Antes de la batalla
Estaban todos boquiabiertos por lo que veían en el celular de la presidenta del partido, era un infierno el parlamento, mientras que en medio de todo el caos estaba el gigante de fuego, en su forma humana, con llamas adornando su cuerpo, mientras que a sus pies yacían muchos cadáveres calcinados.
—No puede ser, ¡se volvieron locos! —exclamaba Isak, estaba perplejo.
—Creo que ellos creen que ya ganaron, ¡pero no los dejaremos! —Era la voz de Leif, se escuchaba la furia en su tono, buscaba sangre.
En ese momento llegaba un archivo al correo de Liv, quedando extrañada, no tenía remitente.
—¿Qué será? —cuestionaba Rutgar.
La mujer entraba al mismo y observaba que era un video, de aproximadamente dos minutos, esto la ponía muy intranquila.
—¿Será seguro abrirlo? —preguntaba Dhalia.
Lo abría la presidenta, reproduciéndose en automático.
Era la cámara del consejo, estaba casi destruida por el fuego, se escuchaban los gritos agónicos de los que aún estaban con vida en esos momentos, a lo cual el gigante ubicaba uno de los lamentos y sin tocarse el corazón se devoraba el cuerpo del humano, arrancándole la cabeza como si de un muñeco de trapo se tratase, para después aventar lejos las sobras.
En acto seguido, aparecía el rostro de Sven con una maquiavélica sonrisa en sus labios.
—Somos los nuevos dueños del norte, nadie podrá detenernos, ni si quiera esa diosa. Bienvenidos al Ragnarök —Dejaba salir una risa maquiavélica mostrando sus amarillentos dientes, para después cortar la grabación.
Los presentes estaban asqueados, sabían que esto ya se había convertido en una guerra.
—¿Qué podremos hacer nosotros contra todo un ejército? —decía Arkyn con su voz llena de angustia.
—Tenemos que defender y proteger el mundo...Si Surtr sigue obteniendo poder, será imposible detenerlo —señalaba la deidad —Tengo que ir a enfrentarlo.
—¡No iras sola! —exclamaba Sigrid quien la tomaba de la mano para no soltarla.
—Sigrid, este no es un lugar a donde puedan ir ustedes los mortales, solo yo puedo hacerle frente a ese maldito. —señalaba la diosa.
—El no estará solo y lo sabes...déjanos ayudarte —secundaba Leif quien se veía listo para la batalla.
—Eso es cierto Freyja, esta pelea es de todos, somos un equipo —apoyaba Gilda.
Freyja los veía, sabía que ya estaban más que listos para pelear, pero no los quería arriesgar, le daba miedo, un sentimiento que muy pocas veces había tenido, no quería perder a ninguno de ellos.
—Mortales, esta es una pelea entre dioses, ustedes no pueden involucrarse en esto, ¡Los mataran! ¡No quiero perder a ningún de ustedes! los estimo —La diosa se veía muy intranquila mientras pasaba su mirada por cada una de las caras de los presentes.
—No nos pasara nada mi señora, ¡Somos un equipo! —exclamaba de manera jovial Jarle.
Sigrid se paraba enfrente de ella y la veía directamente a los ojos, pareciese que sus orbes destilaban la furia del mar, alcanzaba a notar la seguridad de la chica y eso hacía que su corazón latiera como loco.
—Son muy valientes...pero...no... —Su voz era silenciada por los labios de Sigrid sobre los suyos quien la jalaba hacia ella para estar a la misma altura, y besaba de manera agresiva a la diosa, intentando mostrarle todo lo que sentía por ella en aquel mágico acercamiento.
Freyja no se podía resistir más, tomaba el rostro de su querida mortal y le respondía el beso, estaba llena de amor por aquella pequeña chica que la estaba haciendo sentirse más valiente de lo que ya era, iba a defender el mundo de su amada.
Se separaban para que Sigrid pudiera tomar un poco de aire y recargaban sus frentes la una sobre la otra, con una amplia sonrisa adornando sus rostros.
—¡Jamás dejaré que vuelvas a ir a una batalla tu sola! —decía con firmeza la veterinaria, mientras acariciaba el rostro de la deidad, quien cerraba sus ojos regocijándose ante el toque de su amada.
—No es por interrumpirlas, de verdad que amo como se ven juntas, pero, tenemos un gigante de fuego que derrotar. —decía Bygul con cierto toque de picardía en su voz.
Esto hacía que todos se rieran al ver que las dos féminas se habían sonrojado mucho, incluso Leif tenía una sonrisa en su rostro.
Freyja volteaba a ver los políticos, quienes estaban muy asustados con lo que estaba pasando en esos momentos, la diosa lo entendía, cualquier humano que estuviera metido en algo así tendría miedo.
—Ustedes escóndanse aquí, nosotros iremos a tratar de defender lo que queda del parlamento y a poner un alto a los Grommson. —decía Freyja, —Isak, quédate con ellos...déjanos esto a nosotros.
El profesor de biología los veía con el ceño fruncido, no le gustaba esa idea.
—¡Pero me necesitan! —exclamaba.
—Necesitamos que usted cuide a Liv y a Rutgar, sé que vendrán por ellos por ser de la oposición, necesitamos que estén a salvo. —señalaba esta vez Leif viendo al líder de la asociación.
El profesor entendía esto y solamente asentía.
Con ello los chicos y gatos salían de la casa hacia la dirección del carro de Freyja, donde al llegar la diosa movía sus manos y varias armas, armaduras y escudos aparecían en el suelo, dejando a todos asombrados.
—Necesito que estén bien protegidos, hoy nadie de nosotros morirá, ¿Entendido? —Los veía de manera seria.
—¡No la defraudaremos mi señora! —decía Haavard.
Había armaduras de cota de malla, de anillas y cuero tachonado, escudos grandes y pequeños con símbolos rúnicos al igual que arcos, espadas, hachas, lanzas, dagas y martillos de guerra.
Cada uno tomaba lo que era designado para él, siendo que Haavard, Jarle y Arkyn se ponían una cota de anillas cada uno, aunado a una espada y un escudo, mientras que las chicas, Gilda y Dhalia tomaban una armadura de cuero, un arco y lanza aunado a una rodela pequeña y una daga.
Por su parte Leif había optado solo por una de cuero y un hacha de dos manos que había ahí.
Lo que nadie se esperaba es que Sigrid hubiera sacado de su mochila su tambor de guerra y algunas pinturas naturales, acercándose a cada uno de sus amigos pintándoles la cara con glifos escandinavos que ella ya dominaba, como maquillaje de guerra y protección a la par de que decía plegarias hacia los dioses, para que después comenzará a tocar el tambor, como si de una ceremonia se tratase, con cantos, era una völva ya había dominado los dos tipos de magia nórdica.
"Grandes Aesir y Vanir
Tomad nuestras armas
Y guiadlas en esta guerra
Llevadnos a la victoria
defiéndannos del enemigo
Seremos sus armas
Cuidaremos el Midgard"
Todos se sentían con mayor fuerza, la valentía en las palabras de su amiga había sido infundida en ellos, sabían que lo podrían lograr.
Freyja por su parte había tomado su forma de guerra, una armadura que brillaba como el mismo sol de primavera, una lanza en su espalda junto a un escudo, y su espada en su costado, con su cabello trenzado.
Mientras que Bygul y Trjegul traían de igual manera unas corazas que cubrían la mayor parte de su colosal cuerpo de lince, habiendo tomado sus formas celestiales listos para la batalla.
Al final, Sigrid solo tomaba una de cuero, con una espada, un escudo, y un arco, pero portaba también su tambor de guerra, hierbas listas para servir como remedios y su collar dado por la diosa, Brisingamen.
Ella tenía que canalizar su magia para poder ayudar a sus amigos.
—¿Están Listos? —cuestionaba la diosa.
Todos asentían.
Freyja se volteaba hacia la casa del biólogo quien los veía por la ventana y les sonreía dándoles ánimo, mientras que la diosa ponía su mano en el suelo y comenzaba a recitar algunas palabras inentendibles para los presentes, creando un campo de fuerza invisible alrededor de la vivienda.
—Eso los protegerá. —después se volteaba a sus compañeros y con su magia los jalaba hacia donde estaba el carro, y concentrando su poder mágico, los trasladaba a donde estaba el parlamento, llegando afuera del mismo, pero no estaban listos para lo que veían.
Era un verdadero infierno, incluso las calles estaban en llamas, plantas chamuscadas, grietas en el suelo, carros explotados, cuerpos esparcidos en la acera, había sido una gran masacre no solo de los lideres del parlamento sino de cuanta persona inocente que estuvo cerca durante el ataque, hombres, mujeres y niños, nadie se había salvado.
El caos seguía, la gente aún viva corría por todos lados intentando escapar de los soldados de los Grommsons, quienes parecían estar en un estado como de transe portando armas de cuerpo a cuerpo, bastones, navajas, hachas y espadas, algo que tomaba por sorpresa a los chicos, esperaban armas de fuego.
—Son unos monstruos... —musitaba con cierta tristeza Gilda.
Por obviedad su presencia no pasaba desapercibida y con un gran temblor salían de las puertas del edificio gubernamental tres figuras, una de ellas era muy grandes, y Freyja sabía quién era, Surtr, quien había aumentado de tamaño al haber consumido la vida de toda esa gente.
A lado de ellos, los Grommson, quienes parecían felices de todo lo que estaba pasando, esto sin duda había hecho enojar a Leif quien intentaba moverse hacia ellos, pero era detenido por la mano de Freyja.
—Pensé que no mostrarías tu cara maldita —Era la agresiva voz del gigante viendo al pequeño puñado de guerreros enfrente de él.
—¿Y perderme la oportunidad de destrozarte? Jamás bastardo, te haré trizas. —amenazaba la diosa poniéndose enfrente de sus amigos.
—No me hagas reír Vanadis, ¡jamás estarás a mi nivel! —rugía Surtr, para concentrar su poder en la diestra y lanzar una bola de fuego hacia donde estaban ellos, a lo cual la diosa solo levantaba su mano creando una barrera mágica la cual absorbía el impacto haciendo desaparecer aquel ataque.
—¿Eso es todo lo que tienes muspeli? —Se mofaba la deidad avanzando unos pasos hacia su enemigo quien parecía molesto.
—¡Mejor ve detrás de ti zorra! —señalaba Borg.
Esto hacia voltear a los chicos viendo que estaban siendo rodeados por un grupo de secuaces de Surtr, se dirigían de manera peligrosa hacia ellos.
—Parece que están rodeados, ¡los aplastaremos! —exclamaba Sven
El grupo se aproximaba más hacia El Cobijo de Bygul, quienes desenfundaban sus armas poniéndose en posición de defensa listos para pelear.
—¡Sin miedo...sin temor, por el cuidado de Midgard y por Helga —exclamaba Freyja —¡Muro de escudos!
Todos tomaban la posición con sus escudos hacia enfrente, con las chicas atrás y los chicos adelante, con sus armas desenfundas listos para defenderse.
El Ragnarök había iniciado.
Nota de Autor//Glosario
Munspeli : Manera de decirle a los gigantes de fuego
Ragnarök: Es el fin del mundo escandinavo también conocido como el destino de los dioses.
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