Un hombre estaba de pie en el borde del techo, mirando el cielo estrellado de la noche, contemplando si debía seguir adelante o dejar atrás su antigua vida. Para acabar con todo, o para aguantar.

El viento acariciaba su cabello oscuro y desordenado.

Vestía ropas andrajosas, perdió su trabajo, sus amigos y su familia le dio la espalda, y para colmo, la mujer con la que se iba a casar lo engañó con el hombre que lo robó.

Se subió a un edificio de cinco pisos en el negocio al que dedicó 12 años de su vida. Había espectadores no deseados que lo habían visto, y para su desgracia, no lo dejarán llorar en privado.

"¿Cuánto tiempo ha pasado?" Preguntó un adolescente.
"Más de tres horas." Una joven respondió que era la silueta del hombre.
"¿Se movió? ¿O simplemente está parado ahí arriba?" Otro espectador preguntó mientras miraba al hombre que estaba allí.
"Se movió un poco, pero apenas." Respondió la mujer.
"Voy a llamar a la policía." Otra mujer gritó, una fuerte contralto.
"¿Por qué? No está haciendo nada." Dijo la joven mientras mantenía sus ojos en él.
"¡Por eso! ¿Qué está haciendo ahí arriba? Ha pasado mucho tiempo, no me digas que no es sospechoso." La adolescente señaló cuando vio al hombre de silueta en harapos dar un paso hacia adelante.
"No llamaría a la policía a menos que algo cambie." La joven aconsejó.
"¿Pero y si salta?" La mujer gritó, expresando su angustia.
"No lo creo. Tuvo mucho tiempo para hacerlo." Dijo la joven, mirando al hombre solitario en lo alto mientras seguía mirando las estrellas.

El hombre recordó su adolescencia cuando miró al cielo, soñando que algún día podría llegar a lo alto de las estrellas. Pero era todo lo que era. Sueños. Este era el mundo real, había esperado que Dios le respondiera, si estaba escuchando su difícil situación durante los últimos tres años.

Las lágrimas cayeron de su rostro.

"Lo siento pero yo..." El adolescente fue interrumpido cuando la mujer lo hizo callar.
"Espere." Ella intervino.
"¿Qué?" Le preguntó la mujer de voz profunda.
"Nos está mirando." La joven señaló al vagabundo andrajoso.

El vagabundo lloraba y su tristeza se transformó en ira. Gritó aunque su voz no pudo ser escuchada por los espectadores.

"¡Todos ustedes son una generación de víboras! ¡No son diferentes de los que me traicionaron! ¡Un día, todos se arrastrarán sobre su propio vientre y se humillarán en busca de misericordia cuando no se encuentre ninguna! ¡Elegieron el mal sobre el bien y cambiaron el dulce por amargo. ¡El comienzo de los dolores de parto se acerca rápidamente! ¡Este mundo perverso será tragado en un lago de fuego y tus cadáveres serán consumidos por los gusanos!" El hombre saltó del edificio y cuando cayó al suelo, no se pudo encontrar su cuerpo. Solo sus ropas rotas cayeron al pavimento.

Los espectadores jadearon.

"¿A dónde fue él?" Preguntó la mujer antes de que se escuchara una fuerte trompeta en el cielo.
"¡Allí arriba!" Otro espectador gritó.

Vieron una luz que pasó junto a ellos como un rayo. Una mujer que llevaba a su hijo de 3 años fue capturada en un abrir y cerrar de ojos. La madre gimió desconsoladamente.

"¿Qué esta pasando?" Preguntó la mujer con voz de contralto.
"El juicio ... se acerca." Respondió un hombre barbudo.

Los espectadores se dispersaron como ganado perdido. La noticia no pudo explicar los fenómenos que se extendieron por todo el mundo. Una presentadora le preguntó a su colega, la reportera, sobre el incidente, pero antes de que pudiera hacerlo, la estación de noticias captó las imágenes del reportero desapareciendo frente a sus propios ojos para que millones las vieran.

Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Mateo 24:42 [Reina-Valera 1960]