|029|Todo acabó.
La pesadilla había terminado.
Cuando sus manos tocan el suelo frío, sus ojos se abren de golpe y mira a todos lados algo aturdido, las luces de las patrullas iluminan su camino hasta llegar a Taehyung quien se encontraba aún en el suelo. Los policías comenzaron a entrar, pero a su al rededor todo parecía ir en cámara lenta, no oía nada más que sus pasos rápidos tratando de llegar hasta el cuerpo de su novio.
Tomó a Taehyung entre sus manos y con suavidad lo apego a su cuerpo, ambos se quedaron en el suelo sentado y Jungkook llorando mientras arrullaba el cuerpo de Taehyung quien aún mantenía un poco la conciencia.
—El área está despejada.—Se escuchó a través de la radio del policía.
—Déjame ayudarte.— Un policía se acercó a Jungkook, quien a pesar de estar gravemente herido seguía consciente abrazando el cuerpo de Taehyung junto al suyo.
Su vista se volvió borrosa y solo las sombras y luces podía distinguir, parpadeaba cada vez menos y cansado. Todo había terminado.
Y su cuerpo cansado se dejó caer al momento de ser atendido por los paramédicos.
Aquella noche los policías habían recibido la alarma de auxilio de Taehyung, quien con el GPS de este mismo les indico la dirección exacta para llegar al momento indicado. Sin embargo, jamás imaginaron de lo que se trataba realmente.
Los llevaron ambos al hospital más cercano en donde recibirían los cuidados necesarios, por su parte HyunSuk fue llevado de urgencias a otro hospital, el disparo había sido grave y su vida estaba en riesgo, sin embargo, aunque logrará sobrevivir, debía pudrirse en la cárcel.
Una semana después...
—¿Ya se ha despertado?— Preguntó Jimin a la enfermera que salía de la habitación.
—Aún no, le pregunté si es que se sentía bien, pero no me ha respondido nada- le responde la joven con pesar.—Debe tener paciencia, debe darle un poco más de tiempo. —Finaliza ella y se aleja por el pasillo.
Yoongi quien acompañaba al rubio desde que Taehyung estaba en el hospital, se acerca y le da una sonrisita como consuelo.
—Ya debía haber despertado, este día debió ser especial, no era lo que Tae hubiera querido.—Suspira Jimin con tristeza abrazándose a sí mismo. —Es tan injusto.
—Lo sé, pero ya pasó, él ya está lejos y Tae no seguirá sufriendo, por eso, él es un chico fuerte y lo sabes, Jimin.— El mencionado solo le mira apenado mientras asiente sin muchos ánimos.
De pronto la enfermera de hace un rato entra a la habitación nuevamente seguida del médico que estaba a cargo de Taehyung, Jimin les siguió rápidamente los pasos, sin embargo, no le dejaron entrar a la sala, se quedó mirando por el cristal y por fin vio como Taehyung hablaba con el médico. Una sensación de alivio se apoderó de su pecho y suspiró tranquilo. Veía como Taehyung, de pronto se acomodó sentándose en la camilla y entonces el médico le acomoda para que quede de frente a la ventana que daba hasta la luz de afuera. Había pasado poco más de una semana de aquel incidente en casa de Jungkook, así que sin tener más opciones tuvo que posponer la operación de sus ojos hasta ese día en la mañana.
Taehyung después de todo ya no ansiaba aquella operación por la cual espero tanto tiempo, después de aquella noche trágica todo cambio y le tomaría mucho tiempo más para poder sanar todo lo roto que se sentía por dentro. Soltó un ahogado suspiro, estaba nervioso, pero no ansioso, sus manos estaban posadas en sus muslos, escuchaba las voces a su alrededor como simples balbuceos a los cuales no respondía, no quería hablar con nadie, solo quería volver a casa con Yeontan.
—Procederé a quitar el vendaje, por favor no abras los ojos hasta que yo te diga ¿De acuerdo?— Dice con voz amable el doctor y Taehyung solo asiente sin ánimos.
Sintió como aquel pedazo de tela suave era quitada con mucha delicadeza, sintió un poco de aire rozarle las pestañas y asustado empuño sus manos apretando a sí mismo el pantalón de pijama que traía.
—Bien, ve abriendo los ojos lentamente.
Sus párpados temblaban y su corazón se agitaba con cada rayo de luz que comenzaba a entrar por sus nuevos ojos.
—Con cuidado, despacio...— Le indicaba el doctor.
Cerró sus ojos de golpe, no quería ver, tenía miedo.
—Tranquilo Taehyung, respira, toma aire y cuando estés preparado abre los ojos lentamente, estamos aquí para ayudarte.
—Jimin.—Dice con un nudo en su garganta.—Quiero que Jimin esté aquí, por favor.
Una de las enfermeras hace caso a la petición del castaño y rápidamente sale de la habitación en busca de Jimin, quien sin pensarlo ni un segundo entra a la habitación, se acerca a su amigo, quien al escuchar su voz extiende su mano en busca de la ajena, Jimin toma la mano de Taehyung y se queda a su lado. Escucha nuevamente la voz del doctor y comienza a abrir sus ojos lentamente, borroso era todo lo que veía a su alrededor, colores también y algunas sombras. Parpadeo un par de veces y vio una silueta frente a él, su vista de pronto dejó de estar nublada y borrosa, una sonrisa bonita y unos pequeños ojos que no dejaban de llorar lo miraban mientras sostenía aún su mano.
—¿Jimin?— extiende sus manos hasta el rostro de su amigo, después de toda una vida juntos, por fin podía verlo.
—Tae.—llora el rubio acercándose a él.
El médico se acerca a revisar los ojos del castaño y posteriormente se marcha de la sala junto a las asistentes quedando solamente una enfermera en la sala, Yoongi entró minutos después.
—Gracias por estar conmigo, de verdad.— Suspira Taehyung mirando a sus amigos.
—Siempre juntos, no lo olvides nunca.—Le dice Jimin y Taehyung le sonríe un poquito.
—Él, el no vino, ¿verdad?— Pregunta no queriendo llorar.
Entonces Jimin niega con pesar.
—Cuando le dieron el alta, su madre se lo llevó del hospital, pero no nos dijeron nada más, lo lamento.— Jimin suspira con pesar, viendo como su amigo se hundía más en su tristeza.
—Entiendo.—Dice sin más el castaño.
Taehyung era completamente consciente de todo lo que había sucedido entre él y Jungkook, también recordaba a cada minuto el día en que les arrebataron cruelmente su felicidad y el futuro que juntos habían planeado. Pero ahora se arrepentía, aunque sabía que ya no lo volvería a sentir cerca.
Nunca más.
El día en que lo dieron de alta había llegado, iba mirando el paisaje y como el invierno ya casi acababa, escucha a jimin hablar a su lado mientras conducía, sin embargo, no podía prestarle atención, cuando llegan al edificio Taehyung baja del auto y caminó encontrándose en la escalera con Yeontan quien se acerca contento meneando su cola y dando saltitos. Sonríe ladino al verle, lo extrañaba demasiado y sabía que él lo extraño aún más. Aun sin quitarse las gafas oscuras, toma al pequeño en sus brazos y le mira, era bonito, su pelaje brillaba y sus ojitos lo veían con amor. Jimin se despide de él después de acompañarlo hasta la entrada de su departamento y una vez ahí a dentro sintió la soledad sobre sus hombros, se quitó de una vez los oscuros lentes y comenzó a mirar todo a su al rededor, las ventanas estaban aún cubiertas con cortinas oscuras que él había puesto apenas llegó a vivir ahí de todas formas no necesitaba que entrará luz a su hogar, ya que antes no lo podía notar, vio el sofá y su piano al final del pasillo. Se acercó y tocó algunas notas y recordó el día en que Jungkook tocó para él.
Siguió mirando lo que por años había sido su mayor refugio y no cabía en su cabeza como pudo vivir en aquel lugar tan oscuro y triste tantos años. Ahora lo hacía sentir aún más deprimido estar en ese lugar.
Lugar que no era mas que un espacio vacio que ya no sentía como su hogar.
Cuando la noche cayó se dio una ducha caliente creyendo que eso talvez le ayudaría a calmar su roto corazón y sus pensamientos, la voz de Jungkook no dejaba de resonar por todas partes. Salió de la ducha cubriendo su cuerpo con una toalla, y al acercarse al espejo por fin pudo ver su reflejo, unas lágrimas se asoman y segundos después caen por sus mejillas, tenía aún algunas marcas en su rostro de los golpes que había recibido, unas horribles ojeras que casi llegaban hasta sus mejillas, la barba le había crecido bastante, y aunque por fin tenía unos ojos que podían ver a todo a su al rededor no los necesitaba. Ya no los quería, no le servían para nada si no podía ver a la persona que amaba, a la persona que le dio motivo y razón para recuperar la vista. Entonces lloró aún más, toda su perfecta vida llena de sonrisas y felicidad se había ido al carajo, no se arrepentía de haber tenido a Jeon Jungkook en su vida, y nunca se iba a perdonar el día en que decidió dejarlo.
Pero no podía culparlo, después de todo él no sabía del todo como fue su realmente antes de él, y salir de una relación abusiva era terriblemente difícil.
Los días pasaban, entre visitas al médico, tardes de terapia con la psicóloga, y talleres de auto superación, la vida de Taehyung continuó. Poco a poco iba dejando el pasado a tras y volvía a sonreír como lo hacía antes.
Aunque en su corazón siempre estaría aquella marca que dejó el hombre a quien amó fugazmente, pero con tanta pasión que sabía que no volvería amar a nadie más con esa intensidad.
—¡Sorpresa!— Escucha apenas entra a su departamento.
Casualmente, estaba todo ordenado y sus amigos estaban ahí, Yoongi, Hoseok, Namjoon y por supuesto Jimin.
—Chicos, ¿Qué hacen aquí?— Dice quitándose la serpentina de la ropa viendo como jimin se acercaba a él con un pastel de cumpleaños, comenzó a cantar junto a los demás.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Taehyungie, que los cumplas feliz.—cantaron al unísono.
Taehyung sonrió estando frente a Jimin, cerró sus ojos antes de soplar la vela y pidió un deseo.
—¡Bravo!— Aplaudieron todos.
—Sabemos que tu cumpleaños fue hace un par de días, pero queríamos darte una sorpresa.—Jimin se acerca después de dejar el pastel sobre la mesa y abraza a su amigo, quien corresponde de inmediato.— ¿Estás mejor?— Taehyung asiente sonriendo un poquito.
—Gracias.—Le dice sinceramente aun escondiéndose en su pecho, abrazando al rubio —Gracias por quedarte conmigo.
—No hay de que, después de todo, eres mi hermanito Taehyungie.
Al soltar el abrazo de Jimin sus demás amigos también le abrazaron y felicitaron por su reciente operación, y también por su cumpleaños, emocionado, el jovencito pudo ver por primera vez el rostro de Namjoon su viejo amigo y de Hoseok quien también vivió toda una vida a su lado. Se quedaron en la sala comiendo pastel y algunos snacks también una que otra cerveza, mientras que Yeontan solo se dedicaba a dormir en el sofá.
^^
Los días y las horas pasaban, y Jungkook seguía encerrado en su habitación con las luces apagadas, no podía moverse mucho (Aunque realmente no lo deseaba) debido a sus tres costillas rotas y fractura de clavícula que aún estaban en recuperación, debía intentar seguir aunque por dentro ya sentía la muerte comiéndole el corazón, sin dudas dolía más la soledad que los golpes.
Por un momento lamento no haber muerto aquel día.
Todo dolía, su espalda, sus piernas, su estómago, su rostro.
Como pudo toco su rostro, no podía imaginar como se veía. Con mucha dificultad se puso de pie y caminó a paso lento hasta el baño, al verse en el espejo lloró de impotencia, solo esas paredes saben cuanto gritó y maldijo el día en que se cruzó HyunSuk en su vida.
Su ojo izquierdo lucía un tono violáceo y estaba aún inflamado, que no podía abrirlo en su totalidad, sus labios estaban rotos con algunas cicatrices, y las marcas en su cuello aún se notaban, al igual que las huellas de las sogas marcadas en sus muñecas.
Sin limpiar sus lágrimas dejo de mirar su moribundo aspecto y se metió en la cama, las lágrimas se teñían de rojo conforme caían por sus aún maltratadas mejillas, sentía tanto dolor que no sabía exactamente de donde provenía, tal vez eran sus costillas rotas, o simplemente su destrozado corazón. Se odiaba a sí mismo por permitir que Jackson fraccionara así su alma, odiaba a sus padres por no notar su desesperación.
El sol finalmente salía, pero para él todo seguía igual de oscuro.
—Jungkook.Escuchó a lo lejos una dulce voz.— Mi niño, te traje el desayuno.
—No tengo hambre.— Le responde él con la voz tan baja que la mujer apenas le escucho, ya que él estaba escondido debajo de todas las sabanas.
—El doctor dice que debes alimentarte bien para que puedas recuperar fuerzas.— Le recuerda una vez más lo que el doctor le había dicho cuando lo dieron de alta.
—Déjalo sobre la mesa.
Dice él sin más y se esconde esta vez debajo de su almohada, Nana estaba tan triste de ver a su niño en ese estado, extrañaba verlo como era tiempo atrás, donde todos los días subía hasta su habitación para saludar a su consentido, quien siempre a pesar de todo la llenaba de abrazos y sonrisas.
—Por favor mi niño, come aunque sea un poquito.—Jungkook asomó un poco su mirada quitándose la almohada de la cara.
—Nana...—solo eso pudo decir antes de comenzar a llorar como un niño pequeño -Me quiero morir Nana.—Confesó entre llantos fundiéndose en los brazos de su adorada Nana, cuando finalmente ella se acercó para acunarlo.
—No digas eso mi niño.— Le decía mientras quitaba el cabello de su magullado rostro.—Estoy aquí, cariño, voy a cuidarte...
—Ya no aguanto más Nana, ¿Por qué no me mató?
La mujer sintió como su corazón se rompió al oír a Jungkook desear la muerte, si hubiera sido su hijo no habría podido soportar verlo así. Jungkook, después de varios días de recuperación, pudo por fin recuperar un poco la movilidad de su cuerpo, seguía triste, sí. Pero debía continuar, decidió no buscar a Taehyung por miedo a causar más daño aunque sintiera que moría día a día por no tenerlo cerca.
Muy en el fondo de su corazón sabía que era lo mejor para ambos.
Jungkook estaba sentado en una orilla de su cama mirando algunas fotografías que había encontrado de casualidad mientras acomodaba su ropa para meterla a su maleta, suspira y sonríe apenado cuando ve aquella sonrisa que aunque le robaba el corazón, se queda observando unos segundos sintiendo solo el viento frío que mecía las cortinas de su habitación.
—Buen día, cariño.— la madre de Jungkook se asoma un poco por la puerta respetando la privacidad de su hijo.— Alguien vino a verte.
Su estómago se retorció y su corazón casi explota de no ser por qué la cabellera que se asomaba detrás de ella era rubia, y no es que no quisiera ver a quién fue su mejor amigo, pero simplemente pensaba que fuera otra persona.
Yugyeom entra con una sonrisa pintada en su rostro mirando a su amigo que con ayuda de unas muletas se levanta de la cama.
—No te levantes.—Le dice el rubio acercándose rápidamente para ayudarle.
Jungkook hace caso y se vuelve a acomodar en la cama.
—Traje galletas, cortesía de Felix.—Sonríe sentándose a su lado.—Sé que eran tus favoritas cuando ibas a la universidad, espero puedan animarte.
—Gracias.— Sonríe débilmente.— y gracias por venir, me ha animado mucho saber que soy importante para alguien.— Bromea un poco haciendo que su amigo suelte una ligera carcajada.
—¿Te has sentido mejor?
—No me quejo, por lo menos ya puedo levantarme de la cama.
—Tu madre ha dicho que se irán de la ciudad.—Dice el rubio con pesar y Jeon asiente de inmediato.
—Continuaré con mis estudios allá, y pues creo que es lo mejor irme de esta ciudad por lo menos un par de años.
El silencio los rodea en ese instante y la tristeza se impregna nuevamente en el rostro de Jungkook, en un último gesto de cariño y ofreciéndole tranquilidad, Yugyeom toma su mano y vio cuando unas silenciosas lágrimas resbalaron por las mejillas pálidas de su amigo siendo testigo una vez más de la tristeza que inundaba su corazón.
—¿Por qué no lo buscas?— Preguntó el rubio y Jungkook de inmediato negó.
—Ya le he causado mucho daño, no es justo.— un hipido se escapa y con su mano libre limpia sus propias lágrimas.
—Cariño ya es hora de irnos.— la madre de Jungkook se asoma nuevamente por la puerta.
Entonces Jungkook se levanta de la cama con ayuda de sus muletas y su amigo quien le ayuda también a bajar con sus pertenencias hasta la sala, afuera la lluvia comenzaba a caer haciendo su entorno aún más melancólico, ve a su madre poner las últimas cosas en el maletero de su Jeep y a Nana que le ayudaba también.
Las gotas de lluvia caían suavemente sobre su rostro sin importarle que se empapara su cabello y su ropa, volteó a ver por última vez la casa de al lado esperando obviamente algo que no sucedería y entonces cuando Yugyeom se despide de él este se dirige hasta el auto y sube en el asiento de atrás.
Durante el recorrido escuchaba a su madre y su Nana conversar, intentaron también hablar con él, incluirlo en sus charlas, sin embargo, él solo respondía con monosílabos, no había forma de que Jungkook pudiera sentirse mejor. Viendo el frío paisaje lloró una vez más en silencio, todos los recuerdos junto a Taehyung pasaban tan rápido por su memoria, El silencio se hacía cada vez más pesado y abrumador como si el universo sintiera también la tristeza de su despedida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro