t r e c e
De reojo, e intentando que fuera lo más rápido posible, Namjoon observaba a Charlie. La chica, aún con rastros visibles de sangre en su pelo rubio y las manos escondidas bajo la camisa de cuadros rojos que le había prestado él, miraba atentamente por la ventana con la esperanza de encontrar a alguien rubio, de estatura más bien baja y vestido completamente de negro entre la frondosa maleza del bosque.
—¡Frena, frena! —exclamó Charlotte, señalando con insistencia hacia un lateral del bosque.
A Namjoon no le quedó otra que ceñirse al borde de la calzada y poner el freno de mano. —¿Has visto a...?
No llegó a terminar la frase. Charlie ya había abierto la puerta de la pick-up, había dado un salto para bajarse del vehículo y se había acercado al bosque, pero sin entrar en él. Namjoon se inclinó hacia delante para tener mejor visibilidad. Agudizando mucho la vista, pudo ver, a lo lejos, el cuerpo enclenque de Agust. Resopló y apoyó la cabeza en el volante. Por una parte, Nam quería dejar al vampiro perdido en el bosque y, a ser posible, lo más lejos de la ciudad; por otra, se alegraba de haberle encontrado tras haber recorrido todas las carreteras que rodeaban el bosque. Se había preocupado por su compañero... a pesar de que este era un vampiro que probablemente no moriría de frío si tenía que pasar la noche entre árboles.
Agust chasqueó la lengua con aparente molestia al distinguir el cabello rubio de Charlotte. Caminó hacia ella con torpeza, sin evitar dar algún que otro traspié con las ramas y la vegetación del suelo. Namjoon suspiró con alivio cuando vio que el vampiro tomaba asiento en la parte trasera de la pick-up, aunque el alivio dejó pasó al enfado en cuanto escuchó protestar al rubio.
—¿Ya habéis hecho todo lo que teníais que hacer sin mí?
—Puedes cerrar el pico, ¿por favor? —dijo Namjoon, entre dientes, preparándose para arrancar de nuevo el vehículo. Vio por el retrovisor central cómo Agust soltaba una risilla.
—Veo que estar con la única chica de la historia a solas no te ha servido de mucho...
—Cállate.
Agust asintió con apatía. —Vale, vale, pero después de esta pregunta: ¿dónde pretendéis llevar el cuerpo? Porque está en el maletero, ¿no? ¿Vamos a cruzar media ciudad con un cadáver descuartizado a mordiscos en la camioneta?
El silencio tenso e incómodo y la mirada interrogante que cruzaron Charlotte y Nam hizo que Agust corroborara sus sospechas: no habían terminado de urdir el plan. No pudo evitar soltar una carcajada.
Nam, molesto, se giró para poder encarar a Agust. —¿Alguna idea o solo vas a encargarte de comentar todos los cabos sueltos?
El vampiro suspiró con aires de grandeza. —Ay, qué seríais sin mí... —se inclinó hacia delante, apoyando los antebrazos en los asientos delanteros, y señaló con la barbilla el horizonte. —Sigue por esta carretera, y cuando llegues a esa gasolinera que parece la de la matanza de Texas, gira a la izquierda.
—¿Pretendes que dé la vuelta a toda la ciudad?
—Sí. ¿Pretendes pasar por delante de la comisaría? —replicó el rubio.
—Pareceremos más sospechosos si rodeamos la ciudad y vamos por las carreteras-
—Joder, no aguanto a este tío. —bufó Agust, mirando a Charlie y buscando su consenso. Ella simplemente frunció el ceño, como si le reprendiera. — ¿Sabes, Nam? Yo no he estado en la escena del crimen. He limpiado mis huellas, no tengo rastros de sangre como tenéis vosotros, y probablemente, si llegaran a detenerme, no encontrarían pruebas concluyentes. Si fuera por mí, yo ya me hubiera pirado de aquí andando, pero pretendo ayudaros.
Nam por fin quitó el freno de mano y arrancó su camioneta. Estaba molesto, sí, pero no por el hecho de que Agust hablara constantemente con un irritante tono burlesco, sino porque tenía razón. Sin mediar palabra, siguió las indicaciones del rubio.
Charlotte, en el asiento del copiloto, notaba como la tensión iba en aumento. Miró por la ventana, miró a Namjoon y después, carraspeando, decidió que lo mejor era romper el hielo, aunque no de la mejor forma posible:
—Cuando vi a ese hombre —dijo, refiriéndose al guardabosques — sentí como un cosquilleo-
—¿¡Qué!? —exclamó Namjoon, dando un ligero volantazo. Enderezó enseguida la camioneta. — Perdón, perdón. ¿Un cosquilleo?
—¡Como Spiderman! —comentó el vampiro. — Ay, lo siento. Se supone que no soy el friki de la historia. Sigue, Charlie.
Ella se miró las manos, recordando cómo el hormigueo que sintió en las yemas de los dedos se extendió por todo su cuerpo cuando vio a aquel hombre caminando por el claro del bosque, despreocupado, dando golpes con una rama a los troncos de los árboles. —Fue una sensación muy extraña, como cuando te sientas durante mucho tiempo y se te duermen las piernas. Sientes un cosquilleo, ¿no? — los dos chicos asintieron. Escuchaban atentos. — Pues yo lo sentí por todo el cuerpo, desde mis manos hasta el pecho. Es como si tuviera el cuerpo dormido y, de repente, se despertara.
Nam, intentando estar atento a las curvas de la carretera y a la explicación de Charlotte a partes iguales, frunció los labios, buscando una respuesta coherente. —Quizás fue el olor a carne fresca lo que te hizo sentir así.
—Tú eres carne fresca, — le recordó el vampiro al alquimista. — y Charlotte no te ha devorado. Se ha comido las entrañas de ese tío, no las tuyas.
—¿Encuentras alguna otra explicación? — gruñó el más alto.
—No... de momento.
—He sentido que era... —Charlie continuó, pero tuvo que pararse al instante al no encontrar una palabra adecuada para referirse al guardabosques. — ¿La víctima perfecta?
Alquimista y vampiro cruzaron una mirada a través del espejo retrovisor, entre preocupados y curiosos.
—Uy, las cosas se ponen interesantes... —canturreó Agust.
—Tendremos que pensar en ello más tarde. —Namjoon suspiró. — Ahora tenemos que centrarnos en no levantar sospechas en el barrio.
Charlie asintió con una mueca. —Sí, tienes razón...
— Hey,— Nam apartó la mirada de la carretera un instante para poder mirar a la Charlie. Sus ojos azules brillaban, como si quisiera echarse a llorar. — encontraremos alguna explicación, ¿vale? Además, prometí que te ayudaría a saber qué es lo que te sucede. —habló con un tono cálido, amable e incluso cariñoso, puede que paternal. Sonrió a Charlie, que, sin dudarlo, devolvió la sonrisa.
Agust se dedicó a ver la escena con cara de asco. Después, chasqueó la lengua y giró la cabeza hacia la ventanilla. Algo llamó su atención.
—Siento romper este ambiente romántico, pero creo que hemos perdido un brazo por el camino.
Namjoon miró por el retrovisor y Charlie por la ventanilla. Ahogó un grito. —¡Mierda! ¡Es verdad!
El alquimista frenó por enésima vez y detuvo la pick-up el tiempo suficiente para que Charlotte bajara del vehículo y correteara unos cien metros para recuperar el brazo ensangrentado del guardabosques. Aún conservaba la manga del uniforme marrón que llevaba puesto en el momento de su angustiosa muerte. Charlie se aseguró de que la carga del maletero -las partes del cadáver- estuvieran bien aseguradas y cubiertas.
Agust, en los asientos traseros, se llevó las manos al rostro. Lloriqueó. —Qué voy a hacer con estos novatos...
*****
Charlotte cerró con fuerza la puerta del congelador de su cocina. Sacudió sus manos.
—Bien, ya está. — dijo, satisfecha. — He conseguido meter las piernas y lo que quedaba del torso en el congelador; el resto está en el frigo.
Agust, que bebía sangre con pajita y de un vaso de plástico con unos dibujos para niños, miró a la chica. Inclinó la cabeza y la observó despacio: Charlie volvía a ser la misma. Vestía con una sudadera gris y unos pantalones azules, su cabello estaba recién limpio y sus labios estaban ya pintados de carmín. Ya no había rastros de sangre, ni sus ojos estaban blanquecinos, ni las venas de su cuerpo de un desagradable color oscuro. El hecho de que su compañera hubiera guardado partes de un cadáver mutilado en el frigorífico de su cocina como si nada le resultaba, cuanto menos, curioso. Sentía que era una rutina para Charlotte, que ya lo había hecho más veces. Si no, ¿de dónde sacaba esa naturalidad? Prefirió no preguntar y se volvió hacia el alquimista. La curiosidad que este sentía por Charlie también resultaba perturbadora al vampiro.
—¿Y? —preguntó al aire Agust. —¿Ahora qué? ¿Volvemos al instituto y fingimos que nos hemos escapado al bosque para drogarnos?
—Lo mejor será quedarnos aquí y pensar en una buena coartada. — dijo Namjoon, tranquilo. Dio un par de vueltas por la cocina, con las manos sobre sus lumbares. — A lo mejor alguien nos ha visto, así que creo que lo mejor será decir que Charlie enfermó y que fuimos a su casa.
—Sigo pensando que la coartada de la droga es más creíble. —insistió el rubio.
— Sí, podemos decir que me trajisteis aquí porque necesitaba mi medicación. — continuó Charlotte, sentándose en la encimera de la cocina de un brinco. — Quizá se crean que soy epiléptica o algo así...
— Con las enfermedades no se juega. —dijo Agust, sarcástico. Su comentario pasó desapercibido.
—Es una buena idea. — Namjoon señaló a Charlie con una sonrisilla. Justo después empezó a morderse el labio, enseñando sus hoyuelos. — Te trajimos aquí porque no tenías tus pastillas, y nos quedamos aquí hasta que mejoraste.
Agust agitó la cabeza. No quiso gritar, pero lo hizo. — ¡Habéis estado en el bosque! —cuando se dio cuenta de su elevado tono de voz, agachó la cabeza. Chasqueó la lengua. Ya había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho a lo largo de la mañana. — No podéis esconderlo. Hay cámaras en ese instituto, lo sabéis, y hay cámaras por toda la ciudad, en todos los comercios. El sheriff, por muy tonto que parezca, se enterará de que el guardabosques ha desaparecido y lo primero que hará será buscar sospechosos. Sabrá que ha desaparecido a cierta hora, en cierto día, y no tardará en dar con la matrícula de tu estúpida camioneta en cuanto revise las cámaras de seguridad de la gasolinera por la que, sí o sí, tienes que pasar para entrar en el bosque.
—Joder... — Namjoon se frotó la cara. — Tienes razón. ¡Mierda, le he dicho que tiene razón!
— Por eso hay que pensar algo más convincente. —continuó el vampiro. — Hay que pensar en alguna excusa creíble, como que fuimos al bosque para buscar a Charlotte porque tuvo un ataque de ansiedad y caminó hasta allí, o...
— O que fuimos a fumar, o a emborracharnos —soltó la susodicha. Los dos chicos la miraron. Namjoon sorprendido, Agust con una sonrisa espléndida. —¿Qué? La excusa de Agust no está mal. ¿Qué van a hacer tres adolescentes en medio de un bosque?
—Bueno, es verdad que mucha gente va allí para beber... — poco a poco, a Namjoon la idea le sonaba cada vez más convincente.
—Y si nos preguntan, en ningún momento vimos al guardabosques. —terminó Agust.
—Entendido.
—Ah, y como es muy probable que nos cacheen... no estaría mal llevar algo incriminatorio encima.
Namjoon supo de qué hablaba el vampiro casi al instante. —¿Quieres que llevemos maría?
—¡Si vamos a mentir, vamos a hacerlo bien! Además, tú puedes hacerla con cuatro hierbajos, ¿no, alquimista?
—No soy una especie de Heisenberg, idiota.
Mientras Namjoon y Agust se enzarzaban en una discusión de lo más estúpida que incluía referencias a varias series y películas del último siglo, Charlotte se dio cuenta de un pequeño detalle mientras intentaba deshacerse de la laguna de color rojo que empapaba los momentos en los que mató al guardabosques.
—La chaqueta. —musitó.
Agust se volvió hacia ella. —¿Has dicho algo?
—La chaqueta... la he olvidado en el bosque.
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hello hello hello hello
hace ya unos cuantos días pregunté en mi ig qué queríais que actualizara y A+Type se llevó el primer puesto, así que aquí tenéis un capítulo
espero que estéis disfrutando de vuestro verano o invierno :)
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