|010|Buscando una excusa
—Ayer estuve con Jungkook, fuimos de paseo— Suelta Taehyung después de unos minutos de silencio —Creo que él me gusta.
—Tae...—Escuchó un suspiro salir de la boca de su amigo.
—Ya sé, ya sé— Se encogió de hombros dejando de lado el cuchillo con el que picaba las verduras.
Era un experto en la cocina, cosa que impresionaba a todos debido a su falta de visión, su destreza con las manos era increíble.
—Sé que es un chico "Comprometido"— Enfatiza la última palabra haciendo las comillas con sus dedos —Pero también sé que él no es feliz con el tonto de su novio.— Se quejó con una mueca de desagrado.
—¿Te lo dijo?
—No, pero no hay que ser tan tontos para no darse cuenta, es obvio Jimin, además si estuviera felizmente enamorado no me invitaría a salir ¿No?
—En eso tiene razón, no sé quién sea ese tal Jungkook, pero Tae tiene razón.— Admitió el de facciones mininas observando al rubio arrugar la nariz en total desacuerdo.
—Yoongi, esto es asunto de nosotros dos.— Apuntó al mencionado con su pequeño dedo índice, fulminandolo con la mirada. —Bueno, es normal que te sientas atraído por Jungkook. Es una persona muy linda.— Admitió el rubio, cambiando su tono de voz de forma radical.
—Es la primera vez que siento algo así por alguien.— Agachó su cabeza y una pequeña sonrisa se formó en sus labios.—Sé que es muy pronto para saber si tengo sentimientos por él, sé que apenas le conozco, pero ¡Dios! Quiero estar con él, quiero buscar cualquier excusa para escucharlo y tenerlo cerca. —Soltó un suspiro y luego se quedó en silencio.
Jimin y Yoongi se miraron unos segundos, y aunque el rubio ahora esperaba una respuesta el pelinegro solo se encogió de hombros.
—De todos los chicos que te han pretendido en este último tiempo te fijaste en el que tiene pareja, quien lo diría.—Dijo en un tono divertido.—¿Que hay de ese lindo chico que trabaja contigo?
–¿Hoseok?—Dijo él rizado y su amigo asintió.—Pues si se nota que es un chico dulce y amable pero no me siento atraído por él, además lo conozco desde que éramos niños.
—Dale una oportunidad, salgan, quizás te haga olvidar de Jungkook.— Fue lo último que dijo Jimin antes de marcharse de la cocina con un montón de pequeñas zanahorias en la mano.
—Tranquilo Tae, yo pienso que puedes enamorar a Jungkook, además ¿Quién no se enamoraría de ti? Eres increíble.— Sonrió con las mejillas ruborizadas.
—Jimin parece la mamá que nunca tuve.— Se quejó, tomó nuevamente el cuchillo y continuó picando las verduras.
—¿Dónde están tus padres, Tae?—Quiso saber Yoongi.
—No lo sé.— Se encogió de hombros, aquella repentina pregunta le dio un ligero sentimiento de nostalgia. —Crecí en un orfanato, según las personas que me criaron ahí, me dejaron abandonado en el hospital donde nací. Pero no es algo que me importe la verdad.
Yoongi se quedó en silencio.
Los minutos pasaron y la cena ya estaba lista, conversaron evitando a toda costa el tema de los sentimientos de Taehyung y la relación de Jungkook con su novio. Cuando ya casi eran las nueve de la noche, Jimin se despidió de ambos para luego marcharse a su casa, gesto que imitó Yoongi yéndose al departamento de abajo donde vivía con su abuela.
El castaño caminó a pasos lentos hasta llegar a la puerta donde puso el seguro para luego irse hasta su habitación, se acostó en su cama y se cubrió con las cobijas luego de que el pequeño Yeontan se recostara a su lado, de pronto pensó en la pregunta que Yoongi le hizo aquella noche ¿Quiénes eran sus padres? Nunca sintió la necesidad de saber de donde venía ni quienes eran sus progenitores, se hizo esa pregunta varias veces cuando era pequeño, pese a ello creció y esas preguntas quedaron en el olvido.
Un nudo se formó en su garganta, de pronto su vida perfecta se tornaba un caos y una lluvia de interrogantes ocupaban su mente.
¿De dónde venía? ¿Por qué sus padres decidieron abandonarlo? ¿Quién era él en realidad?
Sacudió su cabeza y sus rizos desordenados se movieron al compás, quería eliminar todos esos abrumadores pensamientos, se acomodó de lado para poder dormir; sin embargo, le costó varios minutos poder conciliar el sueño. Ya no era solo Jungkook quien estaba en su mente, sino un montón de problemas que solo él tenía que solucionar.
La mañana comenzó igual de rutinaria como siempre, si algo le hacía olvidar los problemas era la risita de sus alumnos y sus vocecitas curiosas que le hacían divertidas preguntas en toda la jornada laboral, enseñarle a los pequeños a sentir la vida, a vivirla como él y compartirla con ellos era reconfortante.
—Maestro Kim.— Mencionó una de las pequeñas niñas de su clase.—Quisiera invitarlo a mi despedida.
—¿Despedida?— Frunció el ceño con confusión.
—Me han adoptado Maestro Kim.—Dijo bajito la niña a punto de llorar.
—¡Felicidades!— Se levantó de su lugar buscando a la pequeña con sus manos, misma que le abrazó después.—Me pone muy contento saber que por fin tendrás una familia, espero seas muy feliz.— Habló él con nostalgia.
—Kim.— Una voz masculina se presentó en el lugar. —Veo que ya te dieron la noticia.— Soltó una risita relajada, dejando una inocente caricia en la cabeza de la pequeña niña.
—Hoseok.— Sonrió él.—Niños pueden ir al receso, nos vemos en la siguiente clase.
—Te traje el almuerzo.— Mencionó él, dejando una bolsa sobre el escritorio de su compañero —Y quería pasar tiempo contigo, como en los viejos tiempos.
—Gracias Hobi.
—De nada. Has estado bastante desconcertado estos días ¿Todo bien? —El castaño asintió.
—Todo de maravilla.— Sonrió para luego llevar un poco de kimchi hasta su boca —Está delicioso.—Habló con la boca llena y su amigo sonrió viéndolo como si fuera la criatura más hermosa que en la vida había visto.
Y siempre fue así, Hoseok vivió toda su vida enamorado de su amigo del orfanato y ahora compañero de trabajo. Aunque nunca quiso confesar sus sentimientos hacia el, y no por cobarde si no que prefería las cosas así, tal cual el mundo las habia puesto para el.
La tarde, aquel día paso tranquila y a pesar del frío, Taehyung agradecía a sus pequeños alumnos hacerle feliz un día más.
Tomó un taxi que lo llevaría hasta su hogar.
Jungkook ese día pensó en una excusa que lo llevará hasta Taehyung nuevamente y recordó cuando le dijo que le gustaban las plantas, se pasó toda la tarde de florería en florería, buscando el regalo perfecto para Taehyung.
Su corazón se aceleró un poquito cuando por fin lo vio bajarse de aquel taxi despidiéndose amablemente del conductor, y sonrió cuando lo vio de frente.
Traía su abrigo marrón y su cabello escondido debajo de una boina a juego, que lo hacían lucir aún más atractivo de lo que ya era, se levantó casi de golpe del escalón donde estuvo sentado por casi una hora y media, suspiró y cuando Taehyung estuvo cerca decidió hablar.
—Tae.— Dijo en voz baja para no asustarle.
—Jungkook, ¿Qué haces aquí?— Vaya sorpresa que le había dado.
No podía mentirse a sí mismo, le encantaba tener a Jungkook cerca.
—Emm bueno estaba por aquí cerca y quise pasar a saludar.— Soltó una risita nerviosa.
—Me agrada que estés aquí, pero no crees que ya es un poco tarde.— Menciona el castaño subiendo las escaleras con ayuda de su bastón.
—Lo siento, debí preguntar antes de venir.— Siguió sus pasos, aunque se maldecía internamente por no preguntar antes de llegar de sorpresa.— Bueno, vendré otro día si te parece mejor.
—Puedes quedarte.— Taehyung abre la puerta de su pequeño apartamento y se queda en la entrada esperando la respuesta de Jungkook.—¿Y bueno?
—De acuerdo me quedaré un rato.— Accedió y se apresuró en pasar por la entrada.
—Bueno, bienvenido a mi palacio.— Dijo el mayor entrando y quitándose los zapatos acomodandolos cerca de la entrada.—Bueno no es un palacio, pero yo soy el rey aquí, así que hipotéticamente lo es.— Sonrió para luego quedarse en silencio al notar que Jungkook no respondió nada.
—¿Las luces son automáticas?— Dijo él con sorpresa.
—Increíble ¿No?— Soltó una risita —Aunque no las necesito, ahí están.
Jungkook caminó recorriendo con su mirada aquel bonito y pequeño apartamento, todo estaba acomodado a ras de las paredes, no había nada en el centro de la sala más que una alfombra de colores neutros y un pequeño piano hasta el final donde se conectaba la sala con la cocina, no había escalones, ni puertas, todo bien adaptado para la comodidad de Taehyung,
—Disculpa si está un poco desordenado, es que no me dio tiempo de ordenar en la mañana.— Rascó su nuca con torpeza.
—No te preocupes.— Dijo bajito, el lugar era tan tranquilo y silencioso que solo podía oír la respiración de Taehyung y las uñas del perrito cuando chocaban con la baldosa.
El pelinegro volvió a quedarse en silencio, y no era por nervios, era por la lucha interna de pensamientos que se libraba en su mente, estaba ahí solo.
Solo con el hombre que había cambiado su realidad en solo semanas, el que se había apoderado de sus deseos e inspiración.
Se alejó un poco hasta llegar al piano y pasó sus dedos sutilmente por la madera, parecía una pieza antigua, y combinaba a la perfección con la estética del pequeño hogar de Taehyung, se sentó en el banquillo recordando cuando de pequeño le rogó a su padre que le comprara uno de juguete, pese a ello sus padres nunca lo influenciaron en la música.
Tocó una nota y Taehyung, caminó hasta él esperando a que siguiera tocando.
Lentamente, las manos del menor comenzaron a tocar una melodía, dulce y conocida para Taehyung.
Jungkook cerró sus ojos y se dejó llevar, había aprendido esa melodía hacía un tiempo en la universidad cuando tomó clases de música en un corto periodo; sin embargo, aún la recordaba.
Taehyung se sentó a su lado, más no lo interrumpió, se quedó deleitando sus oídos con tan maravillosa melodía que lo transportaba a un mágico mundo en donde eran solo ellos dos, donde podía ver más allá de lo que siempre anhelo, Jungkook lo transportaba a otra dimensión con solo tenerlo cerca.
Fue incluso menos de un minuto en donde Taehyung pudo soñar, dejándose llevar por la música hasta que Jungkook se detuvo.
—Esa melodía es muy bonita.—Susurró Taehyung —No me dijiste que sabías tocar el piano.—Le reprocha con una sonrisa.
—No sé la verdad.— Admitió volteando en el banquillo quedando de frente al castaño.—Solo aprendí esta melodía en clases.
—Lo haces increíble.— Elogió Taehyung.
Se quedaron ahí varios segundos, solo sus respiraciones se oían nuevamente, esta vez sintiéndose cerca y sus corazones pedían a gritos unirse en un abrazo.
—¿Quieres beber algo?— Habló el mayor y se alejó lo más rápido posible tropezando un poco con el banquillo. —¿Té, café, agua?—Dijo nervioso.
—Solo agua, porfavor.— Soltó el pelinegro en un suspiro.
Vio como torpemente Taehyung buscaba en la encimera los vasos que había sobre esta, se percató también cuando sirvió lentamente el agua, usando la punta de su dedo como guía para evitar llenar el vaso demás.
—Aqui tienes. — Le extiende el vaso —Está un poco fría ya que estaba en el refrigerador.
—Está bien así, de todas formas no creo que vaya a congelarme.— Soltó en una ligera carcajada. —Me gusta la tranquilidad que se siente aquí.—Confesó luego de darle un sorbo al vaso de agua.
—¿Sí? Pues, es tranquilo solo cuando la señora Min y su tonto gato no están por ahí afuera insultando a los vecinos, esta un poco vieja y creo que ya sufre de demencia.— Mencionó con su voz sonando divertida y Jungkook rió.— No es nada en contra de los gatos, creo que son agradables, pero ese gato está loco, tal como su dueña.
—¿Son los villanos de este castillo entonces?
—¡Claro! ¡Dios! ¡como no lo pensé antes, todos los villanos tienen un gato.— Soltó casi en un grito, y Jungkook no podía dejar de ver como su rostro parecía iluminarse cada vez que sonreía y hablaba de aquella forma tan ligera y despreocupada.
Le encantaba.
—Creo que será mejor que vuelva a casa, ya es tarde.— Suspiró con pesar cuando vio en su teléfono la llamada entrante de Jackson.
—Oh, si tienes razón.— Mencionó acompañándolo hasta la puerta.
—Te veo luego, Tae.— Dijo Jungkook mientras se ponía los zapatos.
Fue lo último que escucho antes de que su corazón explotara dentro de él, solo sintió el cálido rose de los labios ajenos en su mejilla y ya no se escuchó más que los pasos rápidos de Jungkook corriendo por la escalera.
Cerró la puerta segundos después y se quedó parado pensando en lo que había pasado, solo había sido un inocente y torpe beso, aunque inesperado y de cierta forma, algo inocente pero seguía siendo un beso, pese a ello lo dejo ahí, parado a un lado de la puerta con el corazón acelerado.
Cuando despertó de su sueño, lo primero que hizo fue ponerle el seguro a la puerta, junto a esta había una pequeña mesita en donde dejaba sus llaves, buscó las llaves ahí pero encontró algo más, con sutileza le busco forma a lo que habia sobre la mesa, la texturas se sentía como papel, lo tomó entre sus manos y se sintió un poco pesado, siguió tanteando aquel extraño objeto y encontró lo que parecía ser una tarjeta.
Deslizó sus dedos sobre esta encontrando braille.
"Hoy estuve pensando en una excusa para poder verte, recordé cuando me dijiste que te gustaban las plantas y las flores, no sabía cuales eran tus favoritas. Espero que te gusten y no te den alergia las margaritas."
Jungkook pensó en él, incluso se dio el tiempo de buscar ayuda para la escritura en braille, como no iba a sentirse enamorado después de eso. Puso las flores en agua dentro de un florero que tenía guardado hace tiempo, y las acomodó en la mesa de centro, ya era hora de descansar sin dudas había sido un día particularmente ajetreado, solo quería fundirse entre las sábanas.
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