Capítulo XIV: Cuando el cielo se partió
—¿Sorprendido Hijo de Odín? —dijo la voz de una mujer.
El dios del trueno sostuvo su martillo en la diestra sin baja la guardia, de todos los seres en el universo, el que menos espero ver ahí era ella, la madre de los hijos de Loki, Angrboda, una de las hechiceras Jouton más poderosas de todas.
—Parece que Loki está desesperado por ganar esto si es que te pidió ayuda —comentó Thor sin quitar la vista de encima de sus enemigos.
La giganta no se inmutó ante el comentario del Aesir, solo sonrió de lado.
—No me pidió ayuda, estoy aquí por mi propio pie.
Su voz parecía un cuchillo que cortaba el alma mientras que aquella mirada gélida había paralizado a todos los mortales que estaban cerca de la batalla, eran unos ojos llenos de caos y magia, indomables, llenos de poder.
—¿Qué haces aquí bruja? —dijo muy enojado Surtr.
—Claramente algo que tu no, hacerle frente a Thor, Loki sabía que no podrías contra él, no tienes poder para ello —comentó de manera despectiva.
El gigante de fuego se molestó al escuchar esto y se acercó a la Jouton, pero esta lo detuvo sólo con un movimiento de su mano, paralizándolo.
Thor analizó esto, si bien sabía que Surtr no tenía su poder completo y podría lidiar de manera fácil con él. Pero teniendo a Angrboda en esos momentos ahí complicaba todo de manera exponencial.
La magia de dicho gigante era igual de poderosa que la de Freyja, y casi del mismo nivel que la de su propio padre. Lo demostró hace no mucho tiempo dejándolo incapacitado con una ilusión.
Lidiar con aquellos dos enemigos iba a ser muy complicado incluso para él, tendría que pelear uno contra uno para poder lograr ganar.
—Esto es sólo por lo que les hicieron a mis hijos, yo no tenía problema con los Aesir antes, y lo sabes hijo de Odín —comentó la hechicera.
Esto tomó desprevenido a Thor quien se le quedó viendo sin entender a lo que iba la giganta.
—¿Qué les hicimos? Sólo previnimos una catástrofe —gruñó el dios del trueno.
—¿A costa de qué? La promesa de Odín de jamás lastimar la carne de Loki fue rota —lo vio de manera impasible—, prefirió traicionar la amistad con él que mantener su juramento.
—¡Tú sabes muy bien que todo fue a raíz de la profecía de las nornas!
—¿Y qué culpa tenía Hela, o Jormungandr? Ellos no habían sido parte de la profecía hasta que decidieron seguir la de Fenrir —se notó cierto dolor en la voz de la Jouton.
—Sabes que todo iba a unido, ustedes trajeron al universo a esos monstruos, nosotros sólo actuamos en conveniencia del gran fresno —Thor apuntó con su martillo a la mujer.
—¿En verdad fue eso? O ¿Fue por el miedo que le tienen los dioses a lo desconocido? ¿No fue lo mismo que hicieron en su tiempo con los Vanir? No aceptan nada que les parezca diferente.
Angrboda apuntó su dedo hacía la nada y mostró unas imágenes de como encadenaron a Fenrir con Gleipnir.
Era un grillete fabricado con materiales especiales, cómo el sonido de la pisada de un gato, barba de una mujer, raíces de una montaña, tendones de un oso, el aliento de un pez y él escupitajo de un pájaro.
Fue fabricada por enanos a petición de los Aesir, para poder encadenar al poderoso lobo que ya había destrozado dos cadenas previamente.
—Mi padre lo hizo por el bien mayor, más sabiendo lo qué paso entre Loki y mi medio hermano Balder, tú sabes qué lo mató porque no toleró que Odín se sintiera orgulloso de su hijo —la furia del dios del trueno se manifestó con rayo cayendo alrededor de ellos.
—La envidia corrompió a Loki, pero tu padre pudo ser el mejor de esto y olvidarlo —dijo la giganta.
—¡Sabes que no! Buscas sólo la justificación de lo que hacen ahora, son unos malditos —rugió Thor.
Apuntó su martillo hacia la mujer y lo lanzó con tal fuerza que la ráfaga de viento que creó arrancó a varios de los árboles cercanos de raíz.
La mujer vio el proyectil acercarse a ella y se paró de lado para esquivarlo, pero aprovechó esto el protector de Midgard y se abalanzó sobre ella.
Lanzó un potente puñetazo sobre su rostro, pero lo que jamás espero es que la mujer se volviera intangible esquivando aquel ataque.
Surtr aprovechó esto y se abalanzó sobre el Aesir para golpearlo, pero este detuvo su puñetazo con una sola mano, doblándosela para hacerlo caer al suelo debido a la fuerza que impuso en su defensa.
Angrboda aprovechó esto e hizo que de la tierra salieran varias ramas las cuales se comenzaron a enredar en el cuerpo del dios del trueno, de ellas salieron varias espinas que se incrustaron en el cuerpo del dios del cual comenzó a brotar sangre dorada.
Pero la hechicera notó que algo no estaba bien, las heridas se cerraron con la misma velocidad con la que eran abiertas.
«Ningún Aesir salvo Odín tiene ese nivel regenerativo».
Se sorprendió, pero no dejó de concentrarse en el hechizo.
—¡Esto no me detendrá! —exclamó el dios.
Sus ojos se tornaron azules y con una fuerza inhumana levantó su mano hacia el cielo arrancando las enredaderas.
Un veloz trueno cayó sobre el al mismo tiempo que Mjölner regresó a su mano destrozando por completo el hechizo de la giganta mientras que ella y el Munspelli fueron aventados unos metros hacia atrás por la fuerza del relámpago.
Una cortina de humo se alzó por el impactó.
Thor comenzó a avanzar a las caídas figuras de los gigantes quienes se incorporaron de manera rápida poniéndose en posición de batalla.
—Esta no es la fuerza usual de Thor —le susurró Surtr a la jouton.
—Lo sé, parece ser que los rumores son verdad, el padre de todo le quitó el hechizo inhibidor de poder que se le colocó al nacer —comentó la hechicera.
—Tenemos que hacer algo para salir de aquí, nos destrozará si eso es cierto.
Angrboda analizó la situación.
—Prepárate para atacarlo de frente con todo lo que tengas —susurró la giganta.
El sólo asintió.
Vieron cómo el dios del trueno se acercó a ellos de manera lenta con los relámpagos surcando alrededor de él, golpeando el suelo dejando grandes hoyos por donde pasaba.
—¡Ahora! —gritó.
Surtr Lanzó una gran bola de lava, cenizas y fuego hacia Thor a la par de que Angrboda concentró su energía y una pontente ventisca golpeó al dios al mismo tiempo que el ataque del Munspeli.
Esto hizo trastabillar al dios del trueno, pero no sin antes Lanzar un trueno hacia donde estaba Surtr, el cual era impactado de lleno con gran potencia.
El cuerpo de sujeto era electrocutado, que de no haber sido un ser divino hubiera sido destrozado por la potencia del ataque.
Quedo inconsciente el gigante, pero la hechicera aprovecho la distracción de su ataque unido para tomar a su aliado y teletransportarse de ahí, era la única salida de lo contrario serían derrotados, no tenían la fuerza para enfrentar al protector de Midgard con su poder completo.
Los ataques cesaron, dejando al Aesir un poco lastimado, pero no le puso mucha atención a ello y regresó a donde estaba Mildri y los chicos.
Vio que todos estaban a salvo y que su protección sobre ellos había sido efectiva, no había más que la cuarteadura en algunas casas que ayudaría a reparar el.
Se acercaron los mortales a ellos.
—Escaparon.
Su tono se notó molesto mientras se sentó en él suelo un poco cansado.
Todos los habitantes del pequeño pueblo lo vieron, y quedaron maravillados.
Sin previo aviso se arrodillaron ante él.
—¡Salve Thor, el protector de Midgard!
Tenía siglos que nadie le rendía pleitesía, sintió el poder surcar por él nuevamente.
Glosario:
Gleipnir: En la creencía nórdica, el lobo Fenrir fue encadenado con una cuerda de hierro llamada Gleipnir. Los enanos de Svartalfheim crearon esta ligadura irrompible a petición de los Æsir, los dioses nórdicos
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