6._ "Necesito ayuda".
Desde que Taehyung aceptó que el accidente de los fuegos artificiales jamás quedaría enterrado en sus sueños, despertar se ha vuelto el momento más agrio de su día.
Sus párpados vuelven a caer; por unos cuantos segundos observa la oscuridad que tanto añora. Sin embargo, no es capaz de caer en cuenta de esto porque se balancea entre la vigilia y el sueño.
Los toques en la puerta insisten en que despierte. De una u otra forma, Taehyung consigue hacerlo.
—¡Voy! —anunció y comenzó a estirarse para despabilarse.
Se incorpora y se pone en marcha. Arrastra los pies hacia la puerta que encuentra sin ni siquiera pensarlo. La abre y se asoma por una delgada rejilla que ha dejado.
—¿Mmh? —pronunció, todavía adormilado.
—Caray, ¡pero si sigues dormido! —exclamó Hoseok, imitando el acento de Daegu, sitio de donde Taehyung es nativo
Durante la cena de anoche, la conversación de sobremesa se dirigió hacia las diferentes preparaciones culinarias de cada región. En ese momento, Taehyung y Hoseok se enteraron de la proveniencia del otro.
Taehyung venía de Daegu, un distrito del centro-sur, mientras que Hoseok venía de Gwangju, un distrito del sur-este. Sabiendo esto, la estereotipada discusión entre provincianos no tardó en estallar; se burlaron de sus acentos y de aquellas costumbres que eran extrañas para el otro.
—Lo lamento —expresó Hoseok, con un arrepentimiento que dejó desconcertado a Taehyung.
"¿Por qué se disculpa?". Esperaba que lo aclarara, pero Hoseok dejó el tema atrás.
—Antes del desayuno y las clases, quería presentarte a alguien y darte un recorrido por el lugar.
Taehyung escucha una tercera voz, se para derecho como un resorte.
—Hola, es un gusto conocerte, Taehyung. Soy Kim Seokjin, colaborador de CAPIDI Seúl, y estaré para apoyarte durante tu estadía con nosotros.
Esas palabras no le gustan, tampoco el tono con el que se ha presentado. Hace que recuerde a Hoseok cuando se presentó con él y sus padres ayer.
—Jin cubre el turno de la mañana, aunque se la pasa aquí todo el día —comenta Hoseok, con un evidente fastidio actuado. No obstante, esa actuación se vuelve personal al cambiar de tema—. Quien se supone que lo reemplaza por la tarde es Namjoon; pero a él casi nunca lo veo por aquí.
Jin protesto:
—Hey, sabes que Namjoon está ocupado con la escuela. Estudiar medicina y hacer las prácticas no es fácil, pero siempre cumple con llegar—. Calma su exaltación y se dirige hacia el menor. —Namjoon se presentará contigo más tarde, Taehyung.
El aludido escucha su nombre, y da un respingo por el sobresalto, estaba por quedarse dormido apoyado en el marco de la puerta.
Hoseok y Jin ríen; con burla y ternura respectivamente.
Taehyung se revuelve incómodo y apresura su partida. Jin lo detiene antes de que pueda salir de la habitación.
—¿No planeas cambiarte de ropa? —cuestiono con discreción—. Parece que dormiste con eso.
La observación fue certera e hizo que el rostro de Taehyung enrojeciera por la vergüenza.
—Tienes razón —murmuró entre dientes. Dio unos pasos hacia atrás y volvió a quedarse parado; no encontraba la valentía para externar sus dudas.
En su hogar, su madre, su padre o su hermano menor solían escoger su ropa por él. Aquí, ¿quién lo va a ayudar?
—Voy a cerrar la puerta, te esperamos en el pasillo.
Taehyung escuchó el aviso de Jin, y enseguida se aproximó hacia la puerta.
—Necesito ayuda—. Su voz fue adquiriendo fuerza a medida que su vergüenza tomaba la máscara de enfado—. No quiero salir vestido como un payaso.
Jin está a punto de acceder, cuando Hoseok lo interrumpe.
—¿Acaso no conoces tu propia ropa?
Taehyung se siente abofeteado por su intervención; no obstante, comprende el punto al que quiere llegar, así que le da la razón.
—Entonces, no tendrás problemas para escoger tu ropa y vestirte solo.
Hay algo en las palabras del contrario que irritan a Taehyung, cierto tono de obviedad que lo hace sentir como un tonto.
—Tenemos cosas que hacer, no tardes mucho—. Dicho esto, y sin esperar respuestas, cierra la puerta de la habitación.
Taehyung tuerce los labios en un gesto de fastidio: Hoseok lo desespera. En seguida sus facciones se relajan, y adquiere cierto matiz de decepción al recordar la manera en que se comportaba ayer durante la cena, o incluso al recibirlo esta mañana. ¿Por qué debía de comportarse como un profesor estricto? No le agrada.
Se da media vueltas y vuelve sobre sus pasos. En el camino tropieza con su maleta que olvidó que había dejado ahí. Por lo menos, ahora sabe dónde está.
Se sienta sobre sus piernas y comienza a buscar en el interior de la maleta. A medida que se concentra en sentir las texturas de la tela, descubre que puede recordar el color y el corte de cada una.
Escoge un conjunto que recuerda haber utilizado antes. Para vestirse se fija en las etiquetas y las costuras. Al sentir que está listo, cierra la maleta y la pone debajo de la cama.
Da una larga respiración antes de atreverse a salir de la habitación.
—¿Taehyung, ya está listo? —pregunta Hoseok; a lo cual, el aludido le da la razón —. Y bueno, ¿qué tal mal salió?
—Depende de quién lo diga —pronuncia Taehyung, con amargura. Su recelo crece hacia Hoseok y no puede ocultarlo. Se pone en marcha, y por detrás lo siguen Jin y Hoseok.
—A mí me gusta como te ves, pareces un artista —confesó Jin, con sincera admiración.
—Es lo que soy—. Taehyung hace una pausa, en la que duda de la afirmación que acaba de hacer. En eso siente el borde de los escalones frente a sí.
Tal vez, ni siquiera estuvo a punto de caer, pero Jin se adelantó a sostenerlo de torso y atraerlo hacia su cuerpo. Lo primero que hace Taehyung al recuperarse del sobresalto es percatarse de la tensión de su protector. Jin, que protege su rostro en su hombro, parece estar más alterado que él.
—Ten más cuidado, por favor —expresó Jin en un suspiro de alivio, para luego soltarlo de forma lenta, como si se asegurará que estaba fuera de peligro.
Taehyung promete hacerlo, y cumpliendo su palabra, se sujeta del pasamanos y de la pared como ayer lo hizo, y comienza a bajar los escalones con precaución.
—Taehyung, no. Eso puede ser peligroso —protestó Jin, de vuelta con sus preocupaciones exageradas—. Si vas de bajada, solo debes sujetarte del pasamano.
Jin baja y lo rodea, se coloca frente a él y sostiene sus manos. Deja una de las manos de Taehyung con la suya encima y con la otra entrelaza sus dedos.
—Siente el relieve, es el mismo que el de las escaleras—. Desliza la mano de Taehyung a través del pasamanos hasta el borde del relieve—. Ahora, desliza tu pie sobre el escalón.
Taehyung traga en seco, está sumamente tenso debido a la cercanía. De manera curiosa, esa sensación de vergüenza apacigua su miedo a los escalones, y así logra acatar lo encomendado.
Lleva su pie al borde del escalón, lo que nivela su brazo con el resto de su torso. Después, con cuidado baja sus pies al siguiente escalón.
—Bien, lo has hecho bien. Ahora, el escalón que sigue —anima Seokjin, quién ha bajado de espaldas y sigue sosteniendo a Taehyung.
—Seokjin, deja que lo haga solo.
Hoseok hace presencia, con un tono firme y solemne. Jin accede, suelta a Taehyung y se hace un lado.
—Vamos, Taehyung. Tú puedes.
Las palabras y el tono de Jin dispararon los niveles de frustración en Taehyung. No debería de tener tantos problemas en hacer algo tan simple. No debería de sentir miedo de algo tan absurdo como lo era bajar las escaleras.
Taehyung adelanta su brazo hasta volver a sentir el borde del relieve, luego prosigue a dar un paso lo suficientemente largo para quedar derecho. Baja el escalón, y en un suspiro deja escapar toda la tensión que había acomulado en ese instante. Es un inútil que ni siquiera puede bajar los escalones.
Taehyung es sorprendido por un suave agarre en su hombro que le brinda apoyo.
—Seokjin, ya es hora de que te vayas a la cocina a asesorar al grupo de hoy. Nos volveremos a reunir contigo más tarde.
El agarre desaparece. Taehyung quiere gritar, maldecir a Hoseok por parecer que siempre está en su contra.
Jin le da la razón y se despide. Taehyung lo escucha decaído y dudoso, y toma eso para alimentar su rencor hacia Hoseok.
Hoseok le pide que continúe, su presencia lo presiona a bajar y no le permite ni siquiera tomar un descanso.
¡Qué fastidio! ¿Por qué ayer no lo corrigió? ¿Por qué ahora se comporta tan estricto?
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