CAPITULO III EL PRIMER DOLOR
Los primeros rayos de sol se habrían paso entre las cortinas de la habitación, el aroma de la mañana, el suave rocío evaporándose de sobre las plantas, y el cantar de los pájaros invitaban a iniciar un nuevo día en la comarca.
"Mi niña, el desayuno ya está preparado, va a bajar?" Preguntó la nana suavemente.
"Eh? Ya amaneció? Ah! Sí nana, termino de acicalarme y bajo, gracias por despertarme." Respondió Amanda.
El aroma del pan recién horneado llenaba el aire de la casa, la servidumbre preparaba la sala para el desayuno, Renata y William volvían de una caminata breve por el parque.
"Buenos días hermana, William, como amanecieron, es una hermosa mañana." Saludó Amanda.
"Buenos días Amanda, fuimos a caminar por el parque aprovechando el hermoso amanecer, desayunamos?" Dijo William invitando a pasar a la sala.
Durante el desayuno Amanda parecía distante, varias veces le hicieron preguntas pero parecía no escucharlos, solo bebía su té y habiendo terminado se disculpó y se retiró del comedor.
"Nana, si preguntan por mí diles por favor que salí a caminar, necesito respirar un poco." Dijo Amanda.
"Mi niña que te sucede, porqué es que estás así? Desde ayer luego de volver de la caminata que estás así, es que acaso sucedió algo más durante tu paseo." Preguntó la nana.
"Ah! Nana, no lo sé, no entiendo que fue lo que pasó, ni que es lo que está sucediendo conmigo en este momento, solo trataré de caminar y despejar mi mente." Dijo Amanda saliendo de la casa.
"Ay mi niña, ya me imaginaba, ya lo sé, es tu corazón mi niña, es ese raro sentimiento que te está jugando una mala pasada, no, no, no, difícil es entenderlo pero es lo más bello que te puede pasar, ah eso sin dudar." Decía la nana moviendo su cabeza de lado a lado con una sonrisa pícara en sus labios.
Un camino de enredaderas guiaba hacia los campos de la familia, el suave roce de la brisa la iba transportando poco a poco hacia un lugar de ensueño y paz, pero no era como el día anterior, no podía volver a aquella felicidad.
Un sonido dulce que provenía del interior del bosque captó la atención de Amanda, parecía tratar de llevar una carga o un dolor, una tristeza sorprendente inundó el corazón de Amanda y comenzó a seguir aquel sonido, intrigada por quien sería aquel que cargara con tanto dolor.
"Ah! Richard? Pero, porqué, él está llorando, que, que está pasándole, no puedo, no, mejor solo me limito a oír su melodía." Pensó Amanda.
"Amanda, ah! Porqué no puedo alejarte de mi cabeza, pero tengo que hacerlo, yo no... Amanda? Estabas allí, cuanto escuchaste?" Dijo sorprendido Richard.
"Que escuché, todo, que piensas en mí, que no puedes dejar de hacerlo pero que tienes que hacerlo. De qué va todo eso, que es esto, no entiendo, que era esa melodía tan triste y melancólica que ejecutabas." Respondió Amanda.
"Tristesse, una melodía de Chopin, puedo serte sincero Amanda." Dijo él.
"Dime, que sucede." Respondió ella.
"Tristesse, eso es lo que siento, estoy confundido, la verdad es que regresé a la comarca porque debo cumplir con una obligación con mi familia, al terminar mis estudios debía volver para casarme con Eleonor Castle, hija de John Castle, uno de los Sir más poderosos de aquí, quería comprar de los campos de mi padre pero él no los quiere vender, así que amenazó con quitárselos, la única manera de que no se los quitase era si yo aceptaba desposar a su hija Eleonor, mis padres hicieron todo lo posible por no hacerlo pero no podemos perder nuestra única fuente de trabajo. Y eso es lo que sucede Amanda, debo hacerlo por mis padres, no puedo defraudarlos." Contó Richard.
"Casarte? Creo que debes hacer lo que creas que es mejor para ti y tu familia, aunque, debes al menos algo sentir por Eleonor, no es justo para ella que te cases solo por esa razón, y ella que siente respecto a esto?" Preguntó Amanda.
"Sentir, no se que siento por ella, ayer fue la primera vez que la vi en toda mi vida, no pudimos hablar mucho, no podía pensar en nada más que no fueras tú." Dijo asiendo la mano de Amanda.
"Qué? En mí, como, porqué, de está hablando Sir Ames?" Dijo ella retirando su mano y alejándose de él.
"No te alejes de mí, por favor, no puedo dejar de pensarte, desde que te vi, no puedo alejarte de mi mente, no sé porque ni que es lo que me pasa, solo quiero verte, estar a tu lado, hablarte, escucharte, discúlpame si es que te hago sentir mal o si te molesta pero debía decírtelo." Dijo Richard abrazándola súbitamente.
"Con que derecho me dices todo esto, porqué, yo tampoco puedo dejar de pensarte, por favor, suéltame, déjame ir, por favor, si debes casarte con Eleonor, no me hagas daño, ni te hagas más daño a ti mismo, por favor, déjame ir." Dijo ella.
"Amanda, yo..." Dijo él quedando frente a ella.
Parecía como si la brisa que había los envolviera como un manto mágico, él solo la abrazó y por un momento fue un ladrón astuto al robar de aquellos labios un beso, el más hermoso que podría existir. Solo se dejaron llevar por el momento, y abrazados se unieron quizás ya para siempre en aquel primer beso.
Un silencio reinó entre ellos, se miraban como si fuera la última vez que se verían, no podían alejarse el uno del otro, por un momento se olvidaron del abismo que aún los separaba y se sintieron felices.
"Quédate un momento más por favor, quiero que escuches mi canción para ti." Dijo él
"Está bien, la oiré." Respondió sentándose en la grana que los rodeaba.
Romance on Violín, una melodía tan triste como la anterior, pero esta vez la melancolía a su vez transmitía un aire de felicidad, levemente perceptible, pero ella lo sentía, sentía el amor de Richard en aquella canción, de repente una voz dulce y serena lo acompañaba, era Amanda quien cantaba junto con su amor en el claro del bosque, era como una declaración de amor de ambos, era una canción de amor.
"Debo irme." Dijo ella levantándose para volver a su casa.
"Amanda, yo... yo... te amo." Dijo él suavemente abrazándola.
"Que más puedo decir, yo también te amo, pero la realidad que nos rodea es triste, no puedo alejarte de tus obligaciones, tus padres, no puedo hacer eso. Lo siento Richard, pero aunque no quiera debemos dejar de vernos, es lo mejor, debo irme, déjame por favor." Decía ella alejándose de él.
"Amanda, no te vayas por favor, no." Dijo él quedándose sumido en su tristeza nuevamente.
Amanda trató de contener el llanto y comenzó a correr para no mirar hacia atrás, sabía que si lo miraba al menos una vez más no iba poder alejarse de su lado, la melodía aún resonaba en su mente, Romance on Violín, no iba a olvidarla jamás eso era seguro, no entendía porque dolía tanto, si él la amaba y ella a él, porque.
"Porqué!" Gritó desplomándose en el campo que la rodeaba, ahogada en su llanto.
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