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Capítulo X: Eir

Los ojos de Sigrid se abrieron, yacía desnuda cubierta sólo por una manta muy caliente, su cabello estaba enmarañado, había sido una buena noche a lado de su diosa.

Recordó todo lo que pasó, los labios de Freyja sobre ella, el roce de la diosa y la manera en que la amó, sintió un escalofrió en su ser, le fascinaba estar así con Freyja.

Volteo la mirada dentro de la tienda de campaña donde encontró una playera negra, a lado unos pantalones jeans nuevos aunado a unas sandalias junto con ropa íntima, sabía que la diosa de la guerra se los había dejado ahí, ella siempre procuraba que Sigrid estuviera cómoda con todo.

Se vistió de manera rápida y salió, viendo que ya estaban casi todos levantados, a la par de que Freyja, su hermano Freyr y algunas valquirias, estaban alrededor de un círculo de runas que ella podía percibir, el cual estaba destilando un ligero fulgor.

Pareciese que se estaban preparando para un ritual.

La diosa Vanir convocó a las valquirias hace dos días y fueron llegando paulatinamente, Sigrid no ubicaba a todas, sólo identificaba a las que les habían ayudado hace unos días, Brynhildr, Hilda y Svanhit, aunado a la valquiria misteriosa que no se quitaba el casco.

Le caían bien y eran amigables al igual que las otras, aunque de cierta manera imponían demasiado, ya que por ejemplo Hilda y Brynhildr eran incluso más altas que Leif y Freyja.

Eran impresionantes.

Lo que también sabía es que tres de las Disir se habían demorado en llegar.

Entre ellas, la que era la prioridad, Eir, la diosa de la curación, quien podía curar a Freyja de lo que le había hecho Loki.

Se acercó de manera cautelosa, no quería perturbar la magia que se iba a manifestar en ese sitio, y fue cuando captó que Freyja estaba recitando unos cuantos canticos, mientras que su hermano y las valquirias tocaban pequeños tambores de piel de alce, realizaban un ritual.

Los demás mortales estaban alejados del lugar, unos cincuenta metros, apreciando el desplante de energía arcaica proveniente de las deidades y las disir quienes parecían estar coreando los canticos de la deidad de la guerra.

Freyja estaba a la mitad del círculo concentrándose en la magia que realizaba, dejando caer algunas cosas como hojas de árboles, tierra e incluso de su sangre plateada al haberse hecho una rajada en su mano con su daga.

A pesar del entrenamiento que tenía Sigrid en cuanto a la magia, aún le costaba mucho entender los cánticos de la deidad, era un lenguaje muy antiguo que nunca había oído más que la vez primera que conoció a Freyja.

La diosa terminó su cantar, derramado una última gota de sangre los demás se hacían para atrás al igual que Freyja y veían hacia el cielo.

Pasaron los momentos, los minutos, y nada había acontecido, sacando esto un poco de quicio a los mortales presentes quienes ya se disponían a cuestionar a las deidades, tenían que estar entrenando, no perdiendo el tiempo.

Leif tomó dos pasos hacia Freyr, quien solo lo volteó a verlo negando con su cabeza, dejando al berserker paralizado en el lugar.

Dhalia tomo la mano de Leif y la entrelazó con la de ella, ellos dos se habían hecho muy cercanos en el último año, ella sabía que el joven no estaba del todo bien después de lo sucedido con Helga, pero lo apoyaba en todo.

Sigrid caminó hacia adelante, pero sintió que algo la jalaba hacia atrás, viendo que era el perro que había salvado hace tiempo y que ahora era parte de su grupo.

En ese momento de los cielos se escuchaba el cabalgar y el aullido de varios lobos dejando a todos expectantes, ellos ya habían presenciado las cosas una vez con la llegada de las otras valquirias.

—¿A quién creen que hayan convocado? —cuestionaba Leif.

Nadie habló.

Las luces cesaron, donde una vez estuvo parada Freyja, ahora se veían tres mujeres.

La primera tenía un cabello rojizo trenzado con ojos completamente negros, una armadura metálica, su espada de dos manos yacía detrás en su espalda, mientras que las alas que poseía eran rojas cómo su cabello.

Del lado contrario una mujer de larga cabellera rubia con toques rojos al igual que sus alas, ojos blancos con dorados, y una constitución muy fornida, en su cintura un martillo de guerra y un en su brazo.

La última y que estaba en medio, tenía el cabello cobrizo con ojos de color cambiante que te recordaban a las tonalidades de otoño, amarillo, rojo y café, no portaba ninguna armadura, sino una túnica blanca, mientras que sus alas de igual manera intercalaban en las mismas tonalidades que sus orbes, tenía un bastón en su espalda.

Las tres voltearon a ver a la diosa Freyja y se arrodillaron ante ella.

—¡Mil disculpas por la tardanza mi señora! —exclamó la mujer de trenzas.

—No hay de que preocuparse Skuld, entiendo que son momentos aciagos y necesitamos enfocarnos en otras cosas antes del Allthings —contestó de manera comprensiva la diosa.

—Mi madre está muy preocupada, más con mi padre fuera del palacio —dijo la del martillo de guerra.

—Si supimos que el señor Thor fue enviado por el Allfadr a cazar a Loki —comentó Hilda —. Le quitó los inhibidores de poder por lo que supimos. Entendemos que no quisiste dejar a tu madre sola Thrúd.

Esto hizo voltear a la de la túnica que tenía la ceja levantada, lo cual no pasó desapercibido por Freyr ni Freyja.

—¿Qué sucede Eir? —preguntó Freyja.

—Desde que pasó lo de Loki con Baldur, no me he despegado del señor Odín, yo estuve ahí cuando le encomendó la misión y jamás le quito el hechizo.

Esto dejo heladas a todas las deidades.

—¿Cómo que no se las quitó? —preguntó Freyr.

—Pues no lo hizo, al menos yo no vi que lo hiciera y saben que es un ritual un poco tardado —comentó la diosa de la curación.

Los gemelos fruncieron el ceño, esto no era bueno, si Odín no había quitado ese hechizo de Thor, entonces ¿Quién había sido?

—Creo que podemos dar por empezada la reunión —dijo Freyja.

Cada una de las valquirias se posicionó en el circulo, eran en total trece de ellas, todas viéndose imponentes, con sus alas y armas, a la par de que los gemelos Vanir estaban en medio.

Con un movimiento de la mano de Freyja se sintió cómo la energía comenzó a surgir alrededor de todos, incluidos los mortales.

—Cómo saben, Midgard está en peligro, Loki está haciendo una armada de humanos modificados con lo que parece magia, no sabemos bien cómo lo hace, tenemos la sospecha de que Sinmore le está ayudando en ello —dijo Freyja.

—Odín esta furioso con todos los dioses que han venido al Midgard por excepción de Thor, que él fue enviado para capturar a Loki —señaló la diosa Eir.

Esto captó la atención de todos.

—¿Por qué puso furioso eso al padre de todos —preguntó Freyr.

—Dijo que no debemos de interferir con lo que sucede, pero que ya era muy tarde para no hacerlo.

—No me importa lo que piense el padre de todo —dijo Freyja —, ¡era nuestro deber proteger a los mortales desde hace siglos, pero no lo hicimos!

Todas las valquirias quedaron sorprendidas ante lo dicho por Freyja, era muy raro que la diosa Vanir fuera en contra de lo que mandaba el rey de Asgard.

—No podíamos dejar que Loki se saliera con la suya y más teniendo el apoyo de Surtr y de Sinmore —señaló Freyr.

—Yo estoy de acuerdo con ellos —dijo Thrúd —, mi padre y mi madre querían actuar en cuanto supieron lo del ritual que trajo la esencia del Munspelli al Midgard.

—Eso lo entendemos todos en Asgard y Vanaheim. Por fortuna nuestra señora Frigga, lo ha calmado mucho, no esta tan furioso como al inicio, el mismo pensó en bajar a Midgard a detener todo y castigarlos a ustedes —comentó Eir.

Esto hizo palidecer a Freyja, ella sabía que Odín era el dios más poderoso de todos, capaz de derrotar a todos las deidades al mismo tiempo y salir ileso, no era una pelea que quisiera tener.

—¿Qué te dijo antes de venir? —cuestionó la diosa.

—Nos pidió que ayudemos en todo lo posible más ahora que Hermóðr descubrió que Angrboða desapareció de su escondite hace no mucho.

Esto preocupó mucho a la diosa de la guerra, sabía que, si esa giganta estaba en el plano humano junto con Loki, tenían las manos llenas, incluso sintió miedo de que el dios de las travesuras convocara a sus hijos del Ragnarök, algo que sería catastrófico.

—También sucede los de los Draugr, se sabe que están sacando a varios guerreros del Valhalla y de Folkvangr y haciéndolos muertos vivientes, no podemos dañarlos ni los Aesir ni lo Vanir —dijo Freyr

—Si lo supimos, nosotras si podemos dañarlos, pero...a un gran costo.

Esto hizo que los mortales se vieran entre ellos, no entendían a que se referían las Disir.

—Esto se pone cada vez peor —susurró la diosa quien en ese momento le daba un gran dolor en su costado haciéndola doblarse del mismo con un quejido.

Esto alertaba a Sigrid y sin importarle nada, se metió al círculo, e iba directo a donde estaba la diosa de la guerra, tomando su rostro en sus manos.

—Mi señora, ¿Está bien? —preguntó muy angustiada.

Freyja no podía evitar hundirse en aquella azulada mirada que la había captivado desde el primer momento que la vio.

Todas las valquirias habían sacado sus armas al sentir la presencia de la humana en el círculo, pero eran detenidas por un movimiento de Freyr.

—Calma compañeras.

—Estoy bien pequeña —, tomó su mano y la besó, esto hacía que todas las valquirias recién llegadas se sorprendieran, pero a la vez se preocuparan por lo que le había pasado a Freyja.

Sigrid se volteaba a ver a la diosa Eir, y se arrodillaba enfrente a ella.

—Por favor ayude a Freyja...esta lastimada.

Agarró las manos de la misma y las beso, haciendo que la deidad de la curación sintiera las lágrimas de la muchacha golpear con su piel, esto la movió mucho.

La devoción que mostró para Freyja jamás la había visto en ningún mortal hacia un dios, pero también extrañó mucho a la valquiria.

¿Cómo es qué una diosa tan poderosa cómo la señora Vanadis estaba lastimada de esa manera?

Cómo si le leyera el pensamiento Sigrid le contestó.

—La apuñaló Loki con una daga de hielo de Jouthounheim.

Esto la hacía estar un poco intranquila, sabía que eso era un problema, pero podía resolverlo, teniendo los ingredientes necesarios.

—Tengo que checar la herida para saber con qué esto lidiando —dijo de manera firme mientras se acercó.

Con un movimiento de su mano comenzaba a analizar la herida de la diosa de la guerra, viendo a través de su mano como si de rayos x se tratara.

Observó que era una cortada muy profunda, que había dejado hielo en las entrañas de la diosa, esto no era nada bueno.

—Esto será complicado, tengo todos los ingredientes, pero me hace falta el más importante.

—¿Qué te falta? —cuestionó Sigrid.

—Una manzana dorada que sólo nos la puede dar Idunn —dijo Eir.

—¿Podemos pedírsela? —preguntó Freyr.

—Sólo se la dará a una persona, y esa eres tú mortal —comentó la diosa.

—¿Por qué sólo a mí? —Sigrid estaba perpleja

—Por el amor que le tienes a la señora Vanadis, Idunn ama las historias de amor, si le cuentas la tuya con Freyja, lo más probable es que te la de.

—¡Iré por ella! —su semblante era decidido.

—No puedes ir sola, yo iré contigo —dijo Freyja intentando levantarse, pero se veía muy cansada y más pálida de lo normal.

—Yo iré con ella, no se preocupen por ello —intervino Leif acercándose.

—Son dos mortales en Asgard, no creo que puedan llegar muy lejos —comentó Brynhildr.

—Yo los acompañaré —hablo por primera vez la valquiria que tenía un ala roja y la otra azul.

—¿Estas segura? —preguntó Brynhild.

Ella sólo asintió.

—Y ¿Cómo harán para llegar? —pregunto Hilda —, hace tiempo que ningún mortal ha entrado a Asgard y no sabemos de un Bifrost cerca para ello.

—¡Creo que nosotros podemos ayudar en eso! —se escuchó la voz de Bygul saliendo de la maleza seguido por su gemelo y los elfos de luz.

—¿Lo encontraron? —preguntó Freyr.

—Si mi señor, logramos dar con el último portal perdido a Asgard, está en Islandia —contestó Beyla la elfa de luz.

Todos sonrieron había aún más esperanza ahora.

—Entonces tenemos que viajar allá —dijo Eir.

La junta continuó por unas cuantas horas más y al terminar Freyja y Sigrid se sentaron en una piedra viendo el lago bajo la luz de la luna.

—¿Por qué te arriesgas? —cuestionó —, yo soy quien te debe proteger, no al revés

—Lo hago porque eres el amor de mi existencia, sólo por eso, y por qué también te puedo proteger. Jamás volverá a estar sola mi señora.

Esto hacia volar el corazón de Freyja, de todas las respuestas que pudo esperar, está era la que menos pensaba que diría.

—Te amo Sigrid.

—Y yo a ti Freyja, más que mi propia existencia.

Sellaba ese comentario con sus labios sobre los de la diosa. 

Glosario

Thrud: era la hija de Thor y Sif en la mitología nórdica. Es la hermana de Móði y media hermana de Magni y Uller. Era una valquiria que servía a los einherjar en el Valhalla.

Frigga: es una de las diosas mayores en la creencianórdica y germánica, esposa de Odín, reina de los Æsir y diosa del cielo. Es la diosa de la fertilidad, el amor, el manejo del hogar, el matrimonio, la maternidad, las artes domésticas, la previsión y la sabiduría. Se le relaciona con la diosa griega Hera.

Idunn: se la describe como la esposa del dios escáldico Bragi, y en la Edda poética se le da también el rol de guardiana de las manzanas que dan a los dioses eterna juventud. Varias teorías rodean su figura, y uno de los montes de Venus, Idunn Mons, fue nombrado por ella. 

Eir:  Es una diosa y/o valquiria asociada con la habilidad médica. En nórdico antiguo: "ayuda, misericordia".

Se le fueron concedidas las propiedades de la sanación, la euforia y la salud. De ahí que se le haya representado y venerado como la diosa de la salud.Eir parece encajar mejor como una diosa y sirvienta de Menglöð ya que fue famosa por su conocimiento en hierbas y su poder de resucitar, por eso, también podría ser reconocida como una valquiria. Representada siempre con la diosa Frigg y que tenía su propia custodia en la montaña Lyfjaberg que significa, dentro del nórdico antiguo, "montaña sanadora"

 

Hermóðr: es el hijo menor de Odín, rey de los dioses de Asgard, y su esposa Frigga, diosa de la fidelidad. Dotado de una increíble velocidad, Hermod ha servido a su padre como mensajero. En una ocasión, su hermano Balder fue herido por una flecha disparada por su otro hermano Hoder, tras ser engañado por Loki


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