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Error

El aire que impacta contra mi rostro se siente helado pero para ser sincera eso no me importa mucho, hace unos treinta minutos salí de el hospital donde está Angy prometiendole que pronto regresaría a Luciana a su lado...en realidad eso es algo que no se si pueda cumplir pues no puedo hacer que regresé, lo he intentado durante un largo rato, pero solo consigo sentirme más como Carolina y menos como Luciana. Ahora estoy frente a el edificio donde vive Vincent, pensando en el plan perfecto para que todos dejen tranquilas a las chicas y liberen a Zaira...tal vez no hay muchas alternativas pero soy capaz de lo que sea por la felicidad de mi preciosa Angélica, entre en el edificio llegando al departamento en cuestión de unos minutos, toque el timbre y de inmediato me recibió el pelinegro.

¿Por que aún sigues siendo Carolina? -dijo molesto-

No lo sé...no puedo controlarlo -dije seria-

Pues deberías solucionarlo -se tiró en su sofá-

Zafira...-en cuestión de segundos la tenía frente a mi-

¿Qué ocurre? -dijo seria- si no te molesta no quiero estar cerca de quien quiere dañar a mis protegidas...

¿Y crees que eso me importa? -dijo Vincent con diversión- Solo eres un jodido espectro -afirmo divertido-

Pues este espectro fue quien se llevó a tu adorada Verónica...fui yo quien trajo a Luciana y te dió la oportunidad de conocerla -dijo tranquila- e hecho demasiadas cosas en tu vida como para que ahora me digas que soy solo un espectro

¿Qué dijiste de Verónica? -dijo con gesto triste-

Lo que escuchaste...yo fui quién se encargó de llevársela -la rubia sonrió-

¿Por qué? ¿¡Por qué!? ¡Ella tenía una vida por delante! ¿¡Cómo pudiste llevártela!? -dijo más bien no furioso sino totalmente destrozado- ¿¡Por qué no la regresaré como a Carolina!?

Si la regresé -afirmo la rubia-

¿Cómo que si la regresaste? -dijo confundido-

Zafira...-ella me miró con calma-

Tranquila, ella ya no puede perder su vida por qué el tiempo de su misión ya ha pasado -sonrió- ella es esa chica que llegó a tu vida en el momento preciso...cuando estabas solo y te sentías perdido, ella llegó a ti para hacerte ver que no todo estaba mal...ella cuido de ti cuando tú mejor amiga decidió cuidar de sí misma, aún después de que la rechazaras estuvo a tu lado siempre...se puso el título de segunda mejor amiga y decidió acompañarte en todo momento, la bella rubia que se hace llamar Zaira es realmente tu novia muerta -dijo seria-

¿Zaira? -dijo con los ojos cristalinos-

Así es...-dijo sonriente y después desapareció-

Vincent...-dije acercándome a él con pasos precavidos-

Tenemos que ir por ella...¡Ahora mismo! -dijo desesperado-

Espera -lo detuve tomándolo del brazo- aún soy Carolina, no puedo aparecer frente a Antonella con esa apariencia...

Claro que puedes y de hecho usaremos eso contra ellas dos -dijo el pelinegro con una sonrisa demente que ya me acostumbré a ver en sus labios-

Salimos del departamento y posteriormente del edificio, no sé qué sea lo que Vincent tiene en mente...solo se que su propósito es liberar a Zaira tal vez para que ella misma le diga quién es o tal vez solo para estar en paz con su conciencia, de cualquier forma el me ayudara a librarme de esas dos locas y de alguna forma también me ayudara a librarme de el. Más o menos cuarenta minutos después llegamos a un edificio que en nada se parece al lugar donde el me tenía, este lugar es bastante bonito y parece bastante caro a juzgar por la decoración.

Isabella insistió en que debía tener algo perfecto para Angélica...-dijo tal vez al notar mi confusión al ver el lugar-

Tal vez ella si está enamorada...-dije sonriente-

Vamos -tomo mi brazo y tiro de el hacía adentro del elevador-

Subimos hasta el último piso del edificio y después caminamos hasta el último departamento de el pasillo, tocamos la puerta y de inmediato abrió la chica de cabello rizado y piel morena mostrándose asustada por mi presencia.

Hola, Isabella...-dije con gesto de diversión-

¡Antonella! -grito asustada- ¡Ven aquí ahora! ¡Antonella! -la pelirroja salió de una puerta y dejó caer la raza que traía entre sus manos-

Carolina...-dijo al borde de un colapso-

¿Cómo estás, hermanita? -dije sería...sinceramente furiosa y decepcionada de mi hermana-

No...esto no es posible -dijo empezando a llorar de forma escandalosa-

Oh, sí que lo es...-camine hacia adentro de el lugar buscando con la mirada a Zaira- vine por Zaira...más vale que la suelten

¿O si no que? -dijo desafiante la chica de cabello castaño- ¿Desapareceras de nuevo? -pregunto divertida-

Contigo no es el problema -pase a su lado empujándola de forma brusca-

Empecé a caminar por el departamento encontrando una habitación de las dos que hay con el seguro puesto, intenté abrir pero fue inútil. Regresé a la sala y busque las llaves bajo la atenta mirada de todos, Vincent parecía desesperado así que corrió hasta la habitación y abrió con sus llaves...claro como no lo pensé.

¡Zaira! -corri a la habitación al escuchar el grito de el pelinegro-

La rubia esta tirada sobre el piso con varios golpes en el cuerpo y principalmente en el rostro donde su labio tiene un camino de sangre resbalando hasta perderse en su ropa... en realidad no me sorprende que le hayan hecho eso, lo que me sorprende es la chica que está a su lado con la mirada asustada, la ropa sucia y el rostro levemente lastimado...esa preciosa pelirroja que conocí en el trabajo, Gildha Wester.

¡Antonella! -grite furiosa mientas caminada hacia mí hermana- ¿Por qué tienen aquí a Gildha?

Sabía demasíado...-Afirmo con la mirada fija en mi-

¿A qué te refieres con eso? -dije más que furiosa-

Ella era parte de esto...pero en algún momento se arrepintió y ahora la tenemos aquí para evitar que hable -dijo Bella con una sonrisa-

¡Están dementes! ¡Déjenla tranquila! -grite frustrada- no sé cómo puedes ser parte de esto, Antonella...¿No te das cuenta? Están lastimando a personas inocentes, siempre pensé que eras mejor que esto pero ahora veo que siempre me equivoqué contigo...

No puedes decir eso...esto lo hice por ti -dijo dolida-

¿¡Por mi!? ¡Carajo, Antonella! ¡Estas lastimando a las personas que amo! ¿¡Crees que eso me gusta!? -grite furiosa-

¡Ella te traicionó! ¡Hizo que tú memoria se volviera nada! -grito frustrada-

¡No! Ella solo estaba viviendo -dije seria- y lo cierto es que ese no sería tu problema, Antonella...-me di la vuelta dispuesta a ir de nuevo con Zaira y Gildha pero algo me detuvo o más bien alguien- ¿Qué estás haciendo, Isabella?

Ya has estorbado lo suficiente...-susurro a mi oído- durante mucho tiempo impediste que ella y yo estuviéramos juntas...pero ya no lo harás de nuevo -rio ligeramente- ella será mía y tú volverás a donde debes estar...será divertido someterla a mi antojo hasta que te olvide -puso una pistola en mi cabeza mientras yo forcejeaba con ella-

¡Suéltame! -grite desesperada-

Di adiós a tu hermana -Antonella solo me miraba con gesto serio y sin intención de ayudarme-

¡Vincent! -el pelinegro no respondió solo se escucharon unos golpes en la puerta- ¡Suéltame maldita loca!

Suéltala...-dijeron a mis espaldas-

¡Zaira! -grito el pelinegro mientras golpeaba la puerta- ¡Zaira!

Tú no te metas -dijo Isabella-

Es mi mejor amiga...¿Crees que la voy a dejar sola? -pregunto la rubia que se notaba débil-

Quería estrenar este bebé con esta inútil chica...-me arrojo de forma fuerte hacia la puerta- pero puedo hacer una excepción...-sin pensarlo disparó el arma dando de lleno contra el pecho de la rubia-

¡¡Zaira!! -grite desesperada, intenté ir con ella pero Antonella me sujeto de los brazos- ¡¡¡Suéltame, maldita perra!!! -dije luchando por safarme de su agarre- ¡¡Zaira!! -grite volviéndome un mar de lágrimas-

¡Qué divertido! -dijo la castaña con mirada demente mientras veía el cuerpo de la rubia tendido sobre el piso bañado en sangre- bueno...¿Quien sigue? -dijo sonriente-

Tú...tú eres quien sigue -dije frustrada-

No, cariño...el error de todos es pensar que yo sigo, que soy tan inofensiva como para no tomarme en serio...ese es el error de todos -se acercó a mí- no eres diferente a los demás...tú también estás cometiendo ese error -dio un certero golpe en mi rostro-

En realidad el golpe no fue tan duro, pero fue lo suficientemente fuerte como para lograr que mi cabeza impactará contra el picaporte de la puerta, de pronto todo estaba obscuro y en silencio...

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