
Capítulo 49. La tía más sexy de todas
Especial: James Sirius Potter y Lyra Black.
Esa noche parecía haber muchos desvelos y muchos cambios de habitaciones, ya que media hora después de que Fred II volviera a su habitación y se quedara dormido, otro merodeador fue el que se levantó para irse a la habitación de su chica. James Sirius entró en la habitación que compartían las merodeadoras. Olivia estaba acurrucada en su cama, Vero tenía una pequeña sonrisa en su cara y Lyra estaba boca arriba, con las mantas revueltas y profundamente dormida.
―Silencius ―murmuró alrededor de la zona de la cama de la chica.
Se acercó a ella y la besó en los labios, queriendo despertarla. Pero la chica seguía dormida, solo frunció el entrecejo ante el contacto. James rió, se colocó sobre ella, con sus brazos colocados alrededor de su cabeza.
―Lyra ―susurró en su oído―. Lyra, Lyra, Lyra ―repitió su nombre mientras besaba sus labios entre cada vez.
La chica se removió en la cama, sonriendo aún con los ojos cerrados.
―Jamsie... ―murmuró, abriendo los ojos.
―Hola ―ronroneó él, besándola más profundamente.
― ¿Qué haces aquí?
―Quería dormir contigo ―contestó.
― ¿Solo dormir? ―preguntó ella, coquetamente, con una sonrisa traviesa, que fue correspondida casi de inmediato.
James se lanzó a besarla. Los labios, el cuello, la mandíbula, los parpados, la punta de la nariz, el hombro, solo quería sentirla cerca. La camisa del chico fue la primera prenda de ropa que desapareció. Lyra, por su parte, se colocó encima del chico, desabrochando lentamente uno a uno los botones de su camisa, se la quitó lentamente, disfrutando de la tortura que le provocaba al chico.
―Joder, deprisa ―suplicó él, mientras le besaba el escote.
― ¿Sabes que es como si fuera tu tía? preguntó ella.
― ¿Qué?
―Mi padre y tu abuelo eran tan amigos que eran como hermanos. Eso significa que tu padre y tus tías Annabeth y Lilianne son como mis primos, lo que te hace mi sobrino.
―En ese caso, eres la tía más sexy de todas ―comentó, causando la risa de la chica.
La chica se separó, lo que descolocó al chico.
―Lo siento, Jamsie ―dijo―. Creía que habías venido a dormir ―añadió, volviéndose a abrocharse la camisa―. Tengo sueño.
― ¿Qué tienes sueño? ―repitió aturdido.
―Son las cuatro de la mañana ―explicó la chica sonriendo, pero con los ojos cerrados, de nuevo―. Deberíamos dormirnos ya.
― ¿Cómo demonios me duermo yo ahora? ―exclamó James.
―Cierras los ojos ―susurró la chica, acercándose― y te duermes ―terminó depositando un suave beso en los labios del moreno. Se bajó de encima de él y se tumbó a su lado.
― ¿Y si íbamos a dormir. . . porque me has hecho esto?
―Porque me has despertado cariño. Y nunca se debe despertar a una Black si no quieres sufrir las consecuencias.
James gimió.
― ¿Y tenían que ser estas las consecuencias?
―Lo siento, cariño ―se disculpó besándolo, aunque sonreía―. Buenas noches.
―Buenas noches.
Y como dijo Lyra, cerró los ojos y se durmió.
A la mañana siguiente, cuando Karen y Vero se despertaron, y vieron a James en la cama de Lyra abrazándola, la primera se sonrojó y la segunda sonrió nostálgicamente.
Cuando ambas salieron de la habitación, todos salvo Fred II estaban los sillones charlando.
Ginny estaba sentada en las piernas de Harry, besándole de vez en cuando. Teddy, Vic, Bill, Fleur, Charlie, Audrey y Percy hablaban en una esquina de la habitación. Draco, que tenía a Lils en sus piernas medio dormida, Theo, Daphne y Tory estaban sentados en dos sillones, el primero para Theo y Daphne, el segundo para Draco y Tory, el sillón era bastante pequeño, pero a ninguno parecía importarle. Nique, Molls, Lucy, Theo II, Thomas y Jake reían entre ellos. Hermione leía un libro mientras Ron la miraba, sentados en un sillón, manteniendo las distancias pero rozándose al mínimo movimiento. George y Angelina se besaban en las escaleras. Lily y James compartían gestos cariñosos. Sirius y Marlene se besaban en el sofá. Remus y Tonks charlaban sentados en el suelo, con la espalda apoyada en el sofá. Alice y Frank estaban abrazados. Neville hablaba con Hannah, Luna y Rolf. Frank y George II bromeaban entre ellos.
Cuando Karen vio a su novio, corrió hacia él y le beso, haciendo que su amiga se sintiera mal. Después les acompañó, bajo la atenta mirada de ambos chicos.
― ¿Dónde está Lyra? ―preguntó Sirius―. ¿Durmiendo?
―Mmm... Bueno... sí ―contestó Vero.
―Voy a buscarla ―dijo levantándose el mayor de los Black.
― ¡No! ―exclamaron Karen y Vero.
― ¿Por qué no? ―preguntó éste, arqueando una ceja.
Las dos chicas se miraron, sin saber que decir. Sirius se encaminó a la habitación antes de poder ser retenido por alguien.
―Cornamenta está en la habitación, ¿verdad? ―preguntó George II.
― ¡MALDITO BASATARDO! ¿QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ, ESTÚPIDA SANGUIJUELA?
―Sí ―murmuró Karen, mirando a George, cuando se escucharon los gritos de Sirius Black.
James Sirius salió de la habitación de las Merodeadoras, sin camisa y con cara de terror.
―Yo... yo... no es lo que parece.
― ¡Papá! ―Lyra salió de la habitación asustada al ver a su padre apuntando con la varita a su novio.
―Papá, no... Espera. No es lo que parece.
― ¡ESTE DESGRACIADO ESTABA EN TU CAMA Y ME DICES QUE NO ES LO QUE PARECE!
― ¡No pasó nada!
― ¡Por supuesto que no! ―ironizó Sirius.
― ¡No! ¿No ves que estamos vestidos?
― ¡Él no lleva camisa!
Lyra bufó antes de hablar. Su padre era todavía más terco que ella, y eso era difícil de superar.
― ¿Y qué? Lleva pantalones. Créeme, si hubiera pasado algo, estaríamos demasiado cansados para vestirnos.
―No sé si eso es buena idea ―murmuró James Sirius, notando como sus mejillas se tornaban de color carmesí por la confesión de su novia.
Sirius bajó la varita, mirando a su hija.
―Solo vino a dormir conmigo ―aclaró Lyra―. Ya está.
―Eso no explica por qué no lleva camisa ―contraatacó Sirius.
Lyra sonrió traviesa y Jamsie se sonrojó.
―Me despertó a las cuatro de la mañana. Merecía un castigo.
Todos se rieron al ver la cara roja del chico.
―Ten ―le dijo la chica pasándole en la camisa a su novio. Luego se acercó a su padre y le abrazó―. Gracias por preocuparte por mí, papá ―añadió dándole un beso.
Él señaló a Jamsie con un dedo acusador.
―No te paso una más.
James miró a su padre con fingido dolor.
―No me defendiste.
―No soy un suicida.
― ¿Qué pasa aquí? ―preguntó Fred II, saliendo de su habitación con el pelo revuelto.
Todos se callaron al verle, cambiando la mirada de él a Vero. Ella le miró por un momento, después volvió a su habitación y cerró la puerta.
El chico suspiró y se acercó a sus amigos.
― ¿Vamos a desayunar? ―preguntó con una sonrisa triste.
No solo sus amigos se fueron con él, sino también todos menos las Merodeadoras.
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