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Capitulo 3

Las horas de escuela para Lincoln pasaron de forma extrañamente lenta, su pequeña aventura de fin de semana en las que había hecho de mayordomo y strip... perdón, modelo, habían sido días curiosos y había obtenido suficiente dinero para estar un tiempo en paz, más del que esperaba si era sincero para un fin de semana, de hecho si era sincero con la actitud que había adoptado Carol la veía más como una amiga con mucho dinero de su hermana mayor la cual jugo un poco con él y ya estaba, pero de lo último que habían conversado es que este volvería a su mansión al día siguiente, casi como si no tuviese clases, lo que le confundía sobre la seriedad de un trabajo formal con ella.

El dinero le gustaba, pero sumarse una Lola con poder real a la lista de mujeres que le rodeaban no era algo que le estimulase demasiado a su pensar.

Mientras ignoraba parcialmente al profesor y veía por la ventana pudo notar que a la distancia un vehículo lujoso se estaciono cerca de la preparatoria, algo que llamo ligeramente su atención por sobre las soporíferas clases que estaba asistiendo, llamando su atención junto a la de las otras personas que estaban tan distraídas como él y se sentaban cerca de la ventana.

Desgraciadamente para él, reconoció fácilmente ese vehículo.

Lentamente volvió a girar su cabeza rumbo hacia la pizarra, inclinándose a la misma velocidad en un intento de ocultar su cabeza desde la vista de la ventana.

- (Pensando) No paso nada, no vi nada, solo estoy cansado, eso es todo.

Aquello lo sintió casi como un llamado de atención para volver a poner atención al profesor, volviendo a tomar su lápiz deseoso de que historia fuese suficiente incentivo para no pensar en que debía de estar cansado, algo que solo duro casi 10 minutos antes de que el director de la escuela entrase a la habitación.

- ¿Señor director? ¿Necesita algo? - Hablo el confundido profesor.

- Necesito llevarme a uno de sus estudiantes, amm... Lincoln Loud, a mi oficina por favor.

El bullicio de sus compañeros en forma de burlas tanto amigables como algunas con tonos maliciosos no se hicieron tardar, y entre aquel pequeño revuelo Lincoln salió sin decir nada, con una mirada completamente ensombrecida.

Podía imaginar que estaba pasando, y realmente no quería lidiar con el dolor de trasero que le estaba esperando.

- Bien Loud. - Hablo con calma el director. - Te saque porque...

- Una señora con mucho poder y tiempo libre me necesita, ¿Verdad?

- Lo que dijo la señora Pingrey es cierto, eres un chico muy inteligente.

- ¿Por qué permite que una mujer no relacionada conmigo intervenga en mi aprendizaje? ¿No debería este lugar asegurar que mi crecimiento y desarrollo personal en las lecciones instauradas por ustedes tenga un espacio seguro en el que poder efectuarse sin distracciones externas?

- La señorita Pingrey puede ser muy convincente. - Dijo mientras sus mejillas se sonrojaban y ponía una sonrisa tonta.

Lincoln solo pudo observar al sujeto a su lado con aquella expresión, lamentándose que fuese el director de su escuela lo cual impedía que le dijese lo que realmente pensaba. Al ingresar en el despacho del adulto pudo ver tranquilamente a Carol sentada en el asiento de este, con las piernas arriba del escritorio en una pose completamente relajada como si estuviese en la sala de estar de su mansión.

- Por fin llegas Lincoln, ni siquiera me dijiste a qué hora salías de aquí.

- Ni siquiera definimos nada, creía que no iba a pasar de este fin de semana todo esto, tampoco creo que tengas tanto dinero como para mantener ese sueldo que me prometiste.

- Es un contrato por servicios Linky, no tengo que pagarte más si no haces lo que se te ordene hacer y de momento hay cosas que no has cumplido.

- ¿Cómo que no? Me pagaste por limpiar tu ropa y lo hice, por modelar tus prendas e incluso les bailé a tus depravadas amigas e incluso cuando me llevaste a comprar ropa ni siquiera me compraste nada, ¡Ni siquiera pude comprarme una polera para cubrir mi torso!

- El trato por la ropa era toda mi ropa, incluyendo la nueva y adquirí ropas que no has tratado, cuando mencione que posarías para algunas amigas no dije que necesariamente eran ellas, solo asumiste que era ese grupo y para tu información, ya me encargué de comprar tu traje de servidumbre Pingrey, solo que no me diste tu número telefónico para contártelo.

- La señorita Pingrey tiene razón joven Loud, y usted como caballero no puede faltar a su palabra. - Tercio el director quien puso sus manos en la espalda y saco pecho, manteniendo una postura completamente recta.

- Oiga, no la apoye, apóyeme a mi que soy su alumno.

- Apoyo las causas justas y que enriquezcan la moral y mentalidad de mis estudiantes.

- Si, como no. - Lincoln volvió a girarse hacía Carol. - Y lo que tú dices es un cambio descarado de lo que conversamos, esto es una estafa.

- Estafa o no el pago ya fue hecho y tú estuviste de acuerdo.

- Pues no he firmado nada, jaque mate.

- Oh, cariño mío, claro que firmaste. - Y Carol saco de su bolso un documento donde salía la marca del pulgar de Lincoln al final junto a la firma de este. - ¿Ves? Dejaste tu huella dactilar y firmaste voluntariamente.

- No puedes estar hablando en serio, yo no hice eso, esto es un delito grave.

- Señorita Pingrey, lo que conversamos era una cosa, pero esto claramente es un acto ilegal de su parte.

- (Esperanzado) Director...

Carol se levanto del asiento y se paro frente al adulto, tomando un fajo de billetes de su bolso con el que le dio una bofetada.

- No recuerdo haberte dado permiso para hablar don nadie.

- Pero... - Y recibió otra bofetada con el manojo de billetes, provocando que el adulto lo tomase en silencio y lo deslizara dentro de su bolsillo, callándose mientras asentía con la cabeza.

- Mucho mejor.

- ¡Oiga! ¡¿Y los principios que se supone enseñan que?!

El sujeto solo levanto sus hombros en señal de no importarle un carajo.

Lincoln lo supo, estaba jodido.

- Esto se fue al literal carajo.

- Loud, no use ese lenguaje en terrenos de la escuela. - Hablo molesto el director.

- Serás hijo de...

- Los dos, basta. - Y Carol aplaudió con fuerza, llamando la atención de ambos. - Lincoln, si vine hasta aquí hoy es para obtener tu número telefónico y recordarte que ahora tienes un contrato conmigo, por lo que no voy a permitir que ensucies el apellido Pingrey faltando a tus deberes como servidumbre.

- El puerco hablando de lodo.

- (Molesta) ¿Dijiste algo niñato?

- Nada, nada.

- Bien, entonces definamos bien tus horarios, tampoco quiero que seas más idiota de lo que ya eres y dejes de lado tus estudios, incluso como buena ama que soy te permitiré tener tiempo para tu recreación o por si estás en algún grupo extracurricular, además de que debemos revisar como distribuirás tus fines de semana, no puedes dejar tanto tiempo a tu ama sola y en necesidad después de todo.

- Estoy a nada de llamar a la policía.

- Jo, hazlo. - Carol se volvió a sentar en la silla sin mucho interés. - Quiero ver como resuelves esto.

- Soy menor de edad por si lo has olvidado.

- Y tienes contenido para mayores de 18 en internet.

- (Perplejo) ¿Qué?

- Ay mi querido Linky, ¿Olvide mencionarte que eres toooooda una estrella desde ese pequeño show del otro día?

- N..No estarás diciendo que...

- Exhibicionismo público, incumplimiento de contrato, generación de contenido adulto y lucro con este, si sumamos tu expediente en la escuela las cosas estarán muy en tu contra niño.

- ¿En serio estás tan aburrida que haces todo esto para molestarme?

- Si.

Lincoln quería replicar ante cualquier respuesta posible en que se negase a tal afirmación, pero si algo no esperaba era una respuesta tan directamente positiva a su queja.

- ¿En que me fui a meter?

- Sirve a los Pingrey y obtendrás muchas cosas lindas, enoja a un Pingrey y créeme que no la pasarás bonito.

- Señor Loud, si me permite, creo que esta es una valiosa lección para usted de que hay veces en que hay que rendirse y aceptar el destino por horrible que parezca.

- ¿Cómo demonios llego a ser director de una escuela?

- Intento darle un consejo útil y no toda esa basura de autosuperación que nos obligan a mostrar por parte del ministerio de educación, si te interesa o no ya es cosa suya Loud, aprenda que la vida es horrible y lo mejor es rendirse.

Lincoln dio un último vistazo a ese sujeto quien volvió a su posición recta y silenciosa para volver a voltear en dirección de Carol quien ahora tenía unas bolsas en sus manos y le miraba sonriente.

- ¿No tengo opción verdad?

- No cariño, y quiero que lo de hoy no se te olvide.


Unos minutos después

Clyde miraba algo ansioso la hora, había pasado casi media hora desde que Lincoln fue llevado por el director y no quedaba demasiado ya de la lección, si algo grave había pasado con su familia tendría que estar allí para su amigo, o si finalmente Lincoln había hecho la idiotez definitiva y lo iban a expulsar al menos podría darle una que otra frase de apoyo, fuese cual fuese lo ocurrido las ansias porque el peliblanco volviese de una vez no se calmaron hasta que la puerta fue abierta y pudo notar como su amigo de toda la vida había entrado con otra vestimenta, más concretamente con un traje y con un rostro ligeramente avergonzado.

- Permiso profesor.

- ¿Loud?

- Iré directo a mi asiento, por favor no me haga preguntas.

- ¿Ok?

Podía escuchar como algunas personas dentro del salón lo miraban y se reían de su aspecto, si bien el traje lucia elegante era algo que desentonaba demasiado con las vestimentas casuales que todos vestían de forma general, más cuando también su usualmente despeinado cabello ahora estaba completamente arreglado además de que Carol había puesto especial énfasis en que quedase bien fijado, podía sentir que el traje le quedaba perfecto, pero aun así no podía evitar sentir que le faltaba algo de aire, llevando su mano hasta su cuello con el objetivo de soltar ligeramente su moño, pero notando en ese momento por la ventana a Carol observándolo con unos binoculares desde el exterior, mostrándole una expresión nada alegre entre más sus dedos se acercaban a su cuello, rindiéndose para simplemente sentarse en su puesto.

Inclusive el profesor quedo mirando extrañado el cambio de imagen de Lincoln, puesto que no era para nada común ver a alguien vestido de esa forma a excepción de instancias contadas, y de lo que recordaba ese era un día como cualquier otro.

Cuando sonó el timbre que anunciaba el fin de la jornada el centro de atención volvió a volcarse en el muchacho peliblanco, algunos creyeron que era parte de alguna rutina con trucos que planteaba hacer, no sería algo tan extraño considerando que sus atuendos cuando hacia esos actos era similar, solo que no tan formal, pero el chico simplemente huyo hacía la salida sin prestar atención alguna a nadie que le hubiese hablado, Clyde incluido, procurando entrar al vehículo de Carol tan pronto como llego, cerrando la puerta.

- ¿Ves que no salió tan mal?

- ¡Parecía un lunático vestido así entre mis compañeros!

- Te veías adorable Linky.

- Y tú eres una desgraciada.

- Por ser tu tercer día perdonaré tu impertinente lengua, pero desde ahora me llamaras ama, ¿Entendido?

- Si... Carol.

- Ama.

- No quiero decirlo.

- ¿Quieres tu ropa devuelta?

- Esto es completamente ilegal, de eso estoy seguro.

- Sigh, y dale con eso, en fin, quieras o no hoy tengo varias cosas que hacer y me vas a asistir sirviente, terminaremos de definir tu horario en el proceso, por ahora, ¿Te gustan las terapias de graznidos de aves? Escuche que son muy relajantes y debo probar una, también están los masajes con tortugas, ¡También están los baños en leche de cabra! Ay, tanta negociación me dio dolor de cuello, conduce tú mi querido Linky, yo ya no quiero.

- No tengo licencia Ca... ama.

- Por favor, tú déjame eso a mí.

Y la chica saco de su bolso una licencia de conducir con los datos y fotografía de Lincoln.

- No había opción desde el principio, ¿Verdad?

- Con razón Lori disfrutaba tanto de su hermanito, aprendes rápido, ahora cambiemos y vamos.

- Yo no sé conducir.

- Ay por favor, se que puedes aprender ahora mismo. - Y el teléfono de Carol comenzó a sonar. - Ups, debo atender esto, en fin, la reservación es en 25 minutos, si no llegamos a tiempo vas a enojar a tu ama y créeme que ninguno de los dos quiere que yo me enoje. - Dicho eso salió del puesto del conductor y contesto la llamada. - Hola Sasha, si, si, aquí con la plebe, si, el tontito este jejeje, pero eso no importa, cuéntame de ese café que me hablaste en la mañana.

Lincoln con una expresión resignada tomo "su licencia de conducir" y se cambió de asiento, mirando con ojos vacíos a la calle.

- Bueno, supongo que no puede empeorar.

Algo que Lincoln dijo por, claramente, no saber quien era realmente Carol Pingrey.

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