
Teddy Lupin.
Maratón 1/8.
—Hoy empezaremos con las presentaciones de los invitados que vienen de la tercera generación, si les parece —dijo Dumbledore—. Me alegro de que la señorita Potter se encuentre mejor.
Ann sonrió desde su asiento, sentada entre su hermano y Fred.
—Bien —asintió Dumbledore, mirando a la única mesa que quedaba en el escenario—. ¿Quién será el primero?
—Acordamos en ir en orden de nacimiento, desde el más mayor hasta los pequeños —comentó una encapuchada de cabellos rubios como el sol, que ya parecían ser pertenecientes a una joven hermosa.
—Yo —dijo un encapuchado poniéndose en pie.
—Apuesto a que su padre se desmaya —una voz varonil de entre los encapuchados fue quien habló.
—Cállate, Fred —dijo la persona que se levantó, mirando mal al mencionado—. Yo soy Edward Remus Lupin, pero me llaman Ted, Teddy.
Se quitó la capucha dejando ver a un chico alto, castaño y con los ojos color miel. Sonreía feliz, como nunca, por la emoción de ver a sus padres por primera vez.
Remus miraba al chico sin comprender. Tonks bajó la cabeza triste, con el pelo, el cuál ahora era gris, tapándole el rostro.
— ¿Qué? Yo. . . yo no. . .no puedo. . .
—Tranquilo, papá, no tengo tu pequeño problema peludo. Papá —repitió el castaño—. Bien.
Y entonces, se desmayó.
— ¡Ja! ¡Gané! ¡Mis galeones, niño vela!
—No me llames así —murmuró un encapuchado dándole unas monedas a otro.
—Lunático. . . lunático —llamaban James y Sirius a su amigo.
— ¡Tío Remus! —gritó Ann en su oído.
— ¿Qué? ¿Qué pasa? —exclamó levantándose.
—Él pasa —dijo la chica señalando a Teddy.
—Bien, como he dicho antes, me llamo Ted Remus Lupin, pero todos me llaman Teddy.
— ¿Quién es tu madre? —preguntó poniéndose de pie Remus, elevando su voz hasta gritar, sin darse cuenta de ese hecho.
—Mmm. . . Solo diré que los genes de mamá son más fuertes que los tuyos —comentó como respuesta Teddy, enigmáticamente.
Remus puso cara de confundido y Teddy sonrió, para seguidamente hacer que su pelo cambiara a turquesa.
— ¿Qué? —preguntó Remus confundido, pero no por ello menos feliz.
Tonks no había visto nada, no quería levantar la cabeza, al menos hasta que Ginny le dio un codazo para que mirara.
— ¿Qué?
Se tapó la boca con las manos sorprendida al ver como el pelo del chico pasaba de turquesa a naranja, de naranja a morado, y de nuevo a turquesa.
—Para los que no lo hayan entendido, mi madre es Nymphadora Tonks.
Tonks estaba tan sorprendida que ni siquiera se molestó porque la llamara por su nombre completo. Se giró hacia Remus y se miraron a los ojos durante un segundo, antes de que ella se lanzase a besarle para separarse casi al instante.
—Lo siento, yo. . . no lo pensé.
—Da igual —dijo Remus antes de besarla él.
— ¡Lo sabíamos! —Exclamaron Ann y Lils cuando se separaron, al unísono—. ¿Podemos llamarte tía, Tonks?
—Si queréis —murmuró la muchacha, que su pelo nunca había estado tan rosa, todavía aturdida por el beso que le acababa de dar Remus.
—Espero que a la próxima chica a la que tenga que llamar tía sea a Marlene —le susurró Lilianne a Sirius en el oído, haciendo que el Black se sonrojara.
— ¿Pero qué dices, Lils? —susurró nervioso—. Teddy, continúa.
—Tengo 22 años y fui Gryffindor como mi padre —siguió hablando Teddy, haciendo que la mesa de los leones aplaudiese—. Nací unos días antes de la batalla de Hogwarts, de la que posiblemente hable más tarde. Fui prefecto y premio anual.
— ¡Prefecto perfecto! —canturrearon unas voces en la mesa.
—Sabéis que no es verdad. Me pasaba el día haciendo bromas.
— ¡La sangre merodeadora resurge! —exclamó Sirius.
—No juego al Quidditch, porque además de la metamorfomagia, también heredé la torpeza de mi madre.
Tonks se sonrojó.
—Mis padrinos son Harry y Lils.
—Gracias tío Remus, tía Tonks —agradeció Lils, seguida de su hermano.
— ¿Y por qué yo no? —Murmuró Ann, indignada, agachando la cabeza—. ¿Queréis más a mi hermana que a mí?
—No fue por eso, tía Ann —contestó, rápidamente, con una ladina sonrisa en su rostro—. Es porque tía Lils ya sabía lo que era ser madre y por eso la eligieron a ella para ser mi madrina —la aludida se sonrojó y le hizo un gesto para que continuase, pues no le interesaba ponerse a hablar de su vida privada en aquel momento—. Mi patronus es un lobo —añadió, guiñándole un ojo a su padre, que le sonrió con ternura—. Ahora trabajo como profesor de Defensa contra las Artes Oscuras.
—El mejor desde su padre —exclamó una voz femenina de entre los encapuchados.
—Lily, no te subiré la nota porque me hagas la pelota —sonrió Teddy. Luego pareció ponerse nervioso, porque su sonrisa flaqueó—. Bueno yo. . . yo me he criado con mi abuela Andrómeda, hasta que murió cuando yo tenía seis años. Mi abuelo Ted murió en la guerra.
— ¡Mamá! ¡Papá! —lloró Tonks, abrazándoles.
—No pasa nada, cariño. Nadie vive para siempre —la calmó Andrómeda, sintiéndose apenada por no saber si en el futuro, después de la guerra, podría haber arreglado las cosas con sus hermanas. . . aunque fuese, al menos, con Narcissa.
—Entonces, empecé a vivir con tía Lils y su marido, aunque casi todos los días veo a tío Harry, a tía Ann y a los Weasley.
— ¿Por qué? ¿Y nosotros? —preguntó Tonks, con un mal presentimiento.
—Vosotros. . . v-vosotros fallecisteis en la batalla de Hogwarts.
— ¿Qué? —preguntó Harry, horrorizado.
— ¡No! ¡Tío Remus! ¡Tía Tonks! —lloraba Ann en el pecho de Fred, que la abrazaba con fuerza y le daba besos en la frente para calmarla.
—No, no, no —murmuraba, negándolo, entre sollozos Lilianne, sintiendo la mirada de su novio, que era lo que más la ayudaba cuando entraba en pánico—, ¿Por qué? No lo pienso permitir, no esta vez.
—No puede ser —se negó a creerlo Sirius—. Primero Cornamenta y luego Lunático —dijo Sirius, que estaba siendo abrazado por Marlene.
Los nombrados no reaccionaban. Tonks tenía la cabeza en el pecho de Remus, pero ninguno lloraba. La noticia les había dejado demasiado anonadados.
— ¡Hey, no pasa nada! ¡Vamos a cambiarlo todo tal y como ha dicho tía Lily! —exclamó Teddy, esperanzado, que él era quien más deseaba cambiar el rumbo de la historia.
— ¿Tienes novia, hijo? —preguntó Nymphadora, minutos después, cuando todos se habían tranquilizado.
—Bueno. . . no exactamente —enseñó su mano, en la que había un anillo en su dedo anular—. Estoy casado con la mujer más hermosa de la Tierra y en unos meses seré papá.
—Je t'aime, mon amour —se oyó una voz femenina.
Fleur casi pega un salto. Aquella chica había hablado en francés. ¿Podría ser que fuera su hija?
—J'ai plus —contestó Teddy—. Gracias a ella aprendí a hablar francés.
— ¡Mi niño ya es todo un hombre! —exclamó Tonks. Luego hizo una mueca sacando la lengua—. Nah, en realidad solo quería decir esa frase tan cliché. Estoy muy feliz por ti, hijo.
—Gracias, mamá —dijo bajando del escenario y dirigiéndose a la mesa Gryffindor a abrazar a su familia.
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