Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19

Dándole todos los detalles habidos y por haber, cité a la agente con la que mi hermano mantenía un supuesto romance.

—  No sé si conviene encontrarla primero a ella para dar con él. Desapareció del mismo modo: de golpe. Tan solo sé que es de Rosario.

—  No perdemos nada con investigarla también ― anotó los datos que le proporcioné ―. Igual, no me queda claro qué hacés investigando a tu hermano acá, en Argentina. Vos estás tranquilo, allá, en Barcelona, seguramente rodeado de minas que se te caen a los pies sin que les hables ― bromeó sobre mi poco chamuyo al momento de encarar a una chica.

Inspiré profundo, aun lidiando con el dolor.

—  El año pasado se murió mi vieja ― mis lágrimas brotaron desde el fondo de mi pecho. Sebastián se levantó como resorte de su silla y me ofreció un abrazo.

—  Boludo, por qué no me lo dijiste desde un comienzo. ¿Por qué no me avisaste en su momento? Te podría haber acompañado...

—  No quería que me vieras llorar como maricón  ― me sonreí, siendo un poco machista ―. Además, fue todo a las apuradas: vine, estuve en el velatorio y me fui lo antes posible.

—  ¿No estuvo Simón con tu mamá?

—  Estuvo unos días antes de que yo llegue y se borró, se fue a la mierda. Pero lo que más me llamó la atención que también desapareció de su laburo. A partir de entonces, es que este muchacho, Ussain, empieza a atar cabos y supone que tiene algo que ver con la muerte del oficial Irala.

—  Es sospechoso. Vamos a ver qué conseguimos al respecto.

—  Lo peor es que le prometí a la vieja que encontraría a Simón para reconciliarme con él y tirar sus cenizas en el Pozo de las Ánimas.

—  ¿Pensás que es posible que se reconcilien en algún momento?

—  Sebas, Simón quiso matarme, ¿te acordás? No creo que la muerte de mamá lo haya vuelto más flexible ― reconocí con la imagen de su arma apuntándome y luego, la del cuerpo de Sabrina en el piso.

Hablando de trivialidades que aligeraran el drama por unos minutos más, salí de su oficina encontrando a su primo Leandro sirviéndose un café.

—  ¡¿Qué haces acá, loco?! ― efusivo, más gordo de como lo recordaba, me dio una palmada pesada en la espalda ―. ¿Te dan de comer a vos o te tiene a dieta la doña?

—   Ni una cosa ni la otra, no hay doña ― agregué entre risas de camaradería.

—  No quisiera entrometerme, pero tengo amigas a las que le encantaría ser tu doña ― Daniela propuso con intencionalidad, causando aún más risas entre nosotros. Echaba de menos esa complicidad entre amigos.

—  ¿Querés venir a cenar casa? Antonia preparó unas empanadas salteñas cortadas a cuchillo que están para chuparse los dedos ― me invitó Sebastián. Dudé, pero finalmente, acepté relajarme un poco y comer algo sustancioso para llevarme unos kilos.

***

Regresando al hotel para darme una ducha y vestirme, compré un presente para no caer con las manos vacías y llegar a lo de Sebastián y Daniela con una botella de vino.

Al entrar a la casa, INXS sonaba por lo bajo como cuando Sebas y yo nos juntábamos a estudiar por las noches junto a Majo Fraga, nuestra compañera oriunda de Rufino, santafecina como él.

Daniela lucía un vestido rojo, suelto, ligero y aunque no le hicieran justicia a sus curvas, le sentaba a la perfección. El cabello mojado caía sobre su espalda, humedeciendo la tela.

—  Sebas ya viene, él y su teléfono son amantes ―ella roló sus ojos, en un mohín infantil ―. ¿Hace mucho que estás en España?

—  Seis años.

—  ¿Extrañás Argentina?

—  Cosas como estas, desde luego.

—  ¿Hiciste amigos allá?

—  Con algunos colegas logré más afinidad, pero no se estilan las reuniones ni los encuentros en algún café tan a menudo como acá.

—  ¿Es cierto que estás sin pareja? ― era una pregunta tras otra.

Agradecí que apareciera mi amigo, vestido con ropa deportiva negra. "El Tren" nunca perdía la postura de boxeador.

—   Tendrías que llevar a Dani como asistente en el estrado ― apunté.

—  ¿Ya te molió a preguntas? ― él le besó la cúspide de la cabeza a su pareja.

—  Ya, ya, ya, che. Quiero conocer a tus amistades y que se sientan cómodas en casa.

—  Amor, a veces a los hombres no nos gustan que nos hagan preguntas tan íntimas. Somos más reservados.

—  Bueh, como sea ― protestó bajando de la banqueta en dirección a la cocina de donde trajo las famosas empanadas hechas por su empleada.


***************

Encarar: conquistar.

Maricón: marica.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro