Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14. Lo que nace de una tormenta


Jaden desabotonó mi camisa sin despegar sus labios de los míos, succionando y lamiendo con la misma urgencia que latía dentro de mí. Saqué las manos de las mangas, recorriendo su abdomen, su pecho, sus hombros, memorizando cada contorno, grabando su forma en mis dedos. Había imaginado este momento tantas veces, pero ninguna fantasía se parecía a esto.

Esto era mejor.

La electricidad corría por mi piel con cada roce de la suya. En algún punto, noté las marcas en su espalda, pero no les di importancia. Antes de que pudiera hacer otro movimiento, lo empujé contra el escritorio. No hubo sorpresa en sus ojos. Tiré de la hebilla de su cinturón, desabrochándolo con rapidez.

—¿No quieres ir más lento? —sonrió sobre mis labios.

—Ya hemos desperdiciado demasiado tiempo, lento es lo último que quiero —respondí, bajando sus pantalones.

Nos las arreglamos para llegar a la cama entre tropezones y besuqueos torpes. No recordaba cuándo fue la última vez que estuve con alguien, el caos en mi vida no me dejaba tiempo para pensar en sexo, así que esto era nuevo para mí.

Jaden terminó sentado con las piernas abiertas como una invitación. Me subí a horcajadas sobre él, envolviendo su cuello con mis brazos, enredando mis dedos en su cabello.

—Espera, oye... —hizo una pausa, apartándome un poco. Sus labios estaban rosados, brillantes de saliva, sus ojos se clavaban en los míos, intentando descifrar si el momento era real—. Esto no es lo único que quiero contigo.

Me tomó por sorpresa, pero respondí igual.

—Lo sé.

Sus oscuras cejas bajaron. No era un gesto triste, era el de alguien que teme salir decepcionado, quien conoce al huracán que hay en mí y puede terminar arrastrado por el desastre.

—Pero temo que sea lo único que tú quieras conmigo.

Lo miré, sin entender del todo sus palabras. Sus ojos reflejaban una calma que contrastaba con mi caos interno, aquel ámbar que evocaba los rayos cálidos del sol al atardecer, no los que queman, sino los que te cubren en el frío.

Sabía que no quería volver a tenerlo lejos, pero no sabía de qué manera lo quería a mi lado. Como amigo ya lo había sido, y no había terminado bien. Tal vez como algo más, algo que nunca habíamos sido. Para él, el sexo podría ser importante, pero para mí no lo era. Aun así, quería que este momento fuera especial, porque no todos los días lo haces con tu mejor amigo.

—¿Has estado con otras personas antes? —pregunté detenidamente, dudando de su situación. Pensé, que al salir con tantas chicas, ya tendría experiencia.

—¿Eso es lo que te importa? —levantó las cejas con gracia.

—Ah, no... Solo pensé que te importaría a ti.

Él sonrió.

—No importa con quién he estado. Desde que te conocí, no he querido estar con nadie más —respondió, acomodando mis caderas.

Parpadeé varias veces.

—¿Estás diciendo que no has tenido sexo desde entonces? ¿Eso no se echa a perder? —pregunté, sintiéndome ingenuo, provocándole una carcajada.

—¿Sabes que hay otras formas de satisfacerse sin necesidad de hacerlo?

—Sí, algo he escuchado... —murmuré, mordiéndome la mejilla—. Pero no tienes que hacerlo, ¿sabes? El cuerpo tiene necesidades.

—No necesito perder el tiempo con personas que no se quedarán en mi vida —respondió con serenidad—. Soy más de algo que dure.

—Ahora me haces sentir promiscuo —bajé la mirada, avergonzado.

Jaden rio.

—No me importa tu pasado —levantó mi barbilla, buscando mis ojos—. Solo quiero ser tu presente.

Sus palabras me hicieron sentir como si hubiera estado desperdiciando mi vida con personas que no volvería a ver. Pero al igual que él, después de conocerlo, no me imaginaba estar con nadie más, al menos no de forma sentimental.

—Pero no entiendo, ¿cómo pudiste no estar con nadie más? —la duda surgió en mi mente.

—Hablemos de eso después —me giró suavemente, recostándome en la cama y volviendo a besarme. Mis brazos encontraron su cuello, mis dedos se enterraron ligeramente en su cabello.

—¿Por qué no ahora? —le pregunté, entre besos.

—Yo también quisiera entender cómo es que llegaste a estar con otros si detestas a la gente.

Tiré de su cabello, haciendo que soltara un "auch" antes de reírse.

Nos miramos bajo la tenue luz de la luna, que entraba por la ventana y le daba un brillo especial a sus ojos.

—Ya basta de juegos, nuecesita —susurró.

Enredé mis piernas alrededor de su cintura.

—Estoy de acuerdo —nuestras narices se rozaron antes de que él me diera la vuelta. Maniobró mi cuerpo hasta que una de mis piernas quedó en su entrepierna, y él se apoyó en un brazo, besándome mientras su otra mano se deslizaba por mis pantalones. Apenas rozó la tela de mi ropa interior, y un cosquilleo recorrió mi abdomen.

—No te pongas nervioso, nuecesita, estás conmigo —susurró, enviando escalofríos a mi espina dorsal.

—Sí, con más razón, estoy a punto de hacerlo con un inexperto —salté los ojos.

—¿Quién dijo que los libros no cuentan como experiencia? ——respondió, bajando la costura de mi ropa interior de forma tortuosa.

—¿En serio vas hablar de tus libros ahora? —pregunté impaciente.

—A cualquiera con buen gusto le gustaría que lo hiciera —debatió.

Eché la cabeza hacia atrás.

—So-solo hazlo ya.

Jaden chistó con burla.

—Pero ni siquiera he bajado el pantalón.

—Pues apúrate, o me harás pensar que lo que lees no es tan bueno, y te mostraré cómo se hace de verdad.

—Me gustaría ver eso —respondió con curiosidad.

Lo fulminé con la mirada.

—Ya, ya —una risa se filtró en su voz.

De repente sentí el tirón de mis pantalones bajando de golpe. El miedo me invadió de pronto, una sensación que hacía mucho no experimentaba. No recordaba haberme sentido así ni siquiera en mi primera vez, la cual había sido una experiencia tan insignificante que se desvaneció de mi memoria. Pero ahora, con Jaden, con mi mejor amigo, la realidad pesaba más de lo que podía soportar.

Un jadeo involuntario escapó de mis labios al sentirlo acercarse a mi entrada. Se inclinó sobre mí, susurrándome al oído:

—Tranquilo, Damián.

Le puse una mano en el pecho, apartando la cabeza mientras su aliento cálido rozaba mi piel. Sentí sus manos aferrarse a mis caderas, ajustándome a su posición, mientras su miembro se deslizaba lentamente dentro de mí. No pude abrir los ojos, solo me dejé llevar por el ritmo de sus movimientos, el calor extendiéndose por mi cuerpo y mis fluidos corporales aumentando con cada embestida.

—Te dije que podías apoyarte en mí —me sujetó las manos, guiándolas hacia su cuello. Lentamente, entreabrí los ojos, intentando enfocar su figura frente a mí. Ahí estaba, el Jaden de siempre, el mismo tonto que había querido ser mi amigo, el chico que sonreía como si vivir fuera lo más maravilloso del mundo, el que solía ser un perdedor hasta que se convirtió en capitán del equipo, mi mejor amigo.

Mis labios se separaron lentamente, aclarando mi visión. Lo observé, su mirada perdida en mí, y su piel al desnudo. Me impulsé hacia él, uniendo mis labios a los suyos. Mis manos recorrieron su espalda, y él no dejó de moverse, ahora acariciando mi espalda baja, acercándome más a su cuerpo, causando la fricción que hizo que mis gemidos escaparan.

Jaden tiró ligeramente de mi labio inferior con su última embestida antes de volver a entrar. Me aferré con más fuerza a su cuello, pues su ritmo se volvía más rápido y fuerte.

No pude contener más mis gemidos ante el dolor punzante que sentía, la intensidad de la sensación me dificultaba mantener el control. Pero, por orgullo, me negaba a ser el primero en correrse.

—Puedes correrte si así lo quieres —sonrió, burlesco.

—¿De qué hablas, idiota? —protesté—. Tú lo harás primero... —Me quejé cuando hizo un movimiento brusco—. Lo hiciste a propósito.

—Si quieres, dejo de hacerlo.

Lo miré mal, sabiendo que lo disfrutaba.

—Solo acaba ya.

—Yo puedo aguantar un poco más. ¿Y tú?

Apreté los labios, tragando saliva.

Su cabello estaba empapado de sudor, pegado a su frente. Mis dedos de los pies se curvaron, mis piernas temblaban por el esfuerzo de retenerlo. Estaba cerca, demasiado cerca.

—Te dejaré ganar esta vez —dijo con una sonrisa—, solo porque no quiero que pongas esa cara de sufrimiento, como si tener sexo conmigo fuera tan desagradable.

Jaden salió de mí, complacido, soltando un suspiro mientras un líquido blanco manchaba las sábanas y mi abdomen. Poco después, el mío lo siguió, dejándome sin aliento.

Me llevé una mano a la frente, cerrando los ojos.

—Agh, qué asco... —murmuré, tratando de regularizar mi respiración.

—Pero es tuyo.

—Da igual.

De repente, algo caliente y rasposo me recorrió el abdomen, haciéndome saltar.

—¿Pe-pero qué haces? —me exalté al verlo limpiándome con su lengua.

—Te ayudo —respondió con naturalidad.

—N-no así, ve por unas toallas, idiota.

Jaden frunció el ceño.

—Vuelves a ser el mismo Damian grosero de siempre.

Giré la cabeza, dándole la espalda. Para cuando volvió con las toallas, mis párpados ya comenzaban a cerrarse. Me limpió con cuidado, pero el cansancio me venció, dejándome dormido boca abajo.

Antes de quedarme completamente dormido, sentí su beso suave en mi espalda. Habría protestado, pero ya no tenía fuerzas. La noche me envolvió en un sueño profundo.

El frío espacio blanco me rodeaba mientras miraba alrededor, sintiéndome solo y desorientado. El silencio solo intensificaba mi confusión, cada paso parecía advertir de un colapso inminente. A lo lejos, una figura alta, de cabello oscuro, se volvía más clara a medida que enfocaba la vista. Mi pecho se tensaba con un temor irracional, y en un acto reflejo, giré bruscamente.

La presencia apareció frente a mí, arrancándome un grito ahogado.

—La respuesta está frente a ti.

Desperté sobresaltado por los golpes en la puerta. El brillo del día me lastimó los ojos, y me levanté a tropezones, aún somnoliento, buscando la manija a ciegas.

—Oh, vaya. Ahora los dos están sin camiseta.

Reconocí la voz de Mikhail y sentí cómo el calor subía a mis mejillas. Maldije por lo bajo.

—Sí, bueno... fue una noche larga —respondí con una risa nerviosa, odiando lo incómodo que me sentía. De todas las personas en el maldito mundo, ¿por qué tenía que ser él quien nos encontrara en esta situación?

—Supongo que te veo después —murmuró Mikhail, claramente desconcertado. Se alejó sin dejar de mirarme, y una vez que estuvo lo suficientemente lejos, cerré la puerta de un portazo.

—No. Digas. Nada —advertí detenidamente, sintiendo la risa contenida de Jaden desde la cama.

—No iba a hacerlo.

—Sé lo que parece esto, pero no quiero que te confundas, fue solo sexo —expliqué con rapidez.

—Bien —respondió con tranquilidad—. No es como si no lo hubieras hecho con otros. Pero no me importa, porque tu corazón solo le pertenece a una persona.

—No eres tú —aclaré.

—¿Cuándo mencioné que lo fuera? —preguntó, fingiendo ingenuidad.

—Ni lo serás, nunca —remarqué.

Solo soltó un "okey" y se dio vuelta, volviendo a taparse con la cobija, dejando a mi vista su espalda ligeramente enrojecida. ¿Ese fui yo? Demonios, estaba tan oscuro anoche que ni siquiera vi lo que hice. Luego, estreché los ojos, notando marcas que no parecían ser rasguños, sino...cicatrices. Agité la cabeza para disipar mis pensamientos, seguro solo estaba viendo mal. Necesitaba despejarme. Me vestí nuevamente, y no volví a hablar con Jaden, más que para decirle que iría a ver a Mikhail.

—Hola —saludé, asomándome por la puerta. Mikhail apenas me dirigió una rápida mirada antes de volver a centrarse en su computadora—. Hoy veríamos lo del reportaje, ¿no?

—No. En realidad, ya lo terminé —respondió, manteniendo la distancia, por lo que me acerqué—. Solo...solo quería mostrártelo.

Sin decir mucho más, puso play al video. En la pantalla, Mikhail narraba en tono entusiasta mientras una versión más despreocupada de mí respondía sin demasiado interés. Mi desinterés contrastaba con su energía.

"Hola, estudiantes. Habla Mikhail Wiston, su reportero de confianza, con las noticias del día y novedades. Hoy les traigo la difícil tarea de un estudiante, en vivo y a todo color

Mikhail miraba a la cámara mientras hablaba, y después la cámara me enfocó.

—¿Estás grabando? Apenas estoy tendiendo mi cama —lo miré con desconcierto.

—Así es, con ustedes les traigo a Damian Lerman, estudiante de arte de primer año, quien nos enseñará un poco de su día. ¿Puedes platicarnos un poco de eso?

—No hago mucho —respondí a secas, a lo que Mikahil carraspeó—. Bueno, me levanto y aquí está mi lugar de trabajo fuera del salón de arte —señalé a mi escritorio, inundado por notas y papelería.

¿Y puedes contarnos qué es lo que haces?"

—Pinto cuando estoy aburrido o tengo trabajos.

—Vaya, ¿podemos ver uno?

Me encogí de hombros con desinterés, mostrándole un cuadro de una manzana. No había nada profundo en la pintura, ese día simplemente tenía hambre, y mientras comía ansias esperando mi pedido, la pinté para matar el tiempo. Por lo general se piensa que los pintores deben ser profundos y esas cosas, pero a veces, simplemente eres, y eso son mis pinturas para mí; representan mi estado de ánimo, no siempre cuentan una historia, pero tienen una parte de mí.

El reportaje siguió, hasta que terminó y Mikhail lo detuvo. Mis ojos viajaron hacia él, que dejó caer la espalda en el respaldo.

—Lamento lo de esta mañana —dije, sin saber cómo abordarlo mejor.

—Es tu vida, Damián —dijo con una sonrisa triste—. Ya me dijiste que no me metiera en ella, a menos que quieras que lo haga.

—Hace mucho que no tenía amigos —admití, casi en un susurro—. Había olvidado lo que era tener uno. El único que tuve me dio la espalda... hasta que te conocí a ti.

Mikhail me miró, esbozando una sonrisa sincera.

—Y ahora estás dándole una oportunidad al que te dio la espalda.

—Entiendo que me juzgues. Yo lo hago a diario.

—No podría. Un amigo no es lo que hace, lo juzgo a él.

Me ocasionó una risa.

—Jaden es un idiota, pero yo también lo he sido durante mucho tiempo. Si me dieron una oportunidad a mí, tal vez él también la merezca.

—Si es lo que crees... —se volvió al computador, comenzando a explicarme que el reportaje sería transmitido en el canal oficial de la escuela. No estaba seguro de que me gustara tanto esa idea, pero a este punto ya no podía echarme para atrás.

Durante el resto de la tarde, me dediqué a terminar la pintura para la clase, con la luz ejerciendo sobre la oscuridad de esta, mientras mi mente seguía dándole vueltas a lo ocurrido. Había sido solo sexo, ¿verdad? Entonces, ¿por qué me molestaba tanto que no viniera a buscarme? Tal vez solo intentaba darme espacio, o volvería hacerme lo mismo que la última vez e ignoraría el tema, y yo también debía hacerlo.

—Vi tu video —la voz de Jaden me sacó de mis pensamientos. Estaba apoyado en el marco de la puerta, cruzado de brazos, con una sonrisa en el rostro—. Aunque yo habría quitado todas las partes en las que sale Mikhail.

—¿Si quiera le prestaste atención? —levanté las cejas.

—Por supuesto. En especial la parte en la que te graba de espaldas mientras pintas. Fue muy lindo.

Me reí.

—¿Qué se siente ser una celebridad ahora? —se sentó a mi lado.

—Como si quisiera que me tragara la tierra. Nadie tenía idea de quién soy, ahora casi media escuela me conoce.

—Cuidado. Casi eres más popular que yo.

Fruncí el ceño.

—¿En serio? Porque...no veo a ninguna fan por aquí.

—Mmm, es que soy exclusivo para una persona.

Su mirada se volvió más cálida, y me perdí por un momento en sus ojos ámbar.

—Jaden...

—Damian...

Ambos nos reímos.

—Mejor hablo yo antes de que digas una estupidez —dije, preparándome para empezar—. Te dije que no podía fingir que nada pasó. Pero tampoco puedo fingir que no me pasa nada cuando estoy contigo. Durante mucho tiempo traté de odiarte, pero la verdad es que estaba luchando contra mis propios sentimientos. No puedo negar todo ahora que ya pasó, pero tampoco puedo seguir con ello como si nada. Así que ahora mismo, no puedo darte lo que tú quieres.

—¿Lo que yo quiero? —su ceño se frunció suavemente, y su mano llevó uno de mis mechones detrás de mi oreja—. Lo único que quiero es que seas feliz.

Cerré la boca. Por primera vez, me había quedado sin algo para decir.

—Escucha... —inhaló, reteniendo el aire por un segundo—. Entiendo que no quieras recordar el pasado, que te niegues a verme como antes, pero si puedes verme como alguien nuevo, como tu nuevo compañero de cuarto al que acabas de conocer, eso sería genial. Sé que me enamoraría de ti una y otra vez, sin importar cuántas veces tengamos que empezar de nuevo.

—En serio te están afectando esas novelas —reí, y él me siguió.

Incliné la mirada, sintiendo mis mejillas arder. De alguna manera estaba saliendo una parte de mí que desconocía. Este habría sido yo si Jaden hubiera correspondido mis sentimientos en ese entonces, porque en el fondo siempre supe que él era mi salvación a todo lo que era.

—Damian —ontinuó—, eres más que ese beso que nos dimos aquella vez. Eres más que la noche de ayer, eres quien estuvo conmigo incluso cuando yo era un idiota, mi compañero de tonterías después de la escuela; eres mi mejor amigo

Mis labios se separaron ligeramente.

—Y nada tiene que cambiar eso, a menos que tú quieras.

Depositó un suave beso en mi mejilla y se alejó. Mientras lo veía partir, no pude evitar preguntarme si algún día encontraría la valentía para reconciliar mi pasado con mi presente, y descubrir si el amor podía realmente renacer de las cenizas de la indiferencia.

—————————♡—————————

Ahhhhh. Al fiiiin

Espero que les haya gustado mucho, mucho, mucho

La razón por la que demoré tanto en este capítulo es porque honestamente las escenas de setso no se me dan :| además de que me aburre escribirlas, pero al menos Damián ya le dejó la puerta abierta a Jaden >0< que disfruten su tiempo juntos jijiji

Me encantaría saber qué les pareció, y gracias por el apoyo >0< En serio lo agradezco. Byeee

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro