-De Verdad. - Un hombre de cabello gris con barba comentó, mordiendo la paja de trigo en su boca.
-¿Qué? - Preguntó el joven cazador.
-Nada. - El hombre apretó los dientes.
-No, dime qué pasa. - El cazador miró al hombre que caminaba con un bastón.
-¿Es esto lo que trajiste? - Cuestionó.
-¿Qué pasa con eso? - El joven cazador realmente no vio el problema. El señor Lambda le ordenó que capturara al hombre lobo que devoró a su hijo.
-¿Lo miraste al menos antes? - Preguntó el propietario.
-Eché una mirada amplia, pero ...
-Es obvio que no lo hiciste. - El propietario comentó.
-¿Podrías decirme por favor? - Preguntó el joven.
-No, aquí, échale otro vistazo y dime qué pasa.  -El hombre de cabello gris agarró la mandíbula del joven y lo hizo mirar de cerca.

Por lo que podía ver el joven cazador, el hombre lobo tenía pelaje negro por todo el cuerpo. Sus uñas eran largas y negras y sus pies eran grandes, cuando escuchó al hombre lobo gemir mientras él-
-Es una mujer imbécil. - De hecho, una mujer grande, parecía que no se había afeitado en años. Medía seis pies y sufría de hipertricosis, una mutación genética que hace que una persona tenga un crecimiento excesivo de vello en el cuerpo, conocido como el "síndrome del hombre lobo".

-Atrapaste al hombre lobo equivocado. - El casero le dijo.
-¿Dónde estoy? - Preguntó la mujer grande y peluda, su voz era una contralto profunda, casi masculina.
-Envíala de regreso a donde la encontraste.
- Aunque la voz de Lambda era tan baja como un susurro, era una amenaza.
-Déjame ayudarte, muchacha. - El casero la ayudó a levantarse aunque estaba un poco gordo. Fue incómodo ver al hombre gordo ayudar a una mujer peluda y desnuda así. -Necesito volver al bar antes de que mi jefe se entere de que me fui, ya es bastante malo que uno de sus compinches esté proxeneta a mis expensas.

Y para colmo, una puta peluda. Cuán lejos ha caído la humanidad.