Rakuzan
Un auto se detuvo en el estacionamiento frente a la hermosa instalación. Algunos jóvenes voltearon ya que no reconocían el auto. Vieron bajar a un guapo pelinegro de ojos azules y un lindo castaño.
—¿Por qué están viéndonos?— preguntó Kōki apenado. Creyó que aún no habría estudiantes, pero al parecer se equivocaba.
—Vamos, el director nos espera— dijo Kōen caminando hacia un edificio mediano.
Entraron al edificio y preguntó por el director, los mandaron al piso de arriba y dos puertas a la derecha. Kōen tocó la puerta y se escuchó un adelante.
—Furihata Kōen. Qué milagro que regresa a esta humilde escuela— dijo un hombre de aspecto severo.
—Takano-sensei, un placer verlo nuevamente— dijo saludándolo.
—Lo mismo. Así que el menor de los Namikaze en mi escuela y sólo por un año— dijo observando al castaño.
—Mucho gusto, Furihata Kōki— dijo con una reverencia.
—Lo sé. Iremos al punto, tú familia no quiere que se sepa que estas aquí. Así que diremos que te mudaste por el trabajo de tú papá y no digas la dirección de tu casa— dijo Takano.
—Sí, Sensei— dijo sonriendo.
—Bien. Masaomi me pidió que estuvieras con su hijo, así que están en las mismas clases. Ahora vaya a clases que el timbre esta por sonar— justo en ese momento sonó —Tienes 5 minutos para llegar, los maestros ya saben de tú llegada— dijo despidiéndolos.
—Es....amable— dijo una vez que salieron del edificio.
—Sí. Entra a clases, es el segundo edificio. Allí está el mapa que hizo Akashi-kun. Nos vemos— dijo Kōen dirigiéndose al auto. Kōki se apresuró.
————
Había llegado antes para poder ver a Kōki, pero al parecer estaba retrasado. Dejó caer la cabeza en su pupitre.
El timbre sonó y se sentó correctamente; a los 5 minutos entro el maestro —Buen día— dijeron todos.
—Buen día, jóvenes. Antes de empezar, les anunció que tendremos un nuevo estudiante, por cuestiones de salud apenas se incorpora— los demás comenzaron a susurrar —Entra— ordenó.
Los estudiantes miraron hacia la puerta y observaron entrar un lindo castaño con sus mejillas sonrojadas.
Seijūrō sonrió a Kōki —Realmente se ve bien en el uniforme— pensó mirándolo de la cabeza a los pies.
—Mucho gusto, soy Furihata Kōki. Por favor cuiden de mi— dijo aún con sus mejillas levemente sonrojadas. Se sentía aliviado de ver a Seijūrō.
'Kyaa que lindo' 'es muy sexy' 'se ve tan adorable' Seijūrō escuchaba con el ceño fruncido los comentarios y quería matar a más de uno por la mirada que le daban al castaño.
—¿Qué edad tienes?— preguntó una chica.
Kōki miró al maestro, éste asintió —17 años.
—¿De dónde vienés? ¿Tienes novia?— preguntó otra chica.
—Desde Tokio. No— respondió levemente irritado.
—¿Juegas algún deporte?— preguntó un chico.
—Juego básquet... bueno ahora no puedo— dijo triste.
—¿De qué enfermo?— preguntó una chica.
Abrió y cerró la boca, el maestro estaba a punto de interrumpir cuando Kōki respondió —Infarto...
Todos se quedaron callados, no sabían que decir —Toma asiento junto Akashi-kun— dijo el maestro.
—Kōki. Llegaste tarde— dijo Seijūrō sonriendo. Todos se quedaron mirando al emperador, pues nunca lo habían visto sonreír de esa manera.
—Lo siento, Seijūrō-kun. Me perdí— dijo dejando a todos boquiabiertos por la familiaridad en la que se hablaban.
Las clases pasaban algo incómodas para Kōki, ya que la mayoría se le quedaba mirando.
—Vamos Kōki. Es receso, contamos con media hora. Te mostraré la cafetería— tomando cartera y celular.
—¿Esta bien dejar las cosas?— preguntó guardando su celular en la bolsa.
Seijūrō rió —Sí. No te preocupes, nunca han robado—. Kōki se sonrojó y siguió al pelirrojo. Algunos le habrían paso al pelirrojo, y otros lo miraban a él.
Seijūrō le indicó porque lugar pasaban, hasta que llegaron a la cafetería. Lo guió a la mesa que regularmente ocupaba y pidió que lo esperara.
Miraba un punto fijo en la mesa, sentía la mirada de todos sobre el —Regresa rápido— era lo único que pensaba.
—Aquí tienes, espero te guste— dijo colocándole el plató frente al castaño.
—Gracias— respondió y probó un poco —Esta delicioso— dijo sonriendo. Esa sonrisa provocó que Seijūrō sonriera y que los demás vieran aquella hermosa sonrisa.
—Oh cierto, hoy es el último día para tomar una clase de elección libre ¿Ya pensaste que elegirás?— preguntó bebiendo su jugo.
—Sí. Francés— dijo sonriendo.
—Bueno al parecer me harás compañía, esta mañana entregue mi formato— dijo sonriendo.
—¡Olvide entregarlo!— exclamó aterrado.
—No te preocupes, cuando terminemos las clases lo entregas y nos dirigimos a esa clase— dijo tranquilizando.
—Está bien— respondió.
Continuaron desayunando tranquilamente. Una vez que terminaron regresaron al salón y reanudaron las clases. Así estuvieron 4 horas más hasta que Kōki y Seijūrō se dirigieron a dejar el formato, lo autorizaron y luego entraron a su clases de francés.
—Furihata-kun le pido que no se duerma— dijo al maestro de francés.
—Lo siento... Las pastillas me...— y quedó desmayado sobre el pupitre.
—Sensei, Furihata-kun está tomando medicamentos. No puede saltarse la hora de ingerirla pero al parecer lo duermen— dijo tranquilo.
—¿Qué tiene?— preguntó acercándose al castaño.
Seijūrō le hizo señas para que se acercara —Le dio un infartó hace una semana y el doctor le mando ese medicamento para calmarlo, pero lo duermen— susurró.
—Entiendo. Como falta poco, cuando terminemos la clase hablarle a su Familia— ordenó.
—No se preocupe, yo lo llevó a su casa— dijo sonriendo. En lo que el maestro se daba la vuelta, marco y colgó a Shiba.
Suzuya le ayudó a llevar sus bolsos, mientras que el cargaba a Kōki hacia la camioneta.
Shiba al ver lo inmediatamente abrió la puerta dejando que Seijūrō acomodará a Kōki. —Gracias Suzuya—chan— dijo tomando sus bolsos.
—¿Esta muy enfermó?— preguntó preocupada.
—Algo, el doctor dijo que si recibe otro shock provocaría un infartó fulminante— le susurro para que nadie más lo escuchara.
—Oh Dios ¿Tan grave fue lo que miro?— preguntó.
El confiaba en Suzuya y era su amiga. Se aproximó al odió y le habló —Descubrió que su Novio y mi novio eran amantes. Es decir, Kuroko me fue infiel con el novio de Kōki durante 5 meses. Lo descubrimos y del impacto tuvo el infartó.
—Akashi-kun— susurró con un nudo en la garganta.
—Fue horrible ver lo así. Creí que se moría en mis brazos— dijo con lágrimas contenidas.
—Él está bien. Saldrán adelante y encontraran quienes los amen verdaderamente— le dijo sonriendo.
—Eso espero... Pero por ahora estoy bien así. Ya llegaron por ti— dijo viendo el auto.
—Hasta mañana me despide de Furihata-kun— dijo marchándose hacia el auto.
Seijūrō abordó la camioneta y llegaron a la mansión Namikaze. Fueron recibidos por Ayumi, Seijūrō tomó a Kōki y lo cargo hasta su habitación. Al entrar observó la linda habitación, colocó al castaño en la cama y cubrió.
—Gracias por traerlo— dijo Ayumi —¿Te quedas a almorzar?
—Tendré que negarme, papá me espera. Por cierto, preguntarle al doctor si Kōki puede retrasar una hora su medicamento. Se quedó dormido y el maestro se molestó un poco— dijo mientras salía de la casa.
—Entiendo. Ahora le hablaré. Hasta luego— se despidió ayumi y Seijūrō se marchó.
————————En Seirin ———————
Se encontraban cambiándose en los vestidores, Taiga regresaba de tomarse un baño cuando escuchó 'Furihata'... se quedó parado tras la pared.
—No sé, hoy entraba a clases. Dijo que en un mes vine al cardiólogo, y que por ahora se ha sentido mejor. Qué mudarse le está haciendo de gran ayuda— dijo Fukuda.
—¿Y a donde se mudó?— preguntó Amane.
—Me dijo que a Osaka, cerca de la Bahía— dijo notando que era observado por los ojos rojos.
—Vaya, si que se fue lejos— comentó uno de los chicos.
—Al parecer de allí es su familia. Así que regresaron— a completo.
—Así que Osaka... Iré y te explicaré todo— dijo sonriendo.
——— Días después——
—Vamos, Kōki. No te hará daño— dijo Seijūrō sonriéndole.
—hmmmm... Está bien, pero no tengo tenis y ropa deportiva— dijo levantándose de las gradas.
—Yo me encargó— dijo caminado hacia los vestidores.
Era viernes, los días habían transcurridos algo agitados. Se había acoplado a las clases, y sus compañeros eran amables y atentos con el. Lo único que aún le pesaba en su corazón eran aquellos dos, pero sabía que tarde o temprano se olvidaría de cuando quiso al pelirrojo. Ahora sólo sentía odio y repulsión por lo que les hicieron, sabía que la compañía y amistad de Seijūrō le estaba ayudado a ambos.
—Te queda perfectamente— dijo Seijūrō al ver lo con su ropa. él siempre tenía un conjunto de más en su gaveta.
—Sí— dijo algo cohibido. Sentía el aroma a jazmín que siempre traía Seijūrō.
—Primero quiero verte en acción— dijo y empezó a dar instrucciones.
El partido comenzó contra la otra mitad de los titulares. Kōki se movía con precaución y observaba cada pase que se daban. Sonrió al ver la fisura e hizo que el chico lo pasará, así se la paso hasta que Seijūrō los paró.
—¿Estas bien?— preguntó al ver que Kōki se sostenía de las rodillas.
—Vaya que son rápidos— comentó respirando con dificultad.
—¿Qué fue lo que vistes?— preguntó.
—El basé... el base deja mucho espacio entre él y su contrincante. Eso hace que uno le robe o fuerce a pasar— dijo ganándose la atención del susodicho.
—Quisiera saber por qué Aida-san nunca te entrenó debidamente Kōki. Eres un excelente observador y buen basé— dijo sonriéndole, Kōki se sonrojó levemente — Andi ya lo escuchaste, tienes que dejar de hacer tantas fisuras— aquel sólo asintió y supo que era verdad, ahora entendía porque la mayoría de las veces pasó el balón.
—Será mejor que me siente— dijo caminando con dificultad hacia la banca.
Seijūrō al ver lo comprendió porque Aida sólo usaba a Kōki en emergencias. Kōki no resistía mucho tiempo jugando, al ser un doncel no tenía la misma resistencia que un varón. Por ello, no lo dejaba jugar más tiempo. El de encargaría de que Kōki resistiera más.
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