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IV

El joven no volvió, así que tuvo que dormirse en aquella habitación, le costó un poco hacerlo con la historia solo se quedo pensando en eso, pero cuando al fin logró tomar el sueño, para poder descansar, su mente no pudo evitar soñar todo lo que al menor le había ocurrido, termino despertando por la plena salida del sol, una madrugada extraña. Al no estar en su casa se asusto un poco, pero noto rápidamente el lugar y los acontecimientos de ayer. – Puede ocurrir todo eso a alguien de esa edad – pero luego cayó de nuevo en la cuenta de la edad del aparente joven – Es mucho mas viejo que mi abuela – escuchó de nuevo la puerta abrirse, esta vez como normalmente.

En la entrada estaba Julio con una cajita media pequeña en sus brazos – Buenos días – Saludó, entrando sin saber que antes debía haber tocado la puerta, aunque ya tenia que ir enterándose que eso nunca iba a ocurrir. El menor dejo la caja en una mesita de té pequeña, para luego abrirla, en donde se veía cosas con las cuales podía curar la herida que aun tenia en la cabeza.

Antes de que el otro se acercara con unos paños y un líquido con el cual le curaría este habló – Buenos días – Dijo tratando de sonar amable, aunque solo recibió una mirada de este, el cual se acerco y le indico que se sentara en la orilla de la cama para poder curarlo mejor, solo obedeció, mientras veía como le sacaba el vendaje, para luego verlo mejor.

Miro primero la tela, la cual solo tenia una pequeña marca de sangre ya seca, para luego acercarse a la herida, mirándolo de todas las perspectivas posibles – Todo esta bien, no fue una herida muy grande como creía, pero de todas formas es mejor curarte y ponerte un vendaje más pequeño – Agarro un pequeño pañuelo, el cual utilizo para echar de aquel líquido transparente que estaba en un frasco, para ver como se humedece y luego acercarlo a la herida, en donde lentamente hacia pequeños toques, pero aun así eso era suficiente, para que Manuel sintiera el ardor que este provocaba – Quieto, solo es un poco – Dijo, para seguir haciendo lo que estaba, al terminar, busco un vendaje pequeño el cual, doblo pero antes puso algo de una mezcla extraña en su piel, el cual sintió algo fresco y sin dolor, para luego poner el pequeño vendaje y asegurar que no se caería, – Listo, con eso fue mas que suficiente, mañana estarás mejor. – Se alejó de él, y guardo todo lo demás.

Miro como los vendajes sucios los ponía a un lado, y las cosas que estaban limpias o no utilizadas eran guardadas, también noto que tenia mucho vendaje – Parece como si mucha gente viniera aquí a lastimarse – Fue lo que dijo en voz alta, sin darse cuenta, Julio se dio la vuelta y miro a Manuel a los ojos, queriendo responder eso, porque se vio que movió los labios, pero mejor evito responder a esa pregunta.

Mientras llevaba aquellos objetos fuera, el menor habló – Espérame aquí, ya vuelvo – Le dijo, como si era señal de que quizás el otro se iría de ese lugar, sin decir nada o sin previo aviso, algo que Manuel noto, y eso también respondió a su duda, que era cierto que había personas heridas que aparecían en ese lugar.

Al cabo de un rato, apareció de nuevo Julio, el cual solo le dijo que le acompañara, camino detrás de él, y se dio cuenta que fueron por el pasillo que contenía aquella escalera, la cual bajaron, para encontrarse con un lugar enorme, parecía ser que ahí se celebraban fiestas o algo como eso, luego pasaron otro lugar donde supo que ahí era una sala de espera para las personas que venia aquel lugar. Caminaron por otro pasillo el cual al pasar por una puerta dieron con un gran comedor, el cual se podía ver en la pared a lo que era el padre del menor, luego otra de su madre, y también del hermano de este, el cual llevaba consigo una armadura de caballero, y luego al final estaba el menor, con una edad aparente de seis años, muy joven.

– Lo lamento pero, puedes esperar aquí, ahora vengo – Dijo para que tome asiento en las sillas del comedor, obedeció, mientras veía que el menor se iba de aquel lugar, lo dejo solo, podía escuchar los pasos del otro desaparecer, y luego quedando él solo, los grandes ventanales dejan entrar toda la luz que provenía del sol el cual daba la bienvenida a una hermosa mañana, miro todos los cuadros con detenimiento, algo que noto rápidamente fue el hecho de que el cuarto del padre y hermano del Joven, tenían unas inscripciones en una letra muy rara, el cual no lograba entender para nada, luego se fijo en la madre de este, noto un parecido a su hijo, mientras que el hermano mayor se parecía al padre, el hijo menor se parecía a la madre, luego vio otro cuadro, que se veía como eran muchas personas, con curiosidad se levantó a ver, se podía ver que eran aquellas personas que trabajaban en aquel lugar, la ropa que utilizaban hacía que los identificaran, dos chef, una mujer y un hombre, tres sirvientas que hacia de la limpieza, cuatro mayordomos, uno de ellos se veía que era mucho mayor que los demás, su rostro envejecido y el porte que tenia, ademas de su cabello que ya cubría con canas en su totalidad, una mujer mayor que parecía ser la nana o cuidadora del niño, y tres ayudantes, los cuales arreglaban el lugar, todos parecían portar esas ropas que tenia mucho cuidado, – Ellos nunca le faltaron nada – Se asustó al escuchar al menor hablar – Pero, todo tiene un fin, el primero en morir fue el mayordomo y mano derecha de mi padre, los segundos fueron mi nana y el mayordomo de mi madre, los terceros fueron una sirvienta, un ayudante y un chef – Miro a Manuel, mientras dejaba comida que trajo en un carrito – Todos ellos antes de morir siempre, o mas bien dicho una semana antes de cada fallecimiento, me enseñaron lo que ahora sé hacer, si quieres prueba, esto me enseño la mejor chef que tuvimos – Hablo por la mujer de la imagen, Manuel se acercó y se sentó, al frente de Julio tomo asiento, había comida la cual aun estaba humeante indicando que estaba caliente – Mi hermano también sabia cocinar, y mucho mejor que yo.

Manuel agarro unos de los tantos cubiertos que ahí estaban, y probo un poco, la comida era exquisita, miro al menor que también comía, ahora se preguntaba de nuevo, acaso no era un vampiro, acaso no tomaba sangre o algo de ese estilo, o porque comía también – Esta muy buena – Hablo de la comida, pero tampoco quería quedarse callado así que hablo – ¿Porque también comes? – Fue su pregunta, el menor le miro a los ojos.

– Te recuerdo, que no tengo colmillos, y tampoco no soy un vampiro completo, mi madre una simple mortal, soy más un híbrido de ambos – Dijo para luego, seguir comiendo con educación, aquella que los mayordomos hasta el último de sus días le enseñaron a comportarse.

– Pero entonces, tú no tomas sangre – Fueron las palabras que el otro soltó, Julio solo miro su comida, para luego dejar los cubiertos, y tratar de ver como explicar aquello, de tantos malos entendidos que había, de muchos para ser exactos.

– Si tomo, pero no de esa manera, yo no necesito la sangre para vivir, eso lo utilizaría para casos extremos, en especial para mi, yo menos lo necesito – Fueron sus palabras para luego suspirar, y mirar hacia el cuadro de su padre – Mi padre solo lo necesitaba para aumentar su edad, al igual que mi hermano, pero de ahí ya no lo necesitaban, nuestros cuerpos son idénticos, la diferencia es la mortalidad. – trato de explicar lo mejor posible.

A Manuel aun no le quedaba muy claro todo eso, es mas era un poco confuso, ya que tenia la idea que los vampiros toman mucha sangre hasta matarte, miro como el otro volvía a comer con total tranquilidad aquella comida, no tenía sentido, entonces pregunto – ¿A que te refieres con aumentar su edad? – No tenía sentido, pero tampoco perdía nada con preguntar.

Suspiro para volver a dejar de comer y se levanto quedando al lado del mayor – Los vampiros, como mi padre, son inmortales y su edad nunca cambia, y necesita permiso de alguien para tomar de su sangre y absorber consigo la edad de las personas, pero no podía tomar mucha o mataría a las personas – Le dijo, para luego tocar el cuello del otro – Yo ahora mismo podría pedirte permiso para que me dejes algo de tu edad, y así poder envejecer un poco mas, pero a mi no me sirve, porque de todas forma yo sigo envejeciendo a paso lento. – el menor esperaba haber explicado lo mejor posible todo eso, para luego volver a su asiento.

– Entonces, para envejecer por completo, necesitan a una persona muy anciana – Fueron sus palabras, Julio negó aquello, – Entonces, que necesitan – Miro de nuevo su comida, para volver a comer, la verdad ya empezaba a tener hambre, además era un gran desperdicio no comer lo que tenia delante suyo.

– No del todo, si se puede, pero uno necesitaría muchas personas ancianas para tomar de su vejez – Dijo, tomando algo de jugo, mientras con tranquilidad, miraba hacia afuera – Los vampiros no nacen sabiendo, deben aprender muchas cosas, por ejemplo mi hermano no sabia o no podía aprender el quedar expuesto al sol, se quemaba, y yo junto con mi madre le curamos las heridas, mi padre por su parte ya tenia mas antigüedad y sabía como caminar exponiéndose al sol, aunque según él fue una de las cosas más difíciles en su vida.

Miro al joven, contar eso parecía que en su mirada había recordado hechos del pasado – No todos los vampiros caminaban libremente en el sol, eso es algo que no sabia – Dijo mientras terminaba de comer a lo que el menor dijo.

– No, algunos les cuesta aprender, pero como yo soy mitad mortal, no tengo ese problema, por eso siempre hacía los recados de mi hermano mayor – Sonrió recordando como su hermano le mandaba a todos lados, en especial cuando había sol.

– ¿Y tú abuelo podía caminar por el sol o no? – Se sentía un poco molesto por estar preguntando muchas cosas, y que quizás en algunas de esas el menor vuelva a actuar como antes.

– Si, podía eso y muchas cosas mas, mi padre no me dijo nunca cuáles eran esas cosas, pero me dijo que solía encantar a las mujeres mediante olores – él igual que Manuel estaban un poco desconcertados por eso, la verdad nada de eso tenia sentido, pero luego el menor volvió a hablar – Te puedo preguntar una cosa.

Manuel solo observo al otro y asintió – Dime – Dijo esperando la pregunta, aun pensando que los vampiros de los cuentos de los niños, parecía ser algo que solo era un cuento, y no era la realidad misma de los propios vampiros, sino que era algo distorsionado.

– ¿Tu abuela sigue viva? – Fue la pregunta del menor, a lo que el mayor le miro con sorpresa, y no sabia como responder a eso, pero solo asintió quizás quería algo, después de todo él no podía mentir, pero tampoco quería dar alguna otra información – Me dejarías verla. – La pregunta desconcertó al otro, sin saber cómo responder a eso.

Miro al piso, no quería ir a ver a su familia, pero asintió – Esta bien, pero no quiero entrar a esa casa de nuevo – Julio miro al otro, quizás ya sabia porque estaba enojado, pero eso seria pregunta de otro día, por ahora no podía hacer mucho.

– Gracias, Manuel – Termino de decir para luego levantarse, al acabar de comer, para tomar los platos de porcelana, y llevarlos con cuidado al carrito que llevaría a la cocina, el mayor vio al otro irse, quizás era mejor no pensar en como volver hablar con su familia, lo mejor era ir sin mirarles, después de todo solo vería a su abuela y a nadie mas.

El menor acaba de volver y luego dijo – ¿Quieres ir a darte un baño? – El otro solo asintió, y camino detrás del menor, el cual seguiría hasta aquel cuarto de baño, demasiado grande, le dio unas toallas y ropas los cuales él podría ponerse, la tela era fina y suave, muy cara para su gusto.

– Gracias – Le dijo, para luego ver al menor irse de ahí, y dejarlo solo en aquel baño, el cual tratara de relajarse lo mejor posible, después de todo sabia que se podría tensar con el solo hecho de tener que ver de nuevo a su familia, el cual lo consideraban a él como alguien deshonroso, pero ya había elegido ese camino y ya había pasado varios años, quizás sabía que se burlaran de él por el mero hecho de no conseguir una esposa a la edad que tenia – Pero no me importa, ya no formo parte de su familia. – Entro a la tina, el cual contenía agua tibia, para relajarse lo mejor posible.

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