|011| Propuestas y confesiones.
Jimin sostenía en sus pequeñas manos aquella taza de café caliente, un suspiro se escapó de su boca cuando vio la mirada regañadora de su amigo frente a él.
—¿Qué?
—Creo que estás siendo demasiado protector y dramático.— Habló el de ojos pequeños sin quitarle la mirada de encima.
—Nam tú sabes por todo lo que ha pasado Tae.
—Pero ya no es un niño ¿Qué tiene de malo que se enamore? Somos humanos Jimin y a todos nos llega ese momento, déjalo que viva la experiencia de sentir amor, sabes que ha vivido reprimiendo sus sentimientos toda la vida, además ¿Imaginas lo difícil que debe ser para el encontrar a alguien así de especial?
—¿Pero por qué Jungkook?
—¿Y por qué no?— Intervino el pelinegro a su lado.
—No tiene nada de malo, conoces a Jungkook desde toda la vida, sabes que no sería capaz de dañar incluso a una hormiga.— Namjoon se encogió de hombros.
—No es por Jungkook.— Menciona esta vez agachando la mirada. —La última vez que lo vi tenía varios moretones en su rostro, podría jurar que es HyunSuk quien le ha estado haciendo daño.— Suspiró con pesar. — Me preocupa que ese tonto le haga daño a Tae.
—Son personas adultas, Jimin, saben como solucionar los problemas. ¿No lo crees Yoongi?
—Pues si, no he conocido a Jungkook aún, pero pienso que es un buen chico. Tae me ha hablado de él, está muy ilusionado.— Añadió el pelinegro.
—Jimin, eres tu el único que se opone, deja que se den una oportunidad, tarde o temprano Jungkook dejara a su novio y correrá a los brazos de Taehyung, y si solo le rompe el corazón estaremos nosotros para acompañarlo, después de todo somos sus amigos.— Concluyó el mayor bebiendo lo último que quedaba en su taza de café.
—Veo que las clases de psicología han hecho efecto.— Suelta el rubio con una risa.
—¿Y ustedes cuanto tiempo llevan saliendo?
Aquella pregunta les tomó por sorpresa a ambos.
—Solo somos amigos.— Se apresura en responder el rubio y Yoongi casi expulsa todo el café por la nariz.
—No estamos saliendo.— Habló el de cabello negro limpiando las gotas de café con una servilleta, aunque no levantó su mirada en ningún momento.
Namjoon solo sonrió, conocía a Jimin y no se le hacía extraño que se estuviera besando con el vecino de su amigo a escondidas.
Las horas pasaron aquel día para los tres amigos en aquella pequeña cafetería del centro, no volviendo a tocar más temas sobre amor y esas cosas. Los últimos días Yoongi y Jimin pasaban horas y horas juntos, al rubio le agradaba la silenciosa compañía del vecino de su amigo, además de saber que él no tenía a nadie más en la ciudad que a su loca abuela, quien constantemente lo rechazaba y trataba mal debido a su orientación sexual, Jimin sabía que era una maldita vieja homofóbica Taehyung se lo había dicho en varias ocasiones.
Yoongi por su parte agradecía que el rubio le prestara un poco de su tiempo y espacio para compartir con él, aunque últimamente sus sentimientos por el bonito chico lo hacían sentir confundido, nunca nadie había sido tan amable con él y eso le hacía dudar, Jimin le gustaba, era obvio, pero de cierta forma sabia que alguien tan excéntrico como lo era el muchachito de cara angelical jamás voltearía a verlo.
—¿Jimin?— Le habla bajito para llamar su atención.
—¿Sí?
—Quería decirte algo.— Dijo nervioso — Bueno, proponerte algo mejor dicho.— Suelta una risita y Jimin nota su nerviosismo.
—Que sucede ¿Te sientes bien?— El pelinegro asintió y le regalo una ligera sonrisa.
—¿Te gustaría salir conmigo?— Su voz suena titubeante y algo intranquilo.
—Siempre estamos juntos, Yoongi.
—Pero no como amigos, tener una cita.— Rascó su nuca con torpeza, y escuchó a Jimin suspirar.
—Yoongi, eres un hombre increíble, pero no tengo interés en relacionarme de esa forma con nadie por el momento. — Soltó un suspiro y el chico de facciones mininas asintió con pesar.
—Si, entiendo perfectamente.— Susurró Min con una sonrisita relajada.
Yoongi se quedó en silencio aunque en su mente se sentía tranquilo, no era primera vez que un chico lindo lo rechazaba, ya estaba acostumbrado a vivir en la friendzone, Sabía que alguien como Park jamás estaría con alguien como él, alguien totalmente diferente, admiraba la personalidad de Jimin tan extrovertido, directo, que siempre dice lo que piensa y que actúa sin miedo a lo que puedan decir los demás, en cambio, a él siempre fue alguien introvertido y reservado, silencioso, incluso la gente llego a pensar en varias ocasiones que les miraba con mala cara, y es que sí, parecía tener mala cara todo el tiempo.
Pese a ello, sentía que debía cambiar un poco y trató de hacerlo el día que conoció a Taehyung, cuando salieron y vio por primera vez el bonito rostro de Jimin.
Seguía perdido en sus pensamientos mientras se escuchaba una canción en la radio, por su parte Jimin solo se dedicó a conducir, no quería pensar en amores, no quería ver a Yoongi con otros ojos, había tenido una mala racha con sus ex’s amores que simplemente le daba miedo tener que relacionarse con personas en el ámbito amoroso.
Sin embargo, no podía negar que la compañía de Yoongi se había vuelto algo habitual y lo extrañaría el día en que él decidiera no compartir más de su tiempo con él. Soltó un suspiro y vio de reojos al pelinegro a su lado, que solo veía por el cristal hacia la calle y se encogía en su lugar viéndose más pequeño de lo que era.
Jimin sonrió genuinamente, le agradaba aquel chico con ojitos de gato.
Su mente se mantenía en total armonía y tranquilidad, los dedos de Kim recorrían con agilidad aquel piano de madera que adornaba la sala de su pequeño hogar, sus ojos se mantienen cerrados y solo se deja llevar por la melodía que sus manos tocaban, se perdió en cada acorde, en cada nota dejaba un ahogado suspiro deshaciéndose de todo lo que últimamente le atormentaba, aquello que dentro de su pecho crecía, aquel sentimiento, aquella llama que comenzaba a arder y encender su corazón, jamás imaginó que coincidir con Jungkook aquella tarde en el parque le daría un enorme e inesperado giro a su vida tranquila.
La pasión y el sentimiento crecía mientras la melodía avanzaba, Taehyung seguía tocando cada nota dejando un pedazo de su alma en cada una de ellas, sin nada que lo pudiera distraer, continuó tocando con esa pasión que tanto le tenía a la música y como el prodigio que era, su talento era increíble.
Su corazón comenzó a palpitar incluso sintiendo que se mezclaba con la melodía, era ese sentimiento de estar vivo, eso que lo hacía querer tener a Jungkook junto a él, aunque le trajera miles de problemas, no le importaba nada más que el sentimiento que crecía dentro de él.
Y es que toda su vida había reprimido sus sentimientos, toda su vida se limitó a que las personas vieran más allá de su alma, sin embargo Jeon Jungkook había entrado sin siquiera pedir permiso como si este hubiera tenido la llave de su alma escondida junto a él toda su vida, como si las puertas de su corazón solo se abrirían para él y así fue. Al menos así lo sentía Taehyung.
Jungkook se había convertido en una melodía que un día había escuchado por ahí, esa melodía que por toda su vida estuvo buscando y un día sin previo aviso la encontró, queriendo aprender toda y cada una de sus notas, así como aquella melodía que ya casi concluía.
Tocó la última nota y por fin abrió sus ojos, una última sonrisa se formó en sus labios hasta que el timbre sonó y lo arrastró a la realidad.
—¿Sí?— Pregunta antes de abrir la puerta —¿Quién es?
Pregunta una vez más, ya que nadie de sus conocidos se aparecía sin avisarle antes.
—Soy yo, Jimin.— Le responde y Taehyung abre la puerta de inmediato. —No quise tocar antes, no quería quitarte la inspiración.
Habla tranquilamente el rubio entrando al hogar de su amigo.
—¿Qué haces aquí?—Pregunta al momento de abrir la puerta para que su amigo entre a su casa.
—Quedamos de almorzar juntos hoy, pero veo que lo olvidaste.
Le recrimina el rubio en un tono serio y deja un par de bolsas sobre la mesa.
—Si lo olvidé, lo siento.— Se disculpó, realmente lo había olvidado.
—No hay problema, puedo venir después.
—No, no te vayas.— Le pide.
—De acuerdo.— Dice para concluir y tomar su lugar en la mesa.
El rubio había llegado con comida preparada, así que no habría necesidad de estar horas en la cocina. Vio a su amigo acercarse ayudándose con sus manos para dimensionar la distancia de la mesa y luego se sentó frente a él.
—¿No puedes quitártelo de la cabeza, verdad?— Kim asintió, sabía perfectamente de lo que su amigo le hablaba — ¿Hace cuanto no se ven?— Pregunta probando un bocado de su comida.
—Dos días, creo.— Respondió dudoso revolviendo su comida sin probarla aún. —Me trajo flores la última vez que estuvo aquí.
—¿Se besaron? ¿Tuvieron sexo?
—No.— Niega con el ceño fruncido.— Nada de eso, pues, no sé quizás no siente lo mismo.— Esta vez se encoge de hombros y por fin le da una probada a sus fideos. —No ha llamado, supongo que tienes razón.
—¿Te rindes así y ya?— Le dice en voz alta, casi regañándole. — Dijiste que te trajo flores, es más que obvio que también le gustas.
—Tu mismo me dijiste que no me involucrará con él.
—Sé lo que dije, pero quizás cambié de opinión— Le dice bajito.
—¿Y eso a qué se debe?— Dice a regañadientes y continúa comiendo después.
—Namjoon y sus consejos de psicología.
Los ojos del rubio se ponen en blanco cuando los voltea al recordar aquellas palabras tan “maduras” y "sabías” de su amigo.
Era un fastidio para el tener que darle la razón a alguien más.
—¿Nam está aquí en la ciudad?
—Sip, pero me dijo que no te dijera nada, se suponía que era una sorpresa.— Dice torpemente. — De todas formas él iba a decírtelo hoy.
—Es un tonto.— Dijo con la boca llena y sus labios manchados con salsa.—¿Jungkook vive cerca de tu casa, no?
—Sí. — Le mira y una de sus cejas se eleva preocupado y atento a lo que Kim estaba por decir.— Jungkook y yo somos vecinos.
—Puedes llevarme hasta su casa. — Habló y Jimin casi expulsa los fideos por la nariz.
—¿Qué? ¿Te volviste loco? No debes ir a meterte a esa casa, prácticamente eres su amante Taehyung
—Solo somos amigos.— Frunce el ceño con molestia. — No tiene nada de malo que un amigo vaya a visitarle.
—No te llevaré, lo siento.— Le dice con firmeza, no podía dejar que HyunSuk viera a Taehyung.
—Qué egoísta eres.— Le saca la lengua y ambos ríen después, cosa que deja un poco tranquilo a Jimin.—Quizás le llame hoy.
—Tengo que ir a la universidad a buscar unos documentos ¿Me acompañas?
Taehyung asintió y se levantó de la silla, tomó su bastón, y la correa de Yeontan quien al ver que la tomó se levantó con energía moviendo su colita. Le gustaba salir y jugar con la nieve que caía en invierno, al igual que su dueño era su época favorita del año. Juntos salieron del apartamento y fueron hasta el auto del rubio que estaba estacionado en frente del pequeño edificio.
Jimin conducía con toda la tranquilidad del mundo y Taehyung, quien iba a su lado en el asiento del copiloto, disfrutaba del aire que se colaba por la ventanilla rozándole sutilmente en el rostro.
Su amigo volteó a verlo y sonrió.
Kim supo que ya habían llegado a su destino cuando su amigo detuvo el auto después de estacionarlo.
—Te esperaré aquí.— Le dice Taehyung estirando una ligera sonrisa en sus labios.
—Pensé que querías ir conmigo, es una buena oportunidad para que conozcas a la directora.— Le responde el rubio apoyándose en la ventanilla. —Así puedas comenzar el tramite para estudiar aquí.
—Yo… Creí que habías olvidado cuando te comenté que quería inscribirme.— Habla con cierta nostalgia y le sonríe esta vez.
—No me olvido de nada Tae, siempre recuerdo cada una de las cosas que me dices.— El rubio ríe y luego de eso abre la puerta del copiloto para ayudarle a bajar.
Luego de ayudarle con la correa de Yeontan y con su bastón caminaron hasta la entrada de la universidad, Taehyung se sentía cohibido y también observado, su personalidad se vio doblegada en ese momento, sabía que las personas que conocían a Jimin le estaban mirando justo en ese preciso instante.
Park le dio una fugaz mirada y al verlo acomplejado y perdido le tomó del brazo para entrelazarlo junto al suyo, cosa que tranquilizó al castaño de inmediato, quien soltó un suspiro de alivio y continuó caminando al ritmo de su amigo.
Se detuvieron un par de minutos después y escuchó cuando Jimin tocó la puerta un par de veces, una voz femenina, los recibió, se oía amable, pero también algo gastada, como si de una mujer mayor se tratase.
—Buenos días, Jimin, pensé que no vendrías. — Le mujer lo saludó.
—Buenos días, directora Choi, un gusto verla.— Le sonrió el muchacho.—Él es Taehyung.
—Buenos días, un gusto conocerla.—Dice el mencionado reverenciado ligeramente.
—El gusto es mío, pasen por favor.
Concluye la dama invitándolos a pasar hasta su oficina.
—Tenemos tus documentos listos, Jimin, el director de la otra universidad, ha aceptado el traslado.— Le comenta dándole un sobre de papel.— Aunque el semestre en ese lugar está un poco más adelantado, pero sé que con las referencias que enviamos no habría problemas, de todas formas eres uno de los mejores de tu clase.— Eligió la mujer con una sonrisa.
—Gracias por eso, directora Choi, me han hecho un enorme favor.
—De nada.
Jimin había solicitado hace un par de meses un traslado de universidad, sus padres le habían ayudado a financiar su carrera de Médico Veterinario y les habían ayudado también a encontrar un instituto de mayor prestigio para entrar sin problemas a su práctica profesional. El rubio, quién al salir de la oficina de la directora, le dijo a Taehyung que le esperara unos minutos dejándolo en el patio donde estaban los banquillos que usaban para el almuerzo, no le dijo a donde iría, solo que no tardaría.
Así que a Kim no le quedó más opción que quedarse en el lugar exacto en donde su amigo lo abandonó, por qué si, se sentía abandonado. Y esperar a que regresara por él.
—¿Taehyung?
Escuchó a lo lejos aquella voz que le estremecía el alma.
—Tae.— Réplica en voz baja esta vez, abrazándolo como si su vida dependiera de ello.
Nunca pensó en ese reencuentro tan repentino, pues sabía claramente que Jungkook estudiaba en aquella universidad, sin embargo, lo había olvidado por completo hasta ahora.
—Lo-lo siento.— Se alejó retrocediendo, devolviendo el espacio que había invadido segundo atrás.
—Jungkook…— Dijo sonriendo —¿Cómo estás?
—Bien, que extraño verte por aquí.— Le dice nervioso, sus manos se hacían puños dentro de su abrigo, aguantándose las enormes ganas que tenía de abrazarlo nuevamente.
—Solo estaba acompañando a jimin, pero ahora no sé donde se metió.— Susurra descontento por el desprevenido abandono de su amigo.
—Debo ir por unas cosas al salón de artes, si quieres puedes venir conmigo.— Le propone un tanto nervioso y espera paciente una respuesta.
Vio al castaño algo pensativo, como si algo en su cabeza lo mantenía distraído. Jungkook había estado varios días esperando volver a verle, después de la última vez cuando besó su mejilla y se fue corriendo como un cobarde.
Kim asintió segundos después y escuchó una risita de alivio por parte del menor, quien sin pensarlo dos veces tomó a Yeontan en sus brazos y con el otro que quedó libre entrelazo el brazo de Taehyung para guiarlo. Ninguno de los dos dijo absolutamente nada en todo el camino, cuando estuvieron dentro del salón Jungkook prendió las luces y acomodó a Taehyung en una esquina del lugar. Lo vio quedarse parado en su lugar, mientras que Yeontan jalaba de su arnés para escapar donde Jeon.
—Es un salom amplio, ¿verdad?— Pregunta el rizado.— Hay mucho eco.
—Sí, es bastante grande.— Le responde mientras buscaba algunos botes de pintura y pinceles.
Ahora Taehyung estaba solo y sin nadie que le viera raro, podía actuar con naturalidad y dejar salir su personalidad tan característica de él.
—¡Uff!— Soltó un enorme suspiro y luego se quejó, cosa que llamó la atención de Jungkook, quien seguía buscando los materiales. —¡Dios! qué difícil es mantenerme en silencio tanto tiempo.
Dijo Taehyung caminando cerca de la pared guiándose con el borde de esta misma, Jungkook lo veía en todo momento y no podía evitar reírse de las expresiones que el mayor hacía.
—Las miradas de las personas se siente tan fuerte cuando me ven, es como si sus ojos se clavaran sobre mí ¿Acaso no han visto a un ciego en toda su maldita existencia?— Sigue caminando. —Sé incluso cuando están hablando y burlándose de mí, tal vez no soy tan atractivo como pensaba ¿No? La gente se ríe de mí, todo el tiempo ¿Estoy despeinado? ¿Es eso? Quizás la crema de peinar no funciona— Susurra esto último.
Y Jeon sonríe.
—No, tu cabello está perfecto.— Le respondió mirándole aún.
—Entonces soy feo, ese es el problema ¿Verdad?— Se echa a reír, mientras que Jeon solo se dedica a mirarle.— Quizás mis lentes están sucios...
—No, no lo eres, creo que eres uno de los chicos más atractivos que conozco.— Después de aquello se quedó en completo silencio, y vio que Taehyung dejó de caminar, quedándose justo en una esquina.
Se veía avergonzado, tímido y sus mejillas ruborizadas también.
—Gracias, últimamente he estado luchando con mi mente por como me veo físicamente.— Confesó en voz baja.—Antes no tenía ese problema, pero siento que debo verme bien todo el tiempo, que debo ser atractivo para que alguien pueda fijarse en mí.—Suspira con pesar.—Lo peor es que ni siquiera puedo verme.
—Oye Tae, eres un chico muy atractivo— Jungkook se acerca y toma tímidamente su mano para hacerle saber que está cerca. — Ahora que tocaste el tema, desde el día en que nos conocimos te encontré atractivo — Confiesa y aclara su garganta nervioso esperando una respuesta.
—¿Tú crees? No pienses que quiero dar lástima o algo así.— Ríe tímido soltando la mano que Jeon sostenía y se pone de frente. —Tú también eres muy atractivo.
—Pero como si no me has visto.— Dijo con torpeza en su tono de voz y Kim solo se queda en silencio.
—Por qué no necesito verte para saber que eres un hombre atractivo.— Confesó casi en un susurro haciéndolo suspirar al escuchar su voz grave.
Taehyung extendió sus manos recorriendo el rostro de Jungkook, quería volver a imaginar su belleza, quería sentirlo una vez más, su piel suave y delicada, lo volvía loco.
Recorrió con sutileza sus mejillas, sus ojos, su mandíbula bastante marcada y la punta de sus dedos estuvieron a punto de tocar los labios ajenos hasta que la puerta abriéndose fuertemente los interrumpió y Jeon quien se dispuso a salir, no se dio cuenta en que momento sus pies torpes se encontraron con unos botes de pintura, tampoco cuando quedó empapado de pintura y pudo escuchar una ligera risa burlona.
Asegurándose a sí mismo que el suelo no era para nada un lugar cómodo y aquel susto casi le saca el corazón. Cerro sus ojos reprimiendo el dolor que le provoca golpearse el trasero y levantó su mirada encontrándose con una mano que lo esperaba para que este la tomara y pudiera levantarse sin problemas.
Estaba avergonzado y con la ropa empapada de pintura.
Tomo aquella mano, se levantó del suelo torpemente y afirmándose firmemente de esta para no volver a caer.
—¿Estás bien?— No respondió.—¿Jungkook? —Frunció el ceño moviendo su mano por delante de su rostro para llamar su atención.
—Lo estoy.— Sonrió torpemente, mirando a Taehyung, quien estaba quieto en su lugar con cara de preocupación.—Solo me duele el trasero.
—Te diste un buen golpe.— suspiro Jimin quien soltó de inmediato su mano una vez se puso de pie. — No fue mi intención interrumpir nada, solo estaba buscando a Tae.
—No interrumpiste nada, no te preocupes.— Le dice Taehyung aún en su sitio.
En lugares desconocidos se sentía inútil por no poder salir de ahí y no saber a donde ir.
—Bueno ¿Ya nos vamos?— Le pregunta Jimin a su amigo, quién aún seguía estático en su lugar. —¿Tae? No tengo problemas si quieres quedarte con Jungkook.
—Si, será mejor que nos vayamos.— Tartamudea rápidamente y golpea con su bastón el piso para guiarse hasta la salida.
—Adiós Jungkook.— Se despide Jimin agitando su mano.
—Adiós chicos.— Les dice él. —Nos vemos luego, Tae.
—Adiós.— Fue lo último que escucho de Taehyung quien se fue casi corriendo del lugar con las mejillas coloradas.
Gracias infinitas a quienes me leen...
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