracioso cómo reacciona el pobre cada vez que el más bajo sale con una de las suyas.

—¡Ven!

—¿Tener novia no me descalifica?

—No está aquí y soy un tipo, anda. —Se ve forzado a volver a agarrar la galleta con la mano.

—Pero...

—Vamos, socio. —Chifuyu habla por primera vez en un rato, le parece—. Nadie se va a salvar aquí.

—¿Ya pasaste tú?

—No, apenas vamos empezando...

—¡Lo haré si eres el siguiente!

—Está bien. —Nota que, a pesar de acceder, hace una mínima mueca con los labios.

El mal presentimiento regresa a Kazutora con ese acuerdo, y el gesto solo le hace pensar que ese chico sospecha lo mismo que él. Quiere creer que la prontitud lo salvará. Estaba convencido de que este era un día seguro, aun con la adición indeseada, pero nadie como Mikey para desequilibrarlo todo sin mucho esfuerzo.

Esta ronda es más corta. Takemichi solo resiste tres turnos contra los avances acelerados del otro antes de retirarse, y Chifuyu cumple su promesa de ir al frente tan pronto su amigo se incorpora a los demás. No luce del todo contento, hasta se atrevería a decir que sus hombros están tensos.

—¿Ya elegiste un rival o puedo hacerlo por ti? —La sonrisilla de Mikey está a punto de darle escalofríos de lo obvias que son sus intenciones.

—No, uh... —Mueve los ojos de un lado al otro, despacio.

—¡Ah! ¿O me quieres a mí?

—No, está bien, yo... —Alza ambas manos abiertas a la altura del pecho. Por proximidad, nota de inmediato que posa la mirada un segundo de más en Baji antes de redirigirla hacia Mikey y, por último, donde están sus otros amigos.

—No quiere hacerlo, Mikey —interviene Baji. Como todos los demás, voltea a verlo al instante. Está tan serio como ha sonado.

—¿Baji? —Kazutora frunce el ceño. ¿Lo está protegiendo?

—Baji-san, no t-...

—¡Tú! —Mikey lo apunta con el dedo—. Eres perfecto. Nadie se atreverá a escoger a alguno de ustedes por miedo a quedar mal con el otro, pero estoy seguro de que quería escogerte. —Pone la mano libre sobre el hombro de Chifuyu, quien respinga.

—No, en realidad...

—Está bien —irrumpe.

¿Baji? —Kazutora resiste retenerlo por la muñeca por muy poco.

—¿Qué? ¿De verdad creíste que no volveríamos a pasar?

—No, pero-...

—Chifuyu no quiere jugar porque no quiere besar a alguien que no le guste, igual que nosotros. Está bien.

«¡Por eso está mal!».

—¿Estarás bien con que yo juegue también? —Tantea, aun si ya los rodean reclamos por la tardanza.

—Claro. Incluso si llegaran a besarte, es solo un juego y no le gustas a nadie más aquí, hasta donde sé... aunque no es como que quiera que suceda.

—No tenemos todo el día, Kazutora. —Mikey ya está de brazos cruzados y ojos entrecerrados. Que solo le recrimine a él lo irrita más.

—¡Estamos en medio de una conversación importante que habríamos tenido antes si alguien nos hubiera avisado del juego con antelación! —Extiende una mano con el dedo levantado hacia él. Mikey le devuelve el gesto, mas lo ignora.

—Ya pasaré yo.

—No. —Lo detiene atravesando su brazo. Ya se quedó con la espina clavada el sábado pasado, no piensa repetirlo ahora que puede sugerirlo sin ser demasiado raro—. Pasaré yo.

—¿Huh? —Alza ambas cejas un par de segundos, luego siente una palmada en su espalda—. Sí que te gusta competir con Chifuyu, ¿eh? Ve.

—Esto sí es inesperado. —Mikey parece fascinado de verlo acercarse, de cierto modo—. ¿Kazutora está bien?

—Está bien. —En cambio, Chifuyu es casi ilegible de tanta información que hay en sus facciones, aunque, por su voz, diría que todo se resume en resignación.

—Tardaste mucho —murmura ya frente a él—, pero buen trabajo no eligiendo a Baji, supongo.

—No es como si pudiera elegirlo, incluso si no estuvieras aquí. —Por mucho que intente mantener la misma expresión, nota cómo afila la mirada.

—¿Y tus amigos?

—No quería hacer pasar a Takemichi dos veces seguidas y quiero que la primera de Hakkai sea con alguien más.

—¿Te importan las primeras? —Solo percibe la mínima mueca de su boca por la cercanía—. Tomaré eso como un . ¿Esta es tu primera? —Esta vez, no disimula el hartazgo en sus ojos—. ¿Qué piensas de que vaya a ser conmigo?

—No me entusiasma, pero podré vivir con eso.

Pfft.

Mikey les pasa su pocky. Chifuyu lo agarra primero y se queda con el extremo con chocolate. Kazutora se inclina unos centímetros para atajar su extremo también. Así de cerca, se da cuenta de que, con el sol, esos ojos desafiantes tienen cierto matiz azulado también.

—¡Creo que estamos por ver algo interesante! —Mikey continúa con su tarea de presentador autodenominado—. ¡Empiecen!

Desde que Chifuyu planteó la posibilidad de que jugaran en la reunión, Baji ha estado pensando mejor en su opinión al respecto. Mantiene el que le sea indiferente jugar o no, pero lo específico es más claro ahora.

El problema principal de quienes dudan o huyen es el mismo: un posible beso. Quizás sea bochornoso, sin embargo, no lo considera algo grave mientras no haya sentimientos que vayan más allá de la amistad entre los del incidente. ¡Ni que fuera con lengua! Además, es fácil apartarse si tanto desean evitar ese roce, por más competitivo que alguien sea.

Reconoce que un caso como el suyo es más delicado. Sigue pensando que, mientras ambos estén de acuerdo, no debería haber problemas con besar superficialmente a alguien que es solo un amigo en un simple juego. No es que vaya a permitir que suceda ni que le dé del todo igual si Kazutora gana junto a otro, mas no es algo por lo que se enfadaría. La única persona a la que hay que reclamarle aquí es a Mikey por obligarlos a participar.

Entiende por qué despertaría celos, solo no aplica en él. Más bien, Baji preferiría tener la opción de abstenerse. Quizás, por eso mismo es que ha protestado por Chifuyu. Conoce sus motivos, los respeta, y le gustaría que lo dejaran tranquilo con su romanticismo, sobre todo con lo incómodo que lucía al tratar de elegir a su contrincante. No le sorprende que lo haya descartado aun si hablaron de que eran opciones seguras para el otro; Mikey lo dijo, nadie los tomaría en cuenta por iniciativa propia. Debió esperar que, entonces, el muy descarado lo asignara como el jugador dos, pero con lo que menos contaba era con la resistencia de Kazutora.

Se percató de que debió revelarle sus sospechas, ponerse de acuerdo por si acaso para evitar una escena. No sabía si le parecía bien o si tenía sus límites, solo supuso que estaban en las mismas, más aún si no hubo quejas cuando Mikey les advirtió que pagarían por su ronda. A lo mejor, vivir la situación le ha abierto los ojos. No sería la primera vez que subestima algún evento.

Darle a entender que no piensa dejarse besar ha sido su intento de calmarlo; funciona tanto que Kazutora lo sustituye —o, al menos, quiere creer que pasar de rechazar el juego a competir contra alguien que le ha asegurado que no desea un beso es una buena señal—.

No oye nada de lo que hablan en lo que Mikey les entrega su pocky, pero, hasta justo antes de iniciar, lo único que le molesta de esto es que ambos están participando a la fuerza, básicamente, aunque parezca voluntario. Chifuyu solo está ahí por el trato que hizo con Takemichi y Kazutora solo ha ocupado su lugar, que también fue una imposición de Mikey. Lo bueno es que el lado competitivo de ambos reluce por sobre cualquier otra cosa bastante pronto.

—¡Empiecen!

Hay algo interesante en ver a estos dos enfrentarse. Está acostumbrado a cómo son en combate, así que puede asegurar que compiten muy en serio entre ellos. Kazutora abre los ojos de esa misma manera que pone a correr a los cobardes y la mirada Chifuyu se fija en su objetivo con una fiereza que no exhibe ante cualquiera. Deben considerarse dignos oponentes. Lo son. Claro, esta no es la usual disputa a golpes, pero alguien saldrá ganador de aquí, de todos modos.

Kazutora muerde primero. Chifuyu sigue con una mordida igual de pequeña. Así que han decidido ir por la ruta lenta, ¿eh? Siente que los demás le echan vistazos. ¿Están buscando molestia en él? Más le fastidia que quieran hallarlo celoso, en realidad. ¿Por qué no sería emocionante ver cómo van adquiriendo una sonrisa cada vez más desafiante en lo que se acercan?

Hoy no hay apuestas, pero iría por su novio si tuviera que elegir a uno. No solo tiene la ventaja de no preocuparle su primer beso —hace mucho que perdieron la cuenta de los que se han dado—, sino que siempre ha sido más lanzado que Chifuyu. En general, duda que se deje besar, mas sí cree que aguantará hasta el último momento, lo que supera el límite que estima del rubio. No solo eso, su amigo respeta demasiado las relaciones. Si debe perder para no rozar los labios de alguien emparejado, lo hará sin arrepentimientos y puede que con más anticipación que contra un soltero.

Aun así, la distancia entre ambos se reduce mucho. Si el viento soplara en la dirección correcta, el cabello de uno de ellos le haría cosquillas en el rostro al otro. Solo se percata de que deja de respirar cuando siente un codo llamándole la atención por el costado e inhala para soltar un ¿qué?

—Yo en tu lugar estaría explotando ahora mismo.

—¿Ah?

—¿Cómo estás tan calmado? Oh, ¿o tu silencio son celos internos?

—¿De qué hablas, Pah? —No aparta la mirada del par ni por una fracción de segundo—. Solo estoy concentrado.

—¿Por si se besan? —¿Qué demonios quiere decir eso? Molesta.

—Solo cállate.

—Ah, ¿acaso te gusta ver a tu pareja con-...?

—Que te calles. —Golpea sin ver a dónde, mas se siente como la quijada.

Esto le confirma que, para los demás, debería estar incómodo a estas alturas, pero el único que luce en problemas es Chifuyu, cuyas cejas ya son más frustradas que desafiantes y su sonrisa se ha esfumado. Cree que están a un paso de sentir el aliento ajeno contra su piel. Tal vez, por eso mismo solo es cuestión de un acercamiento más de Kazutora para que el otro retroceda como si hubiese recibido un choque eléctrico.

Tal como en su turno, Kazutora come lo que sobra del pocky. Cuando Chifuyu se da cuenta de eso, su cara se vuelve graciosa. ¿Qué con esos ojos tan grandes y la boca entreabierta?

—¡Esa es la tensión que quería ver! —Mikey celebra al anunciar al ganador.

Kazutora no parece prestar atención a ninguno de los dos, pues solo regresa a su lado en cuanto traga.

—Jugaron muy bien —lo felicita.

—¿Por qué tan contento? ¿De verdad no sentiste raro verme tan cerca de la cara de otro?

—¿No? —Ignora el ligero toque del codo de Pah en su costado—. Pensaba que eras un gran competidor.

Kazutora suspira. ¿Cómo debería interpretar eso?

—Espero no competir contigo, hombre. —Pah se inclina hacia atrás para ver a Kazutora, ya que Baji está en medio de ambos—. Cuánto aguante.

No escucha lo que le contesta. Su imaginación lo transporta a un escenario en el que ese enfrentamiento se está dando y, de pronto, percibe cómo se le amarga ligeramente la expresión. Contra la persona indicada, cree que Pah podría tener esa misma resistencia; no le gusta pensarlo con Kazutora. ¿Estos son los celos que esperaban de él? ¿Por qué no se presentaron hace un minuto?

—¡Todos los que lleguen tarde van contra mí y no crean que no me di cuenta de que ustedes dos llegaron en medio de esta ronda, Senju, Haruchiyo! —grita Mikey. Un pocky en su mano enfatiza cómo los señala. Baji cree que esa regla es una excusa para comer más y no tanto un castigo—. ¡¿Quién primero?!

—¡Yo primero! —dicen al unísono, por lo que voltean a verse. No son mellizos ni gemelos, pero siempre se le ha hecho divertido cómo a veces coinciden como si lo fueran—. ¡No, yo primero!

En lo que los hermanos compiten por quién irá primero contra Mikey, Baji trata de imaginar cómo se sentiría si fuera Kazutora el rival ya asignado. No le agrada, sobre todo contra Senju. Es una peligrosa más que los besaría a todos con tal de ganar. Ni siquiera debe considerar válidos o reales los besos dentro del juego, justo como Mikey.

—¿Por qué tan serio, Baji? —Kazutora lo abraza por la cintura. Justo en ese momento, Senju gana la pequeña contienda entre hermanos por ser «la mayor culpable de su tardanza al haber insistido en ser ella la conductora y tener que huir de una multa por exceso de velocidad».

—Cambié de opinión. No me gustaría que fueras contra Senju o Mikey.

—¿Solo contra ellos?

—Creo que a ninguno le importa besar si es en un juego. Apostaría que se van a besar ahora y solo se reirán, incluso.

—¿Lo crees?

—Son dos despreocupados, ya verás.

Es un mal día para que no haya apuestas. Esos dos se comen el pocky tan rápido que duda que siquiera lo mastiquen —deben estar acumulando los trozos en las mejillas, como hámsteres— y, cuando chocan por un instante, retroceden para darse los cinco con ambas manos a lo alto, triunfantes.

—¡Así me gusta! —Mikey gira hacia el resto, un brazo alrededor de los hombros de la chica, el otro estirado para apuntarlos a todos—. ¡Espero que no seamos los únicos valientes!

Sí, definitivamente se niega a que haya una ronda de Kazutora contra Mikey o Senju. Su falta de celos de ahora ha debido ser porque confía en que Chifuyu guardará su primer beso para otra ocasión. No va a dejar que Pah le meta ideas tan raras como ese fetiche de verlo con otros o lo que sea que le haya mencionado.

Para cuando la primera caja está a punto de vaciarse, lo más destacable ha sido un beso que, aun si lo veía venir a medias, le sorprendió que realmente se diera. De nuevo, sus suposiciones son de lo más acertadas: con la persona indicada, Pah de verdad llegaría al beso sin siquiera notarlo. Solo no podía asegurarlo por si alguno tomaba en consideración que es parte del club de los no solteros, aun si su novia no es de unirse a las reuniones. De hecho, se volvió de lo más divertido cuando se acordaron de ella justo después y se disculparon en pleno abrazo. Nadie se preocupa demasiado, de todos modos. Con Peh como contrincante, no es más que una prueba de tantas de su estrecha fraternidad.

En general, las cosas han seguido bastante ligeras. No ha vuelto a haber rondas con Kazutora o con él, aunque puede que por eso mismo los llamen pronto. Hay unos cuantos más en esa misma situación. Por ahora, los enfrentamientos han sido muy aleatorios o entre amigos cercanos, sin punto medio.

Diría que Mitsuya es otro que podría sorprenderlos, si se basa en lo que ha visto de su victoria contra Draken. Su calma hace que lo subestimen, pero se va volviendo agobiante mientras más se acerca.

También, a pesar de su resistencia a besar a alguien hoy, Chifuyu es un contendiente de los duros. Estuvo a escasos centímetros de Kazutora y, hace un rato, obtuvo una victoria aplastante contra Takemichi —que es de los que menos aguante tienen, de hecho; es demasiado nervioso para esto—. Por algún motivo, sintió una ligera tensión al verlo tan determinado contra su amigo, pero cree que es solo porque puede imaginar a Chifuyu siendo otro imparable si no fuera por sus propias restricciones. Además, lo más curioso de su estilo es que es el único que, luego de ganar, ha dividido lo restante del pocky para compartirlo. Sonrió en ese momento, debe ser producto de su costumbre.

—¡Debo intervenir! —Mikey levanta una mano antes de que alguien se ofreciera para la siguiente ronda—. ¡Aquí aún hay gente que no ha jugado, solo ha pasado una vez o que lleva muchos turnos sin pasar! ¡El peor eres tú, Hakkai! —Señala con el dedo. Él solo luce acorralado—. ¡No sé cómo solo quedan dos pockys de la primera caja y tú sigues sin participar! ¡Y tú no estás tan lejos, Baji!

¡¿Ah?!

—¡La ronda con Kazutora no cuenta! ¡Pónganse de pie!

—¡Al menos había aceptado ir contra Chifuyu antes! —protesta, mas obedece.

—¡Sí, y no has intentado recuperar tu turno robado! —Baji solo logra chasquear la lengua—. Kazutora, a ti te perdono solo porque tu ronda contra Chifuyu fue genial, ¡pero estás en la cuerda floja!

—Ajá. —Kazutora voltea los ojos.

—¡Kenchin!

—¡¿Qué hay de mi turno con Mitsuya?! —reclama de inmediato.

—¡Fue hace más de diez, párate!

¡Mikey!

Draken se congela a medio erguir. Hakkai y él más bien aprovechan para volver a sentarse. Mikey es el que pone cara de atrapado ahora, por más que trate de sonreír como inocente. Siempre se le ha dado fatal disimular.

—Emma, hola —casi canturrea—. ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—¡¿Qué me estás ocultando?! —Camina a zancadas hasta plantarse frente a él—. ¡Me dijiste que no se reunirían hoy, pero veo sus motos afuera al pasar por aquí por casualidad! —Mira hacia abajo, donde está la mano ocupada por la caja. Mikey debe haberse resignado como para no intentar esconderla... o quizás solo es curiosidad por su reacción—. ¡¿Pockys?! —Gira hacia Draken—. ¡¿Te ha hecho jugar?! ¡¿Por qué estás parado?!

—Solo contra Mitsuya y contra mí —responde Mikey primero.

—¡¿Y lo otro?!

—Fue hace mucho, así que ya le toca de nuevo.

—¡Que sea contra mí!

—¡No con mis pockys! —Por fin, intenta ocultar la caja detrás de la espalda—. ¡Consíguete los tuyos!

—¡Tengo los míos! —Saca una caja de su cartera. Escucha varios uh a su alrededor.

Mikey entrecierra los ojos e infla los cachetes durante unos segundos.

—¡Espérate hasta tu cita! Van a salir en la noche, ¿no?

Le toca a Emma hacer el gesto que tenía su hermano. En eso, Draken se acerca y une su mano a la de ella. Esta vez, el ambiente se llena de muchos aw que hacen enrojecer las orejas del más alto.

—Hagámosle caso, así los compartimos con calma. —Apenas se alcanza a oír, pues usa una voz más suave.

—Ken-chan... —Su puchero desaparece. Funciona.

—Jugaré, pero Emma escogerá a mi rival.

—Me parece bien —acepta—. ¿Y a ti?

—Bien.

—Pero tendrás que jugar si vas a quedarte, así que escoge a un rival para ti también.

—No la-...

—De acuerdo. —Corta la queja de Draken.

—¿Qué?

Es casi tragicómico cómo se invirtieron los papeles.

—Esto parece más día de los novios celosos —opina Baji.

—Para que veas que es de lo más normal ponerse celoso.

—¿Ah? —Le confunde el tono de Kazutora. ¿Se lo está reprochando?

—Nada. Veamos a quién elige.

Lo deja hasta ahí solo porque también le interesa ver esto.

—Ahora irá Kenchin, así que escoge al suyo primero —indica—. Recuerda que Mitsuya y yo estamos descartados.

—Como si fuera a elegirte a ti. —Mikey se hace el ofendido, Emma lo ignora—. Hm... —Mira cuidadosamente de un lado al otro, como si examinara las opciones. Entonces, señala a alguien más a la izquierda—. Puedo confiar en él.

—¿Yo? —Sonríe de lado. La voz le confirma de quién se trata.

—¿Estás segura, Emma? —Baji no puede evitar intervenir—. Chifuyu es más audaz de lo que parece.

—Estoy segura. Puedo confiar en él. —No titubea en lo más mínimo.

—¿Quieres elegir al tuyo también de una vez? —pregunta Mikey—. No puede ser Chifuyu de nuevo.

—En ese caso... —Un raro presentimiento lo golpea cuando ella es la de la sonrisa ladina. Empeora cuando gira lo necesario para darle la cara de frente—. Keisuke.

¿Ah? —Ni él mismo logra explicarse su decisión.

—¡¿Qué?! —Draken, Mikey y Kazutora son de los más sorprendidos.

—¿Por qué yo?

—Seríamos dos con novio enfrentándose. Me parece justo.

—¿Qué hay de mí? —Kazutora reclama.

—No quiero jugar contigo.

No pasa por alto cómo Mikey y Chifuyu aguantan la risa, aun si el sonido de indignación que sale de su novio es muy notorio.

En lo que dura la ronda de Draken y Chifuyu, le dejan quedarse sentado. La diferencia de altura vuelve a ser algo graciosa, pero ese detalle se va al fondo de sus pensamientos cuando comienzan a jugar.

Ambos lucen más cohibidos que en oportunidades anteriores, mas no lo suficiente para aplacar la competitividad en sus caras. No debe ser lo mismo siendo observado por tu pareja ni por quien explícitamente te ha confiado a su novio. Ahora que lo piensa, a Chifuyu no le ha tocado contra ningún soltero. ¿Esa es buena o mala suerte? Si considera sus limitaciones, cree que es favorable para él al emparejar las condiciones.

Han reducido el pocky a la mitad. Cualquiera podría ganar, solo es cuestión de quién se doblega antes. Siente esa tensión, supone que por la intriga. También le parece que lo miran, así que le echa un vistazo a Kazutora y lo atrapa.

—¿Por qué me ves a mí?

—Deberías verte viéndolos jugar. Haces una cara rara.

—¿En serio?

—Hm.

—Huh.

Al callarse, han entrado a la distancia donde suele definirse la mayoría de las rondas y muchos le piden al otro con la mirada que ya suelte la golosina. Ellos están a nada de exhibir ese gesto. Draken avanza, Chifuyu también. Luego de eso, no hay movimiento por al menos cinco o diez segundos. Justo cuando parece que habrá cambios, ambos muerden el pocky y lo sobrante no cae al suelo solo porque Chifuyu ya había preparado una mano en el camino.

—Uh... ¿empate? —murmura mientras lo ve partir el dulce a la mitad y darle una a Draken.

—¿A quién le tocaba, para empezar? —Kazutora tampoco lo tiene claro.

—¡No sabía que esto era posible, pero esto es un empate de perdedores! —declara Mikey.

—¡¿Perdedores?! —Los dos aludidos se espantan.

—¡Si besarse es un empate de ganadores, apartarse al mismo tiempo sin que se entienda a quién le tocaba es un empate de perdedores!

—Suena justo... —reconoce Chifuyu.

—Me quedo con empate. —Draken, en cambio, sigue insatisfecho.

—¡Empate perdedor, dije!

—¡Empate, digo yo!

—Chicos... —Emma hala a cada uno de una oreja, y eso es todo—. Ven, Keisuke.

Después de levantarse, Baji se da cuenta de la mala posición en la que se encuentra. Dos novios estarán atentos a sus movimientos; uno es el suyo, que tal vez le dé un puñetazo si lo pone celoso, y el otro de seguro lo golpeará por cualquier error que cometa. Uh. En lo que lo han metido, en serio.

Mikey le entrega el pocky a Emma cuando solo ellos tres son los que están de pie. Si le van a pegar haga lo que haga, decide tenerlo bien ganado; además, está en confianza, así que, se la perdonen o no, sabrán que no es más que una broma.

Se relame los labios antes de sostener su extremo con los dientes, asegurándose de sonreír de lado y alzar un poco las cejas. Por la manera en la que Emma entrecierra los ojos, sabe que ha funcionado. Ahora que lo piensa, esta podría ser su táctica para sumar algo de probabilidades de ganar. Si la victoria compartida no es opción para él, alguna estrategia tendría que hallar para no tener las de perder.

Chifuyu estaba bastante bien con la falta de participación de Baji, pero que volviese al frente contra Emma no le parecía tan malo. Como bien razonó ella, son dos de los que tienen novio, y a él no le interesan las mujeres.

Con lo que no estaba contando era que la impredecibilidad de Baji reluciera en ese momento. Donde había previsto una ronda libre de jugueteos, divisa coquetería en su rostro. Sabe que es un acto, no hay forma de que vaya en serio, pero no evita el impacto de verlo dirigirle esa mirada a una chica. Algo se le remueve por dentro y ni siquiera identifica qué o cómo se siente.

No es su imaginación, de lo contrario, no tendría sentido que ella entrecerrase los ojos sin la más mínima pizca de diversión ni que afloraran auras asesinas de parte de Draken y Kazutora. No es con él, pero Chifuyu traga saliva.

—Baji-san, ¿qué acabas de hacer...? —murmura. Hasta Mikey levanta un puño a la altura de la cabeza de Baji, agachado a la de Emma, solo que lo devuelve a su posición natural, supone que para no provocar una mordida adelantada del pocky.

—Creo que tendremos otro tipo de combate luego de este de no solteros —predice con una sonrisilla no tan agradable—. ¡Empiecen!

Baji no aguarda ni un segundo. Ninguna de sus miradas cambia durante los primeros instantes. Chifuyu no sabría decir si sus constantes vistazos a los disgustados son preocupación por lo que le espera o un intento por desviar su atención. Si a alguien que no debería tener derecho a reclamos como él le inquieta esto, no imagina cuánto estará pasando por los que sí.

Al menos, dura menos que otras. Quizás percibió toda la mala vibra hacia su persona, porque Baji pierde su porte poco antes del punto crítico, como le llama a la distancia donde la mayoría comienza a flaquear, y se retira después de una mordida más de la rubia.

—¡Emma gana! —Mikey alza el brazo de su hermana cual ganadora de una pelea de boxeo, orgulloso.

Cuando la suelta, ella toma lo restante del pocky para partirlo la mitad y darle su lado a Baji. Finalmente, alguien más que piensa en ese detalle. Entonces, Draken se pone de pie antes de que se sienten, lo que le desconcierta. Se detiene frente a Baji, le dirige una breve mirada inquisitiva a Kazutora y, ante la ausencia de quejas, le da un coscorrón.

—¿Qué dem-...? —Baji se cubre la zona atacada con una mano.

—Merecido. —Lo corta una simple palabra de Kazutora, que aplaude.

Qué terrible es no poder defenderlo, aun si está muy seguro de que es solo una estrategia imprudente de juego.

—Lo esperaba, pero... —suspira y regresa junto a su novio, de quien recibe un segundo golpe. Baji luce traicionado, por decirlo de alguna manera.

—Debería hacerte pasar otra vez a ver qué haces.

—¡No...!

—No hay problema. —Baji acepta el reto por encima del reclamo de Kazutora. A Chifuyu le encanta y le asusta en partes iguales cómo no le hace caso—. ¿Contra quién? —pregunta ya de vuelta al frente.

—Hm, también debería castigar al par del empate de perdedores. —Coloca una mano bajo el mentón. Chifuyu siente escalofríos al ser aludido—. Como no quiero ponerte en aprietos con el otro de la misma pareja, que sea contra Chifuyu.

¡Eso es ponerlos en aprietos a ambos!

—Al final, no te salvarás de ir contra mí —dice de una forma que deja en evidencia lo inadvertido que está de todo.

En cuanto se para, la mirada de Kazutora le pesa en la espalda. ¿Cómo se le ocurre a Mikey hacer esta combinación? Conoce los detalles de la situación y actúa como si supiera lo mismo que Baji. Cada día entiende mejor por qué le repiten tanto que no baje la guardia con él, por carismático que sea.

—No me vayas a aplicar lo de la mirada —pide ya frente a él, a la espera del pocky.

—Eso sería jugar suave contigo y sabes que no hago eso.

Odia conocerlo tan bien como para siquiera atreverse a dudar la veracidad de sus palabras. Está jodido.

Aunque el viernes le dijo que jugaría sin miedo con la persona que le gusta mientras estuviera disponible, la verdad es que, incluso si imaginara a Baji soltero, se ve perdiendo al no ser capaz de resistir la cercanía que no deberían tener sus rostros si no es para besarse. Necesitará de toda su fuerza para no salir tan humillado de esta.

Cuando Mikey les ofrece el pocky, Baji lo toma y procede tal como lo hizo antes: se relame los labios antes de quedarse con la punta de solo galleta. Chifuyu intenta no fijarse demasiado en sus ojos expectantes al atrapar su extremo y, más bien, se le cruza la fugaz idea de cerrar los suyos, solo que la descarta porque se sentiría como esperar un beso.

—¡Empiecen!

Baji ataca doble con una mordida que desaparece toda la parte sin chocolate del pocky de una vez, combinada con la mirada. Chifuyu no sabe cómo no entra en combustión ahí mismo, mas sí que se siente torpe al dar su mordisco más pequeño hasta ahora.

Desde esa distancia y con el sol a su favor, ve como nunca el matiz rojizo en los ojos de Baji. Le encanta cada vez que resalta ese tono tan suyo; tenerlo tan cerca y nítido es un sueño prohibido que se está atreviendo a vivir, el gesto coqueto —aunque falso, el reuso se lo ha confirmado— en ellos solo lo mata aún más.

En tan solo su segundo avance, hay estragos en su rostro. No ignora cómo se le calientan las mejillas ni lo ruidoso que está siendo su corazón. Es peor si recuerda a su público. Debe impedir cualquier reacción de la que puedan burlarse después hasta delatarlo por hacerlo frente a Baji. Es difícil cuando avanza mucho más rápido que él sin variar la mirada. Logra pasar ese turno a duras penas.

Para el siguiente acercamiento de Baji, ya vislumbra la bandera blanca. Se lo piensa. Retirarse muy pronto es vergonzoso, pero más lo es enrojecerse hasta las orejas. Puede morder por esta vez, mas duda mucho que haya otra más.

De pronto, recuerda que no ha visto si Baji divide lo que sobra para evitar unirse a la mayoría que se da besos indirectos con el ganador del enfrentamiento, y ese es su fin. Antes de que mordiera, Chifuyu retrocede y rompe el pocky —todavía en la boca ajena— sin molestarse en revisar si ha sido por el medio o no.

Inmediatamente después, le da la espalda a todos en lo que se le pasa el rubor, que debe ser intenso si es proporcional a lo caliente que está su cara. Por si las dudas, incluso sube la capucha de su abrigo. Oye a Mikey anunciar a Baji como ganador —no olvida resaltar que ha empleado el mismo truco—, lo que debería indicarle que ya es hora de regresar con el resto, pero no está listo para voltear. Tendrá que inventar una excusa.

—¿Chifuyu? —Mikey se le acerca—. No pienso hacerte jugar otra vez ahora mismo, si es que te estás quedando ahí por eso.

—No es por eso. —Gira la cabeza solo lo suficiente para verlo. Ya se le está atenuando—. Estaba pensando si puedo sugerir el siguiente par.

—¿Oh? Espero que sea con Hakkai, no he olvidado que aún no juega.

Sonríe. Es su oportunidad, una salida perfecta.

—De hecho —asiente y finalmente mira de frente a los demás—. Él y Mitsuya.

—¡Me encanta cómo piensas! —Mikey le pasa un brazo por los hombros—. ¡Vengan!

Nada como planificar el sonrojo de alguien más como cortina de humo del suyo.

Kazutora le dice que observe por si aún no le convencía eso de que a Hakkai le gustara Mitsuya y, aunque asiente, la cabeza de Baji le da vueltas a otra cosa.

Si le permitían la ronda contra Chifuyu, esperaba que lo enfrentara con la misma expresión desafiante que le puso a los otros, pero solo se topó con nerviosismo.

Podría culpar a su truco del declive de su rendimiento, mas no justifica por qué estuvo así desde el inicio. Tampoco podía ser por su relación, ya que se mostró bastante confiado contra Kazutora y Takemichi, aunque sí fue más recatado contra Draken. ¿Tendría que ver con los celos que percibiera de la pareja testigo? Tanto Emma como su novio expresaron molestias, así que parece encajar.

—¿Ves que se está poniendo rojo? —Kazutora señala cuando están más cerca de lo que él y Chifuyu habían alcanzado.

—Es verdad.

Eso lo lleva a la segunda cuestión. Intentó encubrirlo, pero no pasó por alto que Chifuyu se había ruborizado justo antes de retirarse. Eso solo le ha pasado con él. Quizás, el gesto coqueto sí sea el responsable esta vez, por lo que no se preocupa por esa parte. Lo raro es la insistencia de su mente en repetirle esa imagen.

Deduce que es porque la rojez le sienta bonita y él nunca ha sido alguien renuente a reconocer el atractivo de sus amigos, solo que, por alguna razón, hoy en particular le resulta extraño pensar así. ¿Le está afectando la usual limitación de guardarse esas opiniones únicamente para su pareja? No le gusta. No por creer que un chico sea lindo significa que Kazutora le deje de parecer guapo. Un hecho no elimina al otro.

Espera que dure poco, que sea influencia de los celos que ha presenciado hoy y no un verdadero cambio en él.

—¡¿Se van a besar?! —El susurro incrédulo de Kazutora lo devuelve a la realidad. Ante ellos, el juego se ha paralizado a lo que parece ser apenas uno o dos centímetros de separación.

—¿A quién le tocaba?

—¿No estás prestando atención? A Hakkai.

—Está hecho piedra. ¿Crees que se atreva?

—Creí que echaría atrás antes de la mitad.

Pfft. Entonces, ¿se está debatiendo si dar su primer beso con su crush así?

—Eso creo, pero ya me está impacientando. —Se cruza de brazos—. Debería haber un cronómetro.

—No estaría mal.

En ese momento, para sorpresa de muchos, Mitsuya es quien deja ir el pocky. Posa una mano en el hombro de Hakkai y sonríe con gentileza.

—Puedes quedarte con lo que queda —dice antes de regresar a donde estaba sentado.

—¿Por qué algunos se preocupan tanto por partir o no el pocky? —pregunta Baji al ver que Hakkai se lo piensa unos segundos más hasta comérselo—. Tú no lo hiciste. Casi nadie, más bien.

—Pensé que ustedes lo tendrían muy en cuenta. —Pah se mete a la conversación—. Quizás solo no les importe, pero algunos piensan en besos indirectos.

—¿Ah? —Baji arquea una ceja—. Esos deberían contar menos que los que se dan si ganan el juego.

—Pienso igual, pero mira a Kazutora. —Lo apunta con un movimiento de cabeza y una expresión divertida. Cuando voltea, lo descubre con la misma cara que pone al oír algo que le disgusta—. Acaba de darse cuenta de que su último beso ha sido el indirecto que le dio Chi-...

—Cállate. —Kazutora toma a Baji por la tela de su chaqueta para halarlo a un beso.

—Ah, ahora...

—¡Oigan, no se besen fuera de juego! —irrumpe Mikey—. Te vi, así que irás contra mí, Kazutora.

—¡Tú has jugado mucho! —protesta. Baji se sorprende de haber pensado exactamente lo mismo.

—¿Prefieres a Senju?

—Que sea Pah —Baji propone—, él lo provocó.

—Ah, sí, él también lleva un rato sin jugar. ¡Acepto!

Nota que Kazutora le sonríe con algo que luce como orgullo, debe ser por protegerlo de ir contra uno de los que no temen besar. Sabe que quiere que lo cele, así que imagina lo contento que está ahora.

No puede evitar pensar qué raros son los celos. Son incómodos, en su opinión, mas son capaces de sacar sonrisas como esa también. Siguen sin gustarle. No quiere controlar lo que Kazutora haga o deje de hacer y viceversa, se sentiría como si hubiera desconfianza. Cree que están bien para poner freno a terceros que se sobrepasen, lo que debe explicar por qué le da igual el beso indirecto de su novio y Chifuyu —oh, ¡por eso fue su cara graciosa de impacto cuando se lo comió!— mientras que le enervó que pudiera enfrentar a Mikey o a Senju, pero dan más problemas que alegrías.

Parece fanservice, pero hay movimiento de trama en este capítulo~

La idea del Pocky Day vino de una amiga que me recordó que la fecha se acercaba en el fic, mientras que los enfrentamientos fueron una mezcla de sugerencias y los que yo misma formé ;D Al final, el tema me ha venido muy bien para comenzar a mover las cosas.

¡Hasta el siguiente (o los comentarios)! ^0^/

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro