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|023|Todo es su culpa.




—Chicos, por favor guarden silencio.— Dice Taehyung a sus alumnos que por alguna extraña razón estaban más ruidosos de lo común. —Silencio, procede con la exposición Sunoo.— Le dice con amabilidad al alumno que trataba de exponer y no morir de vergüenza en el intento.

El joven profesor sabía que aquel muchachito era algo tímido y sus compañeros no ayudaban a calmar su ansiedad y miedo a hablar en público, de todas formas siempre trataba de ayudarle.

—¿Kim?— Escucha él una voz conocida desde la entrada.

—Alumnos, Silencio.— Vuelve a decir, esta vez parándose de su lugar y usando como guía su bastón caminó hasta la entrada. —Dime, Hobi.

—Tienes visita.— Dice él soltando un suspiro. —Te espera en recepción, ve.

—¿Puedes quedarte con ellos?— Le pide casi en un tono infantil y el mayor sonríe, no podía decirle que no a esos bonitos ojos y encantadora sonrisa.

—Ve Tae, no tardes.

Sin perder un segundo más, Taehyung caminó por el pasillo guiándose con su bastón y Yeontan a su lado.

—Hola Tae.—Escucha aquella voz que le revolvía el estómago y le aceleraba el corazón.

—¿Jungkook? ¿Qué haces aquí?

—Te traje el almuerzo, dijiste que tu hora de almuerzo es a las dos y media y pues quise venir y acompañarte un rato.— Suspira después sonriendo como un tonto.

—¿Qué hora es?—Dice él acercándose.

—Las dos.—lo mira tímido y avergonzado, moría por besarlo en ese momento.

Lo mejor sería guardar todos esos besos para después.

—Acompáñame, debo terminar la clase.

Jeon asintió y de inmediato caminó al lado del castaño, quien le contaba como eran sus clases y aunque no le entendía mucho era feliz de escucharlo y tenerlo a su lado.

Llegaron hasta el salón de música y Jungkook se quedó afuera sentándose en una banquita que estaba justo debajo de una ventana que daba hacia la sala. Vio a Taehyung continuar con su clase, y no pudo evitar perderse en sus movimientos, en su forma tan sabia de explicar y lo elegante que se veía ahí enfrente de todos los niños que también le veían con admiración.

—Oye.— Escucha una vocecita algo chillona y aniñada que lo saca de su sueño.—¿Eres el novio del maestro Kim?— Pregunta la niña casi susurrando que le miraba curiosa, apoyada con ambos brazos en el marco de la ventana. Jungkook se sonrojó y negó.

—No, soy su amigo.— Sonríe él mirando a la niña. La pequeña le mira a los ojos y le sonríe, se veía amable y de cierta forma a pesar de su imprevista pregunta no lo hizo sentir para nada incómodo.

—Eres muy lindo, y tus tatuajes también.— Dice nuevamente la niña —¿Ya le dejaste tu carta a Santa?

—Aún no la he escrito, pero lo haré.—Le sonríe sintiendo muy dentro de él una enorme tranquilidad que aquella pequeña niña le transmitía. —¿Y tú? ¿Ya la dejaste?— La pequeña niña asiente.

—Oye.—le dice ella nuevamente llamándole con su mano para que él se acercara, Jungkook entendió y supo de inmediato que la pequeña niña quería contarle un secreto, así que se acercó un poquito y la pequeña le habló al oído como si estuviera contándole su más profundo secreto.—Le pedí a santa una familia.— Susurra ella.— Y también una muñeca.—Finaliza y se aleja después.

Su corazón latió tan rápido, incluso sintió ganas de llorar y abrazar a aquella niña. Sin embargo, Taehyung interrumpe.

—Hareum, ve a tu lugar, por favor.— Le pide él con voz tenue y luego continúa explicando la clase.

—Adiós.—Se despide ella agitando su mano y sonriéndole también, Jungkook hace lo mismo.

La pequeña se va corriendo con sus piernas cortitas y se sienta en su pupitre, mira nuevamente a Jungkook y le sonríe achinando sus ojitos, Jungkook no quería seguir distrayendo a la pequeña que seguía perdida admirándolo así que se alejó de la ventana hasta que ella ya no pudiera verle. Cuando las clases terminaron, los pequeños se retiraron de la sala, yéndose así a las habitaciones del orfanato. Taehyung se quedó solo en el salón y comenzó a ordenar tranquilamente sus cosas, invito a Jungkook a entrar y el pelinegro se sentó en el primer pupitre quedando frente al castaño.

—Qué guapo está hoy, maestro Kim.—Dice él con su voz baja y coqueta, también soltando una risita, contagiando a Taehyung —Qué lindo se ve cuando está serio, ¿Se lo habían dicho, maestro?

—Alumno Jeon, ya es hora de irnos a casa.—Dice él acomodando su bolso en su hombro, acto seguido arma su bastón y Jungkook se acerca de inmediato a ayudarle.

—Qué amable.—Susurra Kim amorosamente y Jeon se sonroja al instante.

Juntos salen de aquella sala vacía, entre bromas y risas, Taehyung invitó a Jeon a la sala de maestros en donde había un pequeño espacio de descanso y también un espacio para que pudieran comer a gusto. A esa hora los cuidadores y otros maestros no andaban merodeando por el lugar asi que podian comer y hablar tranquilamente, Tae comió toda la comida que la Nana de Jungkook le habia preparado con mucho cariño. Por su parte Jeon apenas le dio un bocado al plato con tokbokki y solo se dedico a observar lo bonito que Taehyung se veia aun con la boca manchada de salsa.

Minutos después se marcharon del establecimiento en donde el mayor laboraba, caminaron como en muchas ocasiones uno al lado del otro por el centro, de pronto comenzó a escucharse "Jinggle Bells" a lo lejos y Taehyung escucho como Jungkook tarareaba la canción, sonrió al escucharlo y susurró la melodía también, Jeon le mira de reojos y sonríe inmensamente sintiendo cálido su corazón y su alma también. Los jóvenes caminan por el centro de la ciudad en una fría tarde de diciembre. La calle estaba repleta de gente que corría de un lado a otro, llevando paquetes y bolsas de compras.

Las luces de Navidad parpadeando en las tiendas y los árboles, y se escuchaba la música festiva en todas partes. Taehyung y Jungkook están envueltos en abrigos y bufandas, el pelinegro se detuvo de vez en cuando para ver los escaparates decorados con temas navideños. Hacía tiempo que no veía tiendas ni pensaba en dar obsequios, podría darle uno a Taehyung. Sí, seguro lo haría.

Mientras conversan, se ríen y disfrutan de la atmósfera festiva que los rodeaba, olvidándose por un rato de toda la realidad y la gente a su alrededor. De repente, Jungkook ve una tienda de juguetes y se detiene en seco. Caminaron hacia el escaparate y le dice a Taehyung.

—¿Cuál fue el regalo que más esperaste cuando eras pequeño?— Le pregunta el mientras aún observa los juguetes detrás de aquel escaparate.

Taehyung se queda en silencio un rato pensando y tratando de recordar cuál había sido su mayor sueño desde niño, sin embargo, nunca fue ese tipo de niño malcriado que siempre pedía y pedía, él siempre se conformó con lo que le daban en el orfanato, pero había algo que él siempre quiso y lo recordó.

—Bueno, siempre quise tener un oso de peluche, recuerdo que de niño me hacía mucha ilusión tener uno.— Recuerda él y sonríe, mientras que Jungkook sonríe también al mirarle.

Finalmente, continúaron caminando, pero ahora con una sonrisa en el rostro y un sentimiento de nostalgia en el corazón. La ciudad puede estar llena de gente, pero en ese momento, ambos se sentían conectados por el ambiente y aquel amor que los une. Eran esos momentos tan sencillos, pero íntimos para ellos los que quería atesorar en sus recuerdos.

Un poco más allá, en su recorrido nocturno por el centro de la ciudad, Jungkook hizo una parada para comprar chocolate caliente y unos bungeoppang para él y Taehyung.

—¿Qué harás en noche buena?—Preguntó Taehyung después de darle una mordida a su pan en forma de pecesito.

Jungkook parpadeo confundido y comió un poco de su panecillo también, intentando no vomitarlo y pensó la respuesta unos segundos.

—No lo sé.—sus hombros se encogen por inercia —Estar en casa con mis padres, supongo.—Concluye y vuelve a comer de su pan. —¿Qué harás tú, Tae?

—En casa, con Tannie.—Una tenue sonrisa se apodera de su bonito rostro y Jungkook no puede creer que exista ser humano en el mundo con semejante belleza.—Con Jimin talvez, aunque no nos hemos puesto de acuerdo como años anteriores, la última navidad estuve en su casa con sus padres.

—Debo volver a casa, tae.— Jungkook menciona deteniéndose frente a Taehyung, mismo que se detiene también y busca a Jeon con sus manos.

—Está bien, podemos pasar otro día juntos —Le dice con su voz suave al mismo tiempo que acariciaba la mano que sostenía.

Jungkook suspiró y cerró sus ojos dando un paso al frente, quedando a poca distancia del castaño, y olvidándose de todos quienes le rodeaban beso a Taehyung en los labios, su corazón latió tan fuerte y tanto la euforia como aquel sentimiento de perder el miedo lo invadió por completo y abrazó a Taehyung haciendo que aquel beso fuera aún más profundo y apasionado. Se quedaron abrazados unos segundos después de aquel beso, era sanador para Jungkook tener a Taehyung a su lado, sentir el calor de sus abrazos, la tranquilidad con la que le habla y esa forma tan pacífica de vivir la vida a su ritmo. Mientras que él siempre corría de un lado a otro.

Se despidieron en la parada de autobús en donde Taehyung tomó un taxi para volver a casa y Jungkook tomó el autobús minutos después.

^^


Aquella tarde Jungkook volvía a casa después de una tranquila jornada en la universidad, había compartido con sus amigos, había comido bien gracias a lo que Taehyung le dijo y se sentía bien. Entró a casa y parecía no haber nadie, suspiro agradecido y mientras se adentraba a la cocina por un poco de jugo vio a su madre y a su Nana mirándole preocupadas. Se detuvo y nervioso aclaro su garganta.

—Hola.— Le dice él a las mujeres.

—Jungkook, Eunji ya me contó todo.— Lo mira ella con los ojos llenos de lágrimas —¿Por qué no me lo dijiste?

—Nana...—Jungkook no evita mirar a la pequeña mujer con decepción y tristeza, se sentía traicionado de cierta forma, pero también sentía como si le hubieran quitado un peso de encima.

—Lo siento mi niño, pero no es justo que sigas viviendo así.

La madre de Jungkook deja una pequeña caricia en el hombro de su empleada para asegurarle que todo estaba bien, posteriormente la refinada mujer se acerca a su hijo y extiende su mano frente a él invitándolo a sentarse junto a ella en el sofá de la sala.

—Mamá, no sé qué esperas que te diga, si ya Nana te lo ha dicho todo.

—¿Desde cuándo pasa todo esto?

—Desde hace un tiempo, no mucho, la verdad.—Suelta el cómo un susurro y limpia una solitaria lágrima que se desliza por su mejilla.

—Estuviste en el hospital por su culpa, tu perdida de peso y esas marcas en tu piel fueron por su culpa todo este tiempo y yo nunca me di cuenta.—Dice ella con un nudo en su garganta.

—Nunca has estado aqui, ¿Cómo podrías darte cuenta?— Dice irónico.— Ya no quiero hablar más del tema, estoy cansado.

—Le diré a tu padre, para que él pueda sacarlo de nuestra casa lo antes posible.

—¿A papá? Ese hombre quiere más a HyunSuk que a mí, que soy su propio hijo. No hará nada y las cosas seguirán como siempre.

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