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n u e v e

Charlie abrió de golpe  la puerta del laboratorio de química, seguida por Agust, que se limitó a alzar las manos en son de paz en cuanto el profesor se giró hacia ellos. Charlotte corrió hasta Namjoon, que observaba la situación entre sorprendido y algo cabreado. Lo primero que pensó fue que sus dos amigos -por llamarlo de alguna forma- decidieron irrumpir en la clase para llamar su atención de la forma más estúpida y desesperada posible, pero pronto supo que en realidad lo hacían para protegerse. Todo el mundo pudo escuchar dos disparos, y casi como si fuera algo natural, algo que sucedía día tras día, los alumnos bloquearon la puerta colocando varias sillas delante, formando una especie de barricada, y posteriormente se escondieron bajo las mesas del laboratorio. Namjoon, Charlie y Agust hicieron lo mismo, aunque el vampiro tenía un aire totalmente despreocupado.

— ¿Qué está pasando? — preguntó el más alto.

Agust frunció el ceño. — ¿No es evidente? — replicó con evidentísima ironía. — Hay un tiroteo. 

— Era una pregunta un poco retórica, pero-

— ¿¡Qué hacemos!? — gritó en un susurro Charlie, dejándose llevar por el pánico general. 

El vampiro se encogió de hombros. — No hay tiroteos en Corea, la verdad, así que no lo sé. ¿Vendrá el FBI? A mí me da igual lo que pase, y a ti también debería sudártela, Charlotte... Estás muerta. — le recordó con una sonrisilla, divertida, con un punto algo ladino. 

— Odio que hables siempre con tanto sarcasmo. ¿No te das cuenta de lo cargante que eres? — bufó Namjoon, rodando los ojos y llevándose las manos a la cabeza, retirándose el flequillo de la frente y dejándola al descubierto. — Vamos a esperar a que venga la policía, no creo que el tirador entre aquí. ¿Le habéis visto?

Charlie negó con la cabeza enérgicamente y echó un vistazo a la puerta que daba al pasillo. — No.

— Pero sabemos quién puede ser. — añadió el vampiro.

La chica pestañeó varias veces. — ¿Sabemos? — miró con incredulidad a Agust, que rodó los ojos y suspiró con pesadez. — A mí no me has dicho nada y no hemos visto a-

— ¿Podrías seguirme el juego tan sólo una — remarcó la palabra — vez? En fin... Creo que es Waters. Tengo mis sospechas.

— No sigas por ahí, Drácula. — Namjoon alzó la mano e hizo ademán de levantarse para irse hacia la parte posterior del aula, donde se encontraban la mayoría de los alumnos, que casi de forma rutinaria esperaban a que la policía llegara en vez de escapar por las ventanas o esconderse en algún lado mejor, pero Agust le detuvo con firmeza. Nam se deshizo de su agarre enseguida y se adelantó: — La simple intuición  no es suficiente; no me creo que Waters sea capaz de conseguir una pistola y-

— Si crees que Waters no es el loco que está pegando tiros, ¿por qué no está contigo en clase? — puntualizó Agust, señalando al resto de alumnos. — Lo he estado observando; no hace falta ser psiquiatra para saber que, de toda la gente de este terrible instituto, Waters es el que peor está de la olla. Siempre está solo, siente la presión de su padre todo el rato y tiene acceso fácil a cualquier arma porque su madre es de las fuerzas armadas. ¿Sigo?

— Hala... pues Agust tiene razón, ahora que lo pienso. — Charlotte asintió con la boca semiabierta. 

— Podríamos haberle matado y-

— ¡Nos pillarían! — exclamó, quizá demasiado alto, Namjoon. Varias personas le miraron, extrañados, y rápidamente comenzaron a cuchichear. 

Se escucharon nuevos disparos. Y aquella vez fueron más cerca. El asesino caminaba por el pasillo, acercándose al laboratorio de química. Algunas personas gritaron, otras comenzaron a rezar. Mientras cundía el pánico y algunos trataban de tranquilizar a otros bajo las mesas, Namjoon se acercó hacia la puerta para mirar por el ventanuco. Charlotte corrió tras él, atemorizada, repitiéndole que él si podía salir herido -o ni siquiera salir-, y Agust fue quién se dedicó a tranquilizar al profesor diciendo que todo saldría bien. Después se juntó con sus dos compañeros. 

— No hay cobertura. — informó Namjoon. — Así que no creo que esto sea cosa de una sola persona. Primero han tenido que apagar o estropear los repetidores-

— ¿Quién te dice que no es una persona muy lista? — Agust se cruzó de brazos con aire desafiante. — Además, ¿has visto algo por la ventana?

— Sólo he visto a un tirador. — respondió, algo fastidiado. Le hubiera gustado mentir y decir que eran dos personas sólo para fastidiar a Agust, pero su sinceridad no le dejó. El vampiro sonrió, satisfecho. Definitivamente, Namjoon le odiaba, y odiaba mucho más tener que darle la razón. — Se ha ido hacia el otro ala. Voy a salir y-

— ¡No! — fue Charlotte quien le detuvo. Agarró con fuerza su brazo, le miró a los ojos y negó con la cabeza casi al borde del llanto. — Pueden dispararte. Lo mejor es que te quedes aquí...

Pero Agust ya había abierto la puerta. Ni siquiera necesitó salir a gatas, como solían hacer cada vez que había un tiroteo. Caminó tan campante hacia el pasillo. — ¿Venís?

Namjoon hizo una seña al profesor, que hacía todo lo posible por mantener la calma, y le dijo que volverían sanos y salvos. También salió al pasillo, llevando su mano derecha pegada a la zona lumbar, por si tenía que sacar su pistola con rapidez. Siempre la llevaba encima desde que descubrió que Agust era un vampiro y que podía callarle por unos cuantos minutos si le disparaba en la cabeza. 

A Charlie no le quedó otra que seguir a los dos chicos, así que correteó hasta alcanzarlos después de cerrar la puerta del laboratorio. 

— ¿Dónde vamos? — preguntó.

— De momento, creo que lo mejor sería avisar a la policía y-

Los tres tuvieron que pararse en seco. Lo primero que pensó Namjoon fue que la escena que contemplaba era de una película gore, no de la vida real. Las taquillas estaban manchadas de sangre y varios cuerpos de alumnos de tercer año estaban en el suelo, empapados e inertes. Habían tenido la mala suerte de toparse con el tirador justo en un cambio de aula. A Namjoon se le encogió el corazón al reconocer a algunos de los alumnos; eran sus compañeros en el club de ajedrez. 

Agust, por su parte, optó por cerrar los ojos e intentar no respirar por la nariz. El olor de la sangre estaba por todas partes...  Tenía que resistirse, al igual que Charlotte, que fijó su mirada en un cadáver cercano a las taquillas. Le habían disparado varias veces, un par de ellas a quemarropa, con ensañamiento, probablemente después de haber muerto. El olor de la sangre no era lo peor para Charlotte; era la carne, las vísceras. Al principio pudo superarlo, pero poco a poco el hedor fue impregnando sus fosas nasales hasta que no pudo más. Lejos de seguir sus impulsos inhumanos, salió corriendo hacia una clase vacía. La puerta estaba abierta de par en par. Namjoon tiró de Agust y los dos siguieron a la chica. Allí, Charlotte se apoyaba en la pared, tapándose la boca con fuerza. Namjoon entendió rápidamente por qué: un nuevo cuerpo yacía sobre un charco de sangre, aún creciente, y lo peor de todo es que los disparos en la cabeza habían destruido su cráneo. Su rostro estaba irreconocible, pero a juzgar por su camisa a cuadros y el resto de su ropa, enrojecida por la sangre, se trataba de algún profesor. 

— Cúbrenos. — murmuró Agust. A Namjoon le sorprendió que hablara con la voz temblorosa; no como quien está a punto de llorar, sino más bien como alguien que está haciendo fuerza y luchando contra sí mismo. 

— ¿Qué? — el de gafas se sintió algo desubicado cuando vio al vampiro cerrar la puerta del aula y caminar con decisión hacia Charlotte. Agarró su muñeca y tiró de ella. — ¿Qué haces?

Agust se volvió hacia Namjoon de una manera algo violenta. Pudo distinguir sus colmillos afilados. — ¡He dicho que nos cubras! — exclamó con nerviosismo. — Asegúrate de que nadie entra, ¿entendido? — le señaló con el índice. Su aire agresivo hizo que Namjoon asintiera y retrocediera un par de pasos, pegándose al marco de la puerta. 

Aunque hizo todo lo posible por resistirse, Agust no pudo evitar arrodillarse junto al charco rojizo y brillante y morder la herida aún sangrante del cadáver. Succionó con rapidez, casi con ansia, esperando que no llegara demasiado tarde -la hemorragia era enorme, así que Agust temió que apenas hubiera sangre en el cuerpo-. El sabor metálico de la sangre le hizo suspirar, entre aliviado y satisfecho, como quien bebe agua después de tener la boca seca durante horas. Ni siquiera le importó que fuera del tipo B negativo. Llegó hasta a recoger la sangre del charco con sus manos y bebió de ellas, como si fuera agua. 

Charlotte se acercó al cadáver despacio, más dubitativa, y finalmente se acuclilló junto a la cabeza del cuerpo. La movió, con delicadeza, y descubrió pequeños trozos una masa blanquecina en el suelo. La tomó entre sus dedos, la olfateó y se la llevó a la boca. Era de una textura gelatinosa... y sabía a gloria. Cerró los ojos, inspiró con fuerza y siguió hurgando en la herida del cráneo, comiendo cada vez más deprisa y sin ningún tipo de pausa.

Lo peor de todo el asunto, para Namjoon, era escuchar cómo Charlotte masticaba y disfrutaba partes de un cerebro aplastado; ya se había acostumbrado al olor de la sangre. Era asqueroso, pero también le hizo pensar en cómo podía haber llegado Charlotte a aquel extremo. ¿Qué clase de criatura era? ¿Y cómo podía devorar los sesos de alguien que había estado dándole clase durante meses?

Namjoon, cansado de mirar por la ventana de cristal -roto por un par de disparos- de la puerta pero no dispuesto a mirar a sus compañeros mientras se alimentaban a costa de un cadáver, suspiró. — ¿Qué vais a hacer luego con el cuerpo...? ¿Vais a llevároslo?

— No. — respondió Agust antes de volver a llevarse las manos a la boca para beber más — Vamos a dejarlo aquí. Harán recuento y censo de los cadáveres, idiota. 

El de gafas rodó los ojos. Intentó concentrarse en su respiración para dejar de escuchar lo que sucedía a sus espaldas, y pronto logró oír algo en el pasillo. La suela de unas zapatillas chirrió contra el suelo. Entornó los ojos para poder ver mejor. — Shhh, alguien se acerca.

Agust se limpió la cara rápidamente con un pañuelo que llevaba en los bolsillos de su chaqueta negra y corrió hasta Namjoon. Se parapetó detrás de él, más alto y corpulento, y colocó sus manos en los hombros del alquimista. — ¿Quién crees que es? — susurró.

— ¿No crees que te has puesto demasiado cerca? — bufó Namjoon, moviendo sus hombros para que Agust retirara sus manos.

— Uy, — dijo el rubio con tono juguetón — ¿no será que te pongo nerviosito...?

— Shh, cállate la boca. — Namjoon finalmente sacó la pistola que llevaba guardada. Agust, sintiéndose mucho más enérgico después de poder alimentarse, agudizó el oído y se puso alerta. No podían pillarle con la guardia baja. 

Pasados unos segundos, pudieron escuchar unos pasos, acercándose cada vez más y más al aula. Era una sola persona, y probablemente sus zapatos estaban mojados; no dejaban de emitir un ruido agudo cada vez que la suela pisaba el mármol recién pulido. 

 — No te hagas el héroe y deja que se vaya. — susurró Agust, mirando fijamente hacia el pasillo. — Le ficharemos y le mataremos antes de que le lleven a la prisión estatal... 

Namjoon hizo oídos sordos. Pronto pudo ver al asesino, que llevaba colgado del hombro un subfusil, un arma similar a una metralleta. Era un chico alto, blanco, desgarbado, con los pantalones manchados de sangre y con el cabello rizado. Namjoon apretó la mandíbula al ver que se trataba de Waters, tal y como había dicho Agust, que susurró un ''te lo dije'' que Namjoon no escuchó.

Por mucho que Agust le advirtiera, Namjoon abrió la puerta y salió al pasillo antes de que Water emprendiera su huida por la puerta de emergencia. Empuñó la pistola con firmeza y caminó despacio, intentando no hacer ruido.

— ¡Quieto! — gritó cuando se dio cuenta de que Waters ya no tenía ningún cargador a mano. Esperaba que el subfusil estuviera también vacío, porque, de lo contrario, Namjoon tendría unas probabilidades altísimas de recibir una ráfaga de disparos.

Waters, lejos de sentirse acorralado o amenazado, abrió la puerta metálica de emergencia y huyó, tal y como había planeado... pero lo que o tuvo en cuenta es que Charlotte, que abandonó el cadáver con una rapidez nunca vista, salió corriendo detrás de él, ensangrentada, rabiosa, gruñendo. Agust intentó pararla, Namjoon también, pero no les escuchó. Había perdido el control de su cuerpo, pero se sentía vigorizada, llena de vida a pesar de estar muerta. Una fuerza interior hizo que persiguiera a Waters unos cuantos metros, hasta que le alcanzó, sin impedimentos, y logró lanzarse a su espalda, placándole. Ambos cayeron al suelo bajo la intensa lluvia otoñal, y Charlotte, sin pensar, sin poder dominar su cuerpo, mordió con fuerza el hombro de Waters, que gritó de dolor.

Namjoon y Agust consiguieron llegar rápidamente hasta Charlotte... igual que lo hicieron varios policías que ya habían acordonado la zona. Habían supuesto que quien inició la masacre huiría por alguna de las puertas de incendios. 

— ¡Charlie! — gritó Namjoon,  alargando el brazo para que la chica tomara su mano. Los policías se acercaban demasiado rápido. — ¡Charlotte!

Agust, no visiblemente preocupado, también chilló el nombre de la chica rubia. — ¡Déjalo! — tuvo que dar un pasos hacia ella y tocar su hombro. Charlie se volvió hacia él, bruscamente, y Agust aprovechó la coyuntura para acercarse más, arrodillarse junto a ella y limpiar su rostro. Estaba manchado de sangre y no podían permitirse ser vinculados con el tiroteo. Se apartaron en cuanto un policía gritó frente a ellos. 

La policía se encargó de reducir de nuevo a Waters, deshacerse de su arma y esposarlo. Otros tantos hombres rodearon a Namjoon, Agust y Charlotte, que alzaron las manos en son de paz.

— ¿Estás... bien? — se atrevió a preguntar Namjoon a Charlie. Ella asintió, aunque era mentira. No sabía qué le había pasado ni qué le había empujado a correr detrás del asesino y morder su cuerpo con intención de arrancarle un brazo. 

Los agentes cachearon a los tres sin hacer preguntas. Aunque Namjoon se sintió algo molestó, la mayor parte de él se sentía aliviado por haber dejado su pistola tirada en el pasillo. Uno de los policías avisó por radio a otros compañeros que trajeron consigo mantas térmicas para que los chicos y la chica pudieran abrigarse. 

— ¿Estáis heridos? ¿Podéis acompañarnos un momento? — preguntó uno de los policías, armado hasta las cejas y mirando hacia todos los lados posibles.

— Estamos bien. — respondió con calma Namjoon, más alto que el agente, que estiró el brazo hacia delante, haciendo un gesto que los invitaba a caminar hacia delante. 

Charlotte y Namjoon, sin darse cuenta, comenzaron a andar juntos, codo con codo, algo cabizbajos. Charlotte no sintió nada, pero a Nam el roce le resultó reconfortante, como si Charlie estuviera ahí para tranquilizarle y decirle, en silencio, que todo iba a salir bien. Agust, algo rezagado, aceleró el paso y se colocó entre los dos, pegándose a ellos. 

— Dejadme hablar a mí. — sentenció, decidido.

Namjoon no quería confiar en él, pero la chispa de decisión que vio reflejada en los ojos negros de Agust le hizo cambiar de opinión. Quizá el vampiro era mucho más inteligente de lo que parecía. Al fin y al cabo, su intuición nunca fallaba... ¿no?

*****

este capitulillo ha sido más largo y algo más serio, pero dont worry, que el sarcasmo, la sangre y el humor vienen a partes iguales jujuju

espero que sobreviváis al comeback de bts para leer el siguiente capítulo

:)








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