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Capítulo XII: La Amenaza

—¿Crees que ella pueda controlar al dios del trueno? —preguntó Sinmore a Loki.

Los dos estaban sentados en una de las oficinas de loki, donde hace unos momentos había estado Angrboða hace unos minutos.

—Pues entre Surtr y ella creo podrán lograr al menos controlar a Thor, así nos podremos dar cuenta si de verdad él padre de todo le quito el inhibidor de poder —mencionó la deidad de las mentiras.

—¿No los pone a ellos en peligro eso?

—Si, un poco, pero sé que Angrboða va a tener un plan bajo la manga para que escapen los dos de ahí, nunca hay que dudar de sus capacidades —Loki volteó hacia la giganta de fuego.

Sinmore sabía que la jouton hechicera era una mujer muy fuerte, que se había ganado el respeto de muchas deidades con su gran poder, pero eso no le quitaba la preocupación de que algo le pudiera pasar a Surtr al no estar al cien por ciento de su poder.

Ella se sentía frustrada, sabía que su marido era un ser en extremo poderoso, sin embargo, la manera que hicieron el ritual los Grommson, no lo habían dejado tener su poder completo.

Entendió cuando Sven le dijo que no se alcanzó a consumir el cuerpo de la mujer que ofrecieron, y eso fue un detonante en cuanto a que el poder de Surtr se mermó al entrar a Midgard.

Ella había estado buscando rituales para lograr que pudiera tener aquel gigante de fuego su poder entero, pero la único que había logrado encontrar fue que se necesitaba el cuerpo que no fue consumido ser destrozado por completo para lograr liberar la energía atrapada.

Acorde a los Grommson, la persona que fue sacrificio fue recuperada por el grupo de Freyja, por ende, iba a ser imposible completar aquel rito.

—¿Has encontrado alguna forma de darle su poder original a tu esposo? —preguntó de la nada Loki.

Parecía que le había leído la mente.

—No, lo único que encontré fue lo que te comenté el otro día de aquel ritual sin terminar —puntualizó.

—Eso si será un problema, la otra opción es que sea desterrado y se le vuelva a invocar, pero dudo mucho que se pueda lograr eso —analizó el dios.

—¿Por qué? —alzó la ceja Sinmore.

—Heimdall va a estar al pendiente de todo lo que sucede y no dejará que Surtr regrese a la tierra a través de un ritual, lo más probable es que ponga alguna protección en el Bifrost para evitar eso.

La giganta estaba pensativa, sabía que lo que decía el dios de la mentira era cierto, si bien el gigante de fuego no tenía su poder completo, si era aun así una fuerza formidable, habiendo lastimado a Freyja en su primer encuentro.

—Tendremos que ver alguna manera de trabajar con eso —dijo la hechicera munspelli

—Es lo que hemos estado haciendo, no te preocupes por ellos mujer, todo saldrá bien y según lo que tenemos planeado —sonrió de manera tétrica el dios del engaño.

—Lo sé, estoy sin preocupación créeme Loki.

En ese momento se escuchó entrar a los dos hermanos Grommson a la sala.

El rostro de Borg estaba impasible, sin embargo, si se notaba mucho la preocupación en el de Sven, quien se estaba mordiendo las uñas.

—Loki, tenemos que hablar —dijo de manera tajante Borg.

Esto hizo alzar la ceja a la deidad, no se molestó que se dirigieran así a él, no le importaba mucho.

—¿Qué quieres mortal? —preguntó con desdén el dios.

—Se detectó actividad en los templos de Upsala, cómo si un portal se hubiera abierto —dijo Sven.

Esto captó la atención de Loki y de Sinmore al mismo tiempo, esto era un gran problema siendo ese lugar uno de los centros ceremoniales más grandes de toda la península escandinava.

—¿Hace cuanto paso? —cuestionó la giganta.

—No más de cinco minutos, máximo siete —respondió Sven.

Se voltearon a ver los dioses, una clara cara de preocupación, esto era algo que no estaba previsto en sus planes.

—¿Qué hacemos? —preguntó la giganta.

Loki se quedó callado, analizando las cosas, sabía que de no hacer algo, podría haber una catástrofe, algo que quería evitar Loki, al menos ahorita.

—Vamos Borg, tenemos que investigar que sucede —dijo levantándose de su lugar el señor de las farsas.

El hermano más grande asintió ante el mandato de Loki.

—Hare que nos tengan preparado el helicóptero —sacó su celular.

—No lo necesitamos.

Con ello tomó la mano del sujeto y concentrando su energía, abrió un portal y saltó dentro.

Todo se movió muy rápido para el hermano Grommson, quien sintió su vida pasar por sus ojos con aquellos bruscos movimientos.

Al llegar este cayó de rodillas, con su cabeza dándole vuelta de aquí para allá y ocasionando que este vomitara.

—Maldición ¿Qué fue eso?

—El salto de dimensiones, lo pueden usar cualquier deidad, y no muchas veces es amigable con los mortales —reía el dios del engaño.

Comenzaron a caminar, Borg notó lo hermoso que se veía todo, regado y podado, cómo si nunca hubiera pasado nada en este lugar, ni el tiempo ni el cristianismo.

Los altares parecían nuevos, cómo si la inclemencia del clima jamás los hubiera tocado.

Loki se adentró hacia donde estaban las estatuas, en aquel lugar se podía ver una llama que parecía avivada por alguna fuerza superior.

—¿Sabes que podríamos hacer— preguntó Loki.

Borg lo volteó a ver alzando sus hombros.

—No lo sé, ¿Qué podríamos hacer?

—Destruirlo, así podríamos comenzar a mermar el poder de los dioses —comentó.

El mortal sabía que esa era una de las estrategias de Loki, intentar destruir todos los templos ceremoniales de los Aesir y Vanir para poder hacerlos perder su poder.

No estaba muy convencido que eso funcionaria, las deidades habían mostrado ser muy inteligentes, algo así no creía el que las pudiera detener.

Conforme se adentraron al sitio lograron ver que aún brillaba, cómo si recientemente se hubiera hecho un ritual ahí.

Las mismas estatuas de los dioses estaban con un gran brillo, mientras que en medio de estas se podía notar unas estelas cómo el arco iris danzando en el aire.

Habían abierto el Bifrost ahí.

—¿Qué carajos está pasando aquí? —cuestionó Loki.

No pudo detectar si alguien había entrado a Midgard, sólo notó una gran energía, que incluso le hacía recordar al padre de todo, esto lo hizo temblar.

—¿Pasa algo Loki? —preguntó Borg sacándolo del trance.

—No puedo detectar que pasó aquí, si entraron al mundo de los mortales o se fueron del mismo, muy pocos seres pueden lograr esto, entre ellos Odín —trago saliva al decir el nombre.

—¿Tanto le temes?

—Todos le deberíamos temer, él es uno de los dioses sino es que el dios más poderoso de los Aesir y Vanir, sería estúpido no respetarlo o incluso temerle —gruñó Loki.

En ese momento el dios no perdió más el tiempo y en su mano concentró cierta energía, la cual estaba por lanzarla hacia el altar principal del recinto.

—Es mejor no averiguar quien fue, sólo destruir este sitio.

Sin mayor preámbulo, lanzó la bola energética la cual al estrellarse al altar esta se detenía sin dañarlo y sin previo aviso, regresó a donde estaba quien la había lanzado, golpeándolo de lleno en el pecho.

Salió disparado chocando con un árbol, dejándolo aturdido.

«Los templos no se destruirán si yo lo digo»

La voz retumbó en su cabeza, se sintió atrapada por la misma, sin escapatoria, intentó reconocerla, pero no pudo, estaba muy angustiado, percibía las cosas como si fuera una marioneta.

Borg corrió hacia donde estaba tirado la deidad y lo ayudo a levantarse.

—¿Estas bien? —cuestionó el Grommson.

Loki seguía extrañado, y más al ver que su poder no había causado nada en el templo, siendo que aquel ataque tenía la potencia de destruir una montaña.

La voz se volvió a manifestar.

«Deja de pensar en quien puedo ser, sólo acatarás mis órdenes, los templos no serán tocados por nadie, espero que eso lo hayas entendido»

—Si mi señor.

Se sintió atrapado sin saber en verdad que podría hacer. Tomo asiento en el césped con las manos sobre su rostro, sintió una gran desesperación.

—No le haremos nada a los templos, ¿entendido?

Este Borg se asustó un poco porque si mal no recordaba era algo que siempre fue su objetivo, y ahora así de la nada, lo dejaba de pensar.

—Vámonos Borg —con ello.

El mortal sólo lo siguió mientras abrió otro portal y se perdieron en él.

Una sombra se ve cerca de la estatua de Odín.

—Me las pagarás muy Loki...en serio que lo harás.

La persona se vuelve a esconder en las sombras perdiéndose en la inmesidad del universo. 

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