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33. "Ya nos conocemos, ¿no es así, Claudia?"

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Te amo.

Dos simples palabras, ¿Por qué no puedo decirlas? ¿Por qué se atragantan en mi garganta cada vez que intento pronunciarlas? ¿Qué es lo que me detiene?

Indago en mi mente, en mi corazón, buscando una razón, algo lógico que le de sentido a eso, ¿A caso no lo amo? No, no es eso, Artemis ha sido el amor de mi vida, siempre ocupando un lugar en mi corazón aunque me negara a admitirlo todos esos años, entonces, ¿Qué es?

Te amo, por favor, perdonarme, Martha, estaba borracho, no volveré a hacer, lo prometo por nuestro amor, te amo.

Las palabras de mi padre después de pegarle a mi madre cuando era niña siempre iban acompañadas de incesantes 'Te amo's'.

A mi corta edad, con el paso del tiempo y el regreso de los golpes aprendí que esos 'Te amo's' eran puras mentiras. No herimos a quien amamos. Cuando huimos de mi padre que terminamos en la calle, en casas rodantes abandonadas, en lugares desolados, mi madre conocía uno que otro tipo que le prometía un mundo mejor o cosas a cambio de que ella trabajara en las esquinas y le diera un porcentaje. Ahí escuché de nuevo esa frase: Te amo, Martha. Otra vez, puras mentiras.

Esa frase parecía ser un herramienta que la gente usaba para justificar, manipular y mantener a la persona ahí, lista para el siguiente golpe.

Tal vez en mi subconsciente, esa frase aún tiene un sabor amargo para mi, aunque sean solo palabras, parecen desatar una sensación desagradable en mi cuando quiero decirlas. Lo cual es tan contradictorio porque cuando él lo dice, cuando Artemis me mira con esos ojos cafés llenos de sentimientos y me dice que me ama, solo puedo sentir un calor en mi pecho muy agradable.

¿A caso creo que estoy jodida y no puedo pronunciar un 'Te amo' honesto como él? ¿Un Te amo sin pensamientos negativos del pasado, un Te amo puro? No quiero decir las palabras solo por decirlas. Supongo que necesito tiempo.

—¿Claudia?— Kelly, la otra pasante en la empresa me llama, —¿Me estas escuchando?

—Claro, claro.— ella arruga las cejas pero lo deja pasar.

—Quería decirte que a la Sra. Marks le encantó tu propuesta de Marketing para el próximo proyecto.

—¿De verdad?— le digo, sosteniendo mi pecho. Me desvelé varias noches investigando el mercado y pensando en la estrategia perfecta para promocionar un nuevo conjunto de apartamentos que la compañía comenzará a construir en los próximos meses.

—Si, estoy celosa, seguro lo escogerán en la junta de esta tarde. Nos dejaran entrar para escuchar y aprender.

—Tengo que prepararme.— le digo, poniéndome de pie para ir al baño y retocarme un poco. Si escogen mi propuesta seguro me preguntarán cosas así que tengo que estar lo más presentable y tengo una ojeras de muerte lenta pero valieron la pena si logro que me escojan, sería el primer proyecto bajo mis responsabilidad.

Me miro en el espejo y me doy animos.

—¡Tu puedes!— el trabajo duro si da resultados.

Salgo del baño y me detengo en seco cuando lo veo. Me tienes que estar jodiendo.

Alex.

El hombre que casi besé aquella noche en el bar de Artemis y que desapareció antes de que pudiera pasar algo. Él lleva puesto un traje azul claro y no lleva identificación de la empresa como todos los demás, lo que quiere decir solo una cosa: Es el jefe de algún area aquí.

Esto es demasiada casualidad.

Me giro para volverme a meter en el baño cuando la voz de Ania, la mano derecha de la Sra. Marks, lo arruina todo.

—¡Claudia!— aprieto mis labios y contra todo mi ser me giro hacia ella, hacia Alex, quien no parece para nada sorprendido con mi presencia y me saluda con la mano. Yo le sonrío, acercándome a ellos, —El jefe de finanzas ha decidido visitarnos hoy, señor, ella es—

—Ya nos conocemos, ¿no es así, Claudia?— el tono juguetón de su voz no pasa desapercibido. Ania nos da una mirada extrañada.

—¿Cómo se conocen?— ella no puede evitar preguntar y yo suspiro, incomoda.

Bueno, verás, Ania, casi nos besamos pero él desapareció antes de que pasara algo.

—De por ahí.— responde Alex.

—¡Ania!— la Sra. Marks la llama desde su oficina así que Ania se disculpa y se va corriendo, dejándonos solos. Antes de que esto pueda ser incomodo, abro mi boca para dejarle las cosas claras pero él me gana.

—No estés tan tensa, Artemis es mi mejor amigo.

Ok, eso no me lo esperaba.

—¿Qué?

Él me sonríe.

—Esa noche en el bar cuando me di cuenta de que eras la chica de la que mi mejor amigo estuvo enganchado toda la vida, me fui y lo llamé para que fuera a ti.

Me quedo en silencio, asimilando esto. Con razón... Artemis llegó de la nada, ahora todo tiene sentido.

—Debo decir que me alegra que tu amiga nos haya interrumpido y me haya dicho tu nombre. No creo que Artemis me perdonara si me ligaba contigo.

Vaya, que el mundo es pequeño y le encanta ponerme en situaciones extrañas. Aunque bueno, siendo el bar de Artemis no es tan descabellado que su mejor amigo se la pase ahí.

—Empecemos de nuevo, mucho gusto, Claudia, soy Alex.

—Mucho gusto.— le sonrío pero mi sonrisa se desvanece de inmediato al darme cuenta de algo.

Si Alex sabe que trabajo aquí, y él es el mejor amigo de Artemis, ¿A caso... Artemis lo sabe? Espero de todo corazón que no.

—¿Pasa algo? Te has puesto pálida.

—¿Artemis sabe que trabajo aquí?

Alex luce sorprendido por la pregunta por un segundo pero la culpabilidad en sus ojos me da mi respuesta.

—Él no va a intervenir de ninguna forma.— me asegura con una sonrisa simple, —lo prometió.

Ese pequeño mentiroso, lo ha sabido todo este tiempo y se ha hecho el loco. Ay, Artemis Hidalgo.

—Bueno, te dejo trabajar. Un placer conocerte, Claudia.— él despide con la mano y yo dejo salir un largo suspiro.

#

—¡Excelente propuesta, Sra. Marks!— aplaudió Ania después de que la Sra. Marks explicara mi idea. Me lamo los labios nerviosa porque se que pronto dirá mi nombre. Todas la aplaudieron y yo me quedo mirándola a la expectativa.

La Sra. Marks ignora mi mirada y se pone de pie.

—Gracias, gracias, fue una idea que me ocurrió de la nada.

Mi boca se abre, mi corazón cayendo al suelo. Ella está hablando como si la idea fuera toda suya, obteniendo el crédito, como si yo no me hubiera desvelado todas esas noches, o hecho todo el trabajo.

—Guao, es que la Sra. Marks es toda una genio,— agrega Ania, y a mi se me olvida como respirar, es que no me lo puedo creer. Kelly se tensa a mi lado.

La reunión es culminada y la gente comienza a levantarse para irse. No me esperaba esto en lo absoluto. La incredulidad me deja paralizada por unos segundos pero reaccionó antes de que todos dejen la sala y me pongo de pie.

—Disculpen, tengo algo que decir.— todos se detienen sorprendidos de que la nueva pasante tenga voz, después de todo solo nos dejaron entrar a observar, —esa idea—

—Claudia.— me corta la Sra. Marks, —solo han estado como observadoras por favor, absténganse de emitir opiniones.

—No es una opinión, yo—

Kelly toma mi mano y la aprieta con fuerza para susurrarme.

—No lo hagas, si la confrontas delante de todos te puede echar.

Me muerdo la lengua porque se que tiene razón. La Sra. Marks podrá tener una moralidad de mierda pero es la jefa y yo solo soy una pasante recién llegada. Cuando ven que no digo nada, todos desalojan el lugar. La Sra. Marks me da una sonrisa de boca cerrada y me pasa por un lado al irse.

—¡Aprovechada de mierda!— golpeo mi frente contra mi escritorio, —¿Cómo pudo hacer eso? ¿Cómo pudo usar mi idea como si nada? Es que ni siquiera lo dudó.

—Lo se.— admite Kelly, —supongo que así funcionan las cosas aquí, los altos se aprovechan de los nuevos para escalar aún más y quedar bien con todos.

—Así no es como debería ser.

—Dímelo a mi. Ania se robó mi idea sobre la campaña del centro comercial que construirán el año que viene y la presentó como suya la semana pasada,— Kelly toma un sorbo de su café, —no me enteré hasta que me asignaron unas copias y vi mi idea ahí, siendo preparada. Me ardió como nada así que se como te sientes.

—¿No hay nada que podamos hacer?

—¿Quejarnos? ¿Con la jefa? ¿La Sra. Marks, quien te robó tu idea frente a todos?

—Ella tiene que tener un jefe, ¿no?

—Ella es jefe de departamento, su jefe directo es el gerente,— ella bufa, —como si pudiéramos hablar con el gerente de la empresa.

Artemis.

Me muerdo el labio inferior, pensando pero sacudo mi cabeza. Se que hablar con él y contárselo, solucionaría esto de manera justa pero no lo haré. No me valdré de mi relación con él para hacer mi trabajo más fácil o llevadero de ninguna forma.

Esta es mi batalla y será mi victoria.

Todos empezamos bien abajo, y tengo toda la intención de pasar todo lo que tenga que pasar para escalar en este departamento como todo el mundo, como estoy segura la Sra. Marks lo hizo y Ania, también. No seré como ellas pero aprenderé de cada error, de cada caída y me levantaré.

Si algo he sabido hacer en la vida es levantarme, porque creo en mi misma y en mis habilidades. Y aunque se que él daría todo de si para hacerme la vida más fácil, no es lo que quiero y espero que él respete eso. Sé que él lo respetará.

El hecho de que no haya venido a verme o a intentar facilitarme las cosas aquí, que haya fingido no saber que trabajaba aquí me hace sonreír porque él sabe exactamente lo que quiero sin que yo se lo diga.

Me conoces tan bien, Iceberg.

—¿Y esa sonrisa?— Kelly alza una ceja, —hace un minuto estabas roja de la rabia y ahora sonríes así, ¿te sientes bien?

—Si, no te preocupes.

Kelly saca su bolsa de almuerzo y cuando la abre, el olor de tocino y carne llega a mi nariz, no puedo evitar hacer una mueca de asco cuando ella no me esta viendo, nunca he sido sensible a los olores de esta forma. Me cubro la boca con disimulo y me levanto de la silla, rodeando mi escritorio para ir al baño.

Tengo ganas de vomitar.

—¿Clau?— la escucho llamarme desde atrás.

—Baño.— murmuro antes de desparecer por el pasillo y entrar al baño. Me apresuro en uno de los cubiculos y me inclino para vomitar el desayuno rápido que tuve esta mañana.

Que desagradable.

Me giro para descansar mi espalda contra el cubiculo, respirando agitadamente, ¿Qué es lo que me pasa? Esta semana he vomitado unas dos o tres veces, ya me estoy asustando. Aunque cuando está por venirme la menstruación, mi estomago se altera un poco y a veces me siento enferma, nunca he vomitado por eso.

Y no puedo estar embarazada, estoy tomando la píldora desde hace seis meses para controlar mis hormonas, de ninguna forma le habría permitido a Artemis terminar dentro de mi si no estuviera en la píldora, no soy idiota.

Entonces, ¿qué me pasa?

¿El estrés del nuevo trabajo? Tal vez mi cuerpo me está pasando factura por todos estos años de trabajo y estudio simultáneo. Un poco mareada salgo del baño, y para mi desgracia me encuentro con Ania de frente.

—Oh, Claudia, estás pálida, ¿estás bien?

—Si, no te preocupes.— le paso por un lado para volver al escritorio que comparto con Kelly pero al verla devorar su comida y sentir las nauseas, paso de largo.

—Voy por un poco de aire.— le digo y Kelly solo me mira extrañada.

Cruzo los pasillos y paso la recepción de la empresa hasta que doy un paso afuera del edificio, el aire fresco golpeando mi rostro y haciéndome sentir mejor al instante.

Tal vez sea el ambiente pesado del trabajo, de la oficina. Busco una banqueta y me siento. Estiro mis brazos y me recuesto, levantando mi mirada para intentar ver el final del alto edificio que es la empresa Hidalgo.

Allá arriba debes estar, Artemis, ocupado, con tu traje perfecto y esa pose helada que portas que le hace creer al mundo que no eres cálido, que no tienes un corazón gigantesco.

Mis ojos están allá arriba hasta que una sombra me cubre y bajo la mirada para ver a alguien de pie frente a mi, sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

Artemis.

El señor gerente de está gigante empresa.

Mi corazón se acelera, una sonrisa instantánea formándose en mis labios a pesar de lo enferma que me siento, él me ha sentir segura con tanta facilidad. Sin embargo, él no me sonríe, su rostro está serio y la preocupación invade el café de sus ojos.

—¿Te encuentras bien?— su voz me da tanta paz.

—Si, solo necesito un poco de aire.

—Estás muy pálida,— él estira su mano y acaricia mi mejilla con gentileza y a mi se me olvida por un segundo donde estamos, —estás helada, ¿quieres que te lleve a casa?

Tomo su mano entre las mías, separándola de mi rostro.

—Estaré bien.

—Claudia.

—Artemis,— le digo juguetona pero él no me sigue el juego, está preocupado, —que estoy bien, además, me faltan unas horas para terminar mi horario.

—No te preocupes por eso, no tienes que trabajar así, te—

—Artemis, estoy bien.

Él tuerce los labios, y se sienta a mi lado, nuestras manos entrelazadas y recuerdo que estamos frente a la empresa y las separo. Él alza una ceja.

—¿Te da pena que te vean conmigo?

—No,— sacudo mi cabeza, —pero este es mi lugar de trabajo y creo que si nos ven juntos sería un problema, ¿has escuchado de acoso laboral?

Él se señala así mismo.

—¿Me estás acusando de algo?

—Solo bromeo, igual no es bueno que nos vean juntos,— le digo honestamente, —ahora, cuando estemos fuera del trabajo, es otra historia.

—Deja de seducirme, Claudia. Me he acercado inocentemente a asegurarme que estés bien y me sales con esto.

—¿Tu? ¿Inocente?

Él entrecierra los ojos.

—Lo soy,— él se reclina hacia atrás a mi lado, —era un solitario Iceberg hasta que llego una chica fuego y me derritió un poco, llevándose mi inocencia.

Me río y golpeo su hombro ligeramente.

—Extrañaba tus momentos dramáticos.

La nostalgia me golpea, recordando todas eses veces que Artemis se inventaba unas frases dramáticas mientras crecíamos para quedar como la victima. Me le quedo viendo como una tonta, ahí en plena luz del día, puedo ver cada detalle de su rostro, de su ligera barba, la pequeña arruga que se forma entre sus cejas cuando me atrapa mirándolo.

—¿Qué?

—Nada.

Me doy cuenta de que el momento en el que pueda decirle lo que siento llegará solo y que no nos afecta en nada el que yo no lo haya dicho aún, él y yo somos más que dos palabras, esto que nos une es más resistente y fuerte de lo que cualquiera podría pensar.

A pesar de lo que ha pasado con la Sra. Marks y del malestar, estoy tan contenta en este segundo, en este preciso instante con el hombre que solía llamar Super gato de niña, porque me protegería de todo mal. Quiero quedarme así todo el día.

Sin embargo, la vida tiene un manera jodida de complicar las cosas porque justo después de eso al levantarme, me mareé y me desmayé, terminando en el hospital. 


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Nota de la autora: ¡Hola, pequeñas Icebergs y fuegos! Los extrañé mucho, como ya todos saben la razón por la que no estaba escribiendo...(allá abajo explico) solo subía capítulos de Heist que ya estaban escritos desde hace tiempo. Por fin he podido escribir un poco. 

La razón que ya saben era porque estaba trabajando duro en editar y preparar todo para la sálida en fisico de A través de mi ventana (AHHHHH, aún no me lo creo.) Así es, nuestro bebé, sale en Mayo 16 de este año. Ya está a la pre-venta en Amazon España (Amazon.es) y estará en las librerias Españolas el 16 de Mayo. Ares y Raquel en papel T_T. La verdad se ha editado para mejor, no se cambia la trama para nada pero se mejoran los personajes muchisimo y las escenas e incluso dos capítulos que narraba Raquel, los narra Ares y quedaron <3 Mi Dios griego. 

Se que muchos han preguntado cuando sale en sus páises, etc. El hecho es que la editorial es Penguin Random house de España, pero como ya saben, cada país tiene su propia Penguin y de ellos depende distribuirlo en sus países si así lo deciden. Así que cuando se acerque la fecha, molesten a la Penguin de su país para que llleven el libro. Tengo fé que saldrá en muchos paises y que fangirlearemos juntas. T_T 

¡GRACIAS por amar a los Hidalgo como yo, por crecer con ellos, por verlos cagarla y aprender de sus errores, de transformarse en mejores personas con cada cosa! ¡LOS AMO! 

Muakatela.

La chica del nombre que rima con banana. 

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