|030|La casa de al lado.
Dos años después…
—
Jimin, vamos, se nos está haciendo tarde. — Menciona el jovencito metiendo un montón de bolsas al maletero de su auto.
—Mis padres están locos, no había necesidad de comprar esta cantidad de cosas.
—No seas gruñón, además estaremos todos juntos ¿No es eso lo que querías?— Le mira con una sonrisa y el rubio corresponde después. — Ya vámonos, debemos pasar por Hareum.
—Tae, me alegra mucho, verte feliz, pero nunca pensé que mi pequeño Taehyung se convertiría en padre tan pronto.— finge llorar en el hombro de su amigo, quien ríe a carcajadas.
—Estás loco.
—Lo sé, me lo dices siempre.— se ríe.
Jimin sube al asiento del copiloto y Taehyung conduce tranquilamente, era invierno nuevamente, noche buena. Un amargo sentimiento dentro de él apareció cuando recordó lo de hace dos años, había sido difícil superar aquella noche tan traumática, a veces cuando estaba a punto de quedarse dormido aún escuchaba los gritos de súplica, los golpes y la desquiciada voz de quien lo torturó hasta el cansancio. Sacudió su cabeza dejando escapar un suspiro cuando cayó en cuenta de que sería peor si seguía recordando una y otra vez aquel día, su terapeuta se lo había dicho.
Costaría, pero podría superarlo.
Actualmente, vive su vida con tranquilidad, sabiendo que aquel hombre que quiso quitarle la vida, vive encerrado en la cárcel y esperaba estuviera pudriéndose ahí dentro. Junto con Yeontan y la pequeña Hareum, hace poco tiempo había recibido en un 70% la custodia de la niña.
Era feliz, tenía a sus mejores amigos junto a él y a su pequeña familia. Pero aun así había un enorme espacio vacío en su alma que no lograba llenar con absolutamente nada y a pesar de que ahora podía ver el mundo tal cual, nunca dejaba de pensar en el rostro tan suave y delicado que siempre quiso ver y el destino cruelmente le arrebató.
—¿Tae?— le dice jimin cuando lo ve perdido en sus pensamientos.—¿Tae, te encuentras bien?
—Sí, yo solo estaba pensando. — Suspira y sonríe para no preocupar a Jimin.
Después de calmar un poco sus pensamientos condujo hasta llegar a casa de la niñera de Hareum quien cuidaba también a Yeontan cuándo Taehyung estaba en el trabajo, la pequeña lo estaba esperando en la entrada y a penas vio el automóvil de Taehyung se despidió de su niñera corrió con Taennie en sus brazos y subió rápidamente al auto.
—Hola tío Jimin. — saluda la pequeña con energía y una sonrisa contagiosa.
—Hola, papá. — Sin dudas aquella hermosa y pequeña niña le llenaba un poquito, el corazón con el amor y con solo escuchar aquella palabra, “Papá” Y estaba feliz de poder darle la familia y el hogar que él nunca tuvo.
—¿Cómo te fue hoy?
—Bien, la niñera es muy linda.— Chilla ella emocionada. — me obsequió galletas.
Mientras Taehyung conducía devuelta a la casa de Jimin, Hareum y su tío cantaban a todo pulmón lo que en la radio se oía, Taehyung los mira y sonríe, era feliz. Ya al llegar a la casa de Jimin los padres de este lo reciben y la pequeña hareum corre donde ellos quienes la llenaban de mimos, tal cual fueran sus abuelos, Jimin y Taehyung bajan las bolsas de las compras para luego entrarlas a casa.
Adentro todo estaba abrigado y bien adornado, la madre de Jimin adornaba el árbol junto a la pequeña y el padre les sirvió un poco de chocolate caliente y galletas para abrigar un poco sus cuerpos. Fue una tarde tranquila entre ordenar, preparar la cena, Taehyung ya se sentía algo exhausto. Estaba en el baño mojando su rostro y se quedó observándose a sí mismo en el espejo, no extrañaba ser ciego, para nada, pero toda su vida no había visto más que oscuridad y los detalles los grababa en su mente con solo el tacto de sus manos. Era todo diferente ahora, la sonrisa de las personas, las expresiones, el color de cabello, los paisajes, los animales, todo eso quedaba grabado en su memoria con tan solo verlo, era increíble para él aún después de dos años de su operación, siempre había algo nuevo que ver y conocer.
Ya casi daban las nueve de la noche, Hareum quien no se separaba ni un segundo de la madre de Jimin, preparaban la cena juntas. Un sentimiento de nostalgia se hizo presente en Taehyung, quien estaba parado en la ventana mirando hacia afuera. Veía la casa de al lado, era grande, bonita y a la vez se veía abandonada y algo vieja.
—¿Qué ves?— pregunta Jimin acercándose a él.
—¿Cuánto tiempo lleva abandonada esa casa? Jimin aclaró su garganta algo nervioso, aquella casa era donde todo había ocurrido años atrás.
Pero Taehyung no lo sabía.
—Un par de años.— Responde en un tono desinteresado esperando a que Taehyung no hiciera más preguntas.
—¿Quién vivía ahí?
—Una familia de ricachones, se marcharon hace un tiempo porque eran muy problemáticos.
—Me causa un sentimiento extraño. —¿Sentimiento extraño? ¿Cómo qué?
—De que estuve ahí alguna vez.
—Estás loco, ya vamos la cena esta lista.—Menciona cortando de una vez aquella conversación y se lo lleva de la mano hasta el comedor.
La cena estuvo maravillosa, todos se veían contentos mientras compartían una que otra anécdota divertida de sus vidas, Hareum bostezó y se levantó de la mesa, caminó hasta la sala en donde sentó en el sofá que estaba a un costado del pino de navidad, sus piernas cortas se movían y se veía algo impaciente, miraba las galletas y la taza de chocolate caliente, que la madre de Jimin había dejado para que santa llegara a dejarle regalos. Pero eso no era lo importante, ella solo quería un regalo, en especial algo que mucha ilusión le hacía y no era algo material.
—¿Todo bien?— la niña le mira con un dejo de tristeza y asiente.
—¿Crees que Santa venga esta noche?— Le susurró cuando Taehyung estuvo cerca de ella.
Él solo sonríe y se sienta a su lado.
—Él vendrá, no lo dudes. Traerá muchos regalos para ti, para mí, para todos. — Le anima el mayor.
—Pero su chocolate se está enfriando. — Suspira apenada ella mirando la taza a su lado.
—Le diré a Haewon que le ponga otra taza antes de dormir, así Santa podrá disfrutar de su chocolate caliente.— Los ojitos de la niña se iluminan cuando ve a Taehyung mirarle y sonreír para ella.
Era feliz y Taehyung era la familia que su pequeño corazón siempre deseo.
—Vamos a la cama, la abuela Haewon preparó la habitación para nosotros.
La pequeña Hareum se levanta del sofá y toma la mano de Taehyung quien la guía hasta la habitación que la madre de Jimin le había asignado para qué pasarán la noche en casa, la pequeña niña se acostó en la acolchada cama y Taehyung la arropa para luego acostarse a su lado para acompañarle hasta que ella pudiera por fin dormir.
Taehyung dejó unas suaves caricias, es el cabello castaño de la niña quien ya casi se dormía, segundos después un último suspiro se holló y por fin la pequeñita se había dormido. Taehyung se levantó tratando de ser lo más cuidadoso posible para no despertarla y luego salió de la habitación dejando la puerta entre abierta, volvió a la sala en donde Jimin aún estaba sentado viendo la televisión, había olvidado cuantas veces había visto “Mi pobre angelito” En cada víspera de navidad, incluso cuando estaba ciego la oía en la televisión aprendiendo hasta los diálogos de memoria.
Su vida ahora era diferente, todo lo que un día anhelo ver lo tenía ahí, frente a sus ojos, todo como alguna vez imagino. Y aunque en su alma aún había un vacío que aquella persona a la que tanto amo tiempo atrás dejó, siguió su vida imaginando como era aquel rostro del cual estuvo perdidamente enamorado aun sin conocerle.
Camino hasta la ventana y se quedó ahí mirando otra vez la casa vacía de al lado.
—Iré a dormir y tú deberías hacer lo mismo.— Jimin se levanta perezosamente del sofá y bosteza después.— Tae ¿Qué te tiene tan pensativo?
—Solo recuerdos, nada importante.— Menciona sin quitar la mirada de la ventana.
—Ve a dormir, ya es tarde, buenas noches.
—Buenas noches, Jimin.
Hay se quedó contemplando aquella casa, afuera hacía tanto frío que el vidrio frente a él se empañaba con su respiración, suspiro y pensó que ir a dormir sería lo mejor que podría hacer por esta noche, estaba cansado, había sido un día particularmente ajetreado y lleno de recuerdos y emociones. A la mañana siguiente apenas el sol salió, Hareum se levantó de la cama, apenas abrió los ojos y corrió hasta la sala a verificar si Santa había ido por su chocolate y galletas, y efectivamente había ido durante la noche, la taza estaba vacía y un par de galletas estaban mordidas, la pequeña sonrió feliz buscó entre los regalos el que más le ansiaba encontrar, sin embargo, no había nada.
—Buenos dias pequeña. — le dice jimin entrando a la sala. —¡Wow! Santa trajo muchos regalos.— finge emoción al ver la enorme cantidad de regalos que el mismo había puesto durante la madrugada con ayuda de sus padres.
—Tío Jimin, Santa, no cumplió mi deseo de navidad.— Dice ella con un puchero mirando tristemente al mayor.
—¿Por qué dices eso pequeña? Él trajo muchos regalos para ti. — se acerca hasta ella y juntos se sientan en el sofá.
—Si lo sé, pero lo que pedí no es ninguna de estas cajas, estoy segura.
—Mira, si mejor vamos a despertar a Tae y luego venimos y abrimos todos los obsequios, ¿Te parece?— Jimin le anima y la pequeña niña asiente sonriendo un poco.
Juntos y tomados de la mano caminaron hasta la habitación en donde Taehyung dormía plácidamente hasta un par de ronquidos se podían escuchar desde afuera de la habitación, Hareum entró primero y jimin después.
—¡Buenos días, dormilón!
Jimin abre las cortinas y la luz de afuera entra iluminando toda la habitación, Hareum se sube a la cama sentándose al lado de Taehyung quien la mira con un solo ojo abierto.
—¿Qué quieren? Santa no les va a traer nada por fastidiosos. — se queja y le lanza una almohada a jimin en la cara, mismo que se ríe y se la devuelve de inmediato haciendo reír a la pequeña que los veía emocionada.
—Ya despierta, papi.— Dice la niña subiéndose a la espalda del mayor — Debemos abrir los regalos que nos trajo Santa, no seas flojo.
Taehyung se da vuelta y la atrapa, le hace cosquillas y la niña ríe a carcajadas, ambos ríen y juegan juntos. Jimin les mira y agradecía que después de todo por fin Taehyung tenía una familia y era feliz.
—¡Y tú ven aquí!— Taehyung se levanta rápidamente y atrapa a Jimin lanzándolo a la cama y haciéndole cosquillas también, el rubio reía y jugaba también con ellos, sus carcajadas se oían hasta la sala en donde los padres de Jimin los esperaban.
—Qué infantiles.— Dice yoongi parado en la puerta.
—¡Tío Yoongi!— La niña corre dónde el y lo abraza.
—¡Cielo!— Jimin le mira y chilla emocionado mientras estaba debajo de Taehyung —¡Por fin volviste!— se aleja rápido de su amigo y va hasta donde estaba Yoongi y le da un ligero beso en los labios.
—Si no es porque Hareum está aquí, pensaría que estaban haciendo otra cosa.— Le mira él con el rostro serio, y una almohada choca con suavidad en su pálido rostro, haciéndolo reír al instante.
Jimin rápidamente sale de la habitación y Hareum corre detrás de él, Taehyung y Yoongi caminan detrás.
—Te extrañé tonto.— Le dice Yoongi a Taehyung.
—Y yo a ti ¿Qué tal las cosas por allá en las Vegas?
—Bien, no me quejo, aunque dar conciertos cinco días seguidos es agotador.
—Eres el mismísimo Agust-D no puedo creer que hayas dicho eso amigo mio.
—Estoy cansado, apenas bajé del avión, había gente esperando. A veces extraño ser el tonto que vivía con su abuela y su gato en el pequeño apartamento viejo. — Suspiró.
—Apenas estas comenzando con tu carrera, ya se pondrá más tranquilo, solo no renuncies. Eres increíble en lo que haces amigo.
Cuando llegaron a la sala ya estaban todos sentados en los sofás y Jimin ya había abierto algunos regalos y la pequeña Hareum también.
—Tae, este debes entregarlo tú.— Dice la madre de Jimin dándole un sobre con un enorme moño a Taehyung.
Taehyung lo recibe y se acerca a Hareum para entregarle el sobre, la pequeña emocionada lo abre y ve una carpeta dentro, su corazón latió rápido cuando al abrirla leyó las primeras palabras, no podía creerlo, su sueño por fin se hacía realidad. De pronto comenzó a llorar desconsoladamente y se abalanzó abrazando a Taehyung. Todos le miraban emocionados, eran los papeles de adopción, Taehyung por fin había recibido la custodia al cien por ciento de la pequeña y legalmente ya era su padre.
Después de aquella emocionante mañana y después de tomar el desayuno, Hareum estaba afuera jugando a hacer muñecos de nieve, Yeontan la veía desde el porche. La pequeña caminaba de un lado a otro llevando bolas de nieve para completar el cuerpo del muñeco, se distrajo un momento cuando un hombre bajo de un auto y caminó lento hasta la entrada de la casa, abandonada de al lado.
Lo miró un par de segundos hasta que él volteó a verla y le sonrió.
Ella reconoció aquella sonrisa de inmediato, y le saludo agitando su manita, el hombre le corresponde y luego entra a la casa. La niña sigue jugando, pero quería correr donde Taehyung y decirle a quién había visto, sí, lo haría de inmediato. Cuando estaba corriendo y a punto de entrar a casa la interrumpe una voz conocida.
—Hareum ¿Me acompañarías al parque?— Le dice jimin, quien también había visto al hombre y un sentimiento extraño crecio dentro de el y que por obvias razones no queria que se encontrara con Taehyung.
—Pero antes debo decirle algo a mi papá. — La niña camina hasta la entrada de la casa, pero Jimin la detiene nuevamente.
—Puedes decírselo luego, Acompáñame.— Finalmente dice y termina por convencerla.
—Está bien. — ella se va corriendo donde su tío y se toma de su mano.
Pasaron un par de horas desde que Hareum y jimin se habían ido al parque y Taehyung ya estaba aburrido de esperar, se sentía solo, ya que Yoongi estaba durmiendo desde que llegó y los padres de Jimin habían salido de la ciudad en la mañana después del desayuno. Se sentó afuera a esperarlos mientras veía a algunos niños jugar con bolas de nieve, y algunos copos que caían adornando aún más las calles.
De pronto su vista va de nuevo hasta la casa de al lado, se queda viendo un par de minutos y luego se levanta caminando hasta allá, sube las pequeñas escaleras que daban hasta la enorme puerta de la entrada y al notar que esta estaba entre abierta entra sigilosamente vigilando que nadie estuviera por ahí viéndolo, usurpar una propiedad privada sin dudas podía ser penado por la ley.
Entro a la casa caminando lento y despacio, era una casa hermosa, aún más enorme por dentro que por fuera, había cuadros elegantes colgados en las paredes y todo se veía como si nunca hubiera estado abandona por todo este tiempo, se acercó a un estante en donde había un par de fotos de una familia, un pequeño niño de ojos grandes y tristes llamó su atención, observó la foto y un sentimiento de nostalgia se incrustó en su pecho, miró una vez más aquella foto y luego la dejó en su lugar.
Había varias en donde salía aquel niño pálido de cabello oscuro, en todas salía con una sonrisa, pero se veía triste. Caminó hasta las escaleras que por cierto eran de madera de roble, muy fina. Recorrió con la punta de sus dedos sintiendo otra vez como antes, cerró sus ojos y el aire frío entró por su nariz, aun con sus ojos cerrados subió un par de escalones guiándose solo con el tacto, casi se resbala e hizo un poco de ruido, abrió rápidamente sus ojos y continuó subiendo hasta el segundo piso de aquella enorme casa, había varias habitaciones todas parecían no haberse abierto durante mucho tiempo, había una con la puerta entre abierta y se acercó, miró por el poco espacio y verificó que no hubiera nadie ahí dentro, abrió lentamente la puerta y luego entró, era una habitación grande y bonita , tenía un toque juvenil, las cortinas estaban llenas de polvo, pero se veían intactas al igual que las cobijas que cubrían la cama.
Se acercó hasta el escritorio en donde había un par de cosas, estas no tenían polvo y estaban ordenadas como si alguien lo hubiera hecho antes de que él entrará ahí. Se le revolvió un poco el estómago y decidió que era mejor marcharse, no quería meterse en problemas, caminó rápido hasta la puerta y al abrirla se topa de frente con unos ojos grandes que lo miran con sorpresa.
—Lo siento mucho, yo-yo vi la puerta abierta y quise saber si había alguien.— Se disculpa nervioso sin conocer a aquella persona que estaba frente a él. — Será mejor que me vaya, con permiso.
Taehyung sale rápidamente pasando por el costado de aquel hombre, no se detiene en ningún momento y sin más sale de la casa. Por otro lado, el hombre dentro de la casa no podía dejar de llorar.
—¿Dónde estabas?— Pregunta Jimin viendo llegar a Taehyung algo exaltado.
—¿Estás bien?
—Sí, sí, ¿Qué tal el parque? ¿Había mucha gente?— sonríe él tratando de desviar el tema.
—¿Tae? No me digas que fuiste a meterte a esa casa.— Dice jimin en tono de Regañó.
—Es que me ganó la curiosidad, pero no paso nada, estoy bien, todo está bien.
—Tae…
—¿Qué?
—¿Había alguien dentro de la casa?
—Sí, un hombre, supongo que el hijo de los dueños, se parecía al chico de las fotos, pero no me dijo nada, solo se quedó mirándome. — Habló lento esta vez, su mente estaba por las nubes y de pronto recordó lo que una vez Jimin le dijo.—No puede ser...
«Jungkook y yo somos vecinos»
—Tae…— réplica con un suspiro preocupado y ve los ojos de Taehyung cristalizarse.
La mano temblorosa de Taehyung va hasta su boca y la cubre evitando llorar, Jimin lo mira con pesar, pero no dice nada. Detrás de él se podía ver como el hombre de la casa de al lado salió de esta misma con una caja en sus manos y caminaba rápido hasta su auto, evitando la mirada de los demás.
Taehyung caminó hasta él acelerando su caminar con cada paso que daba, ya al estar cerca de él, lo vio como trataba torpemente de meter todo rápido a su auto.
—Jungkookie…— El corazón del mencionado se alborota en ese instante, suspira profundamente y voltea a mirarle, le sonríe y Taehyung nervioso sonríe también, se acerca a el como si el tiempo se detuviera alrededor de ambos y lo abraza.
Jungkook le corresponde aferrándose a él, sintiendo como después de dos años el alma le volvía al cuerpo.
—Nunca imagine que eras tu el niño de las fotos.— confiesa y se aleja para mirarle a los ojos, admirando cada detalle de su bonito rostro.—Dios mío, eres precioso, Jungkook. — Le dice esta vez acariciando el rostro ajeno que no dejaba de sonreír a pesar de las lágrimas que mojaban sus pálidas mejillas.
—No pensé que volvería a verte, Taehyung.— Le confiesa también él, tomando la mano que acariciaba su mejilla y la acaricia un poco.
Se quedan ahí mirándose sintiendo el tiempo detenerse a su al rededor, Taehyung acaricia suavemente el rostro que anhelaba admirar desde que le conoció años atrás, quita con suavidad las lágrimas que caían de aquellos ojos de mirada profunda y encantadora empapando aquellas mejillas que por el frío se habían tornado de un ligero carmesí.
Taehyung sonríe y le da una mirada sincera, Jungkook se deja llevar por aquellas cálidas manos que no se alejaban de su rostro en ningún momento. Vuelven a abrazarse sintiendo como aquel amor y conexión nunca se esfumó.
—Lo siento ¿Quieres pasar a tomar chocolate? Hace mucho frío aquí afuera, digo si no llevas prisa.— Titubea Taehyung con torpeza, sin dejar de sonreír, posteriormente limpia una solitaria lágrima que se escapa de su ojito.
—Entren, van a congelarse ahí. — Les dice Jimin.
Hareum se acerca a ellos y se toma de las manos de ambos, feliz y sonriente ella los lleva hasta dentro de la casa y los invita a sentarse en el sofá, jimin por su parte se va a su habitación en donde su novio dormía aún después de varias horas, sabía que Taehyung y Jungkook tenían mucho de que hablar así que no quería estar ahí de mal tercio. La pequeña Hareum estuvo con ellos unos minutos, luego se fue hasta su habitación junto con Yeontan.
Taehyung movia sus piernas, no podia evitar sentirse nervioso, aún no podía creer que tenía por fin el rostro de su amado ahí frente a él, siendo tan hermoso y angelical como se lo imaginó. Y Jungkook no podía dejar de llorar, estaba nervioso también, pero feliz de volver a ver al hombre a quien nunca dejó de amar.
—Cariño, ya no llores por favor.— Le dice Taehyung acercándose a él. — No imaginas lo mucho que espere por este momento.
—Perdóname, perdóname por dejarte solo, por irme sin decir nada, perdóname por el daño que te cause, perdóname por no poder defenderte, perdóname por dejarte y ser un cobarde.— Jeon lloró una vez más y se abrazó al cuerpo ajeno quien lo arrullo cuál niño pequeño igual que aquellos tiempos.
—No pidas perdón, sé por todo lo que tuviste que pasar tú solo, nada de lo que pasó fue culpa tuya.
Taehyung toma con cuidado el mentón del pelinegro y levanta el rostro suavemente para que pueda mirarle a los ojos, aquellos ojos tan profundos y oscuros que a la vez brillaban como si dentro de ellos hubiese millones de estrellas, sonrió nostálgico y acarició una vez más aquel rostro tan suave y delicado. Jungkook sonrió también, quería demostrarle a Taehyung que aquellas lágrimas que se derramaban incontrolables por sus mejillas no eran más que felicidad de volver a verle.
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