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Capítulo IV: Fuego y Hielo

—¡Eso es un draugar! —exclamó Freyr.

El muerto viviente los observó, cómo si los analizara, sus aguajeros en el cuerpo estaban derramando pus, gusanos y sangre, mientras que su mano sostenía aquella arma colosal que portaba, sus ojos clavados en el grupo de amigos.

Una brisa se sintió alrededor de todos los presentes, ocasionando que Thruvalgard cerrara aquellas cuencas rojas, cómo si disfrutara el tacto del viento sobre su putrefacta fisionomía.

—Hace siglos el roce del aire no tocaba mi cuerpo, se me había olvidado cómo se sentía —vociferó.

El cobijo de Bygul lo observó, todos con armas desenfundadas y a la expectativa.

—¿Qué quieres aquí maldito ser? —preguntó Freyja poniéndose enfrente de todos.

Los otros soldados seguían atentos, con sus manos en las espadas que traían, no se movían ni un sólo centímetro, mientras que sus ojos amarillentos se postraron en cada acción de su líder, el muerto.

El draugar volteó su mirada hacia Freyja, abriendo de nuevo sus ojos y los posó sobre la diosa de la guerra.

—Señora Vanadis... ¡ustedes nos abandonaron! —la señaló con su carcomida mano.

El reclamo salió cómo un alarido, que hizo temblar a los mortales del lado de los dioses.

Sigrid tiritó, mientras que Leif le costó mantener su posición de batalla, los demás jóvenes, se habían acobardado, dando dos pasos hacia atrás.

Dhalia, se puso a espaldas de Leif, la chica sentía cierta afinidad hacia el berserker, sabía que con él cerca, nadie los podría lastimar.

Sin previo aviso, el no muerto, señaló al grupo y fue cuando la mitad de su escuadrón, alrededor de quince soldados, se abalanzó sobre ellos.

Freyr se movió de manera fugaz y con su palma abierta lanzó un potente rayo de sol, que calcino a todos los que se dispusieron a atacarlos.

El Fiero lo vio sin inmutarse, y volvió a señalarlos haciendo que los otros se abalanzaran sobre el grupo.

Pero esta vez Freyja se adelantó, con un dedo, concentrando su magia en el mismo, lanzó un potente destello que atravesó la línea entera de enemigos, haciendo que cayeran fulminados.

Los mortales sonrieron al ver que los dioses habían podido detener sin ningún problema a los antagonistas, y sólo quedó uno de ellos, el Einherjer corrupto, quién siguió igual de impasible.

—Sabía que esos guerreros eran una basura —comentó para sus adentros, —pero no importa ellos no pueden hacer nada, los mataré a todos.

Freyr se quiso adelantar a cualquier movimiento del enemigo y ataco con su espada al muerto viviente, quien recibió el golpe contra su costado, haciendo que todos estuvieran más tranquilos, ese impacto debía haber fulminado a cualquiera que lo recibiera.

Pero no fue así.

Al despejarse la tierra todos observaron que el draugar no se movió ni un centímetro.

Freyr vio esto con mucho asombro, él sabía que ese ataque pudo haber diezmado a un troll, pero no había ni rasguñado al enemigo.

De manera tétrica, el cuello del no muerto se torció para ver al dios de los elfos a los ojos, clavando aquella roja mirada sobre los orbes del vanir.

—La bruja dijo que ningún Aesir ni Vanir podrá derrotarnos, es la magia del ritual —señaló el enemigo.

Esto tomó desprevenido a Freyr quien en un fugaz desplante se posicionó lejos del draugar.

—Somos parte de la elección de Loki, sacados del Valhalla y el Folkvangr, dándole la espalda a los dioses que nos olvidaron, sólo fuimos sus títeres por milenios, con la promesa de volver a morir en una batalla por el egoísmo de ustedes —dijo el desertor enfrente de ellos.

—¿Traicionaron al padre de todo y a la señora Vanadis por unos momentos más en Midgard? —preguntó Leif.

Con tranquilidad el cuerpo andante lo volteó a ver, con aquellos lúgubres orbes cómo la sangre.

—¿Cómo puedes llamar traición a algo que ellos mismos dictaron? —comentó con mucha simpleza, —ninguno de nosotros quería vivir de esa manera nuevamente, morir y vivir todos los días hasta que tengamos que enfrentar el destino de la muerte final.

Todos se quedaron callados, les costó entender a lo que se refería el cadáver, hasta que Freyja lo comprendió.

—Ellos no querían seguir luchando, buscaban sólo el descanso eterno —susurró la diosa de la guerra.

Esto ocasiono que el corazón de la deidad doliera, jamás en toda su existencia se había puesto a pensar sobre ello:

Si los guerreros de verdad querían seguir peleando después de morir, o sólo buscaban poder descansar después de todo el esfuerzo que habían hecho a través de su vida.

Fue cuando pudo ver a través del manto de putrefacción del enemigo, observó su espíritu, estaba llorando sangre, el corazón de este se sentía vacío, cómo si todo rastro de conciencia o amor hubieran desaparecido de él, un ser vació lleno de odio y caos.

La diosa movió su mano apuntando hacia el cadáver y disparó otro rayo de luz, pero esta vez se notó un poco el dolor de la deidad al usar su magia.

El destello golpeó al ser y este nuevamente no se inmutó.

—Ningún daño por parte de ustedes —sonrió en son de mofa.

Sin esperar un segundo más, el draugar dejo salir de su boca una nube de veneno, llena de putrefacción que tenía un olor nauseabundo y se dirigío hacia los mortales, buscaba terminar con esto de manera rápida.

Lo que jamás esperó fue la pronta reacción de Sigrid al trazar la runa Algiz y Othala de manera veloz sobre el suelo, recitando para sus adentros un hechizo de protección que le había enseñado Freyr.

Al hacer contacto con la runa, esta comenzó a absorber aquella nube nauseabunda, desapareciéndola en su totalidad, pero la azabache a la vez caía muy cansada sobre sus rodillas, jadeando de manera pesada.

—¡Sigrid! —exclamó Freyja.

Se movió de manera fugaz a donde sen encontraba la veterinaria que intentó ponerse de píe, pero no la dejó la diosa del amor.

—Ni se te ocurra, ese hechizo que usaste no es complicado, pero la potencia del ataque de ese bastardo era suficiente incluso para noquear a Freyr o a mí.

—¡Tengo que proteger a todos cariño! —exclamó la humana.

Freyja cargo a su amada, la quería poner lo más lejos posible que se pudiera del enfrentamiento.

Lo que jamás espero fue que, en un rápido movimiento, el draugar estuviera en medio de todos, con su hacha levantada y en dirección a donde estaba ella y Sigrid, dejándola caer.

La diosa alzó su mano para intentar detenerla, fue de las pocas veces que sintió miedo, y no por ella sino por lo que le pudiera pasar a su amada.

Pero el ataque jamás las golpeó.

Leif detuvo el asalto con su espada y con una carga de hombro hizo para atrás al enemigo.

Fue cuando notaron Freyr y Freyja que los humanos si podían lastimar a esos seres.

—¡Tu si puedes dañarlo! —exclamó el dios de la fertilidad captando la atención de su compañero.

Leif sonrió, sabía que tenía que hacer y sin miedo alguno cargo de nuevo contra su enemigo lanzando primero un trajo a la derecha por abajo.

El muerto vio a través de la estrategia del humano y con una sola mano detuvo su ataque.

—Es una buena espada —con una fuerza colosal, arranco del agarre de Leif el arma.

Esto sorprendió a todos haciendo que el guerrero se hiciera para atrás estando precavido por lo que pudiera hacer su enemigo.

El cadáver andante continuó examinando por unos minutos más la cuchilla, para después aventarla al suelo a los pies de Leif.

—Recógela berrsekr —dijo, notando que había usado el antiguo termino que se les daba a aquellos fieros guerreros germanos.

Leif con cautela tomó la espada del suelo y se posicionó para el combate, sin quitarle de encima su mirada a los movimientos de su enemigo.

—Y ahora...peleamos.

Con una velocidad inhumana el cadáver se abalanzó sobre el guerrero lanzando un potente mandoble con su hacha, lo que hizo que se cimbrara del golpe, ocasionando que casi volviera a perder su arma Leif.

—¡Vamos pelea! Demuestra que eres digno guerrero de los dioses —lo molestó aquel ser, cómo si se burlara de él.

Esto hizo que Leif tomara su arma con dos manos y lanzara un potente golpe hacia su enemigo quien lo detuvo de nueva cuenta, pero el joven aprovechó eso y lo pateo en lo que parecía un hueso salido de su rodilla, haciendo caer al cadáver.

—Vaya niño, parece que tienes algunos trucos bajo tu manga —dijo Thruvaldgard, —pero tu poca experiencia en la guerra te hará perder.

Con ello moviendo su mano con gran rapidez golpeó a Leif haciéndolo soltar su arma y aprovecho para darle con el mango de su hacha en el rostro, ocasionando sangrarlo de la nariz y mareándolo, logrando derribarlo.

—Pensé que ibas a durar más, pero me equivoqué, es hora de que mueras escoria —dijo el draugar.

Alzó su mano con su hacha, disponiendo a acabar con la vida de Leif, pero no pudo.

Una larga lanza voló por los cielos, golpeando en el pecho al enemigo y aventándolo hacia atrás.

En ese momento todos vieron como las auroras boreales aparecieron en donde estaban y de las mismas salió una mujer cubierta por todo su cuerpo con una armadura, incluyendo un casto, mientras que unas hermosas alas naranja con azul acicalaban su espalda.

Leif la vio de manera agradecida.

La recién llegada se puso enfrente de Leif, desenvaino una espada larga, tomando el escudo que traía en su espalda y sin previo aviso, se lanzó sobre el muerto viviente.

La mujer con armadura dejo salir un feroz grito de guerra y giro en su propio eje, golpeando de nuevo al cadáver quien otra vez era empujado por la fuerza de la valquiria, aprovechando esto, y aún un poco desconcertado, Leif soltó otro ataque, pero a la cabeza de aquel ser.

Con ello y sin titubear la recién llegada quemó de un fugaz movimiento de su mano el cuerpo del traidor, mientras que el golpe de Leif había sido certero partiendo en dos el cuerpo del enemigo, dejando una pequeña estela de hielo.

Vieron cómo iba desapareciendo el draugar.

—¡Gracias! —dijo de manera cortes Leif.

Ella sólo asintió.

En esos momentos vieron llegar a otras tres figuras, todas junto a la joven se voltearon a Freyja y a Freyr hincándose enfrente de los hermanos.

—¡Estamos a sus ordenas mi señora Vanadis y gran dios de los elfos,

Las Valquirias habían llegado...justo a tiempo.


Nota de autor:


Glosario

Runa Othala


Runa Algiz

Runa combinada o Bind Rune

Este tipo de runas son combinación de dos o más, las cuales otorgan protección suerte y diversas otras cosas

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