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— Vamos, Namjoonie. — retaba Agust al moreno, con esa sonrisa maliciosa a pesar de estar empapado en sangre. Podía sentirla, pero no verla. También comenzaba a sentirse algo más débil. ¿Quién dice que los vampiros no sufren?
— Deja de llamarme así. — contestó con tono firme y autoritario. Sin pensárselo dos veces, volvió a apuntarle con la Glock.
También sin pensarlo, Charlie volvió a interponerse entre el vampiro y el supuesto alquimista, impidiendo de nuevo que Namjoon disparara. Le miró con ojos casi llorosos. Buscó algo de compasión en la mirada de Nam, lejos de ser el chico afable y tímido que había conocido en la cafetería. Deseó con todas sus fuerzas poder hablar con él de nuevo. Parecían dos personas completamente distintas.
— Alquimia... — murmuró Agust. Tosió casi sin fuerza. Empezaba a ver borroso y a marearse. En teoría, los vampiros eran capaces de regenerarse en un corto periodo de tiempo, pero Yoongi era la excepción a cualquier vampiro. — Pensé que se pasó de moda en el siglo XVIII. ¿No crees que es mejor la química actual? ¿No pensará tu hermana que eres un frikazo? Como el experimento te salga igual que ese conejo con ancas... — soltó con tono juguetón.
Namjoon tenía paciencia, o eso quería creer; aquel día estaba a punto de perder la calma. No estaba por la labor de aguantar toda la noche -puede que madrugada- a aquel rubio oxigenado. Antes le mataría, incluso estando Charlie delante. De todas formas, ella podía estar mintiendo. Fiándose de su instinto y por la apariencia de la chica, supuso que ella también sería un vampiro. Rubia, ojos azules y aparentemente de hierro. No parecía tener miedo y, a juzgar por las palabras del vampiro, no podría matarla.
Volvió a apuntar a Agust por encima del hombro de Charlie, sujetando la pistola con ambas manos. — No te muevas. Di algo más y te frío. Y tú, — hizo un gesto con la cabeza para señalar a la chica — siéntate otra vez. Tampoco te muevas.
Charlie asintió y se dejó caer en el suelo estrepitosamente, golpeando con su pie la pierna de Agust, que bufó. Cualquier persona normal se retorcería en el suelo por culpa de semejante caída, probablemente quejándose de dolor en la zona del coxis... pero Charlie no era cualquier persona, y mucho menos normal.
Namjoon no tardó en darse la vuelta para buscar unas cadenas para atar a Charlie. Era mejor prevenir que curar.
Aunque tenía paciencia y bastante temple, era torpe. Tanto, que al sacar las cadenas e intentar llevarlas lo más cómodamente posible, se enredaron. Su pistola cayó al suelo. Mientras se agachaba despacio para recogerla teniendo el cuidado de que no se disparara, Agust cruzó un par de miradas con Charlie. A veces deseaba tener poderes telepáticos para poder comunicarse en silencio. Ella, lejos de entender lo que el vampiro quería decirle, frunció el ceño, confusa.
El plan maestro de Agust era deshacerse de las cadenas mientras Nam ataba a Charlie, que debía distraerle para ganar algo más de tiempo. Sin embargo, como ella no parecía querer colaborar, Agust tuvo que prescindir de ella. El moreno se agachó frente a Charlie cadenas en mano. El rubio aprovechó la delgadez de su torso para retorcerse -con algo de dolor por culpa de las heridas- e intentó no hacer demasiado ruido para no llamar la atención de Nam, demasiado concentrado en deshacer los nudos metálicos de las cadenas.
Poco a poco, logró que las cadenas tuvieran la holgura suficiente para poder liberar sus brazos. Esperó a que Nam pudiera atar a Charlie, aparentemente hecha un manojo de nervios, preguntando constantemente por qué tenía que atarla de nuevo. Fue entonces cuando, en silencio, Agust se deshizo de las cadenas.
Namjoon reaccionó rápido, pero no lo fue lo suficiente: Agust ya estaba de pie cuando llevó su diestra a la pistola. El rubio se sujetó la parte posterior de la rodilla al notar que aún la herida del primer disparo estaba abierta. Ni siquiera bufó enseñando sus colmillos para intimidar o provocar a Namjoon, aprovechó su confusión para abalanzarse sobre su cuerpo. Mandó a la mierda su plan de hacer un trato con él, mandó a la mierda todos sus principios e intentó alcanzar su pierna. Lo consiguió; se aferró a ella con la intención de absorber la sangre que circulaba por la arteria femoral. Llegó a hincar sus colmillos, pero cuando lo hizo, Agust sintió que algo le quemaba en la cabeza. Después, todo se volvió negro y perdió la consciencia.
Mientras tanto, Charlie, atada de manos y pies, gritó al ver cómo el cuerpo de Agust caía inerte al suelo. No pudo hacer nada por impedir que Namjoon apretara el gatillo y disparara a quemarropa. Hizo un esfuerzo por no mirar al rostro empapado de sangre del rubio... ni al orificio abierto en lo alto de su sien.
— Mierda... — murmuró Namjoon al ver sus pantalones empapados de sangre. Sólo esperaba que fuera del vampiro y no suya. — ¿No decían que los vampiros eran inmortales...?
— L-lo has matado...
Apretó la mandíbula observando el cuerpo inerte de Agust. Namjoon tragó saliva y retiró el cuerpo hacia un lado, arrastrándolo por los pies. — Te dejaré marchar si no dices nada de esto a alguien. Obviamente, yo también cerraré el pico.
— ¡Has matado a Agust!
Entre ofendido y sorprendido, alzó la mano temblorosa en la que aún tenía la pistola y entreabrió la boca para protestar. — ¡M-me ha mordido...! — volvió a echar un vistazo al cuerpo. No parecía tener mucha solución. Enseguida, la culpa empezó a abordar a Namjoon. — Joder, n-no quería matar... Dios, es la primera persona que mato.
Se dejó caer en la silla y se frotó la cara. ¿Se podía considerar a un vampiro una persona? Su mirada se perdió más allá de la pared de ladrillo del sótano. A Namjoon no le gustaba dudar de su propia existencia, pero se preguntó si no estaba en una especie de pesadilla. No sabía qué iba a hacer posteriormente. Lo único en lo que podía pensar era en el cadáver de Agust.
Los sollozos ahogados de Charlie lo empeoraron todo. Namjoon se limitó a suspirar a pesar de estar al borde de un ataque de nervios. Volvió la cabeza hacia Charlie, hecha un mar de lágrimas. Ella también era incapaz de dejar de pensar en el cuerpo sin vida de Agust y en lo que sucedería después. Quizá lloraba por el estrés provocado por la situación y no por el hecho de que Agust estuviera en el suelo con agujero en la frente que dejaba de sangrar poco a poco; ni ella misma lo entendía. No sabía si se sentía triste, enfadada o si simplemente no sentía.
Tras unos cuantos minutos, Namjoon inspiró y volvió a caminar hacia el arcón. Sacó una manta de lana gris y tapó con ella el cadáver y la escasa sangre de Agust. Suspiró. Arrastró la silla hasta los pies de Charlie, asustada y aún llorando. Su maquillaje empezaba a emborronarse.
— P-por favor, no me mates. — suplicó.
— No voy a hacerlo. — respondió rápidamente Nam con voz suave. — Voy a dejar que te marches, pero no quiero que digas esto a nadie. Ni siquiera a tus padres, por favor.
Charlotte asintió. — Cla-claro.
— Y antes de que te marches, ¿qué eres?
— ¿Yo...? — paseó la mirada por la habitación. Aún sentía algo de agobio y no podía ver bien por culpa de las lágrimas. Cerró los ojos, pero sólo vio la terrible imagen de Agust con un disparo en la cabeza. — No lo sé.
— ¿No eres un vampiro?
— No...
Namjoon entornó los ojos. Intentó concentrarse; ya pensaría qué hacer con el cuerpo más tarde. Repasó rápidamente la lista de seres sobrenaturales y mitos que tenía en mente. — ¿Un wendigo?
— No lo sé, de verdad. Por favor-
— ¿Un... ghoul? ¿Un necrófago?
Charlie negó con la cabeza llena de terror. Ni siquiera ella quería saber qué era, ni por qué tenía que alimentarse de carne cruda o sangre, ni por qué la sangre de su cuerpo estaba coagulada; no quería saber nada. Prefería sobrevivir y mantenerse en la ignorancia el mayor tiempo posible.
— No sé qué es lo que soy. — repitió.
— ¿Cuántos años tienes?
— Diecio- — Charlotte cerró la boca. De repente, recordó que esa no era su edad.
— Vale, tranquila. — intentó calmarle Namjoon al ver que empezaba a lloriquear de nuevo. — Está bien. Entonces, ¿desde cuándo tienes dieciocho años?
— Sólo sé que estoy muerta y no quiero estarlo. Por favor...
Escucharon un gruñido a sus espaldas no demasiado fuerte, gutural, como el de alguien que acaba de despertarse de una siesta. Namjoon cogió su Glock lo más rápido que pudo con ambar manos y se puso de pie para apuntar al cuerpo de Agust, aún tapado con la manta. Charlie y Nam esperaron un par de segundos con el alma en vilo a que sucediera algo más.
No pasó nada. Namjoon bajó el arma con un suspiro de alivio, cerrando los ojos y estirando el cuello. — Joder, pensé qué-
— ¡Casi me matas, hijo de puta! ¡Casi me vuelas los sesos, pedazo de mierda alquimista!
El grito de Agust sobresaltó tanto a Namjoon que pegó un brinco y se chocó contra el cuerpo de Charlie. El vampiro sólo tenía fuerzas para decir improperios y quitarse la manta de encima.
— ¡Está vivo! — exclamó Charlie.
— ¡Sí, como el puto Frankenstein! — tosió. — ¡Como consiga levantarme de aquí voy a arrancarte los brazos!
Por alguna razón, Namjoon se sintió un poco más consolado al saber que no había matado al vampiro. No quería hacerse cargo de un cuerpo por miedo a las consecuencias.
— Creo que estabas mejor muerto...
— ¿Pensabas que me ibas a matar tan fácilmente...? Friki de pacotilla. — volvió a toser. Agust aún se sentía débil y veía doble. — Leerte la página de ''vampiro'' en Wikipedia no es suficiente para cargarse a uno de verdad. ¿De qué hablabais? ¿Vamos a formar un trío a los Tres Mosqueteros de la muerte o...?
— Definitivamente estabas mejor muerto.
— No puedo morderte, pero sí puedo hacer que te pique el culo y te hartes de mí. — rio Agust. — Vamos al grano: ¿hay trato o no?
Charlie miró con nerviosismo al rubio. — A-aún no sabemos muy bien en qué consiste...
— No hay que ser muy lista para entenderlo, rubita. Nuestro querido homicida en potencia necesita almas, tú necesitas carne y yo necesito sangre. Todos salimos ganando.
— Ninguno vamos a salir ganando de esto. — apuntó Namjoon, serio. Sacó un cartucho de balas de su bolsillo y recargó su Glock. El 'clack' del cartucho en la pistola llamó la atención de Agust, que giró la cabeza despacio en dirección al sonido. — Necesito balas por si te pasas de listo.
Soltó una risilla sarcástica. — No sé tú, pero yo sí me veo como un auténtico ganador con el plan. Sólo tenemos que buscar a las mejores víctimas... Las que sean prescindibles-
— No voy a matar a gente para que un vampirillo de segunda se alimente. Métete en tus asuntos. Yo no quiero saber nada. — le cortó Nam. Se agachó para desencadenar a Charlie. — Marchaos. No digáis nada a nadie; haremos como si esto no ha pasado. No os conozco.
— Venga, Namjoonie... — porfió con tono burlón Agust. — anímate. Mira, casi me matas y sigo aquí, intentando que entres en razón.
— He dicho que no. — por primera vez, Namjoon alzó la voz. Resonó un buen rato por la sala.
— Entonces, ¿quién va a encontrar la cura para tu hermana? ¿Lo harán las farmacéuticas que apenas gastan un dólar en buscar medicamentos sin efectos secundarios? ¿O vendrá Jesucristo y obrará un milagro que la hará andar? Eh, Namjoon, no te pongas tenso.
El moreno expulsó todo el aire que había mantenido por la boca, despacio. Terminó de desencadenar a Chalotte. — No sé por qué sabes tanto, pero cierra el pico si no quieres que vuelva a dispararte.
— Uy, qué miedito me da el alquimista que lleva años intentando que su hermanita vuelva a caminar... ¿Por qué no la llevas a los Alpes? A lo mejor vuelve a andar como hizo Clara en Heidi.
No aguantó más. Namjoon se reincorporó rápidamente y agarró el cuello de la sudadera de Agust, levantando su cuerpo del suelo. Le pegó contra la inmensa estantería del sótano, aquella plagada de botes llenos de formol, libros sobre alquimia y algún que otro experimento fallido. Tembló a causa del golpe. Namjoon miró fijamente a Agust a través de su flequillo rubio empapado en sangre. Él, lejos de sentirse asustado, utilizó la poca fuerza que le quedaba para plantar su dedo corazón en el rostro de Namjoon, retándole, aún con una sonrisilla ladina.
— Serás hijo de-
— ¡Parad! — chilló Charlie, puede que demasiado alto. El sótano no estaba insonorizado y probablemente todo el barrio había escuchado a la chica. Ella volvía a sollozar. Casi se ahogaba en sus propias lágrimas.
Namjoon lanzó a Agust al suelo. — Vete. — ordenó a Charlotte. Al ver que ella no reaccionaba, señaló la puerta y volvió a alzar el tono de voz: — He dicho que te vayas.
La risa maniaca del vampiro se hizo eco en el sótano. Tosió, sintiendo dolor en el estómago y la cabeza. Agust iba a necesitar unos cuantos litros de sangre. Por primera vez en mucho, tuvo miedo de no salir vivo de allí. A pesar de todo, continuó con sus provocaciones. — Namjoon, no mataremos a gente inocente. ¿Nunca has querido ser un justiciero? ¿No te parece injusto que tu hermana esté en una silla de ruedas a punto de espicharlas y el cabrón que la atropelló siga suelto? De verdad, ¿nunca, nunca en tu vida has querido ser la justicia...?
— Eres un cabrón insensible.
— ¡Agust, para! ¡Déjalo! — Charlie se levantó del suelo. — Vamos.
— No. — Namjoon puso una mano en el hombro de la chica, impidiendo que fuera hacia el vampiro. — Él se queda aquí.
— ¿Voy a ser tu conejillo de indias? Suena hasta divertido.
— Voy a terminar de matarte.
— De aquí a la boda hay sólo un paso... — bromeó Agust.
— Esto se os está yendo de las manos. — murmuró la única fémina de la sala. — Por favor, parad. No sigáis con esto... Si no hay trato, cada uno nos vamos por nuestro lado y ya está. No teníais por qué haber llegado hasta aquí...
— Podrías habernos parado antes, ¿no? — inquirió el rubio.
— ¡No podía moverme! — contestó con rapidez Charlie. Se dirigió hacia Nam de nuevo, mirándole directamente a sus ojos oscuros. — Yo quiero ayudarte. Puede que Agust sólo quiera sangre, pero él puede matar a quien quiera.
— ¡Eh, eh! ¡A mi no me excluyáis de vuestros planes! ¡Yo soy el cerebro de todo esto!
— ¡Cállate o te vuelo los sesos otra vez! — le gritó Namjoon. Chasqueó la lengua y agitó la cabeza. — He dicho que yo no quiero saber nada de-
— Por favor. — Charlie agarró las camiseta de Nam. Le miró como si le rogara, como si necesitara escuchar un 'sí' para seguir con vida por muy irónico que sonara. — Tú también podrías ayudarme. Yo intentaré buscar algo que sirva para... tu hermana, y tú... tú podrías ayudarme a descubrir lo que soy.
— De momento lo sabemos, Charlie: eres una muerta. ¡Siguiente!
— Augusto, te juro que si no te callas te estampo contra la pared.
— Es Agust, y no hace falta que te pongas tan agresivo...
— Si el vampiro se queda fuera, hay trato. — sentenció Namjoon.
— Está bien. — Charlie le dedicó una sonrisa algo tímida.
Ambos escucharon otra risilla. — No me lo puedo creer...
Dejó de reírse de golpe. Su pecho dejó de inflarse. Sus ojos se quedaron abiertos. La herida terminó de sangrar.
Fue entonces cuando Charlie supuso que los vampiros no eran tan inmortales como decían por ahí.
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