Llegan una vez más,
como las olas del mar,
pero no hay espuma ni sal.
Sólo ilusiones sin realizar.

Tonos de piel e idiomas distintos,
pero el sueño es el mismo:
Una vida diferente.
Un trabajo seguro.
Un mejor futuro.

Arrastran inocentes.
Un sueño roto.
Un engaño costoso.

Ahora estás a la mitad de la avenida
limpiando parabrisas
y tus hijos se cobijan del sol,
pero el hambre sigue siendo atroz.

Una bolsa de pistaches
no va a darte la casa que soñaste
y el campamento junto al río
provoca desvaríos.
Asociaciones te apoyan
mientras la sociedad aparta la mirada.

¡Es culpa de su presidente!
Nosotros ya tenemos suficiente.
Para ti ¿cuándo lo será?
Eres carnada fácil para el mar.
Y a las autoridades es cansado burlar.

Dices querer el sueño americano y buscar seguridad,
¿eso encontraras al otro lado de la reja?
¿O eso es lo que te dices cuando el miedo el corazón te aprieta?