Capítulo 1
Recorro con desespero los extensos pasillos del reino, no es la primera vez que pierdo de vista a mi protegido, y para las Hamingjas, eso es totalmente antirreglamentario.
—No puede ser —me digo a mi misma, lamentándome ante mi torpeza— ¿Dónde te has metido ahora?
Doblo en la esquina del pasillo con rapidez, en cuanto busco con la mirada, allí están, sus ojos brillantes, curiosos y penetrantes, que como siempre, están repletos de secretos que aquél dios se guarda solo para sí mismo.
Me toma un segundo el darme cuenta de lo sucedido, y pienso tras haber dicipado aquellos pensamientos inmorales y fuera de lugar.
¿A caso está mirándome fijamente a los ojos? Me quedo paralizada al entrever que ciertamente sus ojos se fijaron en los míos.
¿Cómo puede ser eso posible? Se supone que es imposible para un protejido visualizar a su Hamingja.
Él no debería notar mi presencia.
Pero, ¿eso debía importarme?
Claro que debía, de un momento a otro, el abandona la plática que mantenía junto con su hermano, para acercarse hasta mi posición.
¡No, no, no! ¿Cómo es que esto está pasándome realmente?
Sin que pudiera evitarlo, llega hacia mí, sus ojos burlones me miran fijamente, y como sí no le importase en absoluto, inclina ligeramente su rostro, para dejarlo demasiado cerca del mío,
Quizás...
Cerré los ojos tranquila. Es la primera vez que siento su tenue respiración perderse entre mis labios.
No pude evitar suspirar, totalmente ilusionada.
—Ya se quien eres tú —suelta en lo que para mí, fue el más perfecto de todos los susurros.
—¿Ah, si? —me limito a responder entre balbuceos.
Había soñado con éste momento desde el día en que se me asignó ser su ángel guardián.
Él simplemente asiente, su respiración es calma, mientras que mi corazón comienza a acelerarse. Nunca antes tuve la oportunidad de apreciar sus facciones tan de cerca, como ahora. Él sonríe, puede que no lo sepa, pero en verdad, lo conozco lo suficientemente bien como para saber que lo está haciendo sólo para divertirse, aquella mirada, es la mirada de un Dios travieso que ha conseguido lo que buscaba. Pero lo siento demasiado cerca como para decir algo al respecto y arruinar este momento. Y al final, cuando sus labios rozaron los míos, con delicadeza, como si yo fuera el material más frágil de los nueve mundos, y él tuviese miedo de romperme, aquel roce se convirtió en un beso.
Loki... ¿Loki me está besando?
Si, lo hace, de una forma dulce, tan suave, que es imposible describirlo en palabras, al menos para mí.
No sé si es que estoy perdidamente enamorada, o será que siento que su manera de besarme expresa hacía mí, un poquito de amor.
Finalmente mis labios correspondieron ese beso de forma tardía, sin que yo lo quisiera, sin haberme detenido a pensar en si esto está bien, si es lo correcto. Él vuelve a sonreír, lo siento en mis labios, como si hubiese alcanzado a gobernar los nueve mundos.
—Debes despertar —murmura tras habarse separado de mis labios.
—¿Qué? —le pregunto totalmente desorientada, todo lo ocurrido me dejó un poco despistada.
—¡Que debes despertar! —brama de forma sorpresiva.
Y finalmente abro los ojos.
—¡Al fin! Por un momento creí que habías entrado en coma o algo así —escucho seguido de una pequeña risa.
—Era solo un sueño... —musito frotando suavemente mis ojos.
—¿Tuviste una pesdilla?
—Todo lo contrario, Elyn —suspiro cual niña encaprichada llevando ambas manos hacia mi corazón.
—Cuando suspiras y tienes esa tonta expresión en tu rostro, sólo puede significar una cosa...
—Loki —soltamos al unísono, seguido de una carcajada.
—No tienes idea de como fue —me levanto de un brinco de la cama, danzando al rededor de toda la habitación— soñé que finalmente el me veía, y me besaba de una forma tan dulce que... puso todo mi mundo de cabeza —resuello aún con ilusión.
—Ay, amiga —me mira con gracejo—. Realmente estás enamorada, ¿Verdad?
—No te imaginas cuánto —contesto con amargura.
—Lamento que no pueda ser más que un amor platónico para tí. —reviso entre mi armario cuales prendas me pondría el día de hoy.
—También yo —miro a mi amiga para sonreírle forzosamente—. Si tan solo el pudiera verme...
—Pero no puede, _____ —las palabras de Elyn me caen como si de una cubeta con agua helada se tratase.
—¿Estás de mi lado? o ¿no? —pregunto disgustada.
—Lo estoy —me mira seria, no es la primera vez que le hago aquella pregunta—, pero tampoco me gusta que sufras.
—No sufro —impugno de brazos cruzados—. Soy feliz desde que Loki llegó a mi vida —recapacito—, desde que yo llegué a la suya, más bien.
—Eres un caso perdido —frota mi brazo en un infructuoso intento por consolarme—, te espero abajo, las demás nos deben estar esperando en la reunión.
Las reuniones de las Hamingjas, son la parte más complicada de mi trabajo.
Cada Hamingja, tiene asignado a su protegido, al cuál debe de guiar y protejer, sin importar contexto, o circunstancia. Cada paso que nuestro protegido dé, por más insignificante que parezca, puede llegar a cambiar su vida de una forma totalmente drástica, ya sea para bien, o para mal.
Nuestro propósito, es evitar que ellos fracasen, ayudarlos a superar sus miedos, a afrontar la realidad en la que vivimos, la realidad con la que cada uno de ellos tiene que lidiar.
Pero me temo que a mi me han dado la pieza más rota de todo el rompecabezas.
Para cumplir con nuestros propósitos, es fundamental que quienes nosotros protegemos, sean conscientes de la situación en la que se encuentran.
Yo no puedo salvar a alguien, que no sabe que necesita ser salvado.
Entonces, ¿cómo lo salvo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro