Herida de Fuego
Sigrid observaba la pelea, el primer choque entre ambas deidades había sido colosal, siendo destruida la mitad de la mansión, sólo con la onda expansiva del impacto de sus espadas.
Siempre había entendido que el poder de los dioses era muy grande acorde a las historias de las Eddas y Sagas, sin embargo, estas no hacían justicia ante lo que veía. Se sentía la tremenda manifestación de fuerza proveniente de ambos combatientes, el calor que esparcía Surtr junto con la energía de magia que mostraba Freyja, un espectáculo que muy pocos mortales podrían decir que presenciaron.
La Vanir blandía su espada intentando cortar la piel de su enemigo, quien se defendía de manera magistral, a pesar de ser muy alto, era demasiado ágil, casi a la par Freyja.
Las espadas retumbaban siempre que se impactaban, ninguno de los dos estaba cediendo un milímetro.
—Peleas muy bien diosa Vanir, te daré eso, no esperaba que tú me presentaras tanto problema para vencer. —Surtr mencionaba de manera provocativa, pero esto no inmutaba a la deidad de la guerra, ella seguía combatiendo sin ceder, tenía que defender a Sigrid y vengar a Helga.
—A ti se te nota lo anciano que ya eres gigante, incluso creo que las historias solo exageraban tu fuerza. —Freyja señalaba, a la par de que con su mano zurda acumulaba una energía azulada con la imagen de una runa, Hagalaz, la cual comenzaba a manifestar una tormenta de granizo alrededor de ellos, la temperatura comenzaba a descender mientras que gruesos pedazos de hielo caían del cielo, golpeando repetidas ocasionas al gigante, que al contacto con los trozos sentía cierto dolor, que desaparecía casi enseguida ya que su cuerpo evaporaba aquellas piedrillas heladas.
Freyja concentraba más su magia Seidr, haciendo que la precipitación aumentará en velocidad, pero esta vez, no eran rocas, se habían convertido en carámbanos, los cuales perforaban la piel flamígera del gigante, atravesándolo más rápido de lo que él podía curarse, notándose como salía de él un líquido negruzco muy similar a la brea, como si dicha sustancia fuera su sangre.
Sigrid quedaba sorprendida ante la fuerza de aquella deidad de la guerra y amor, se movía a una velocidad inhumana, no lograba percibir la pelea, hasta que notaba que una nube negra se cernía encima de los contrincantes, de donde caían pequeños pedazos de hielo viendo que lastimaban al gigante, para que después aquellas lanzas gélidas perforaran la piel de este, dándole cierta ventaja a Freyja, tenía esperanzas de que todo saliera bien.
Arrullaba el cuerpo de su amiga difunta, aún con lágrimas en sus ojos, pero entendiendo que pronto sería vengada, tal vez la diosa supiera de alguna forma de como revivirla.
—¡Maldita bruja! —exclamaba el gigante quien en su furia movía su brazo hacia arriba lanzando una fuerte llamarada de la palma de su mano dispersando aquella nube de magia haciendo fruncir el ceño a la diosa, —no me vencerás con tu débil magia niña, yo estuve ahí cuando se creó el universo y estaré ahí cuando caiga.
En un rápido movimiento Surtr apuntaba con su diestra hacia Freyja, golpeándola con aquel chorro de lumbre que la hacía volar hacia atrás impactándose con un árbol, partiéndolo a la mitad.
Las llamas estaban quemando la perfecta piel de la deidad quien intentaba detener dicho dolor y daño sufrido.
—Pegas duro perro, pero no lo suficiente para derrotarme. —Se abalanzaba hacia el con su espada al frente, pero esta vez manifestaba la runa en su mano, pegándola a su arma, la cual brillaba de un gélido tono azul, había combinado sus dos aptitudes en una.
Tajo tras tajo caía sobre el gigante quien solo esquivaba o protegía con su arma aquel cuerpo que aún se buscaba curar de los filosos hielos que se habían incrustado en él.
Continuaban con el vaivén de los mandobles, ninguno buscaba ceder y cada vez retumbaba más el suelo, los pocos troncos muertos que quedaban se iban destruyendo con las ondas expansivas, quedando hechos añicos.
—Podemos hacer esto durante todo el día ¿lo sabes? —Él gigante solamente reía ante su propio comentario.
—Eso lo veremos, ¡yo haré que regreses por donde viniste!
—Sabes que eso será imposible, solo hay un ritual para que eso pase, mientras, ese portal se mantendrá abierto. —decía muy confiado su enemigo.
Sin previo aviso, el sujeto manifestaba en sus manos un montón de cenizas, las cuales soplaba hacia el rostro de la diosa haciéndola cerrar sus ojos para que en acto seguido el gigante la embistiera con toda su fuerza haciéndola volar por los aires hacia lo que quedaba de la mansión, seguido por un fugaz tajo con su arma lastimaba el estómago de Freyja de donde salía un líquido plateado, la sangre de una diosa.
—¡Maldito cobarde!
Se intentaba incorporar Freyja cubriendo su herida, sentía que se estaba quemando por dentro, notando que el fuego no se detenía aunado a los chorros de sangre que salían de ella.
—Tú lo deberías saber, en la guerra todo se vale. ¡Hoy morirás! —decía Surtr y con ello la diosa tomaba su espada dispuesta a seguir combatiendo con el gigante, quien comenzaba a perder el brillo de su fuego, estaba agotado, ese cuerpo no estaba acostumbrado a mantener su fuerza colosal en el Midgard.
—Te vez débil Surtr, ¿estas listo a que te exilie de nuevo a Munspelheim? —Un hilo de sangre caía de los labios de la diosa, notando que su abdomen seguía en llamas.
—¡Jamás lo lograrás basura! —El gigante se levantaba mientras que los hermanos Grommson se paraban frente a él como si quisieran protegerlo, pareciese que no habían perecido durante el intercambio de golpes.
En un cegador destello naranja con rojo, eran envueltos en llamas.
—Nos volveremos a encontrar Vanadis.
Desaparecían en su totalidad.
Freyja caía agotada, poniendo su espada de lado, habiendo ya quitado el campo de magia de donde estaba Sigrid, quien, colocando el cuerpo de su mejor amiga con cuidado en el suelo, salía disparada a ver cómo estaba la diosa.
—¡Freyja! —Se hincaba frente a ella y comenzaba a revisar todas sus partes lastimadas. —¡Te lastimaron mucho! Necesitamos llevarte a un hospital.
—Sigrid, un hospital no podrá curar estos daños, lo sabes. —Tocia un poco de sangre en ese momento, mientras que la azabache intentaba limpiársela, viéndola a sus ojos.
—¿Cómo podemos curar este daño mi diosa? —Se notaba la genuina preocupación en la voz de la veterinaria.
—Yo lo intentaré con magia. —Con ello la Vanir empezaba a manifestar la energía en su palma.
—No creo que sea buena idea mi señora, ya uso mucha energía. —Se escuchaba una voz conocida para ambas a sus espaldas, haciéndolas voltear.
Enfrente de ellas estaban, Völundr, Olaf, Byggvir y Beyla, los elfos de luz que había conocido hace unos meses Sigrid.
—Nosotros nos encargaremos de esto mortal, solo espera unos momentos, iremos a un lugar más, seguro. —comentaba Byggvir quien enfocaba una energía verde en sus manos envolviendo a todos en un campo de fuerza, el cual los desaparecía por completo, para que en unos segundos aparecieran de nuevo en el claro donde por primera vez se vieron.
—¿Así que Surtr está en este plano? —Era la voz de Olaf viendo a la diosa y a Sigrid.
—Si, no tiene su fuerza completa ni sus poderes, parece ser que el ritual no surtió efecto como se esperaba, pero si se quedaron abiertos los portales, tanto por donde yo vine como por donde el entro.
Eso hacia fruncir el ceño a los elfos.
—¡Eso no es bueno! —exclamaba Olaf viendo como Beyla estaba curando ya las heridas de Freyja con su magia.
—¡Tenemos que cerrarlos lo antes posible! —comentaba Byggvir
—No creo que se pueda así de fácil...analizando las cosas, necesitaríamos la ayuda de Heimdall para ello —decía Freyja quien pareciese que se estaba curando a la perfección —Pero conociéndolo, querrá investigar que paso antes de cerrar cualquier portal.
—Pero si los dejamos abiertos... ¡Cualquiera puede cruzar! —Völundr señalaba.
—No se arriesgarán, porque, al hacerlo, necesitarán el permiso de Heimdall para regresar a su mundo, nadie pasa el Bifrost de regreso a los planos sin su autorización. —Les decía Freyja viéndolos.
—¡Deje el cuerpo de Helga allá! —exclamaba de repente la veterinaria de manera angustiada.
—No pequeña mortal tu amiga está ahí —Señalaba Olaf con una comprensiva sonrisa, viendo que el cuerpo había sido curado por la magia élfica, fue reconstruida, sus daños ya no estaban, seguía sin vida, pero su semblante había regresado a su antigua belleza.
—Necesitará un entierro digno de los reyes —comentaba Freyja —Y nosotros se lo daremos.
Sigrid solo asentía.
—Esta herida tardará en curarse mi señora Vanadis, sabe que el daño por parte de la espada de Sutur es fatal para cualquiera, a excepción de los inmortales. —comentaba Beyla.
—Lo entiendo.
El fuego se había extinguido pero el dolor seguía ahí.
Nota de autor/Glosario
Les dejaré una imagen de runas al final del glosario, para que más o menos las ubiquen.
Hagalaz: Su forma son dos vigas verticales con una viga cruzada, típica de la técnica de construcción del entramado, nos alerta de la existencia de perturbaciones de las cuales hay que protegerse.
Seidr: Es un tipo de magia escandinava practicada por los paganos creyentes de los dioses de antaño. La diosa es identificada en la saga Ynglinga como una adepta a los misterios de seidr.
Heimdall: es el dios guardián en la . Es hijo de y de nueve mujeres gigantes que lo nutrieron con sangre de jabalí. Poseía una vista aguda, un fino oído y podía estar sin dormir varios días. Su percepción era tan extraordinaria que oía crecer la hierba, razón por la cual se le designó guardián de la morada de los dioses, , y del , el que hace de puente hasta ella. Cuando suene su cuerno es que será el inicio del Ragnarok
Bifrost: Puente arcoíris que conectaba el mundo de los dioses Asgard con el Midgard, en esta historia se señala la apertura de los portales que extendieron aquel puente a otros reinos.
La imagen solo guiense por el nombre, mas adelante me adentraré en sus significados
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