v e i n t i s i e t e
La joven rubia se quedó sentada en la hierba, con la mirada perdida más allá de la luz de la luna reflejada en la inmóvil agua del lago. Hacía tiempo que no sentía una sensación de vacío como aquella: no era un vacío similar al del hambre voraz que alguna vez pasada le había atacado, era más bien como un agujero en el torso. La voz de Namjoon, a su derecha, llamó su atención. Se giró hacia él.
—¿Estás bien?
Charlotte solo pudo esbozar una sonrisa amarga y encogerse de hombros. —Supongo.
Observó a Namjoon por un instante. No parecía afectado -o, al menos, no tanto como ella-. En realidad, ocultaba esa sensación de vacío tras un semblante serio.
Sentía que sus manos estaban manchadas de sangre. Sentía que había roto sus límites, que había hecho algo que su moral jamás le hubiera permitido. Sí, Agust se había encargado de succionar la sangre de Lucy, pero el alquimista había sido el responsable de hacer que su cuerpo desapareciera por completo.
—¿Y tú? —le preguntó Charlotte.
El alquimista hizo una mueca. —Bu-
—¡Eh! ¡Mirad esto! Especialmente tú, friki.
Los dos se giraron hacia Agust, que se encontraba de pie cerca del claro donde Namjoon había dibujado el círculo de transmutación. Con la mirada, siguieron la línea que trazaba el índice del vampiro, llegando a un punto del suelo.
Namjoon se levantó despacio. El peso de sus botas hizo que crujiera la hierba bajo sus pies. Se acercó a Agust sin despegar la vista del lugar que señalaba. Fue entonces cuando la incredulidad se instaló en aquel vacío que sentía. Poco a poco, aquel sentimiento fue sustituido por uno de orgullo que, en realidad, le resultaba amargo. Acababa de hacer algo que nunca pensó que haría...
Pero ahí estaba: una pequeña piedra de aristas irregulares, roja, brillante. Acababa de conseguir lo que llevaba tiempo intentando. Lo que pensó que iba a ser imposible. Abrió la boca para decir algo, pero decidió que lo mejor era abalanzarse a examinar aquel pequeño rubí.
Lo sentía. Era real. La piedra filosofal existía.
—No me lo puedo creer. —fue lo único que llegó a decir. Se apresuró a buscar en el bolsillo de su pantalón el pequeño bote de cristal que siempre llevaba consigo. Guardó la piedra.
Agust se limitó a arrugar el gesto. —¿Siempre llevas un botecito encima...? Cada día me sorprendes más.
Charlotte también se acercó a ver la piedra, pero el alquimista fue rápido en guardar el bote. Se levantó y se sacudió el pantalón. Agust reconoció el chispeante orgullo en la mirada de su amigo, la actitud claramente despreocupada y una leve sonrisa, sinónimo de conseguir lo que tanto tiempo llevaba buscando; actuaba como si no hubiera pasado nada, como si la piedra fuera capaz de borrar todo lo que acababa de ocurrir. Agust se mordió la lengua para no hacer uno de sus comentarios mordaces. Si había algo que nunca fallaba al vampiro, eso era su instinto: desde el primer momento que vio a Namjoon, supo que iba a ser la pieza más difícil de encajar, que sería el primero en dejar la ética de lado. Al fin y al cabo, era el alquimista quien tenía más que perder; quizá por eso parecía haber olvidado que había acabado con la vida de una inocente.
—Bueno, todo está en orden. —dijo. Echó un vistazo a su alrededor y cruzó una mirada con sus amigos. —¿Nos vamos?
—Sí. —respondió con sequedad el vampiro. —No nos regocijemos más en nuestra miseria.
Los dos jóvenes comenzaron a caminar hacia el bosque, alejándose a paso lento del claro. Agust, al no oír ni sentir los pasos de Charlotte detrás de ellos, se giró. Namjoon hizo lo mismo casi al instante.
La chica se había quedado plantada ahí, con los brazos a los costados y expresión turbada. Tenía los ojos llorosos, y Agust supo que le iba a costar bastante convencerla de que todo estaba bien.
—¿Y ya está? —preguntó con voz temblorosa.
Agust hizo una mueca triste. —Será mejor que lo procesemos en casa. Si nos quedamos mucho tiempo por el bosque podemos levantar sospechas. Vamos.
Su tono amable, suave e incluso algo empático sorprendió al alquimista, que se limitó a asentir como diciendo ''sí, tiene razón''. Charlotte se acercó a ellos mientras se abrazaba a sí misma. Parecía querer protegerse del vacío que la asolaba.
Y por si fuera poco con la sorprendente dulzura del vampiro, Namjoon se sorprendió aún más cuando le vio hace algo de lo que le creía incapaz: ofrecer su mano a Charlotte para que caminara junto a él. Ella la tomó sin decir nada, aunque agradeció el contacto con una efímera sonrisa.
Se adentraron en el frondoso bosque. La luz de la luna desapareció y no les quedó otra que ralentizar el paso mientras Namjoon encendía la linterna de su teléfono. La camioneta no estaba lejos, pero algo -probablemente su instinto vampírico- le decía a Agust que en el corto trayecto iba a ocurrir algo. Sin previo aviso, agarró con su mano libre el brazo de Namjoon.
Echaron a correr hacia la camioneta. Entraron de una forma no muy sigilosa. Agust ocupó el asiento del conductor, algo bastante inusual que hizo que Namjoon gritara en un susurro:
—¿Qué cojones haces?
—Dame las llaves. —respondió, tendiendo su palma de la mano a su amigo. Lo único que les iluminaba era la tenue luz del techo. Charlotte, en los asientos traseros, se dedicó a observarles como si estuviera en un partido de tenis. —Tengo un mal presentimiento. Tenemos que marcharnos rápido. Y tú conduces siempre respetando los límites de velocidad.
—Es mi camioneta, —enfatizó el más alto —y tú ni siquiera tienes carné de conducir.
Agust empujó el freno de mano y pisó el embrague a fondo. Le arrebató las llaves de la mano, las puso en el contacto y las giró. El motor rugió al instante. —Cállate, friki.
Sin mucho más que añadir -tan solo con Namjoon intentando convencerle de que abandonara el asiento del conductor-, Agust puso rumbo hacia la carretera. Namjoon dejó de protestar cuando el vampiro aceleró, y no le quedó otra que agarrarse bien al marco de la ventana. Charlotte simplemente se quedó sin palabras. ¿Por qué Agust sabía conducir como un auténtico piloto de rally?
Pudieron ver la carretera principal a lo lejos, iluminada por unas cuantas farolas. Sin embargo, Agust pisó el freno a fondo, haciendo que la camioneta se detuviera de golpe y casi provocando que Charlotte saliera disparada hacia delante. Apagó el motor y, con él, las luces de la camioneta. Se agazapó detrás del volante.
—Agachaos. —ordenó en una especie de susurro imperativo.
A pesar del tono molesto de su voz, Namjoon obedeció. —¿Qué se supone que estamos haciendo?
—¿Qué pasa? —preguntó también Charlotte. Estaba intranquila. Preocupada.
El rubio se limitó a llevarse el índice a los labios, señal de que debían guardar silencio.
La camioneta estaba aún camuflada entre los árboles cuando los tres pudieron ver, por el rabillo del ojo, las luces azules y rojas características de una patrulla de policía. No tardaron mucho en oír las sirenas de los coches... y en llegar a la conclusión de que eran varios, no solo uno. Les vieron pasar en dirección contraria, siguiendo la carretera que les llevaba hacia el bosque. Iban a toda velocidad, pero tanto Namjoon como Agust pudieron contar cinco coches.
Se quedaron unos instantes más en silencio. Charlotte se encargó de romperlo con un suspiro aliviado, como si hubiera estado conteniendo la respiración aquellos agónicos minutos.
—Dios, —dijo—¿nos habrán visto...?
—No creo. Son policías, Charlie, no pueden hacer más de dos cosas a la vez. —aseguró el vampiro, girándose levemente hacia su amiga.
—¿Dónde irán...?
El rubio se limitó a fruncir los labios en una mueca. No quería saltar al vacío de las conclusiones, pero, teniendo en cuenta el camino que llevaban, los coches se dirigían, probablemente, hacia la zona donde estaban los guardabosques.
—Alguien ha oído o visto algo. —murmuró Namjoon.
Sin mediar palabra, Agust se alejó del volante. —Voy a investigar. —sentenció, firme, con determinación. —Será mejor salir de dudas. Y no, no vas a venir conmigo. —añadió, señalando a Charlotte con el índice de una forma algo acusadora. —Lleva a Charlie a casa. Iros pitando de aquí. Si alguien os pregunta, simplemente decid que venís de... yo que sé, daros el lote. Es más creíble; al fin y al cabo, sois dos adolescentes.
Namjoon se bajó de la camioneta al mismo tiempo que su amigo. —¿Estás seguro?
Agust ya había dado un par de pasos hacia el interior del frondoso bosque. —Sí.
—Ten cuidado.
El vampiro sonrió, socarrón, mostrando sus perlados colmillos. —Deberías decirme algo así como ''no hagas tonterías'', ¿no?
—Agust, lo digo en serio. Ten cuidado.
—Oh, ¡qué mono! ¡te preocupas por mi a pesar de que me disparaste entre ceja y ceja...!
—¿¡Puedes dejar de sacar el tema!? ¡Fue en defensa propia!
De repente, el vampiro se puso serio. Señaló con la barbilla la camioneta. —Volved a casa. Cuanto más tiempo estéis por aquí, más sospechosos pareceréis.
Namjoon asintió. —Ten cuidado. —reiteró justo antes de subirse a la camioneta.
El vampiro desapareció entre la oscuridad y no volvieron a saber nada de él durante todo un día.
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feliz año!
nos vemos en 2027
es broma.
tenia este capítulo atascado desde hace muchos meses. lo escribía, lo dejaba, lo volvía a empezar... al final, tras una encuesta rápida, me dijisteis que preferíais que lo subiera tal cual estaba, así que recuperé la última versión y añadí un par de detalles. A+ Type es una historia que me cuesta escribir porque quiero que esté muy bien hilada, porque hay muchos detalles entre líneas y muchas historias paralelas que quiero que salgan bien... por eso tardo TANTO en subir capítulo.
espero que entendáis un poquito mi proceso jejeje <33
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