
Karen Wood.
— ¿Quién va ahora? —preguntó Dumbledore, después de comer, una vez la comida restante fue retirada de las mesas.
—Ya nos hemos presentado todos los que ya salimos de Hogwarts —se explicó Victoire, respondiendo la pregunta del profesor—. Si seguimos de mayor a menor, ahora les toca a los de séptimo año.
— ¡Entonces yo primero! —exclamó un chico.
—Ni lo sueñes, Jamsie, ahora voy yo —dijo una chica.
—Para nada —mencionó otra voz masculina de entre todos los encapuchados que faltaban—. ¡Voy yo!
Varios chicos y chicas empezaron a armar escándalo, hasta que uno gritó para hacerse oír por encima de los otros.
— ¡Eh, esperad! —exclamó—. ¿Por qué no empieza Karen? De los que tenemos diecisiete, es la mayor.
— ¡George dijo algo con sentido! —exclamó uno de ellos, soltando una sonora carcajada.
—Gracias —le murmuró George a Ann, haciendo que se sobresaltara, en la mesa de los leones.
— ¿Gracias? ¿Por qué? —preguntó ella, frunciendo levemente el ceño por no entenderle.
Pero George simplemente sonrió enigmáticamente y se encogió de hombros, sin pronunciar ninguna palabra más.
—Yo, yo. . .que empiece otro, a mí me da igual —dijo una chica, supuestamente la que mencionó el tal George.
—Venga, Karen, sal ahí a presentarte —la animó otra.
La chica se levantó tímidamente y empezó a caminar hasta el centro del escenario. Otras dos chicas tuvieron que levantarse e ir a empujarla hasta colocarla en el centro del escenario, pues sabían que ella se quedaría a un lado, pues era demasiado vergonzosa como para hablar ante tantas personas, más si se trataba de presentarse ante desconocidos.
—Bueno yo. . .yo soy Karen Olivia Wood —se presentó quitándose la capucha.
Era una chica de mediana estatura, con el pelo castaño y liso y los ojos verdes. Tenía la piel pálida y las mejillas sonrojadas, por la vergüenza.
— ¿Quién es tu madre? —exclamó Oliver gritando, haciendo que la chica pegara un salto para atrás.
—Yo. . .yo. . .mi madre es Katie Bell —respondió tímidamente.
— ¿Yo? —preguntó la chica sonrojada.
La verdad era que madre e hija se parecían bastante: el mismo pelo castaño, los mismos ojos verdes y el mismo sonrojo permanente en las mejillas.
—Katie yo. . .yo. . .vaya no estaba tan nervioso desde que tenía que parar aquel tanto tan difícil en mi último partido contra Slytherin. . . —empezó Oliver, pero la chica le cortó.
—Solo. . .para por un momento de hablar de Quidditch —dijo antes de besarle en los labios.
Los gemelos, Ann, Angelina y Alicia silbaron.
—Bueno, creo. . .que dejaré de hablar de Quidditch de vez en cuando —se apresuró a decir el chico al separarse, haciendo que Katie sonriera divertida.
—Bueno, tengo diecisiete años y soy Ravenclaw —prosiguió Karen.
— ¿Ravenclaw? —preguntó un confuso Oliver.
—Ajá. ¿Pasa algo? —preguntó Karen tímidamente.
—No. No, nada sigue.
—Bueno, como veis mis padres no se preocuparon mucho al elegir mi nombre. Karen es parecido a Katie y Olivia viene de Oliver.
Los dos se sonrojaron.
—Mis padrinos son Alicia Spinnet y Charlie Weasley.
Ambos le agradecieron a la pareja.
—Fui prefecta pero no premio anual. No jugué al Quidditch.
— ¿Qué? —exclamó Oliver, sobresaltado.
—Es que soy muy torpe —se disculpó Karen—. Pero en casa juego como cazadora. De todas formas, yo siempre apoyo a Gryffindor.
— ¡Pero si eres Ravenclaw! —exclamó una chica de dicha casa.
—Y yo también, y al igual que Karen siempre apoyo a Gryffindor —dijo Luna, con esa voz soñadora tan característica que tiene.
—Cuando salga de Hogwarts quiero ser medimaga o reportera del profeta, no lo tengo claro. Mis mejores amigas son Lyra y Vero, con las que formo un grupo de bromistas.
— ¿Eres bromista? —exclamaron los Merodeadores, los gemelos Weasley y los gemelos Prewett sonriendo.
—Mmm... sí. El cerebro de las bromas. ¿Lo cuento yo? —Preguntó mirando hacia la mesa—. Creo que debería contarlo Lyra.
—Yo digo lo mismo —apuntó otra.
—Entonces os enteraréis más tarde —se rió la chica, por primera vez desde que se subió al escenario—. ¿Preguntas?
— ¿Novio? —preguntó Oliver.
—No te has puesto tan celoso con Jake —refunfuñó la menor, cruzándose de brazos.
— ¿Novio? —volvió a preguntar, ahora con un tono más serio.
—Sí. Se acaba de presentar —el pelirrojo se sonrojó—. Pero papá —añadió al ver la cara de su padre—, él es el mejor.
—Tú eres la mejor, Karen —dijo Charlus.
Karen bajó y abrazó a su familia y se sentó junto a ellos para seguir con las presentaciones. Antes de sentarse pero, besó a Charlus; después sí que sí, se sentó.
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