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21. Entre logros.

Las pisadas que se alejan por el pasillo, los murmullos que se mezclan entre sí, incluso el segundero del reloj es captado por el agudo oído de Hoseok. ¿La respiración agitada y los pasos veloces? Es Dahyun que cada mañana llega derrapando para registrar su entrada a tiempo. ¿Alguien que mordisquea una pluma? Mina, la secretaria del director, que suele caer en aquellas mañas al estar demasiado concentrada.

Pero, ¿qué hay de la respiración entrecortada? ¿Y de los golpeteos de un corazón delator? Hoseok se descubre a sí mismo tratando de ocultar su nerviosismo, y lo que más lamenta es fallar en el intento.

Mina baja el teléfono por un momento y llama a Hoseok: "Ya puede pasar". Las palabras no le sientan bien, traga saliva y se levanta. El impulso lo marea, sus pies se cruzan al caminar y se lanza sobre la manija de la puerta para sostenerse.

Respiró hondo, esperando a que la sangre terminara de llegar a su cerebro. Logra recuperarse, pero nunca aprende, vuelve a actuar con impaciencia y abre la puerta en un rápido movimiento.

El director Kang se sorprende al verlo.

—Oh, Hoseok, que grata sorpresa, casi nunca pasa a visitarme—. Oye las ruedas de la silla deslizarse por el suelo, el director está detrás de su escritorio, y posiblemente con una gran sonrisa sobre los labios—. Por favor, toma asiento. ¿Puedo ofrecerte algo? ¿Quiere una taza de café?

La boca de Hoseok se tuerce en una mueca de desagrado, no le agrada el tono con el que se dirige hacia él, es demasiado informal para tratarse de un empleado más. Kang jamás se rendirá, ya han pasado 15 años y sigue tratando de convertirse en el sustituto de su padre.

—Estoy bien, gracias —respondió Hoseok, con un nudo en la garganta.

No le gusta estar en aquella oficina, le hace falta ventilación y se siente muy pequeña. Además, tiene otros asuntos que resolver.

Respira hondo, se acerca y deja un sobre la mesa.

—Jin pidió su renuncia está mañana.

El director Kang reconoció el nombre enseguida.

—Oh, es una verdadera lástima—. Su expresión fue sincera, tenía una gran estima por Jin y lamentaba su renuncia, y más al saber el motivo de esta—. ¿El joven Kim ya se fue?

Hoseok negó. —Está de visita con uno de los estudiantes —se lo pensó y dijo en un hilo de voz—, está en la habitación de Taehyung, hablando con él.

Su pareja ha de estar sufriendo por la noticia, quiere ir con él para consolarlo.

—El joven Kim fue un excelente asesor, los estudiantes lo van a extrañar—. Y no solo ellos, sino también el resto del personal en la institución—. Por favor, dile que pase a mi oficina antes de que se vaya, me gustaría hablar con él y agradecerle por su tiempo de servicio.

Cada vez es más real la partida de Seokjin, a Hoseok le era difícil imaginar el día en que ya no vendría a la escuela. Por 8 años se acostumbró a su presencia: fue su asesor, su pupilo, compañero de trabajo y un muy buen amigo.

—¿Pasa algo? —preguntó el directo, preocupado.

Hoseok apretó los labios, aquella pregunta movió algo en su interior. Soporta su malestar, se traga el nudo en su garganta y continúa.

—Debido a que Jin ya no podrá acompañarlo al congreso, me gustaría hacerlo en su lugar.

Todavía tiene dudas. Y la idea no le agrada del todo, pero qué más da, lo hecho está hecho.

—¿Estás seguro de eso? Sé que no te gusta salir de la escuela ni involucrarte con los empresarios...

—Y sigue sin gustarme —interrumpió—. En realidad, me causa terror—. Se estaría arrepintiendo, si no fuera por aquellas palabras que vienen a su mente y le provocan una sonrisa—. Pero nadie más podrá hacerlo como yo.

—Bien. Me alegra oír eso. Hoseok, ha sido una maravilla verte crecer, estoy tan orgulloso de ti.

El hombre se puso de pie, extendió sus brazos y lo abrazó. Hoseok se alejó al instante, se despidió y salió directo a la habitación de Taehyung. Aceleró su paso, casi tan desesperado como el latir de su corazón. Necesitaba verlo, necesitaba consuelo.

Y sin embargo, se quedó parado tras la puerta. Se negaba a ser inoportuno, ¿qué tal si estaba en algo importante? Trató de tranquilizarse, se convenció de que no era momento para su malestar, que otros lo estaban pasando peor que él y lo necesitaban.

Las voces de Taehyung y Jin son tenues y con ciertos tintes de tristeza. Lo que dicen es superficial y solo buscan mantener la conversación. Seguro que Jin ya le dio la noticia, lo habrá de hablar, y ahora tratan de recuperarse de la avalancha de sentimientos. Es un buen momento para pasar y ayudar a aligerar la tensión.

Tocó la puerta, pidió permiso para entrar. El dueño de la habitación se lo concedió.

—Lo lamento, espero no haber interrumpido—. Tanto Jin como Taehyung negaron, era evidente que los ayudó a distraerse de las emociones en que no querían desbordarse.

Jin quería marcharse de ahí y distraerse, por lo que no dudó en dirigirse a la oficina del director Kang cuando Hoseok se lo pidió. La puerta se cerró, los pasos se alejaron por el pasillo y un largo suspiro salió de los labios de Taehyung.

—Seokjin está enfermo y va a perder la vista, los doctores le dijeron que ya no había nada más que hacer. Solo le queda esperar el día en que la mancha cubra sus ojos por completo y ya no pueda ver más —contó Taehyung, resumiendo lo que Seokjin le dijo.

Hoseok ya lo sabía.

—La diabetes puede ser peligrosa si no se trata, y durante mucho tiempo Seokjin no lo hizo.

Quién imaginaría que el gentil y sobre protector asesor, fue un adolescente rebelde que solía vivir al límite. Por desgracia, su arrepentimiento llegó su visión ya había sido sentenciada por la presión arterial en sus glóbulos oculares.

—Él sabe que pronto perderá la vista, y decidió irse de viaje para mirar muchos paisajes hermosos—. Los brazos de Taehyung lo rodearon cuando apenas se sentaba sobre la cama—. Estoy feliz por él, se oía tan emocionado al contarlo. Oh, pero tengo que ser honesto, sentí un poco envidia de que él pudiera escoger la última imagen que guardaría en sus recuerdos.

Taehyung acomoda su cabeza sobre su pecho y abraza su torso, deslizando su nariz por la curvatura de su cuello

—Los fuegos artificiales son un buen recuerdo.

"Fuegos artificiales", así es como últimamente llama a los destellos de colores que inundan su vista. Por más que los describe, Hoseok es incapaz de hacerse una idea de lo que son.

—Deben ser muy bellos.

Hoseok sube su mano a su cabello, cepillando las suaves y esponjosas hebras. Adoraba estar así, con el peso de su pareja sobre él y sus dedos describiendo su bella imagen.

—Lo son, pero ya me aburrí de ellos. Prefiero liberarme de los mareos y del dolor de cabeza que me provoca el exceso de luces. Hoseok, lo he decidido: me anotaré para la operación de la retina

Desde su diagnóstico, los doctores le habían recomendado aquel procedimiento donde bloquean las funciones de la retina.  Es una intervención menor y con la posibilidad de revertirla sin algún momento logra ser candidato a un trasplante de córnea.

—Ya tienes un año viviendo así, ¿por qué cambiar de opinión ahora?

—Porque en este tiempo pude aprender a ya no tenerle miedo a la oscuridad.

Taehyung ya no habla de luces y sombras.


Sin agobiarse por la incertidumbre del futuro, se da paso a los sueños que parecen tan lejanos. Liberándose del caos de la mente, se disfruta del día a día.

Durante los días siguientes, Hoseok se refugia entre hojas de cálculo y ensayos de discurso. Se imagina a sí mismo en la punta de una larga mesa, de pie y con un porte imponente. A su alrededor están los empresarios, oyendo con maravilla cada una sus palabras. La mayoría le da la razón, otros tantos lo cuestiona, pero él logra convencerlo luego de un acalorado debate.

Un final maravilloso, que tan solo es parte de su imaginación

Y cuando finalmente se encuentra en el congreso, no podría ser más diferente.

Para comenzar, ni siquiera se encuentra en alguno de los extremos de la mesa. Está en una pequeña sala de juicio, siendo una cabeza más en un mar de personas. Jamás había ido a un parlamento antes, en su inexperiencia pensó que sería igual a una junta empresarial.

Aun así, le fue sencillo descifrar la dinámica de esta: un mediador cede la palabra a quien oprime el botón en el micrófono, los políticos y empresarios anteponen sus beneficios y las organizaciones tratan de adaptarse a ellos. Son las mismas 6 personas quienes toman la palabra, ya está cansado de sus voces.

Se deja vencer sobre el asiento, en donde su presencia se va olvidando. ¡Diablos! Conoce el tema del que hablan mejor que cualquiera en la habitación, pues son sus colegas, su pareja, sus alumnos y de él de quienes hablan. ¿Qué sabrán los demás acerca de lo que es un reto o una limitante para los no videntes?

Se mueve incómodo en el asiento, está tan harto de todo. Quiere levantarse y gritar, darle cara todas esas personas y demostrarles que es capaz de volver está oficina un desastre sí así lo quiere.

No obstante, los recuerdos lo paralizan. De lo más profundo de su mente aparece aquella impotencia que guarda desde la niñez y lo vuelve iracundo.

Salir del rincón del que permanece oculto y demostrarle a su padre que no es una carga, que no hay motivo para engañarlo ni abandonarlo en aquella escuela.

Hoseok permanece en silencio, anotando lo que el director Kang le pide y accediendo a la postura de otros, consumido en el trabajo.

Luego de tres largas horas, se les permite unos minutos de descanso.

El director Kang se levanta y estira su cuerpo.

—Mmh, no ha estado nada mal. Esperemos que el buffer sea igual de bueno que la vez pasada—. El hombre se da cuenta del mal humor de Hoseok—. ¿Ocurre algo? ¿Te sientes mal?

Todo estaba mal. En estos momentos detestaba a Kang, pareciera tan dócil y sumiso a las peticiones de los otros, ¿cómo era posible que no alzará la voz por aquella institución que era su vida entera?

Ignoró la mano frente a sí y se puso de pie por su cuenta, rastreando su bastón sin dificultades. Sin importarle lo grosero de su actuar, dejó al hombre atrás, diciendo que regresaría al finalizar el descanso.

Salió de la sala, localizó a un asistente por la forma en que hablaba y le pidió indicaciones para llegar al baño. Negó la ayuda y se puso en marcha, oyendo sorpresas e incertidumbre a sus espaldas.

Para algunos era tan irónica su autonomía, como para él lo era que no hubiera señalamiento en braille en un edificio donde se llevaba a cabo una reunión para establecer los compromisos sociales para la inclusión a personas con capacidades diferentes.

Entra a los baños de varones y camina hasta el fondo de la habitación. Saca su celular de su bolsillo y lamenta no haber traído sus audífonos consigo, ¡qué más da! Pide al asistente de voz realizar una llamada, a los tres tonos la persona al otro lado de la línea contesta.

—Hobi, hola ¿ya terminó la conferencia? ¿Cómo te fue?

Toda la tensión, el malestar, la impotencia y el dolor se drenan de su cuerpo al oír la voz de su amado. Todavía le es sorprendente el poder que tiene Taehyung en él.

Respira profundo y suspira.

—No, estamos en descanso —un cosquilleo en su piel lo hace sonreír—. Taehyung, me aburro demasiado —protestó en tono infantil, haciendo reír a Taehyung.

—No puedo creer que esté aburrido, ¡si tú oyes el canal del congreso por diversión!

—Pero es diferente —continuó con sus gestos exagerados—. Oír el congreso es como estar en medio de una pelea, con insultos rimbombantes, traiciones y giros de tramas sorprendentes.

A medida que va hablando su voz se vuelve más tenue. Si lo piensa bien, sí es lo mismo. Entonces, ¿por qué le está resultando tan fastidioso?

Interrumpiendo el hilo de sus pensamientos, Taehyung llama su atención.

—Ho, estaba ensayado para la siguiente semana, ¿quieres oír?

Y de nuevo, lo salva del remolino de pensamiento que atormentaba su cabeza.

—Sí, eso me encantaría—. Se recargó en la pared, con una gran sonrisa en sus labios—. Por favor, cariño, toca algo para mí.

Taehyung asiente, lo oye traga saliva y se mueve de manera torpe. Hoseok sonríe con satisfacción por haberlo puesto nervioso. Tras un largo suspiro, los acordes en violín aparecen. Suaves notas que se alargan como un llanto que es contenido, hasta que las emociones desbordan y alcanza su cúspide en notas altas y breves.

Hoseok limpia la lágrima que corre sobre su mejilla, es demasiado lo que ha sucedido hoy. No cree resistir más.

Unos pasos llaman su atención, son diferentes a los otros porque estos se dirigen hacia él. Baja el volumen del celular y le da cara al desconocido.

—¿Puedo ayudarle en algo?

—Oh disculpe, no quería ser introvertido, pero no puedo evitar prestar atención a la melodía que escuchaba.

Una voz de tonos medios, airosa y casada. Es un hombre de edad avanzada, representante del departamento de cultura del país y que hizo varios comentarios durante el debate.

—Permita que me aclare, mi esposa es la directora de la academia de música de Seúl. Con seguridad puedo decir que reconozco la técnica de la escuela cuando la escucho, y ese violín grita pertenecer a esta, ¿cuál es el nombre del intérprete?

Hoseok levantaba una ceja en sospecha. En el altavoz oye la voz de Taehyung preguntando lo que ocurre, le promete llamarlo pronto y cuelga la llamada.

—Es un estudiante de CAPIDI—. No quiso revelar más por la seguridad de Taehyung.

—Con todo el respeto, el joven tiene mucho talento ¿Aprendió en su institución? ¿Hay algún profesor de la academia trabajando con ustedes?

—No, el director de nuestra orquesta aprendió en Busan.

—Oh, me sorprende escuchar que un alumno con ceguera estudió en la academia. No estoy orgulloso de mi reacción, esto me deja en manifiesto lo poco inclusivo que hemos sido dentro de nuestra institución culturales.

Hoseok negó.

—La academia no aceptó a un alumno con ceguera. Él entró y salió antes de perder la vista.

—Entiendo, es realmente lamentable. Aprovechando el momento, hablaré sobre esto en el parlamento.

Una alarma suena en el reloj de Hoseok, es momento de regresar. Está por despedirse, cuando el hombre lo interrumpe.

—¿Podría decirme su nombre?

—Jung Hoseok, tutor y asesor en CAPIDI.

—Bien, Hoseok, espero escuchar sus ideas en el parlamento.

Hoseok accedió, sin estar convencido de eso. Regresó a la sala, se reunió con el director y volvió a adoptar su postura de antes, ya casi al final se había convencido de haber hecho lo que pudo y estar bien con el intento.

El hombre de cultura habló de la inclusión de alumnos con capacidades diferentes como prometió, un discurso genérico y que se quedaba en promesas. Luego de eso, volvió a perderse en el eco de las voces.

Creyó que no volvería a oírlo, hasta que el hombre encendió su micrófono y pronunció su nombre a través de este. Lo que le había dicho en los baños no fue una sugerencia, sino una petición.

Y ahora tiene al mediador preguntado si los representantes de CAPIDI, la segunda organización más grande en el recinto, tienen algo que aportar a la conversación. El director Kang acerca el micrófono a él y toma su mano para colocarlo sobre el botón de encendido.

No era necesario. Ese simple gesto puede ser insignificante para alguno, pero para Hoseok ya era hartarte el trato que tenía el hombre en él. En realidad, el de la mayoría de las personas que le ofrecían su ayuda es insignificante para él.

—Durante todas estas horas los he oído hablar con lástima, excusándose con dificultades que son inimaginables para ustedes. Siendo el único representante con ceguera, quisiera decirles que el problema no es que nos podemos hacer cargo de una cocina. El verdadero problema es que no se nos da la oportunidad de hacerlo.

El dueño de la franquicia de alimentos se vio aludido y enseguida encendió su micrófono.

—¿Y usted cómo sugiere que pueda adaptarse una cocina para personas videntes y no invidentes sin afectar el proceso de producción?

—Es más sencillo de lo que crees. Mientras se respete un orden y se nos permite etiquetar algunas cosas nuestras etiquetas podremos adaptarnos, siempre lo hemos hecho ante un mundo que no nos considera.

Disputas se lanzan entre sí, hablan entre murmullos. Se queja de la imprudencia de Hoseok al hablar, y Hoseok está fascinado por eso. Es el drama que tanto le encanta oír en el canal del congreso y, lo mejor, es que él quien provocó ese caos.

Esa sensación le gusta, podría volverse adicto a esta. Siempre y cuando se acerque más a su ideal de vida: que toda persona, sin importar su condición física, tenga la oportunidad de desarrollarse y alcanzar sus objetivos.


¡A un solo capitulo de terminar!

Jungkook no va a aparecer en esta primera versión. :(

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