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Capítulo 7. El Sol sin la Luna


Damian

Damian

Soy yo, Damon.

—¿Damon...qué? —respiraba aceleradamente, asustado por la imagen de mi hermano cubierto de sangre frente a mí.

—Lo maté, Dam. Yo lo maté —susurró é, con la mirada fija en sus manos manchadas de rojo, los ojos abiertos de par en par, casi consternado. Dio unos pasos hacia mí, y en ese instante, cerré los ojos con fuerza, incapaz de soportar la escena.

Abrí los ojos de golpe, y me encontré en un lugar completamente distinto al de mi pesadilla.

Me sobresalté al ver a Mikhail saliendo de una de las puertas con un café en la mano, sus ojos se encontraron con los míos, y su expresión mostró sorpresa. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que definitivamente no estaba en el suelo donde me había acostado.

—Amm, lo siento. Es solo que vi que te movías mucho durante la noche y pensé que no estabas cómodo, así que te puse en mi cama —comentó Mikhail, un tanto avergonzado.

—¿Tú... me cargaste? —pregunté, aún sorprendido por la situación.

—Bueno, ¿de qué otra forma habrías llegado si no?

—No tenías por qué hacerlo, el suelo debió ser incómodo —insistí, poniéndome de pie.

—De hecho no dormí —se llevó la taza a los labios—. Te lo dije, a veces soy un poco obsesivo con algunas cosas. Escucha, ¿viste que estuvimos investigando lo del caso y no encontramos nada?

Asentí, y él dejó la taza sobre el escritorio antes de ir a sentarse al pie de la cama.

—Estuve pensando, y podríamos hablar con Damon al respecto —propuso con calma, como si no estuviera sugiriendo algo tan arriesgado.

—¿Estás loco? ¿Cuántas tazas de café te tomaste? —respondí con incredulidad, incapaz de creer lo que estaba oyendo.

—Solo míralo así, nadie conoce mejor el caso que él.

—Sí, porque él es el acusado. ¿No crees que se molestaría si alguien le pregunta algo como eso?

—Si no es culpable, no tiene nada qué ocultar.

—¿A ti...no te da siquiera un poco de miedo? —inquirí, observándolo con detenimiento, esperando ver alguna señal de duda en él.

Él sonrió, como si la idea de tener miedo le resultara extraña.

—No, creo que puedo defenderme —dijo con confianza, arqueé una ceja en respuesta—. Voy a clases de boxeo, ¿sabías? La gente que se dedica al periodismo está en peligro constante.

No podía dejar que Mikhail hablara con Damon. Ni siquiera yo había podido enfrentarlo para preguntarle lo que realmente pasó. Estaba bien con que Mikhail me ayudara a encontrar pistas, pero no podía permitir que se involucrara más de lo necesario. No podía comprender su entusiasmo por la situación, cuando todo el mundo le teme y nadie es capaz de acercarse a él. Hablar a sus espaldas, tal vez, pero es muy diferente a confrontarlo. Tal vez Damon ya no era el mismo que yo conocía, y la posibilidad de que Mikhail descubriera la verdad sobre mi familia me aterrorizaba. ¿Qué pasaría si ya no quisiera ayudarme después de saberlo todo?

—No lo hagas —declaré.

—¿Estás...preocupándote por mí?—gradualmente una sonrisa se curvó en sus labios, haciéndome sentir el calor subir a mi cara.

—¡No es eso! Es...es que es estúpido ese plan. Hay que buscar otra forma —protesté rápidamente.

Mikhail alzó la barbilla orgulloso.

—Seguro. Yo solo decía.

Quizás Mikhail tenía razón. Si le preguntaba a Damon...

No, ¿pero qué estoy pensando?

Aunque no podía comprender del todo la habilidad de Mikhail para prestar atención a los detalles, había algo que nadie había descubierto en años. Excepto él y mi familia, sabíamos que no se trataba de una chica como todos creían, sino de Ethan. El padre de Ellie había encubierto el suceso, pues no quería que su hija se enterara, y además, quería darle una oportunidad a Damon por el cariño que Ethan le había tenido. No conozco muy bien la historia, pero sé que Damon amaba a Ethan; jamás podría haberle hecho algo así. Solo sé que ambos estaban a punto de huir para vivir juntos, y después... nada.

—Ey, Elai, ¿cómo estás? —traté de sonar amigable al otro lado del teléfono.

—Nunca eres tan amigable, ¿qué tramas? —respondió con un dejo de sospecha.

—Okey, me atrapaste —admití—. En todo este tiempo, ¿no has tratado de hablar con Damon?

Al principio pareció extrañado por la pregunta, pero pronto respondió.

—Solo un poco, pero trato de evitarlo en la mayor medida posible. Creo que me da un poco de nervios lo que pueda decirme. Hace poco discutimos, así que...Pero oye, ¿sabías que él y Ellie ahora son amigos? Digo, ¿ella no es la hermana de Ethan?

—Sí, así es.

—No pareces sorprendido. ¿Lo sabías y no me contaste?

—Lo siento, no pensé que fuera algo importante. Pero no entiendo, ¿cómo que discutiendo?

—Mmm, bueno, digamos que puede que lo haya molestado un poco.

—¿Cómo que molestarlo?

—Agh —se quejó—. Hablé con él hace un par de días, pero solo terminó en una discusión, y él no quiso contarme nada, casi como si ya hubiera aceptado que lo que dicen de él es verdad... Ni siquiera se esforzó en explicarme.

—¿En verdad crees que...?

—No lo sé, Dam. Tal vez lo mejor sea dejarlo ir.

—Pero es nuestro hermano —debatí.

Elai se rio sin gracia.

—Espera, ¿qué? A ti nunca te había importado eso, pensé que para ti era más fácil, después de todo te dejará de molestar.

Incliné la mirada, sintiendo una punzada de culpa.

—Tal vez me equivoqué —susurré.

Hubo un silencio en la línea, y luego escuché a Elai sonreír suavemente.

—Tal vez ambos lo hicimos —dijo—. Debo ir a clase, te llamo después.

La llamada no había servido de mucho. Damon se había convertido en un tema del que nadie quería hablarme claramente. Quizás debería averiguarlo por mi cuenta, sin involucrar a Mikhail en esto. Comenzaba a sentirme mal por usarlo, pero entonces... ¿por qué le permitía ayudarme? Nunca dejo que la gente se acerque tanto.

Corrí por el pasillo y las escaleras, salí del edificio, y me encontré con la lluvia cayendo con fuerza. Sin importar el aguacero, me apresuré a llegar al edificio a unas cuadras de aquí, donde Damon vivía.

Llegué algo empapado, mojando la alfombra de la entrada, y ya que era el edificio de la institución, estaba abierto al público. El lugar era acogedor, lleno de luces amarillentas que iluminaban suavemente los pasillos. Algunos me miraron extraño al pasar por lo empapado que estaba, pero no me importó. Tenía que ver a Damon.

—Disculpa —me dirigí a un chico que pasó a mi lado—. ¿Sabes cuál es la habitación de Damon? —inquirí, asumiendo que la mayoría en el campus lo conocía por su reputación de asesino—. Lerman —añadí.

—Amm, creo que en el piso de arriba. La habitación al fondo —respondió, y le agradecí antes de dirigirme a las escaleras.

Tuve que tomar aire antes de decidirme a subir. Al llegar al piso, el pasillo se alargó ante mis ojos, como si mi mente estuviera jugando conmigo. Tragué saliva y sentí mis pasos pesados; el murmullo de los estudiantes se escuchaba con eco, y las luces parpadeaban, aunque tal vez solo era mi visión borrosa.

Me quedé un momento frente a la puerta, parado, sin saber qué hacer.

—¿Qué haces ahí parado?

Me sobresalté al escuchar una voz detrás de mí. Me giré y mis ojos se abrieron con sorpresa al ver a Damon. No me había dado cuenta de cuánto le temía hasta que comenzó a acercarse, y retrocedí por instinto. Él lo notó, y una pizca de sorpresa cruzó su rostro.

—Lo suponía —susurró, desviando la mirada—. Quítate de la puerta, voy a pasar. A menos que quieras que me acerque y te quite yo mismo —alzando una ceja, esperó mi reacción.

Me hice a un lado, y él introdujo la llave en la cerradura. Teniéndolo tan cerca, no podía creer que este chico fuera el mismo a quien traté mal tantas veces, el que siempre quiso ser parte de mi vida y yo no se lo permití.

—Ya es tarde, deberías estar durmiendo —mencionó, atrayendo mi atención.

—Suenas igual a mamá —susurré, incapaz de evitar la comparación.

—¿Ella te envió? —preguntó con un tono neutral.

—No, vine por mi cuenta.

Una chispa de confusión cruzó por sus ojos, como si hubiera esperado otra respuesta.

—¿Quieres? —me ofreció de la comida que estaba sacando de una bolsa, y habría aceptado si no fuera porque recordé el pasado.

—No vine para pasar un tiempo de hermanos, Damon —dije con mi tono más firme, lo que hizo que él se detuviera.

—Te escucho —dijo, enfocando su mirada en mí.

—Háblame de Ethan —dije con la mayor firmeza que pude reunir.

Su expresión se endureció.

—¿Qué hay con él?

—Sabes a qué me refiero. Quiero saber qué fue lo que sucedió, si en realidad tú... —mi voz se quebró al final.

—¿Lo maté? —me interrumpió, su tono seco me dejó sin palabras—. Tal vez es algo que deberías responderte tú mismo —respondió, poniéndose de pie y dándome la espalda, lo que encendió mi ira.

—No, no, ¿por qué siempre haces eso? Prefieres seguir siendo la escoria para todos antes que decir la verdad, ¿por qué? ¿Qué es tan difícil que no puedes solo decirlo? —grité, sintiendo la frustración brotar.

—Damian, basta —dio un paso hacia mí, haciéndome retroceder. Al notar que me ponía a la defensiva, se detuvo—. ¿Lo ves? Ni siquiera puedo acercarme sin que me temas. Incluso tú crees todas esas cosas que se dicen.

—Porque tú no has dicho lo contrario. Maldición, ¿por qué no te defiendes? —espeté y la dureza en su expresión se desvaneció lentamente.

—No de ti —bajó el tono.

Apreté los dientes, sintiendo la tensión acumulada en mi mandíbula.

—Damian, tú no quieres arreglar nada conmigo. Solo quieres que la gente deje de relacionarte conmigo.

Abrí los labios, pero no pude encontrar una respuesta rápida.

—¿Y cómo lo sabes?

—Porque es lo que siempre quisiste. Ahora solo estoy cumpliendo tu deseo, así que déjame en paz.

Me lamí los labios, buscando las palabras.

—¿Sabes algo? Antes de esto, al menos papá y mamá se amaban. Y sí, nosotros no teníamos la mejor relación, pero lo intentábamos, ahora somos como extraños, y todo por ti. Tú destruiste esta familia —solté con amargura, incapaz de contener el resentimiento en mi voz.

Nuestras miradas se mantuvieron fijas en ese instante, y por un momento, creí ver una ligera capa cristalina cubriendo sus ojos.

—Puede ser —habló finalmente—, ¿pero sabes una cosa? Me alegro de que pasara, me ayudó a librarme de ustedes. Porque por una vez en mi vida hice algo que yo quería sin pensar en ustedes. Aunque, a diferencia de ti, yo sí siento la culpa.

Mi corazón dio un salto en mi pecho. Damon se dio la vuelta, quebrantando el momento, y dejé escapar un suspiro. Tenía razón. Solo estaba recibiendo una cucharada de mi propia medicina.

Salí del cuarto, dejando atrás aquella oscura habitación, pero además, dejando lo poco que quedaba de mi hermano. Ya no era más el chico que se regocijaba de alegría, el bondadoso y sobreprotector; ahora era egoísta y distante, y jamás volvería a ser de otra manera, a no ser que recuperara a quien lo había convertido en lo que es.

Y aunque estaba molesto con él, no podía culparlo. Incontables veces yo le había hecho lo mismo o peor, cuántas veces le había cerrado la puerta en la cara, cuántas veces lo había ofendido, y aún así, él nunca se defendió.

Entré en mi cuarto, azotando la puerta tras de mí, y tuve suerte de que Jaden no estuviera ahí. No quería ver a nadie. Me di una ducha, tratando de lavar mis pensamientos, y me metí en la cama, deseando desconectar. Me quedé dormido poco después, aún con la luz del día filtrándose por las cortinas. Pero cuando desperté, la oscuridad me rodeaba, y un miedo helado recorrió mi cuerpo. Estiré la mano para encender la lámpara en el buró lo más rápido posible y me refugié en el rincón de mi cama.

—Damian, apaga la luz —Jaden ya estaba aquí.

—No puedo.

—Oye, sé que estás molesto conmigo, pero en serio, trato de dormir —su voz sonaba cansada.

Ante mi silencio, él se giró hacia mí, y sus ojos se expandieron al verme encogido en el rincón de la cama, apretando mis piernas contra el pecho.

—Damian, ¿qué sucede?

—Tengo... tengo miedo a la oscuridad —confesé, con un susurro que apenas salió de mis labios.

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Quiero decir unas cosas

Primero: Perdón por tardar en actualizar, pero lamentablemente se borró por accidente la escena original de la pelea de Damián y Damon (una que a mi parecer era muchísimo mejor), en realidad en esa Damon no le decía cosas feas como la del final, porque para él, él siempre fue su hermanito al que quería cuidar, pero no he tenido inspiración, y no salió otra cosa

Dos: Si alguien odia a Damián, lo entiendo, en realidad sería raro amarlo, pues es rencoroso y despota

Eso es todo. Espero que hayan disfrutado el cap ♡

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