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Aurora Boreal

Estaban en una de las playas de Noruega, Leif, Isak, Freyja y sus gatos, Sigrid y muchos voluntarios de la asociación, iban a darle el último adiós a Helga, un entierro digno de los reyes de antaño.

La diosa había construido un barco para la chica usando su magia, el cual ya estaba preparado a la orilla de la costa, mientras que los demás habían creado una gran fogata, que era de igual manera disimulada por los poderes de ilusión mágica de la deidad.

Entre Sigrid y Leif habían limpiado el cuerpo de Helga, dándole sus últimos ritos, vistiéndola con uno de los vestidos que encontraron en su guardarropa del departamento, era blanco, con pequeños grabados de soles y lunas. La veterinaria trenzaba el cabello de su difunta mejor amiga dejándola muy hermosa.

Bygul y Trjegul estaban en su forma verdadera, Linces del tamaño de un caballo, eran los guardianes esa noche, ahuyentando cualquier espíritu o persona que buscará acercarse a la despedida de su amada amiga.

Ellos estaban muy tristes, no podían creer lo que había pasado, se sentían inútiles, debieron haber estado con ella para defenderla, para salvarla, lo percibían de esa manera.

—¿Ya estamos listos para despedirnos de nuestra hermana? —Era la poderosa voz de la deidad de la guerra quien estaba esperándolos a la orilla.

Leif y un grupo de voluntarios cargaban el cuerpo de Helga sobre una camilla con runas talladas y galardonada de flores, la llevaban hacia el barco.

El joven tenía sus ojos llenos de lágrimas, su corazón latía lentamente, se sentía devastado, no sabía de donde estaba sacando sus fuerzas para poder cargar el pesado cuerpo de su amada, pero sabía que no se podía dejar derrotar, tenía que seguir el legado de Helga y poder vengarla de esos bastardos de Grommson, no se iba a quedar así, ¡él quería sangre!

Los pasos eran lentos y pesados, hasta llegar a donde estaba la embarcación, la bajaban con cuidado, colocándola en el suelo del barco, el cual era la recreación de un antiguo Drakkar vikingo, con cabeza de dragón, un mástil en medio que tenía unas velas con círculos rúnicos.

Leif se quedaba con el cuerpo de Helga mientras los demás le daban su espacio, veía el calmado rostro de su novia, aquella hermosa piel que estaba ya gélida en esos momentos, su bello cabello castaño y sus delicados labios, su corazón pesaba, sabía que no la volvería a ver en esta vida, pero tenía esperanzas de algún día encontrarse con ella en el otro lado, para poder cumplir lo que no pudieron en la vida mortal.

Las lágrimas golpeaban el rostro de la difunta, el joven no se pudo controlar de nuevo, estaba llorando, sufriendo y eso lo detectaba la diosa, podía sentir ese dolor en su corazón roto, sabía que el chico no sería el mismo después de todo lo que había sucedido esta noche.

Ella se acercaba y ponía su mano sobre el hombro de Leif.

—Entiendo tu dolor mortal, se lo que sientes en estos momentos y entiendo la tristeza que acongoja tu corazón, ella te verá desde el más allá y sonreirá al saber que estás haciendo lo correcto, alza tu rostro, muestra el tipo de guerrero que eres para que ella esté orgullosa de ti.

Las palabras de la diosa infundían mucho valor y fuerza al chico, quien la volteaba a ver con una sonrisa plasmada en su rostro, sentía que la pesadumbre se iba de su corazón, entendía cuál era su propósito en los momentos que venían.

Veía que alrededor del cuello de Helga había un pendiente de una hoja de fresno, tallado en madera, recordando que lo habían comprado en una feria medieval hace un año, él se lo había regalado.

La deidad acercaba su mano al mismo y lo tomaba para después ponérselo a Leif.

—Este es un recordatorio de que ella siempre te amará y que tienes que poner tu mayor esfuerzo en el entrenamiento, debemos defender el Midgard. —decía sonriendo la diosa.

—¡Lo haremos mi señora! —Una pequeña pero poderosa sonrisa se manifestaba en el rostro del chico.

Con ello regresaban hacia donde estaban los demás, Sigrid se acercaba a la diosa y la abrazaba hundiéndose en el pecho de la deidad, intentando ocultar su tristeza, a lo cual Freyja la pegaba a su fisionomía y acariciaba su azabache cabellera.

—Se que duele pequeña, pero todo saldrá bien, eso lo se. —La deidad bajaba su mirada hacia la jovencita quien la veía con la melancolía plasmada en sus zafiros, mientras una lagrima escapaba de los mismo y era limpiada por el pulgar de la diosa.

—Gracias por cuidarnos...te quiero Freyja. —comentaba la veterinaria para volverse a hundir en el pecho de la deidad.

—Y yo a ti Sigrid.

Las chicas se despegaban un poco, pero dejaban sus manos entrelazadas mientras que Freyja se dirigía al centro de donde estaban todos.

—Hoy una guerrera se nos adelantó al otro mundo. Helga fue víctima de un profano ritual hecho por nuestro enemigo, los Grommson y sé que todos sintieron aquel temblor hace unas horas, fueron ellos trayendo a un gran enemigo al plano, el gigante de fuego llamado Surtr, usaron la vida de nuestra amada amiga para poderlo pasar al Midgard, eso no se quedará así, ellos han declarado la guerra, tocaron el cuerno de batalla y ¡nosotros responderemos! —decía la deidad alzando su puño hacia el cielo.

Muchos la veían con preocupación, cuando se anotaron a la asociación, El cobijo de Bygul, jamás pensaron estar involucrados en peleas y mucho menos entre dioses.

—¡Ellos tienen un ejército entrenado de guardias, y pueden contratar más, nosotros no sabemos ni pelear! —gritaba uno de los presentes ganándose aprobación de todos.

—Freyja nos enseñará a pelear, ¡ella nos entrenará! —respondía Leif.

—¡Somos una asociación pacifica, esto no nos incumbe! —exclamaba otro.

—¡Si nos importa! Debemos de saber defendernos, debemos proteger el mundo, nuestras áreas naturales, antes no podíamos hacer frente a ellos, pero ahora se nos está dando la oportunidad para hacerlo, ellos cada vez eran más agresivos...pero ya no más. ¡No seremos cobardes! —decía Isak poniéndose a lado de la deidad.

—No cuenten conmigo...no quiero arriesgarme ni a mí ni a mi familia. —decía un chico, quien sin más se daba la vuelta y salía de ahí.

Muchos copiaban su acción, se disculpaban y se iban.

Dejando solo a un puñado de jóvenes, no más de cinco, quienes habían decidido si apoyarlos, y estaban preparados a poner su vida en la línea por su convicción.

Eran tres chicos y dos chicas, de no más de veinticinco años, todos dispuestos a seguir ciegamente a la diosa y a los demás.

—Los que estamos aquí somos los destinados a esta batalla, yo los ayudaré siempre y cuidaré, empezaremos a entrenar y enseñaré todo lo que se deba aprender de la guerra. —cierto brillo se difuminaba en la diosa, se notaba su poder manifestándose e inundaba a los presentes de su fuerza.

Todos tornaban su atención al barco que iba a zarpar con el cuerpo de su difunta amiga, donde la deidad de la guerra se acercaba al mismo, convocando una espada de la nada y se la ponía en las manos para colocarla en su pecho, sostenida por las dos manos, como la gran guerrera que había sido.

—Grandes dioses de Asgard guíen a casa a Helga, recíbanla en la vida después de la muerte y cuiden de ella, gran Padre de todo, muéstrale la iluminación y sabiduría para que su esencia entienda la muerte y que su sacrificio no fue en vano. Tomen su valentía y plásmenla en las estrellas, que los cuatro vientos griten el nombre de la Skjalmö Helga, quien no será olvidada. —con ello la deidad empujaba el Drakkar hacía la marea donde empezaba a navegar hacia el mar abierto, con la bendición de la hija del dios marino, Freyja.

—Padre, gran dios Njörd guíala en su travesía. —susurraba hacia el viento.

En ese momento de los árboles salían cuatro flechas de fuego, con dirección hacia el barco, las cuales se estrellaban en él y lo comenzaba a incendiar. Un entierro vikingo.

La diosa volteaba a ver hacia el bosque donde alcanzaba a divisar a los cuatro elfos de luz con arcos tensados, le sonreían a la diosa dándose la media vuelta y se iban, habían honrado a tan valiente mirdgardiana.

Todos estaban sorprendidos con lo que habían presenciado, mientras que Freyja regresaba a lado de sus compañeros.

Lo que no se esperaban era que mientras que el barco ya incendiado iba mar adentro, se escuchaban aullidos de lobos y cascos de caballos, y presenciaban la aparición de la aurora boreal sobre el cielo estrellado, encima de la embarcación.

—Parece ser que es digna de la atención de las valkyrjur, —sonreía la diosa mientras que los aullidos y cascos seguían sonando, mostrando más el fulgor de las luces.

—¿Las que? —preguntaba Leif.

—Las valquirias como ustedes la conocen, valkyrja. Ellas la guiaran. —respondía Freyja quien estaba abrazada de Sigrid, la cual se sentía muy protegida en esos momentos.

Todos escuchaban y presenciaban el hecho, los aullidos y repiqueo de los cascos señalando que las valquirias se llevarían el alma de Helga.

Leif estaba tranquilo, sabía que a donde fuera su novia, ella estaría muy bien, su corazón estaba pesado, la extrañaba, pero entendía que, a pesar de todo, el jamás la olvidaría.

Todos estaban con lágrimas en los ojos, le daban el último adiós a la chica.

—Si te llega a pasar algo así, destruiría el universo entero.

Freyja le susurraba al oído a Sigrid quien en esos momentos se sentía la mujer más protegida de todo el Yggsdrasil.

Su corazón latía como locomotora, amaba a la diosa.


Nota de autor/Glosario:

Njörd: Dios Vanir, de la tierra fértil, y costa marina, también asociado hacia la navegación, náutica y perca, padre de Freyja y Freyr, que los engendro con su hermana Nerthus

Valkyrja en plural Valkyrjur: Son deidades menores femieninas llamadas disir, siendo su nombre traducido a algo como "Las eligen los que mueren en la batalla. Ellas elegían las almas que irían al Valhalla o al Folkvangr, y viven al lado del Valhalla, en su palacio que tiene el nombre de Vigólf. De ellas vienen la idea también de las doncellas escuderas.

Skjaldmö: Así se les llamaba a las doncellas escuderas de la creencia nórdica, siendo que ellas también iban a batallas junto con los hombres y eran muy fuertes. Teniendo la misma oportunidad de riqueza como la tenían los hombres.

Se Creia de las Auroras boreales eran las luces que destellaban de las armaduras de las valquirias cuando cabalgaban a recoger a los muertos para llevarlos al Valhalla y a veces curar a alguien que se podría salvar. 

Drakkar: Antigua embarcación vikinga usada para el pillaje, uno de los mejores barcos de todos los tiempos.

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