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Capítulo III: El Aesir.

Rogaland, Noruega 22 horas.

El cabello castaño de una mujer se movió al momento de cerrar la puerta de una cafetería rustica, con un letrero que leía "La Taza de Thor" y el símbolo de Mjölnir, que era el afamado martillo del dios del trueno de la creencia nórdica.

Le puso llave a la puerta y dando media vuelta se cubrió un poco más con su abrigo ya que la temperatura continuó descendiendo conforme pasaron los minutos.

—Cada día hace más frio acá —susurró para sus adentros.

La mujer comenzó a caminar hacia la calle principal de donde se encontraba, viendo para todos lados, un mal presentimiento se manifestó en ella, algo en el ambiente de la noche no le permitió estar tranquila.

Era cuando escucho unos pasos detrás de ella, eran dos pares de pisadas y la joven trago saliva.

Intentó ver por el rabillo del ojo, notando dos corpulentas figuras que la seguían, haciendo que su corazón se comenzara a acelerar, sintió cierto escalofrió surcar por su cuerpo y notó cómo las manos le empezaron a sudar.

—¿Señorita Dahl? —escuchó decir a uno de sus persecutores.

La mujer hizo caso omiso a lo que pasaba y continúo caminando, acelerando su velocidad, lo cual hicieron también aquellos hombres.

La joven intentó huir, pero entre más aumentó el paso igual lo hicieron aquellos seres, hasta que le dieron alcance y uno la tomó por atrás cubriendo su boca.

—Mujerzuela, ¿de qué huye? —dijo el otro en son de mofa.

—Aléjense de mi por favor —imploró con mucho miedo la mujer, intentando zafarse, pero sin lograrlo.

—Usted ha desafiado mucho tiempo a nuestro señor Gloki, ahora tomaremos de su cuerpo lo que se nos debe —rió de manera maquiavelica el otro.

—¡Son unos malditos! —exlcamó molesta la mujer, aún buscando alguna manera de escapar de ellos.

—¡Deja de moverte maldita mujer! —levantó la mano uno de ellos y se dispusó a golpearla.

Ella sólo cerro los ojos, esperando el azote, pero jamás llego.

Por lo contrarió, esucuchó el correr de unas pezuñas y el balido de una cabra que hizo retumbar la calle y cuando abrió sus orbes, alcanzo a ver un pelaje cafe pasar como viente enfrente de ella, haciendo volar al sujeto que le iba a pegar.

Este se estrelló con una pared y sólo se vió cómo caía por la misma con el craneo destrozado por la potencia del golpe.

De manera lenta movió sus ojos hacia donde antes había estado su agreso y una colosal cabra, del tamaño de una caminoneta estaba en su lugar, golpeando su pie con el suelo.

—Te dije que no debimos de ir a buscar ese pasto que nos gusto Tanngnjóstr —dijo una voz cercana.

La mujer buscó de donde provenía, mientras que el que la sostenía observo el colosal animal frente a él, haciendolo temblar de miedo, al ver aquellos ferales ojos amarillos.

—¡Tenía hambre! —exlcamó la cabra frente a los dos humanos mientras golpeó de nuevo el suelo con su pezuña.

La mujer y el hombre quedaron sorprendidos, incluso temblaron al ver lo que acotencía enfrente de ellos, animales parlantes.

—Si, pero estos tipos casi hacen que nos regañara nuestro señor —dijo de nuevo la voz de las sombras.

Otro par de pezuñas se escucho detras de ellos.

El hombre para este entonces ya había soltado a la mujer, y la mueca de terror en su rostro era indescriptible.

Una cabra del mismo tamaño que la otra, pero de color blanco apareció atras de ellos, su pelaje era igual de largo que la otra, mientras que esta tenía los cuernos curvos, muy parecidos a los de un carnero, la otra los tenía derechos.

—¡Larguense de aquí monstruos! —exclamó de manera desesperada el hombre.

Las dos cabras lo veían, moviendo la cabeza aún lado cómo si lo examinaran.

—No huelo sangre de gigante en él Tanngrisnir —comentó la café.

La blanca movió su colosal hocico para lamerlo.

—Efectivamente, el no está corrupto cómo el otro —dijo la blanca.

En ese momento el aroma a electricidad y atmosfera se manifestó en el lugar, era algo que ya reconocía la mujer, y de cierta manera eso la tranquilizaba.

—Pensé que les había dicho que no se sepraran de esa mujer —una voz estruendosa se manifestó en el lugar.

El bello de los humanos se comenzó a erizar, cómo si estuvieran cerca de alguna corriente electrica, mientras que los cabellos se les paraban y aquel aroma de relampago se manifestó aún más cerca de ellos.

Era cuando escucharon las pesadas pisadas de alguien y en un abrir y cerrar de ojos el hombre había sido aprisionado por un mano que se cerraba sobre su cuello, mientras lo alzó en el aire.

Los ojos del humano observaron a un hombre pelirrojo, de largo cabello y barba prominente, con musculos marcados por toda su fisionomía, sin embargo lo que le hizo temblar fueron aquellos orbes blanco con dorado que penetraban su ser.

—¿Dónde esta Loki?

Esa simple pregunta hizo temblar al tipo, al sentir las vibraciones en su cuerpo que pareciese que lo estaban electrocutando.

El no sabía de que hablaba aquel sujeto.

—¡No sé quien sea! —exclamó de manera desesperada intentandose zafar de aquel agarre.

—¡No mientas humano!

El recien llegado aumento la fuerza, el maton sintió cómo comenzó a sofocarse mientras que de manera desesperada buscó liberarse.

—¡Le juro que no se quien sea ese sujeto! —imploró buscando tomar aíre.

Aquel corpulento hombre dejó caer al sujeto quien al estar libre busco tomar todo el aíre posible, su respiración era agitada, mientras se acobardó contra el suelo.

—Tienes una tarea, irás a donde tus aliados y les diras que si siguen apoyando a Loki, los mataré a todos —al decir eso, por su cuerpo surcaron varios relampagos —, ahora largate.

El humano se levantó como pudo del suelo y salió corriendo hacia las penumbras de la noche.

La mujer observó en silencio todo lo que había acontesido, si bien estaba intranquila, notó que lo que se decía a lo largo del pueblo era cierto, que un vigilante dando caza a los secuaces del nuevo mandatario.

Se hablaba en voces calladas de una persona muy fuerte, de cabello rojo y ojos raros, que caminaba por las oscuras y frías noches de Rogaland, atacando guardias e incluso patrullas enteras matando a cada uno de ellos.

Muchas personas se habían preguntado quien era aquella persona, y por qué siempre que el aparecía un aroma a rayos y atmosfera se manifestaba en las cercanias, incluso se rumoreaba que tormentas electricas sucedía por donde había peleado el hombre.

—¡Les había dicho que no debían dejar a esa mortal sóla en ningún momento! —exclamó el sujeto con mucha molestia en su voz.

—Lo sentimos jefe, pero ¡teníamos hambre! —exclamó la cabra cafe con cierta pena en su voz.

—Si los deje cuidándola era por qué sabía que algo pasaria, ¡casi la perdemos por su incompetencia!

El rugido del hombre había hecho temblar el pavimento y los edificios aledaños.

La mujer seguía sorprendida por todo esto, sobre todo por las cabras parlantes, sin embargo no tenía miedo, de hecho se sentía protegida en esos momentos, incluso notó cómo el Mjölnir que tenía en su cuello pareciese vibrar.

—¡Lo sentimos mi señor! —gritaron en forma de balido los dos animales, cómo si se acobardaran ante la furia de aquel sujeto.

—No me pasó nada —dijo la humana tomando el valor necesario para hablar.

Los tres seres se le quedaron viendo, las cabras sorprendidas y el hombre de una manera impasible.

—¡Vaya! Ella no se asusta cuando hablamos tu y yo —dijo la cabra con café.

—Eso es algo nuevo, por lo general salen corriendo despavoridos o nos atacan —comentó de manera positiva la cabra blanca viendo a la mortal.

El pelirrojo se notó molesto por todo el parloteo de los dos animales, sus facciones lucian de cierta manera enojada pero a la vez aliviada.

—Tu eres aquel del que se habla a voces calladas, el que esta defendiendo Rogaland de Gloki —comentó la humana.

De nueva cuenta los tres la veían.

—Si.

Era todo lo que dijo el recien llegado mientras que sus ojos se posaban sobre los grises de la mujer.

Ella sintió que en ese momento todas las historias que su padre le había contado de niña se volvían realidad, la leyenda del protector de Midgard, aquel poderoso ser que se enfrentó contra gigantes y daria muerte a la serpiente del mundo, Jörmungandr. 

El era Thor, uno de los Aesir más poderoso de todos.

De cierta manera entendió en ese momento que los mitos no eran ya una mentira, sino que tenían parte de realidad en ellos, que nada en este universo era cómo lo pintaban.

—Eres el gran Dios Thor —susurró la mujer, sintiéndose en aquellas sagas que había leído de niña.

Su vida había sido marcada por la creencia en las antiguas tradiciones de los escandinavos, ella conocía las historias muy bien y siempre se sintió muy allegada al dios del trueno y la fuerza.

El pelirrojo y las cabras vieron a la jovencita, entendían en ese momento que ella no era ajena a la fe nórdica, y de cierta manera eso tranquilizó al Aesir, sabía que tenía una aliada con ella.

Pero no sólo eso, la estudió y analizó su espíritu, fue cuando lo notó; ella no era una humana ni común ni corriente, antigua y poderosa sangre corría por sus venas.

Fue cuando las imagines llegaron al dios del trueno.

Una fiera guerrera del tiempo de Ragnar Loðbrók, de aquel legendario héroe de la cultura nórdica.

—Y tú eres Mildri Dahl, una descendiente directa de la más grande doncella del escudo de todos los tiempos, eres parte de la línea de Ladgerda la skjaldmö.

Tomó por sorpresa la mujer este señalamiento, ella no sabía del todo sobre su pasado.

—Creo que los dos nos podemos ayudar de gran manera en estos momentos mortal, ¿Qué dices? —preguntó Thor, extendiéndole la mano.

La mujer de forma dubitativa la observo y después de unos segundos de tener la mano estirada el dios la mujer la tomo.

Ella quería saber más de lo que hablaba aquel increíble ser.

¿Cómo podía ser descendiente de la más fiera de todas las mujeres?

Ladgerda, la skjaldmö.  


Glosario:

Mjølner: Mjölnir es descrito como una de las armas más temidas en la mitología nórdica. En ellas se relata que es utilizado para derrotar a todos los que desafíen la supremacía de los Æsir. Aunque generalmente es representado y descrito como un martillo, a veces se lo menciona como una mandarria, un hacha o un garrote. Uno de los mitos más populares sobre su origen es relatado en el Skáldskaparmál, donde se menciona que los enanos Sindri y Brok lo forjaron y obsequiaron a Thor como parte de una apuesta que les realizara Loki.

Ladgerda:  Ladgerda o Lathgertha fue un personaje histórico vikingo que se dio a conocer gracias a su valentía y por sus grandes dotes de lucha y tácticas de guerra. Por ello se le concibió la denominación de skjaldmö, semi-legendaria guerrera vikinga o incluso valquiria. Nació en Dinamarca y fue la mujer del afamado Ragnar Lodbrok.

skjaldmö: skjaldmær en , sköldmö, o doncella escudera, era una mujer guerrera en la epoca vikinga.​ Son mencionadas con frecuencia en las sagas, sobre todo en la Hervarar y Gesta Danorum.

Tanngnjóstr y Tanngrisnir:  Tanngnjóstr (rompedientes) y Tanngrisnir (crujir de dientes) son un par de machos cabríos mágicos que conducen el carro volador del dios Thor. Él puede cocinar estos animales y colocando nuevamente los huesos y la piel juntos, es capaz de devolverlos a la vida con la ayuda de su martillo

Ragnar Loðbrók Sigurdsson: Fue un rey legendario de Suecia y Dinamarca que reinó en el siglo ix. Según el cronista danés Saxo Grammaticus, Ragnar pertenecía a la línea real de la casa de los Ynglings. De acuerdo a estas crónicas y las sagas islandesas, se lo considera hijo de Sigurd Ring, rey de Suecia y conquistador de Dinamarca, y su consorte Alfhild Gandolfsdatter, hija de Gandalf Alfgeirsson. No hay acuerdo sobre cuál era la capital de sus dominios, ni en qué país residía normalmente.

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