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d o c e

—Mirad: las he encontrado en la cabaña del guardabosques. También tenía los negativos y cuerdas que no creo que sean para subirse a los árboles. — Agust tendió al alquimista las fotos que había encontrado en aquel cajón. 

Namjoon no tardó ni dos milésimas de segundo en retirar la vista de las fotografías con una mueca de desagrado. Agitó la cabeza, queriendo deshacerse de la imagen de una joven de no más de quince años semidesnuda. Agust le tendió las fotos a Charlotte, que las tomó algo confusa. Horrorizada, ahogó un grito. No pudo ojearlas. Ni siquiera pudo continuar con la tarea de llevar los pedazos del cadáver a la vieja camioneta. 

—Es horrible...—murmuró la chica, mirando al suelo. Aún había restos de sangre sobre la tierra, el musgo y las hojas.

—¿El qué? ¿Las fotos o el hecho de que te hayas comido a medio pedófilo?—dijo Agust.

Namjoon le fulminó con la mirada. Odiaba la expresión exultante que tenía el vampiro y que iluminaba su rostro; era como si le hubiera tocado la lotería. No entendía cómo podía estar así, tan feliz, después de ver las terribles fotografías y tras ver cómo Charlotte devoraba a un humano. El vampiro, como su hubiera leído el pensamiento del alquimista, rodó los ojos y chasqueó la lengua.

—¿Qué? ¿Tú no te alegras de que Charlotte, al menos, no haya matado a alguien inocente? —bufó el rubio. — Porque yo sí. Este tío... bueno, o lo que queda de él, estaba enfermo. No has visto todas las fotos; son horribles. Ha torturado a niñ-

—Vale. —le cortó Namjoon. Así con fuerza el palo que utilizaba para dibujar en la tierra el gran círculo de transmutación que utilizaría para cubrir los restos del cuerpo que no podían limpiar. —Pero, ¿cómo sabes que las fotos-

—Deja de ser tan racional, pedazo de mierda. — Agust agarró el cuello de la camisa de Nam y le zarandeó con fuerza. — ¿¡Cómo puedes dudar de algo así!?

—¡Chicos! — la voz de Charlotte resonó por todo el claro. Ya parecía ser la de siempre, exceptuando, claro, que continuaba manchada de sangre. El color granate del fluido destacaba sobre su piel pálida y su cabello platino. — Basta. Vamos a terminar con todo esto y luego... hablaremos.

— Me duele decirlo, pero la rubia tiene razón. —Agust soltó a su compañero de mala gana. Chasqueó la lengua y, sin decir nada más, huyó del claro, abriéndose paso entre la maleza.

Namjoon le dejó marchar, pero Charlie hizo ademán de ir tras él. Al ver que parecía enfadado, no siguió su camino. Suspiró, entre cansada y preocupada, y se volvió hacia Namjoon después de recoger del suelo uno de los brazos del cadáver. 

—Es verdad, Nam... No sé cómo has podido pensar que las fotos no las ha hecho el guardabosques. — comentó entre dientes. Caminó hasta la camioneta, donde dejó los restos del cadáver. Ya no quedaba nada más en el suelo. 

El chico también caminó hacia la pick-up. Abrió una de las puertas traseras y sacó una lona azul con la que cubrió el maletero. Charlotte le ayudó a extenderla sin mediar palabra. Namjoon parecía algo afectado.

—No podemos arriesgarnos. No podemos creer que ese tipo era un... En fin, un pedófilo. ¿Y si no lo era? Estamos condenando a alguien sin tener las pruebas suficientes.

—Las fotos lo dicen todo. — Charlotte se cruzó de brazos, pero tuvo que dejar de hacerlo casi al instante porque Namjoon le ofrecía un trapo para limpiarse la sangre. — Oh, gracias.

—No sabemos si las fotos las ha hecho él. 

Charlie se frotaba la cara con el trapo, intentando que la sangre reseca se fuera de su rostro. Se detuvo y miró a Namjoon con el ceño fruncido. Él agachó la cabeza y se frotó la nuca. —Qué cabezota...

—Es por nuestro bien- Y por el de ese vampiro de segunda. — añadió después. — Es mejor no pensar que hemos matado a alguien culpable y así tomar las precauciones necesarias. 

Charlotte hizo una mueca. No le convencía del todo el argumento de Namjoon; ella estaba con el vampiro. Había algo, su sexto sentido, quizá, que le decía que aquel hombre que había matado y masticado no era del todo inocente. Inspiró y decidió guardarse la experiencia para más tarde. Quería contárselo a Agust también. 

Volvió la vista hacia atrás. —¿Está todo?—pregunto Charlie con un hilo de voz.

Namjoon asintió, y con aire resignado, caminó hacia el centro del claro, donde Charlie había desmembrado el cuerpo del guardabosques. Ya había dibujado un perfecto círculo de un perímetro de unos tres metros en la tierra, así que sólo le quedaba completarlo con un par de líneas diagonales más. Desde el automóvil, Charlotte no podía ver el círculo de transmutación completo, pero sí pudo ver cómo se acuclillaba fuera de él y cómo posaba sus manos estiradas sobre la tierra. Pasados unos segundos, pudo ver una tenue luz azulada y, inmediatamente después, cuando Nam se reincorporó, vio como el claro estaba cubierto de maleza de un color verde intenso.

A Charlotte se le iluminó el rostro. Estuvo a punto de aplaudir. —¡Es magia!

Nam soltó una suave risilla mientras caminaba de vuelta a la pick-up. —Son reacciones químicas, nada más. — se sacudió las manos y abrió la furgoneta. — Vamos, si estamos aquí mucho más tiempo podrían encontrarnos... Ah, toma. — sacó de la guantera unas toallitas húmedas y se las tendió a Charlotte. 

—¡Mucho mejor! Con el trapo no podía limpiar la sangre... — la chica  se inclinó hacia delante para verse en el espejo retrovisor. Mientras tanto, Namjoon se quitó la chaqueta a cuadros que llevaba puesta para que Charlie pudiera cubrir la sangre que teñía de rojo su camiseta. Aceptó la prenda con una sonrisa. — Gracias... Espero que no se manche.

Tras abrocharse la chaqueta y tras utilizar casi todo el paquete de toallitas, Charlotte se subió a la vieja pick-up junto a Namjoon. Inspiró con fuerza y cerró los ojos al notar el tacto semirrugoso del volante. Le costó poner el motor en marcha. No se quitaba de la cabeza la imagen de aquel hombre y de cómo Charlotte, con toda la serenidad del mundo, le descuartizó utilizando sus dientes. Se sobresaltó al notar algo sobre su hombro.

Con mirada algo triste, Charlie apretaba el hombro de Nam. —¿Estás bien?

—Sí, sí. — hizo una mueca y, por fin, pisó el embrague. — ¿Y tú? ¿Estás bien?

Charlotte sonrió de oreja a oreja. —¡Llena de energía!

Si Agust estuviera en los asientos traseros, habría soltado algo con ese tono tan sarcásticamente hiriente y una risilla. Aunque habían pasado poco tiempo juntos, tanto Charlotte y Namjoon sentían que el equipo no estaba completo sin el vampiro.

*****

hello :) a pesar de estar convaleciente he encontrado un poquito de tiempo para escribir este capítulo (cortito, pero bueno) 

nos leemos en próximos episodios de la muerta el vampiro y el alquimista wooop woooop


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