
C A P I T U L O • U N I C O
Estabas cansada de mirarte al espejo y que no te agradara lo que el reflejo te devolvía, veías a tus amigas lucir ceñidos vestidos y zapatillas de plataformas y se veían preciosas, en cambio tú, ya habías asimilado la idea de que quizás te casarías con un ciego o con la comida, lo que ocurriera primero.
Estabas cansada de los reclamos de tu madre y amigas por tu falta de consideración a tu propio cuerpo. Por eso estabas allí, otro mes, pero esta vez no renunciarías al tercer día como siempre, por lo que te aseguraste de pagar el mes completo de gimnasio.
Colchoneta, mancuernas y equipo deportivo. Todo estaba listo para enfrentarte a tu peor monstruo: tu baja autoestima.
Veías a las demás chicas de tu primera clase de pilates y te preguntabas ¿Por qué rayos están aquí? Lucían fabulosas con sus cuerpos curveados y contorneados en sus apretadas calzas y cortos corpiños deportivos y no pudiste evitar bajar un poco más tu remera y colocarte en la parte trasera evitando el gran espejo de enfrente.
De pronto el aplauso que estalló en el salón te sobresaltó y una voz masculina resonó
-Muy bien niñas, hoy veo caras nuevas así que empezaremos suave.
Mierda
Este seguramente sería tu karma volviendo a tu vida.
No podías creer el monumento a la masculinidad que se presentaba frente a ti, emanando testosterona por cada poro y sudando sensualidad. Quisiste huir, pero el recuerdo de la gran suma de dinero que pagaste por esas clases te detuvo, no podías más que seguir e intentar pasar desapercibida. Seguramente tu cara de póker estaba dibujada en tu rostro porque en cuanto todas empezaron a acomodarse tus ojos hicieron contacto con los de tu entrenador y estabas segura que el guiño que te dedicó te puso de todos colores
¡Mierda, tenía la sonrisa más hermosa que habías visto en toda tu vida!
-Mi nombre es Jung Hoseok para las nuevas, pero pueden llamarme Hobi
Creíste que ibas a convulsionar en cualquier momento cuando esto último lo dijo mirándote a ti.
Te cuestionaste varias veces qué tan necesario era lucir bien, a penas podías levantar las piernas con los saltos y estabas segura que sudada y con la cara roja no te veías tan sexy como las demás chicas y la mirada de tu entrenador no dejaba de repasarlas en cada ejercicio.
Terminó la clase y de repente te viste tumbada sobre la colchoneta intentando tomar bocanadas de aire, recostada allí mientras recuperabas oxígeno, cubriste tus ojos con tu antebrazo para evitar la luz de los reflectores.
-Esto es una jodida mierda- susurraste en voz baja intentando moderar tu frustración.
Nunca fuiste una chica que se ajustara al perfil de la demás, demasiada carne, demasiado enérgica, demasiado común, siempre demasiado...
-Estuviste muy bien para ser tu primer día- la voz del muchacho te hizo sentarte de repente con la mirada perdida entre las pesas y la pared.
-Ah bueno, si... realmente no lo creo- reíste- pero gracias- pensaste que quizás le habías dado la suficiente lastima como para que se acercara a hablarte.
-¿Cuestionas la palabra de tu entrenador? Vaya, vaya... eres ruda...- y otra vez esa sonrisa, estabas segura de que si el sol tuviera rostro sonreiría así -Te tomará un tiempo adaptarte a mi ritmo, pero me aseguraré de que no abandones la clase-
-Me leíste la mente- respondiste con sarcasmo, de repente te diste cuenta de que no había nadie más allí. Te apresuraste a levantar las cosas que habías ocupado para irte antes de que otra clase empiece sin contar el hecho de que estabas a solas con él. -Nos vemos, profesor Jung
-Llámame Hobi, y ya sabes...- se acercó a tomar tu mano- Si no vienes, tendré que ir por ti... tenemos el registro de todos los que asisten a las clases- abriste tus ojos al punto que parecían querer saltar de tu cara y retiraste tu mano mientras asentías con la cabeza. Te fuiste sin mirar atrás...
¿Qué rayos fue eso?
🐎
Definitivamente no, no volverías al gimnasio. No importaba perder todo el dinero que pagaste ¡ni siquiera podías caminar!
Habían pasado tres días y aún no te recuperabas de las dos únicas clases a las que habías ido y estabas dudando sobre si tendrían que cortarte las piernas después de eso.
Te acomodaste en el sillón de tu casa con un bote de helado de menta granizada dispuesta a hacerte mejor amiga de Netflix por el resto de tu vida ¿Quién necesita vida social cuando se tiene internet?
Dos capítulos de tu serie favorita y ya nadie podía moverte de tu lugar... nadie excepto la persona que insistía en tocar el timbre. Hacerte la muerta no sirvió, así que entre palabrotas te levantaste para abrir a tu inoportuno visitante. Te miraste al espejo para ver si estabas decente, definitivamente tu pijama de Bob esponja y la maraña de pelo en tu cabeza espantaría a cualquiera. "Bien hecho" te felicitaste y abriste.
Y... ¿Qué demonios hacia tu entrenador parado en tu puerta con un enorme paquete de papas fritas?
-Dije que vendría por ti- sonrió y de pronto no te pareció buena idea estar en tu pijama favorito, más cuando él arqueó una ceja luego de repasarte con una mirada que no podías descifrar -¿puedo...?- señaló hacia adentro y le diste lugar para que entrara -¡Oh! ¡Prisión Break! ¿Sabes que es mi serie favorita?-
Lo viste tumbarse en tu sillón y te paraste delante de él con los brazos cruzados esperando alguna especie de explicación, no es como si fueran grande amigos o algo asi.
-¿Y bien?- hablaste al notar que él no pretendía decir nada
- Te lo dije, vengo por ti–
-Esto es una broma ¿verdad? si es por el dinero, no reclamaré un reembolso, dejé las clases por voluntad propia- te sentías burlada de alguna manera, aun sin entender el motivo de su presencia.
Lo escuchaste suspirar con frustración mientras de ponía de pie y se acercaba a ti.
Retrocediste un paso por inercia pero sus fuertes brazos te tomaron y acarició tus hombros para relajarte y te sonrió
-¿Podemos ver la serie? Si lo que pretendes es correrme, te advierto que no pienso irme de aquí- Bien, ya no podías decir nada, todo era confuso, pero si un adonis como ese insistía en ver tv en tu sillón no se lo negarías y por un momento consideraste tranquilizarte... esto podría ser entretenido- ¿Haras algo el sábado?- De pronto preguntó
-¿Eh?
-Lo supuse, saldremos, pasaré por ti a las 20- ni siquiera era una pregunta, se estaba imponiendo. De repente se paró y fue hasta la puerta seguido de tu mirada curiosa- Sábado, a las 20- Te recordó y salió.
🐎
Te habías bañado, no sabías si era en serio lo de la cita pero no ibas a dejar que te tome por sorpresa, no tenías nada que perder más que un poco de dignidad. Fuiste a tu armario, no había ninguna prenda adecuada para una salida con un chico, pero qué más daba, ni siquiera sabias si esto era una broma.
Tomaste lo primero que apareció, una remera de los "Guns and Roses" suelta para que no marcara tus curvas y un jean con efecto desgastado hasta la cintura. Un poco de tu perfume favorito, algo de rímel y dejaste tu pelo suelto sobre tus hombros. No querías impresionar a nadie y tampoco es como si arreglándote más o menos lo lograrías con un tipo como ese, obviamente acostumbrado a estar rodeado de pseudo-modelos.
7:55: El timbre sonó. No era el repartidor de pizzas, era Hoseok de pie bajo la luz tenue de la noche que te recorría con la mirada.
-¿Qué?- respondiste ante su evaluación.
-Me gustan las chicas malas- sonrió y rodaste los ojos. Su sonrisa y esa mirada poco a poco te estaban desarmando y no había nada que te gustara menos que sentirte vulnerable ante los demás, no después de todo lo que habías pasado.
-¿Vamos?- extendió su mano pero no la tomaste. Caminaron juntos, no sabías a donde, pero al parecer él sí. En el camino te habló de su carrera, era profesor de baile también y algunas veces hacia presentaciones en un hospital infantil donde trabajaba un amigo muy cercano a él. El gimnasio era su segundo hogar y no pudiste evitar pensar que seguro estaba rodeado de chicas todo el tiempo.
-Llegamos, aquí la pasarás bien- Las luces de neón capturaron tu atención, era el tipo de lugar al que siempre evitabas ir y que tus amigas insistían en que debías conocer.
-Hoseok, yo no...- intentaste negarte cuando estaban de pie en la puerta del bar pero él sujetó tu cintura por detrás y susurró
-Solo relájate- causando que toda tu piel se erizara.
Te guió entre las mesas, la música de ambiente invitaba a bailar y la gente lucia bastante alegre. Quizás por esta vez podrías disfrutar.
Hoseok pagó las bebidas, era mucho más gracioso de lo pensabas, no podías evitar reírte de sus gestos y de los pasos que intentaba hacer sin levantarse de su asiento, este chico llevaba el ritmo en las venas, sin duda. La estabas pasando demasiado bien, ni siquiera tenías tiempo de pensar en si la gente te estaba mirando o no. Tus mejillas dolían de tanto reír. Hoseok era genial. ¿Estaría bien bajar la guardia con él? No lo sabias, pero estaba pasando.
Un trago, dos, tres... ¿de esto te estabas perdiendo todo este tiempo? Las luces jugando con tu cabeza, la música vibrando en tu pecho y el calor del alcohol haciendo estragos en tu interior. Hoseok te miraba con alegría, como si acabara de descubrir la Atlántida frente a sus ojos, estabas totalmente desinhibida y en estos momentos poco te importaba si tu remera se levantaba revelando un poco de carne, solo querías bailar.
Ambos estaban en la pista moviéndose al ritmo de "Pull Up" y no recordaste la última vez que fuiste tan feliz entre la gente, todos eran amistosos y en el aire se respiraba la excitación.
Bien después de toda la ronda de mojitos, necesitabas un baño. Había mucho líquido en tu sistema. Le avisaste a Hoseok hablándole al oído por el volumen de la música y desapareciste abriéndote paso entre las personas.
Ahora estabas más relajada, miraste tu rostro en el espejo y no encontraste la mirada triste en el reflejo que siempre te devolvía, estabas muy feliz y en cierta forma se lo debías al chico de allí afuera. De alguna manera ibas a agradecérselo. Acomodaste tu cabello y saliste, estabas yendo a tu mesa donde tu pareja de baile te esperaba pero una fuerza te volvió hacia atrás pegándote a un pecho desconocido, miraste sobre tu hombro pero no identificaste al chico que se frotaba contra ti soltando una ola de barbaridades en tu oído. Quisiste zafarte pero no estabas en tus cinco sentidos y tu cuerpo estaba respondiendo a ese estimulo. Con el ultimo hilo de consciencia te soltaste pero la mirada del chico te congelo unos segundos hasta que viste un puño estrellarse en su rostro.
Hoseok acababa de golpear al imbécil y ahora te arrastraba del brazo hasta la salida. No entendías muy bien ¿estaba enojado? Quisiste soltarte pero no pudiste, estaba aplicando tanta fuerza que te lastimaba.
-Hoseok, Hoseok... ¡Para!- le gritaste mientras te parabas firme. Cuando giró a mirarte notaste algo en sus ojos que no podías comprender -¿Por qué nos estamos yendo, acaso no la estábamos pasando bien?- quisiste calmarlo un poco.
-¿Bien? Restregarte contra cualquiera te parece pasarla bien?-
-Oye, yo no quise...-
-No es lo que parecía...- te quedaste en silencio, estabas frustrada, ¿eso pensaba de ti? Sería mejor volver a casa.
Empezaste a caminar pasando de él, viste por el rabillo del ojo que lucía sorprendido por tu iniciativa, escuchaste que te llamo un par de veces pero no te detuviste. De pronto escuchaste unos pasos detrás y unas manos te giraron.
-¿Tanto te cuesta darte cuenta? ¿No lo entiendes?- te dijo mientras sus profundos ojos oscuros te escaneaban
-En- entender ¿q-que...? -no pudiste seguir hablando porque en estos momentos estabas saboreando el gusto del alcohol y la menta de sus deliciosos labios, te estabas embriagando con un beso que te acababa de robar y sabia tan bien que no sabías si ibas a poder parar...
🐎
Después de ese beso que te devolvió la sobriedad, huiste (como hacías comúnmente) a tu casa a encerrarte y tratar de analizar la situación.
Hoseok no te detuvo cuando empezaste a correr y subiste al primer taxi que encontraste. Se quedó allí parado, incluso parecía que el mismo no lograba entenderlo.
Dos semanas después y todavía seguías repasando ese beso una y otra vez en tu memoria mientras palpabas tus labios. Te decías a ti misma que debías olvidarlo, que seguro había sido un impulso del momento y que no era nada más que hormonas y alcohol. Además después de tanto tiempo ya seguro lo había olvidado completamente, aunque tuvieras cerca de un centenar de llamadas perdidas de un número, que asumías era él y se había auto agendado como "MiIrresistibleEntrenador" todo junto para que entrara en tu teléfono, pero que no ibas a contestar.
Saliste de tus clases en la universidad esa tarde y volvías con notable cansancio a tu casa, estabas cerca de llegar cuando viste una figura sentada en la puerta de tu casa.
Te quedaste completamente congelada cuando viste que te miró con sus profundos ojos. Se puso de pie y entraste en pánico, lo veías caminar hacia ti y no tuviste mejor idea que salir corriendo sin saber a dónde.
Te perseguía ¡Corría detrás de ti! Llegaste a un lugar abierto, una especie de parque que ni siquiera sabias que existía porque no acostumbrabas a salir. Estabas tan cansada que no pudiste evitar caer de rodillas, completamente agitada y sudada. Hoseok llegó detrás de ti y se tiró en el pasto, se reía ¿de qué se reía?
-¿De qué diablos te ríes?- estabas enojada, odiabas que se burlaran de ti
-De ti, de mí, de todo esto- se veía tan bien con la espalda tirada hacia atrás y los rayos de luz pegando en su frente...- ¿Podrías dejar de huir?
-¿Con quién crees que hablas? yo no huyo...
-Eso es lo que más me gusta de ti, piensas que eres tan fuerte... sin embargo eres más frágil que un cristal
-Te... ¿Gusta?
-¿Acaso no soy demasiado obvio? Aish niña, me desesperas ¿Cómo no te puedes dar cuenta? Me gustas ____, realmente me gustas
-¡¿Qué?! No, no... yo no puedo gustarte- te alteraste- es decir, soy yo ¡Mírame! No te burles de mi Jung Hoseok- pensaste que todo era parte de un chiste pero su rostro había pasado de divertido a completamente serio en unos segundos- No puedes hablar en serio ¡Eres un jodido dios del olimpo! Vives rodeado de modelos. Y yo apenas puedo encontrar ropa de mi talla
-¿Ese es tu argumento? ¿No puedo estar enamorado de ti solo porque no te ajustas al estereotipo de mujeres que impone esta sociedad? Eso es pura basura ____- se acercó peligrosamente hasta donde estabas y se posiciono frente a ti que no dejabas de temblar- Me gustas porque eres diferente, autentica y, aunque no lo quieras aceptar, me pareces hermosa. Vive con eso
Te besó, dulce, suave, nada comparado a la última vez, te permitiste saborearlo, acariciar sus cabellos mientras envolvías su cuello con tus brazos y lo acercabas para profundizar el contacto.
-Déjame quererte ____- susurro entre tus labios y tomó con fuerza tu cintura- serás mi novia, quieras o no... lo serás.
Sonreíste sobre sus labios. Quizás era momento de empezar a darte una oportunidad, de mirarte a través de sus ojos.
🐎
Hoseok insistió en que lo suyo era una relación, aunque básicamente siempre eras tú rechazándolo por tus complejos e inseguridades. Pero sabias que no se iba a dar por vencido el muy cabrón, podría ser igual o más terco que tú.
Poco a poco empezaste a bajar la guardia con él, cada beso, cada demostración de afecto en público, cuando tomaba tu mano y se paseaba orgulloso de llevarte, todo eso te estaba llevando a un camino sin retorno a la perdición. Incluso te había pedido que volvieras a tomar sus clases para poder verte más tiempo prometiendo ser suave contigo pero preferiste que no, no te sentirías bien si tu novio te viera sudada y jadeante todos los días mientras intentabas seguirle el paso ridículamente mientras él se veía como la reencarnación del mismísimo adonis.
El chico era extremadamente tierno contigo, muy alejado a lo que imaginarias por su actitud, era suave y delicado, te trataba con extremo cuidado y algo de eso no te gustaba, pero no sabías que.
No fue hasta que durante la merienda de sábado con tu amiga ella soltó una bomba hacia ti preguntándote sobre el sexo
-¿Llevan dos meses saliendo y aun no se han acostado?-
Su pregunta salió con algo más que curiosidad ¿horror, tal vez? Pero la verdad es que no le habías prestado atención a ese detalle, no cuando el tiempo juntos se pasaban entre castos besos, series de netflix y cocinando juntos.
Algo faltaba y ahora te dabas cuenta: no te deseaba.
Por su puesto que tú no podías evitar humedecerte con solo verlo tomar agua mientras su nuez de adán se mecía de arriba abajo con cada sorbo y algunas gotas escapaban de su boca para recorrer su perlado cuello, incluso ante la mínima acción te calentabas como una estufa, pero habías obviado la parte del sexo quizás por haber estado muy ocupada intentando hacerte a la idea de que ese hombre quería estar contigo y no con una de las tantas delgaduchas que se le tiraban encima en su trabajo.
No era extraño para ti que no estuviera jadeando por poseerte pues no ganarías un premio por ser una bomba sensual y quizás ese era tu error.
Un comentario más de tu amiga y ya podías dar por cavada tu tumba
-Hacia algún lado debe ir todo ese libido ¿no crees?-
Esas palabras se clavaron como dagas en tu espalda. Si tú le dabas el cariño ¿Quién le daba la pasión? Porque un hombre con tanta testosterona no podía vivir tantos meses sin follar ¿o sí?
Esa noche volviste a tu casa llena de interrogantes, aunque no quisiera aceptarlo al principio estabas jodidamente enamorada de Hoseok y el solo imaginarlo entregándole su cuerpo a otra mujer te llenaba de rabia.
Desde ese día intentaste ser más provocativa, intensificando los besos, trabajando con tu lengua de la forma más sexy que podías mientras enredabas tus dedos en las hebras castañas de su cabello o generando algunos roces "involuntarios" con su cuerpo, pero nada de lo que hicieras te acercaba a tu objetivo.
Era noche de películas con tu novio, pero estabas dispuesta a probar (y probarte) qué tanto podías encender una situación con él a costa de lo que sea, usarías hasta tu última carta.
Un mensaje llegó a tu celular cuando buscabas una película adecuada
"Tuve un contratiempo, llego tarde. Discúlpame. Te quiero".
Intentaste tranquilizarte, que se quedara después de sus clases donde estaba repleto de mujeres llenas de hormonas alborotadas por la actividad física no significaba que te engañara.
Respiraste profundo y decidiste que era mejor preparar un relajante baño. Llegara a la hora que llegara debías probar tu teoría, ibas a confiar en tus escasos dotes de mujer.
Te tomaste el tiempo de depilarte y exfoliar tu piel, buscaste entre tu ropa interior algo digno de encender la llama y ¡Bingo! Encontraste un conjunto bastante revelador que te había regalado tu mejor amiga hace un tiempo aludiendo a la idea de que debías dejar de usar ropa interior de anciana.
Era lindo ¿el negro le gustaba a los hombres, no? Y a pesar de que el encaje te picaba un poco podías soportarlo, incluso el hecho de que las bragas se perdieran en tu trasero, te veías diferente en el espejo, algo de carne desbordaba tu cintura pero no ibas a prestarle atención, el corpiño levantaba tus pechos y los juntaba, era una buena vista.
No querías que pareciera que todo era armado por lo que buscaste una falta de jean y una remera de los Rolling Stones un poco suelta, un poco de perfume y acomodaste tu cabello suelto. Bien, eran las 8, no debía tardar.
Bajaste
...
10 de la noche y no habían noticias suyas, ni una llamada o un mensaje. Nada. Maldita sea, la duda te carcomía hasta el último centímetro de intestino y ya no podías aguantarlo más. Tenías dos opciones: irte a dormir o cruzar la puerta de tu casa y ver qué tan urgente era ese contratiempo.
Optaste por la segunda que en realidad siempre había sido la única. No tardaste más de cinco minutos en estar de pie en la puerta del gimnasio, hacia frio y tú estabas con la misma ropa con la que lo esperabas en casa, pero eso no te importaba en estos momentos
¿Por qué no te había dicho que habría una fiesta? Era tarde para detenerse, la sangre burbujeaba en tus venas, querías entrar y comprobar las miles de imágenes que habías dibujado en tu cabeza, todo estaba oscuro y las luces te mareaban un poco.
En tu mente solo estaba Hoseok teniendo sexo con cualquier zorra en cientos de posiciones diferentes. Te odiabas por ser tan creativa.
No prestaste atención a absolutamente nada en el camino, solo entraste, ni siquiera te importó estar vestida como una niña mientras alrededor solo habían mujeres y alcohol.
Y ahí estaba. Tu dulce tortura estaba en un rincón hablando con una mujer que no dejaba de enrular un mechón de su cabello entre sus dedos mientras él la miraba con esa expresión de idiota.
De repente te volviste a sentir tan pequeña como antes, totalmente insignificante, pero esta vez había sentimientos nuevos en ti, la absoluta decepción y la amargura.
¡Estúpida, estúpida ____!
Y no supiste cuando estabas soltando lagrimas saladas, tus pies no respondían, sabias que debías correr pero por alguna razón querías ver hasta donde llegaba su coqueteo, solo bastó que ella tomara de su mentón y que él le sonriera un poco para asimilar todo: te engañaba.
No querias ver mas, un hueco se hizo en tu pecho y tu garganta apretaba con fuerzas. Tus ojos estaban cristalizados mientras tomabas bocanadas de aire evitando a toda costa romper en llanto.
De repente sus ojos se voltearon a donde estabas parada y viste su sonrisa desaparecer muy lentamente para ir hacia ti, pero no. No querías verlo. Te había mentido, todo tenía más sentido ahora.
Corriste antes de que te agarrara, buscaste la salida trasera donde no había tanta gente y escapaste por el callejón que había detrás del local.
Ahora si, las lágrimas no dejaban de caer, incluso cuando atrapó tu brazo, te acorraló contra una pared y te miró a los ojos... no podías ver más que su figura borrosa por las lágrimas en tus ojos. Decía algo que no podías escuchar porque estabas aturdida y de pronto estabas tirando de tu brazo para zafarte mientras le gritabas que era un mentiroso.
-¡Detente! ¿Qué demonios haces aquí? ¡Y vestida de esta manera!- su voz retumbo en tu cabeza ¿con que derecho se enojaba?
-¿Es por eso que no me haces el amor, Hoseok? ¿Por qué estas follando con tus estúpidas alumnas? ¿Por qué solamente me veo como una estúpida niña mientras ellas son mujeres reales? ¿Por eso no te calientas conmigo?- las palabras salían de tu boca sin permiso como vomito verbal
-Espera... ¿Qué?- lucia sorprendido
-¡Dime la verdad Hoseok! no me deseas, no me tocas a pesar de que me ofrecí de cien formas distintas ¿Es por qué te sacas las ganas con ellas?
-Estas equivocada ____-paso la mano por su pelo- no es lo que piensas
-¡Me mentiste! ¿Este era tu contratiempo que te hizo dejarme esperando por ti más de tres horas?
-Sí, olvide que era cumpleaños del jefe- murmuró- no podía irme, pensé que podía desocuparme temprano pero no pude. Soy el maldito conductor designado- sacó las llaves de su bolsillo para agitarlas frente a ti- ahora dime ¿Cuál es tu excusa para venir con esa pinta hasta aquí? ¿Eres consciente de que este lugar está lleno de hombres que se morían por tocarte?
-No juegues conmigo... Sé que luzco como idiota porque lo soy, soy una maldita idiota que se preparó para intentar seducir a su novio para encontrarlo coqueteando con otra
-¿Te pusiste así para mí?- mordió sus labios mientras te recorría de arriba abajo con la mirada- tu problema, ____ es que no sabes todo el potencial que tienes. ¡La rechacé! lo viste estabas ahí- se aproximó a tu cuerpo- solo hay una mujer que me gusta...
-Entonces Hoseok ¿Por qué no me has tomado?- tu voz se estaba apagando en la tristeza de sentirte inferior, nunca eras suficiente para nadie.
-¿Crees que no he querido? ¿Qué no me tomó hasta el límite de mi voluntad contenerme contigo?- por su manera de moverse podías comprender que estaba frustrado- Quería darte tu tiempo, sé de los fantasmas que giran en tu cabeza alrededor de tu cuerpo, aunque yo no lo vea así, quería que te quisieras antes de demostrarte cuanto lo hago yo...
De pronto querías llorar de impotencia ¿Por qué no podías verte como te veía él? El problema no era él, eras tú, era tu falta de confianza, tu baja autoestima. Las lágrimas seguían bañando tus mejillas y pronto sentiste su tibia piel borrándolas con besos, besos que terminaron en tu boca.
-Eres hermosa... y deseo cada parte de ti, cada centímetro de tu piel, quiero besar cada lunar de tu cuerpo
El beso subió en intensidad mientras tus brazos envolvían su cuello para atraerlo más a ti y sus dedos dejaban marcas en tu cintura. Solo se separaban para tomar aire y volvían a devorarse por completo. En algún momento te viste enredando tus piernas alrededor de su cintura mientras tu espalda permanecía apoyada en el muro de aquel callejón.
-Oh~ Hoseok- gemiste al sentir la rigidez de su miembro rozar con tu sexo
-¿Todavía sigues dudando si te deseo?- dijo al tiempo que estiraba tu labio inferior entre sus dientes- Vamos a casa- ordenó pero aferraste más tu agarre con las piernas impidiendo que te bajara
-No, a casa no... tómame aquí...
Tu mirada llena de fuego y el calor que sentías entre tus piernas necesitaban esto, así, ahí. Era tan excitante el vértigo de saber que podrían llegar a verlos que tenías que intentarlo, viste un poco de duda en sus ojos pero al mover tu sexo en su erección la borraron por completo, agradecías al cielo haberte puesto falda porque podías sentir a la perfección qué tan duro lograbas ponerlo.
Hoseok tomó el borde de tu remera y la sacó de tu cuerpo dejándola caer a algún lugar, jadeo al ver tu corpiño negro de encaje y apretó cada uno de tus pechos entre sus manos para darles una picara mordida sobre tus pezones cubiertos por la fina tela
-¿Tienes una idea de lo mucho que espere por esto?- recriminó mientras fingía una embestida que te hizo gemir por la necesidad de sentirlo dentro tuyo- ¿Sabes las fuerzas que necesitaba para controlarme y no hacerte mía en cada lugar de la casa?- cerraste los ojos echando la cabeza hacia atrás, tus manos apoyadas en sus hombros.
Su boca besó y lamió cada parte de tus pechos y estabas segura que quedaría más de una marca en tu piel
-¡Hazlo de una maldita vez Hoseok!- no querías sonar demandante pero lo necesitabas en ti ¡ya!
Sentiste unas de sus manos levantar un poco más tu falda y correr la tela de tus bragas. Un segundo estabas vacía y necesitada y al siguiente te encontrabas completamente llena por toda la longitud de su miembro enterrándose en lo más profundo de tu cuerpo y gimiendo su nombre con desesperación
-Eso es... di mi nombre cariño ¿Quién te está haciendo feliz ahora?
-Ho- Hoseok~ Mmgh... Así... muévete
La sensación de tenerlo embistiendo entre tus piernas era enloquecedora, sentías su pelvis impulsándose una y otra vez contra ti y sus manos apretando tus nalgas con fuerza, sus labios estaban rojos de tanto mordérselos y sus ojos permanecían cerrados.
Podías disfrutar la imagen perfecta de sus venas marcándose en su frente y cuello y te pareció el paisaje más hermoso que podrías haber visto jamás. Pronto el callejón era un mar de suspiros y gemidos y de "¡más, más, así, no pares!" Entre tus piernas convergían el calor y la humedad en proporciones justas. Y cuando pensaste que estaba a punto de alcanzar el clímax te sentiste vacía.
Abriste los ojos para ver porqué se había detenido.
-Gírate- te ordenó y no pudiste hacer otra cosa que apoyar las manos en la pared donde hace segundos te recargabas ofreciéndole una deliciosa vista de tu trasero dispuesto. Miraste sobre tu hombro y contemplaste su mirada caliente y luego un ruido sordo y lo siguiente que supiste era que tenías una mano marcada en una nalga desnuda, el ardor se extendió por todo tu ser
-¿Hoseok, que...?
Otro golpe
-No volverás a usar esta ropa en público ¿escuchaste?- jadeo en tu oído
-Pero qué demonios...
Otro golpe seco sobre tu piel desnuda y lejos de dolerte te excitaba mucho más
-¿Qué ibas a decir, bebé?
-N- No usaré esta ropa en público de nuevo- respondiste mientras el hormigueo vagaba por tu trasero, ahora, rojo
-Eso es, pequeña. Sabes que te amo ¿Verdad?- Jadeo en tu espalda, acariciando el lugar donde había impactado su mano
-Lo sé, también te amo
Poco a poco el pene de tu novio se enterró una vez más en ti y arremetió con más fuerzas que antes.
El exquisito sonido de sus jadeos y las pieles chocando sin piedad te llevaban más allá de lo que habías imaginado, un poco más y alcanzaste tu segundo orgasmo de la noche cuando sentiste el semen tibio caer sobre tu espalda baja y un gemido crudo que te avisaba que ya había acabado.
Te ayudó a limpiarte mientras ambos trataban de recuperar el aliento. Compartieron algunas miradas cómplices mientras acomodaban sus ropas para después darse un dulce beso de satisfacción
-¿Crees que aguantas una segunda ronda en casa? Porque llevo acumuladas varias semanas de querer tenerte así
-Tenemos toda la noche...- Le guiñaste un ojo y lo siguiente que supiste es que estabas desnuda, gimiendo bajo su cuerpo caliente en la comodidad de tu cama.
🔥😏🔥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro