Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El gato buscando al ratón

Desde ese misterioso mensaje que me incitaba a jugar un juego al cual no estaba segura de cómo había entrado... Bueno, en realidad sí, en teoría era un medio para un fin. Pero más allá de esos detalles, no he vuelto a recibir ninguna otra noticia, pensé que al menos se mantendría en contacto conmigo, asegurándose que asistiera al lugar de la foto. El mismo que, casualmente, no tenía idea dónde se encontraba. 

Supongo que el gato espera a que el ratón... ¿aparezca? Para cazarlo o la cosa que fuera. Y aunque en teoría accedí a ir, quiero creer que el juego comienza conmigo llegando a ese sitio. Cosa que no resultaba fácil partiendo de una mísera foto, al menos que él asumiera que ya lo conocía o que haría lo que estuviese en mis manos para averiguarlo si me importa. 

Pienso detenidamente, si realmente quiero empezar esto ahora, aunque no sé si me dará las respuestas que busco, porque el hacerlo sería confiar en lo que dijo y tengo mis reservas al respecto. Es que nadie aparece de la nada queriendo ayudar sin buscar algo a cambio. Eso hace ruido de repente en mi cabeza y creo que, sin querer queriendo o eso prefiero suponer, mi búsqueda de la verdad me está llevando a la boca del lobo y no a ser cazada por el gato.

Sopeso las opciones una y otra vez y... ¡no sé qué hacer! Por qué no me hacen las cosas más fáciles. Soy sólo una chica indefensa a la cual le suceden cosas de películas, con una amiga traidora y un chico misterioso. ¿Algo más que deba pasarme? 

En fin, como no sé dónde queda ese dichoso lugar —debe ser en otro país— y dado que no pienso hacer ningún tipo de viaje... al menos, que dependa de mí, lo mejor que puedo hacer es ir a enfrentar mi vida mundana y ya veré después, en el transcurso del día qué hacer. Solo espero que no suceda nada y siga todo "normal", si es que eso acaso exista para mí en estos momentos. Y sinceramente prefiero lidiar con Elisa a quedarme aquí a pensar en obtener respuestas a algo que no sé cómo manejar. Y, a decir verdad, es mejor dejar las cosas así... por ahora. 

Me visto con mi ropa habitual de trabajo y me encamino a hacia allí. Espero que haya tanto que hacer que la tarea de pensar sea algo que este en segundo plano. De esa manera mi mente dejará de maquinar y me dejará ser, aunque suene loco porque a veces pareciera que tuviese mente propia y pensara sola.

Cuando llego, saludo a mi amada compañera —nótese el sarcasmo, por supuesto— que como de costumbre, está rodeada de hombres. No me extrañaría saber que se ha acostado con todos ellos, pero para ser sincera no me importa, no soy yo la que lleva los cuernos de alce. Me dirijo a mi puesto, luego de prepararme un delicioso café, ¡a empezar el día se ha dicho! 

Después de una larga jornada laboral en la que trabajé casi sin parar, me despido de Elisa y de los demás, para luego dirigirme a la salida. En estos días mucha gente viene y va —lo que soy yo no quiero saber de viajes—, ya que como saben los que he realizado últimamente, no son los más placenteros que he tenido. Aunque para mi suerte no me ha vuelto a suceder nada raro, lo cual, es sumamente genial. 

Ni bien salgo, disfruto del viento agradable que sopla cerrando los ojos por unos minutos. En ese instante, choca conmigo un hombre bien parecido de unos treinta años, ojos color marrón y labios bien carnosos.

—Disculpé, estaba distraído y no la vi —me dice apenado por haber chocado conmigo. 

—No se preocupe, suele pasar. Además, yo tuve algo de culpa también —digo un poco sonrojada al verlo. Su atractivo impacta un poco, a decir verdad. 

—No, fui yo el del error. Discúlpeme de nuevo. —Repite sin sacarme la mirada de encima, la cual no sé por qué, de repente me puso algo nerviosa. 

—Está bien, digamos que fue culpa de ambos, de ese modo quedamos a mano, ¿qué le parece?

—Bien, quedamos así. Un placer señorita, he de irme —me guiña un ojo. 

—Adiós —le digo, disponiéndome a seguir mi camino a casa. 

—Más bien sería un hasta luego, no sabe si nos volveremos a ver —me dice justo antes de girarme y ponerme en marcha. Y me sonríe de lado como si supiera algo que yo no y eso le diera risa, lo que me deja un poco descolocada—. Que tengas un lindo día. 

Cuando por fin sigue su camino y me dispongo a hacer lo mismo, no puedo evitar pensar que el hombre era muy extraño, y no sé por qué me da la sensación de que lo volveré a ver, o eso dio a entender con lo último que me dijo. Y con ese pensamiento rondando mi cabeza, camino a mi casa, la cual por suerte no queda tan lejos de mi trabajo y hay veces como hoy, que me gusta ir caminando para despejar la mente de tantas cosas que la ocupa últimamente. 

Y es cuando estoy casi llegando a mi departamento, que escucho mi móvil sonar avisándome que tengo una llamada entrante. Al tomarlo de la cartera me doy cuenta de que se trata de la mamá de Flor. Al principio me parece raro que me llame, porque ella no suele hacerlo, pero después recuerdo que teníamos un asunto pendiente: me iba a ayudar a esclarecer algo de lo que me está pasando —o eso me había dicho cuando fui a su casa—.

—Hola Yohana, ¿cómo está? ¿en qué puedo ayudarle? —pregunto ni bien contesto. 

Hola Nina, bien, gracias por preguntar. —Escucho ruido de fondo supongo que debe estar haciendo algo—. Quería saber si mañana tenías algo que hacer a la tarde, ya sabes, para hablar un rato.

Aunque no pueda verme frunzo el ceño, no entiendo porque tanto misterio. Supongo que Flor debe estar cerca de ella y por eso habla con un deje de duda en su voz o eso creo. 

—Sí, claro que sí. Dime dónde y cuándo y estaré ahí. Si es a la tarde, mejor.

Mira, mañana Flor no va a estar en la casa y creo que sería el lugar más adecuado para hablar de... esos temas—. Duda un poco al pronunciar lo último. 

—Eh... están bien Yohana. Como a usted le parezca mejor y si está segura de que "ella" no va a estar. Es preferible para mí. 

Quédate tranquila que así será. Entonces, te espero mañana a las... cinco de la tarde, ¿te parece? —me pregunta sopesando el horario.

—No hay problema, a esa hora estaré en su casa. La veo mañana, hasta luego. —Me despido—. Que descanse. 

Tú igual, que descanses cariño. —Vuelve a ser la persona que conocía y no la misteriosa y profesional que me hablaba hasta recién. 

Llego a mi casa justo en el instante en que cuelgo. De repente siento un cansancio que no sabía tenía, me invade todo el cuerpo y sólo quiero dormir una buena siesta. Pero recuerdo que tengo que ir de compras y mi ánimo queda por el suelo. Odio ir de compras, otra desventaja de vivir sola y con un hermano modelo que casi no come, debido a que debe mantener su figura, que es por lo que le pagan. Espero que pronto tenga de nuevo de esos viajes que realiza cada cierto tiempo por las campañas de las que forma parte. Es tan genial cuando lo hace, porque tengo el departamento para mi sola, y a veces me doy mi propia fiesta privada y si hay suerte, llamo a un "amigo" para pasarla bien. Ustedes entienden.

Cuando llego a la puerta del departamento, mientras busco las llaves para abrir escucho ruidos del otro lado de la puerta, como si algo se hubiese caído, lo que me resulta raro. Se supone que Gideon no debería de haber llegado todavía, ya que por lo general suelo llegar antes que él.
Por fin, después de tanto buscar, encuentro al fondo de la cartera las llaves y abro la puerta. Al hacerlo me parece ver desaparecer a alguien frente a mi como si fuese un borrón. Me froto los ojos tratando de aclarar la vista, dado que es imposible que algo así suceda, luego vuelvo a enfocar y no veo nada. Quizás el cansancio me está jugando una mala pasada o ya estoy alucinando, aunque podría jurar que alguien desapareció frente a mis ojos o no. ¡No sé! ¿Me habré vuelto loca? 

Lo cierto es que entre el cansancio y ver cosas donde no las hay, ha hecho que me den unas terribles puntadas en la cabeza. Sólo espero que no signifique nada y sea un simple dolor que tienen las personas normales o que me esté por dar migraña, prefiero eso a lo que ya saben, no quiero volver a pasar por lo mismo. Estaba genial hasta que salí del trabajo, no quiero ir a ningún sitio a no ser que sea mi cama, ¡maldición!

Trato de tranquilizarme haciendo respiraciones profundas, porque siempre que pienso en eso me saca de quicio. Cuando ya estoy un poco más calmada y me dispongo a ir a mi habitación, encuentro encima de la mesa del comedor un sobre de papel madera, lo que me llama bastante la atención. Debido a que, si fuese de mi hermano, no creo que lo haya dejado ahí, porque suele guardarlo directamente en su habitación así no "reviso cosas que no me incumben" —palabras suyas, no mías—. Al parecer el señor tiene secretos que, por cierto, no me importan en lo más mínimo, pero allá él. 

Volviendo al tema del sobre, la curiosidad me gana y lo agarro de la mesa. Me fijo si tiene algún remitente o si dice para quien es, pero no leo nada de eso, solo parece contener algo en su interior. Lo abro y observo el contenido creyendo que habría algo interesante, pero solo me encuentro con una postal de Grecia, lo cual me sorprende todavía más. ¿Mi hermano se habrá ido a Grecia y me dejó una postal como aviso? Definitivamente no, él siempre alardea frente a mi sobre los lugares a los que él va y a los cuales yo no puedo ir. Tampoco tenemos conocidos ahí, quizás Gideon sí, y sea para él. Al girar para ver si tiene algo atrás, veo sólo una palabra grande escrita: DUMPER.

Leer esa sola palabra basta para que sienta que me estoy teletransportando a no sé dónde, y antes de desaparecer por completo maldigo internamente, si tan sólo hubiese podido anticipar lo que iba a pasar al leerlo en voz alta, no estaría en el mismo lugar de la postal... Grecia. ¡Maldición! 

Y no es que me desagrada, al fin de cuentas tengo un paisaje hermoso frente a mí. Pero sí debo cuestionar mucho mis "formas de viajar", por qué me está pasando esto, no entiendo nada. Me paso la mano por mi cabello, como para tratar de tranquilizarme de algún modo, y ni bien giro a un lado para ver a las personas reunidas en un rincón, lo veo de nuevo. 

No puedo evitar pensar si eso sea algo bueno o malo, debido a que la última vez que lo vi como que empezamos con el pie izquierdo y tampoco me agrada el hecho de que nuevamente estemos en el mismo sitio. Entonces al no saber cómo reaccionar ante ese hecho, vuelvo a girarme para el otro lado haciendo de cuenta que no lo vi. Cuando me dispongo a caminar para el lado opuesto al que él se encuentra, escucho unos pasos que se acercan a mí y no sé cómo ni por qué, pero sé que se trata de él sin siquiera girarme a comprobarlo.

—¿Estas siguiéndome? —Es lo primero que pregunta detrás de mi sin siquiera saludarme, y antes de girarme pongo los ojos en blanco para que no me vea. 

—Hola a ti también... —Hago de cuenta que no me acuerdo su nombre.

—Anderson. —Completa la oración por mí, mirándome fijamente—. ¿Me dirás que no te acuerdas de mí? 

—Si... lo hago. Como olvidarlo... —Lo último lo digo muy bajo, casi murmurando y sarcásticamente, no sé si lo escuchó o no—. Pero no recordaba tu nombre —digo devolviéndole la mirada—. Y respondiendo a tu pregunta... no, no te estoy siguiendo. Podría decir lo mismo de ti, ¿no? —le pregunto con una ceja enarcada.

—Bueno... creo que de nuevo he empezado con el pie izquierdo. —Carraspea levemente—. Hola señorita Nina, ¿cómo se encuentra? Perdóneme mi mala educación. —Me lo dice con sarcasmo el muy idiota, inclinándose como lo haría un caballero en el siglo XVIII. Piensa que no me daría cuenta, pero paso de él. 

—Escucha, si vas a actuar como un idiota. Es preferible que te marches por donde viniste —le digo dispuesta a dar la vuelta e irme lejos de donde esté él. No pienso soportar idioteces de personas que no conozco. 

—Espera. —Me sostiene del brazo para que no me vaya, el cual observo con el ceño fruncido hasta que me suelta—. Está bien, discúlpame. Hoy no tuve un buen día y me la estoy tomando contigo. Me perdonarías si te llevo a tomar algo y charlamos.

—No lo sé... 

—Di que sí, por favor. —Me interrumpe antes de poder finalizar lo que estaba por decir—. Prometo que no volveré a decir ninguna idiotez o a decir nada que te incomode.

Lo sopeso y lo miro de nuevo, casi me deja atrapada en sus ojos celestes por la forma en que me mira. Pero decido ver a un lado, por donde la gente viene y va. Me pongo a pensar que no sería una mala idea, después de todo no conozco a nadie y tampoco se cuándo volveré. No quiero deambular sola por este lugar, al menos así podré decir que "lo conozco" aunque sea de vista.
Acepto su invitación y mientras buscamos un sitio al cual ir, lo observo sin que se dé cuenta y me cautivan sus los labios bien marcados, dan ganas de besarlo y darle una buena mordida... Me río internamente de mis propios pensamientos pervertidos. Quedo tan embobada, que no me percato de que él me está devolviendo el escrutinio y al volver en mí, no puedo evitar ruborizarme y al hacerlo eso causa que él sonría y déjenme decirles que tiene una de esas sonrisas baja bragas... 

De repente me doy cuenta de que estamos parados en medio de la calle por la cual transitamos. Entonces comienzo a caminar de nuevo, al principio él no me sigue, pero después se coloca de nuevo junto a mí.

Encontramos un lugar, el cual es perfecto para lo que buscamos. Nos ubicamos en una mesa cerca de la calle, un camarero nos toma el pedido y después nos deja solos. 

—Cuéntame algo de ti, Nina —me dice sin miramientos, lo que me descoloca un poco.

—Dime que es lo que quieres saber y te cuento —le respondo para que sea más amena la charla, porque no sabría qué contarle. Además, no sé si debería confiar en él. 

—Y no sé... podría ser, ¿en dónde trabajas?

—En una agencia de viajes, ¿tú? —Creo que murmura algo, pero no llego a escucharlo—. Discúlpame, ¿dijiste algo? —le pegunto algo confusa. 

—Eh... nada, sólo decía que es muy interesante —lo dice poco convencido, así que sólo lo dejo pasar.

—Y tú, ¿a qué te dedicas? 

—Yo... —Carraspea un poco—. Algo muy parecido a lo que tú haces, pero en estos momentos estoy de vacaciones y ando haciendo un tour por toda Europa. Y por lo que veo, tú también estás haciendo lo mismo —lo miro detenidamente, ya que pareciera que hay un trasfondo detrás de sus palabras, pero no digo nada al respecto y continúa—. Digo, ya que nos hemos vuelto a cruzar... ¿O me equivoco? —Sinceramente no sé qué responder a eso, así que decido hacerle creer que es así.

—Claro, así es —le respondo lo más segura posible, aunque por dentro esté un poco incómoda por adonde se está dirigiendo la conversación. Y justo cuando estoy por formular mi siguiente pregunta para salir del tema en el que estábamos, siento de repente un leve mareo y veo un poco borroso. No puedo evitar entrar en pánico y él se da cuenta en el momento en el que me paro rápidamente. 

—¿Te sucede algo, Nina? —me pregunta un poco alarmado por mi actitud, aunque poco sorprendido, lo cual me parece extraño. Pero no me da tiempo de analizarlo porque me tengo que ir de inmediato.

—No... no me pasa nada, tranquilo. Es que acabo de recordar que tenía algo muy importante que hacer y debo irme —le digo todo esto muy rápido, tratando de que no vea mi desesperación porque no quiero desaparecer delante de él—. Discúlpame que me vaya así, pero es de suma urgencia. Ya hablaremos en otra oportunidad. 

Ni bien digo eso, salgo prácticamente corriendo del lugar en donde estábamos y en el camino casi me llevo a unas personas por delante. Y cuando estoy por adentrarme en una calle donde casi no circula personas, pasa y vuelvo a estar en mi departamento en el lugar exacto en donde desaparecí. En el instante en el que reconozco donde estoy me desplomo en el piso, como si hubiese perdido las fuerzas que me mantenían de pie. Justo en ese instante, ingresa Gideon y al verme tirada en el piso, de inmediato se acerca a mí, me levanta y me lleva al sofá más cercano y es cuando pierdo la conciencia del todo.







------------------------------------------------------------

Bueno acá un nuevo capítulo.
Disculpen la demoras a los que se toman la molestias de leer mi historia. Espero esta vez no tardar mucho para la siguiente. Y muchas gracias a los que le dan una oportunidad, se los agradezco.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro