Dámelo
"¡Dámelo!"
"¡No!"
"¡Estaba jugando con eso!"
"¡Mentiroso! Estaba en el suelo."
"Iba a jugar ahora. ¡Dámelo!"
"No."
"Se lo voy a decir a mamá."
"No, no lo hará. No nos deja jugar con eso."
"Lo romperé y le diré que lo hiciste."
"¡Hazlo! TE RETO!" Y como de costumbre, Larry se sale con la suya. Ya le conté a mamá lo que pasó y, como siempre, no me creyó. Mirando hacia atrás en mi infancia, comencé a creer que mamá permitió su comportamiento. Cuando comencé la escuela secundaria, mis sospechas eran ciertas. Mamá cubrió su lío y me dejó el equipaje de limpiar el daño que hizo. Larry y yo éramos idénticos por apariencia, la única diferencia es que yo era el mayor responsable y tenemos un bastardo malvado. "¡Stanley!" Y tengo que salir de mi habitación y guardar mi tarea en mi disco duro. No tiene sentido cerrar mi habitación, él encontraría una manera de entrar y robar mi tarea, lo cual era demasiado vago para hacer. Si algo estaba roto o fuera de lugar, culpa a Stanley.
Debería haberme llamado Stanley el chivo expiatorio en este momento.
"¿Qué pasa ahora?" Le pregunto mientras me guardo mi flashdrive.
"¡Mira este lío!" Ella gritó, "limpia esto."
"Si lo rompió, debería limpiarlo, no soy su sirviente." Regresé a mi habitación, cuando encontré a Larry en mi habitación.
"¿Qué quieres ahora Larry?" Sabía exactamente lo que quería y no se lo daré. "No te hagas el tonto conmigo, dame el flashdrive."
"Ya tienes como 8 unidades flash, ¿por qué quieres la mía?"
"¡Dámelo!"
"¡No!"
Luego luchamos por enésima vez. Dejé a Larry con la nariz rota y me dio un ojo morado y me robó mi flashdrive.
"Es por eso que no pude enviar mi tarea a tiempo, Sra. Price." Le expliqué mi situación a mi maestra, al menos ella me creyó.
"Si tienes problemas en casa, puedes venir a la escuela durante los fines de semana para hacer trabajo voluntario o ponerte al día con tus estudios. La escuela celebrará una conferencia de padres y maestros la semana que viene."
"Mi familia me está volviendo loco, incluso mi papá se mudó de la casa porque ya no podía soportar que mi mamá lo manipulara." Le dije.
"Bueno, si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme." Ella sonrió. Carta me brindó la amabilidad y la comprensión que mi propia madre no daría.
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