Los Gemelos.
Freyja veía a su hermano sobre Gullinbursti, el jabalí de oro que le fue dado por los enanos Sindri y Brokk hace unos cuantos siglos, se veía imponente y lleno de vida, pero a la vez su visaje era de enojo puro, eso captaba la atención de la diosa, ya que Freyr era un dios que no se molestaba con facilidad, era muy jovial y lleno de paciencia, sin embargo, al verlo, sentía la furia destilar por toda su aura.
—Vaya Surtr, sabía que eras débil, pero ser aventado de esa manera por un rayo, me hace considerar que las nornas exageraban cuando dijeron que tú y yo nos íbamos a matar en una batalla épica, pero no, eres una vergüenza. —decía el dios de la fertilidad bajándose de su jabalí.
Surtr veía a Freyr, sus ojos soltaban chispas, él era aquel que le daría muerte, el destino de ambos había estado trazado desde el inicio de los tiempos, sin embargo, notaba que tenía su arma, la temida Sumarbrander, también conocida como la espada del verano, si bien no lo asustaba eso, si lo hacía ser precavido.
—¡Valientes palabra para alguien que ataco a su enemigo por la espalda Vanir! —decía Sinmore con su mueca contorsionada en furia.
—Igual de valientes que atacar a alguien en un dos contra uno, no veo el problema. —contestaba el dios caminando hacia donde estaban los gigantes, desenfundando su espada haciendo que el sol saliera con su mera presencia mientras que por donde pasaba comenzaba a crecer de nuevo el pasto y plantas, recobrándose de la destrucción que había creado el colosal ser de fuego.
Mientras tanto el otro animal que había venido con él se acercaba a la diosa caída y restregaba su hocico en el rostro de la deidad, quien dejaba salir una pequeña risita de alivio.
—Hildisvini, ¿Cómo estás? —acariciaba al colosal jabalí cerca de ella quien dejaba salir pequeños gruñidos de alivio al sentir el roce de su ama sobre su piel.
Sigrid veía la escena sin entender muy bien las cosas, si bien recordaba, Freyja cabalgaba un cerdo salvaje cuando no iba sobre su carroza tirada por Bygul y Trjegul, no sabía que era tan cercana a su compañero jabalí.
El animal volteaba a ver a Sigrid quienes estaba muy cerca de su ama, y le gruñía, poniéndose en una posición de ataque para defender a Freyja, pero esta lo calmaba.
—Ella no es ningún peligro, me estaba cuidando. —decía la deidad de la guerra acariciando un poco más el pelaje del puerco feral.
Hildisvini parecía entender lo que le decía la Vanir dejando salir un pequeño suspiro y acercándose a la humana para de la misma manera restregarse en ella como si le agradeciera que cuidará a su dueña.
—Sigrid, él es uno de mis otros compañeros, Hildisvini, —la azabache asentía viendo al gigantesco animal mientras que Freyja se acercaba a ella y le daba un ligero beso en los labios. —Necesito que vayas con él a donde están los demás, mi gemelo y yo nos encargaremos de esto.
—Pero...amor...no puedo...—la diosa la silenciaba con otro ligero beso.
—Necesito que lo hagas, estarás a salvo y así podré yo pelear si ataduras, —los ojos de la diosa se clavaban sobre los cielos de la pelinegra quien entendía las cosas —No quiero que nada te pase.
Sigrid jalaba a Freyja hacia ella y la besaba de manera tierna y expectante a la vez, con una pequeña lagrima cayendo de su ojo derecho intentando controlar su gimoteo.
—¡Más te vale regresar a mi Freyja! Sino juro que viajaré a Asgard y me conocerás enojada. —comentaba la veterinaria separándose de su amada.
La deidad de la guerra sonreía viéndola y tomaba su rostro en sus manos para besar su frente haciendo cerrar sus orbes a Sigrid.
—Nadie nos separará mi pequeña mortal, te juro que regresaré a ti en cada una de tus vidas. —y con ello volteaba hacía el jabalí, para después tomar a su amada y subirla en él.
—¡Te amo! —exclamaba la azabache, captando la atención de la diosa a quien se le dibujaba una sonrisa en su rostro.
—Y yo a ti Sig.
Con ello el jabalí salía corriendo hacia donde estaban sus aliados.
«Saquen a los mortales sobrevivientes de aquí, es una orden.»
La diosa le hablaba a la mente a los elfos y a sus dos gatos quienes la volteaban a ver, observando que un aura dorada se difuminaba en la deidad, sabía que ella empezaría a pelear en serio.
Sólo asentían.
El jabalí corría a toda velocidad hacia donde estaba Trjegul y Bygul, captando la atención de los dos felinos.
—¡Hildisvíni, gigantón es bueno verte! —exclamaba Bygul mientras que su hermano asentía.
Los elfos llegaban a donde estaban los demás viendo a los cansados jóvenes quienes había terminado de derrotar con ayuda de los gatos a sus enemigos restantes del ejército de los Grommson.
—Tenemos que sacarlos de aquí —decía Völundr viendo a los jóvenes.
—¿Ustedes quiénes son? —Los observaba de manera analítica Leif poniéndose enfrente de todos para protegerlos.
—Son amigos Leif, ¡ellos son los Alfr, elfos de luz! —decía Sigrid viendo a su mejor amigo.
—¡No podemos dejar a la señora Freyja y al nuevo chico solos! —exclamaba Dahlia quien parecía estar muy cansada pero aún con mucho espíritu de lucha en ella.
—Esta no es una pelea en la que podamos ayudar mucho humana, ni siquiera nosotros, ni los gatos ni los jabalís estamos al nivel del colosal poder de los dioses o los gigantes. La señora Freyja ha estado controlando su poder para no lastimarlos, por eso se le ha dificultado pelear contra el munspeli —comentaba Beyla mostrando una mirada materna a todos los humanos.
—Eso es cierto amigo...El señor Freyr y Freyja necesitan pelear con todo su poder, con nosotros aquí...sólo les estorbaremos.
La voz de Sigrid era apagada, se mostraba preocupada, pero tenía mucha fe en que la diosa y su hermano lograrían detener a los gigantes.
—Si mi mejor amiga piensa que es lo correcto, lo haremos —comentaba Leif y todos estaban de acuerdo ante dicha decisión.
Los elfos sin perder más tiempo concentraban su magia y desaparecían todos bajo una danza de hojas.
«Freyja...te estaré esperando.»
Los dioses estaban frente a frente contra los gigantes, quienes habían ya sacado también de ahí a los Gromsson, a pesar de todo eran sus aliados y los estaban ayudando, aún los necesitaban.
La diosa se paraba a lado de su hermano con una sonrisa.
—¿Estas bien hermana? —cuestionaba Freyr viéndola de reojo.
—Si, esas basuras solo me tomaron desprevenida. —contestaba la Vanir, —gracias por venir.
—Ya sabes que siempre estaré ahí cuando mi gemela me necesite. —sonreía confiado aquella deidad.
—Los hermanos pelearan juntos, esto será una delicia, podremos matar a ambos al mismo tiempo. —decía el gigante de fuego quien tenía ya sostenida su colosal espada de fuego.
—Quiero que lo intentes escoria, ¡hoy serás regresado a tu chiquero! —exclamaba Freyja.
—Lo que más me sorprende es que no se hayan dado cuenta de lo que está pasando, son tan obtusos que no pueden contemplar las señales de todo gracias a sus grandes egos. —reía Sinmore.
Los dos dioses observaban a sus rivales un poco extrañados sin entender lo que estaba sucediendo.
—Habla claro gigante, ¿A qué te refieres? —cuestionaba el dios de la fertilidad.
—El frio ha aumentado, es una de las grandes señales del crepúsculo ¿Creen que somos los únicos que cruzamos al Midgard? —sonreía de manera maquiavélica Surtr. —Él se liberó de sus cadenas.
Era cuando entendía la diosa de la guerra todo, era cierto el frio había aumentado, siempre tenía que mantener caliente a su amada por que el clima era inclemente muchas veces, notaba como los árboles se quemaban por el gélido viento.
—El Fimbulvetr — susurraba la diosa, uno de los anuncios del Ragnarök, el crepúsculo de los dioses.
—Parece que ya entendieron todo, ahora es momento a que mueran. —con ello Sinmore lanzaba un rayo de energía de fuego oscuro hacia ellos.
La batalla había comenzado.
Casa de Isak.
Estaban los tres sentados en la sala, donde Isak estaba viendo hacia la ventana esperando alguna señal, los medios de comunicación habían dejado de transmitir lo que estaba sucediendo, él estaba muy preocupado por sus amigos, se sentía inútil en esos momentos.
—Profesor, ¡no se preocupe, todo saldrá bien! —decía Liv con una sonrisa en sus labios, se veía muy tranquila a pesar de la catástrofe que estaba sucediendo.
El profesor los volteaba a ver con una débil sonrisa en sus labios.
—Lo sé, todo saldrá bien...eso espero. —susurraba ocultando su preocupación a sus invitados.
—Se preocupa, además Freyja se ve muy fuerte como para ser derrotada tan fácil ¿No lo cree? —cuestionaba Rutgar quien estaba tomando un vaso de agua.
—¡Si amigos, tienen razón! Nada malo pasará —exclamaba, pero el volvía a ver hacia la ventana esperando alguna noticia.
Rutgar volteaba a ver a la presidenta que estaba distraída con un pastelillo que le había dado el catedrático, y discretamente de la manga de su camisa sacaba una pequeña cuchilla, moviéndose a la velocidad de la luz rajaba el cuello de la mujer tomándola por sorpresa mientras que lo veía desangrarse con una mueca de confusión en su visaje, y moviendo su mano, ensordecía la caía del cuerpo de la fémina para que no captará la atención del maestro.
Se levantaba y caminaba lentamente hacia donde estaba Isak con una sonrisa maquiavélica en su rostro, aún con su navaja en la mano.
—¿Profesor?
Isak volteaba a ver que necesitaba Rutgar y veía que estaba a escasos centímetros de su figura, con la navaja en su mano, para posteriormente notar el cuerpo sin vida sobre el piso.
La presidenta estaba muerta.
—¿Qué carajos Rutgar? ¿Qué has hecho? —cuestionaba el profesor de biología.
—Lo siento Larsen no es nada personal, pero...son las cosas de la guerra, los inocentes mueren, y a los que nos traicionaron buscamos venganza.
El profesor se intentaba alejar, pero era cuando el enemigo lo tomaba del cuello y lo levantaba sin problema alguno, una sonrisa se dibujada en sus labios mientras que sus ojos habían tomado un color amarillo con negro, su piel era gélida sobre la de Isak.
Con un solo movimiento partía el cuello del profesor en dos, dejando caer el cuerpo a sus pies, con una sonrisa en su rostro.
La figura se daba la vuelta, y se podía observar que el que antes había sido Rutgar ahora era idéntico a Isak, tomando hasta el final el color de los ojos de este, ocultando de nuevo aquella mirada amarilla y maquiavélica.
—Esto será más fácil de lo que pensaba. —se adentraba en las sobras de la casa perdiéndose en ellas, a la par de que con un movimiento de su mano desaparecía los cuerpos de los mortales.
Todo había salido tal cual lo planeado.
Nota de autor//Glosario
Gullinbursti: Es un jabalí que Loki mando forjar para Freyr con los enanos Sindir y Brokk, se decía que podía correr por los aires y sobre la maera, durante todo el día y la noche, y que por muy larga que fuese la noche, por más oscuros que fuesen los otros mundos, siempre habría claridad donde estuviera el cerdo de tan brillantes que eran sus cerdas.
Sindir y Brokk: Enanos que forjaron varios de los artefactos especiales para los dioses, como Skíðblaðnir que es un barco de Freyr, Gungnir, la famosa lanza de Odín, Los cabellos de Sif, despues de que Loki se los rapara y el más famoso siendo Mjölnir, el martillo de Thor
Sumarbrander: «espada del verano»). Una espada mágica que luchaba sola en el aire.
Hildisvini: Una jabalí que usaba la diosa Freyja en batalla o cuando no usaba su carroza tirada por Bygul Y trjegul.
Fimbulvtr: Son inviernos que pasaran uno tras otro, donde la temperatura descenderá mucho, habrá escases de comida y los amigos y familias pelearan por ellos, es una de las señales del Ragnarök.
Nornas: Las nornas viven bajo las raíces del fresno Yggdrasil, el árbol del mundo en el centro del cosmos, donde tejen los tapices de los destinos y riegan el fresno con las aguas y la arcilla provenientes del pozo de Urd para que este no pierda su verdor ni se pudra. La vida de cada persona es un hilo en su telar, y la longitud de cada cuerda es la duración de la vida de dicha persona. Son muy similares a las moiras de la creencia griega.
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