"De dónde vienes?" Preguntó una voz ronca.

"Padre, fui a dar mi saludo y a felicitar a William por su matrimonio, hacía mucho tiempo que no lo veía." Explicó Richard saludando a su padre.

"Está bien, en un momento llegará Eleonor, sabes quien es." Comentó el padre mientras entraba en la biblioteca.

"Sí padre, la mujer que ustedes eligieron para que sea mi esposa." Asintió con aire a resignación.

"Es la hija de Sir Castle, está bien, es uno de los más renombrados en Inglaterra, no te expreses de ella como si fuera alguien corriente, es una muy buena mujer y tiene sentimientos sinceros, además de que la unión beneficiaría a la familia, recuerda eso." Dijo el padre elevando el tono de voz.

"Sí padre, lo sé. Haré lo que ustedes ordenen. Me retiro a prepararme." Respondió Richard saliendo de la sala.

"La hija de un Sir renombrado, una buena mujer, alguien que ni siquiera conozco, alguien con quien debo casarme, alguien a quien debo amar, porqué, cual es la razón, beneficios para la familia, condicionar el amor de alguien y quizás provocar sufrimientos por beneficios? Que es todo eso, por favor, como librarme de todo esto." Se decía a sí mismo Richard.

"Amanda" Repetía mientras acariciaba la mano con la que había acariciado el rostro de aquella dama.

No podía alejarla de su pensamiento, recostado en su cama pensaba en lo que había pasado en el día, salió a caminar para evitar la presión de su padre y la había encontrado, aquella mujer con rostro de niña, sencilla pero con un brillo y una energía que lo había renovado, y mientras la recordaba una sonrisa se dibujaba en su rostro, aquella mujer en solo un momento lo había hecho feliz.

"Richard, los Castle ya están aquí, baja de inmediato." Dijo su madre.

"Realidad, estoy cansado de la realidad, si pudiera vivir en mis sueños, donde ella está, que me está pasando, vamos Richard, compórtate, tienes una obligación que cumplir." Dijo mientras salía de su habitación.

"Richard, él es Sir John Castle, su esposa Clarise y su hija Eleonor." Presentó el padre.

"Sir Castle, My lady, Lady, es un placer conocerlos." Dijo con una perfecta actuación Richard.

"Sir Ames, encantado de conocerlo, había esperado mucho tiempo el momento de presentarle a mi hija Eleonor, Eleonor saluda a Sir Ames." Dijo Sir Castle.

"Es un honor Sir Ames." Dijo con voz angelical apenas audible Eleonor.

Su cuerpo era delgado, esbelto, una figura perfecta, cabellos dorados como el sol, sus ojos acompañaban al mismo con un celeste como el cielo, mientras sus labios rosados esbozaban una pequeña sonrisa, una actuación típica de las señoritas de la alta sociedad de aquellos días.

"Porqué no visitan los jardines y charlan mientras nosotros tomamos el té con los Señores." Dijo la madre de Richard.

"Me acompaña my lady." Dijo Richard invitando a Eleonor a una caminata.

"Es un placer." Dijo ella, asiendo el brazo del caballero.

Los dos permanecían callados, Richard aún estaba sorprendido por belleza de Eleonor pero no podía alejar el pensamiento de Amanda, que estaría haciendo ella, estará bien, que pensará de lo ocurrido ese día, que sentirá al volverla a ver, iba acompañado por Eleonor pero no podía estar allí.

"Volvió hace poco de España Sir." Preguntó ella quebrando el silencio entre ambos.

"Como?" Preguntó él.

"Si es que hace poco volvió de España?" Volvió a preguntar ella.

"Sí, fue hace unos días nada más, culminó el año y me apresuré a volver." Respondió sonriendo levemente.

"Que está estudiando Sir?" Volvió a preguntar.

"Artes, a decir verdad, estoy estudiando literatura, espero convertirme en un escritor muy pronto."

"Su padre está de acuerdo con eso." Cuestionó Eleonor.

"No, pero fue algo a lo que llegamos mediante un acuerdo." Explicó Richard.

"Estudiarás letras y arte, te está permitido, pero recuerda, tus obligaciones con la familia, las cumplirás al pie de la letra y eso ya no estará sujeto a discusiones, aceptas o no." Esas fueron las palabras del padre de Richard.

Había recordado porqué había regresado a su casa, y el motivo por el que estaba sosteniendo una charla con Eleonor mientras debía alejar de su mente a Amanda.

Volviendo a la casa, se despidió de los Castle y trató de hacer entrar en razón a su padre en cuanto al matrimonio se refería.

"Pero padre, regresé, puedo hacerme cargo de los campos y del negocio ahora, no creo que sea realmente necesario mi matrimonio con Eleonor." Decía Richard.

"Recuerdas la condición para que estudies letras hijo, cumplirás con tus obligaciones y no estará sujeto a discusiones." Dijo el padre.

"Lo sé y cumpliré pero padre."

"Los Castle quieren comprar los campos, ya he rechazado su oferta pero de igual manera pueden quitarnos si es que quieren, son una familia poderosa, los campos y los sembradíos son todo lo que tenemos Richard." Explicó el padre.

"Está bien padre, lo haré. Te entiendo, me retiro a descansar, que tengas buenas noches, hasta mañana madre." Dijo retirándose de la sala.

"Jeremy, estás seguro de que es lo mejor, para nuestro hijo me refiero, un matrimonio sin amor no funcionará, será el precio que debe pagar por nuestra comodidad." Dijo la madre.

"Anna, bien sabes que he intentado solucionarlo sin tener que llegar a estas medidas tan drásticas, tú mejor que nadie sabes cuanto me desvelé tratando de hallar una salida, perdóname si te he defraudado pero no la pude encontrar." Dijo entristecido el padre de Richard.

Habiendo terminado de oír y con un sentimiento de tristeza e impotencia, solo bajó su cabeza, acomodó sus cabellos y se alejó del lugar. Es que acaso había algo más para hacer en esos momentos, su padre, quien el creía que no lo comprendía, había hecho todo lo posible para mantener su felicidad, su madre igualmente lo había estado tratando de ayudar, que hacer, lo único que podía hacer para responder a tanto afecto era cumplir con su obligación como hijo y olvidar a Amanda.

"Otra vez, porqué no la puedo alejar de mi pensamiento, solo hablé con ella unos minutos, porqué volví a buscarla, mejor por hoy ya descanso, mañana iré a hablar con Eleonor, es lo mejor, tiene que ser lo mejor." Dijo Richard arropándose para dormir.