17. Entre Audiciones.
Finalmente, el día de la audición ha llegado. Taehyung es despertado por unos golpes en la puerta y una voz adormilada que lo invita a levantarse de la cama. Desde hace los nervios lo hacían despertar, así que no le fue difícil despabilarse y levantarse.
Tomó una ducha, se alistó con el conjunto de saco, camisa y pantalón semi-formal que le trajeron sus padres el fin de semana pasado y después bajó a la sala de descanso de los trabajadores. Desayuno junto con Hoseok, Namjoon y Jin; despidieron a este último cuando se fue con el Director Kang al congreso.
Minutos después, llegó el taxi que los llevaría a la academia de música de Seúl. El trascurso fue una tortura para los nervios de Taehyung debido al tráfico que los retraso por algunos minutos.
Por buena o mala suerte, al acercarse al edificio se dieron cuenta de una larga fila de personas que esperan entrar a la academia. Tomaron turno y un asistente se acercó a ellos para comprobar sus datos y asignarles un número.
Luego de un par de minutos, Taehyung, Hoseok y Namjoon se cansaron de estar de pie y se fueron a sentar a una viga del edificio. Ahí los minutos se volvieron una hora, y la única respuesta que recibieron acerca del retraso fue que tenía problemas con la electricidad.
—Namjoon, ¿cuántas personas hay?
—No lo sé, puede que unas 50 personas, más o menos. La mayoría tienen 14 o 15 años y vienen con sus padres —musita y lo oye ponerse de pie—. También hay otros tres chicos con saco y dos chicas de vestido largo que carga con un estuche de violín. Ellos tendrán más de 20 años, unos 23 o 25.
Algo hace “clic” en la cabeza de Taehyung.
—Nos citaron junto con los aspirantes a entrar a la academia —Taehyung suspira y echa su cabeza hacia atrás—. También nos hicieron esperar a mi madre y a mí cuando hice mi audición para entrar a la academia. Al parecer es parte de la prueba.
Se encoge de hombros, y en un impulso de curiosidad presta atención a su alrededor. Es un ambiente tenso y desesperante, que incluso para él resulta asfixiante.
—Eso sería demasiado cruel —menciona Hoseok, incrédulo—, ¿qué ganarían con eso?
Taehyung chasquea la lengua y responde:
—Practicar también es cruel, la mayoría del tiempo te sientes frustrado porque no puedes notar la mejoría. Supongo que descartar a los que se desesperan fácil.
Se remonta a los días mencionados, los recuerda como lo que son: anécdotas. Ahora tiene 21 años (no 15) y está por hacer una audición para una orquesta de categoría B. Tiene más experiencia que antes, más fortaleza y otras personas lo acompañan.
Un agarre en su mano le brindó un suave apretón en muestra de apoyo. Sonrió y apoyó su cabeza sobre el hombro de Hoseok. Tuvo que incorporarse para acomodarse las gafas que estaban a punto de caerse.
Llevar los lentes oscuros le resulta incómodo porque son gruesos y pesados. Sin embargo, por su propio bien se rehúsa a llevarlas puestas en exteriores.
40 minutos después, un asistente sale y menciona que está por abrir las puertas. Antes de eso, recuerda el cronograma y remarca que serán llamados de acuerdo a su número asignado.
Incluso antes de que el asistente terminará de hablar, las personas ya se habían acercado a la puerta. Taehyung trata de avanzar en medio de la multitud; con una mano se sostenía del hombro de Namjoon y en la otra lleva su bastón.
Intenta hacer un rastreo como le enseñaron y termina por golpear los talones de alguien. Tampoco podía extender su brazo y tenía que permanecer pegado a Namjoon.
Al entrar fue peor, ya que la recepción está tapizada con una gruesa alfombra que impedía que el bastón se deslice. Taehyung terminó por descartar el bastón para depender por completo de Namjoon.
Su cuerpo se tambalea al recibir los movimientos de los otros. Su agarre se aferra en el hombro de Namjoon, lo único que lo alivia es saber que lo tiene de guía.
¿Y Hoseok? Él no tiene a nadie. Sin importarle las quejas de los demás, se detiene y comienza a llamarlo. ¿Su preocupación es exagerada?
—Hoseok —su voz apenas si encuentra fuerza.
—Aquí estoy, Tae —dijo a su oído.
Taehyung pasó su brazo por su espalda, lo tomó de la cintura y evitó que se alejara. No lo dejaría solo.
Caminar entre multitudes era algo de todo los días, más en Seúl. Pero para él, en este instante, se siente como el infierno.
—Tenemos que subir al segundo piso, no hay elevador aquí, así que tendremos que usar las escaleras. Hoseok…
—Ayuda a Taehyung, yo estaré bien.
¿Por qué escuchar esa conversación provoca un nudo en el estómago? No debería decirlo, ni siquiera pensarlo, ¿cómo se supone que debe evitar sentirse como una carga?
Llegar al segundo piso es todo un triunfo, y es un gran alivio que nada más la planta baja esté tapizada con alfombra. Se encuentran con otra fila antes de entrar a la habitación en la que le pidieron reunirse. Debido a su tardanza, hay pocas personas frente a ellos.
Se forman y delante de ellos oye a un asistente decir que únicamente la persona que realizará la audición puede pasar. En seguida, Namjoon y Hoseok se ponen a debatir al respecto: se quejan y preparan sus palabras para discutir la regla.
El asistente apenas los notó y dijo: —Puede entrar una persona a acompañarlo.
Es una sensación extraña la que crece en Taehyung, experimenta injusticia por la poca consideración que tiene la multitud y la institución en personas que, como él, tiene otro tipo de capacidades. No obstante, también abruma que hagan excepciones por él que ni siquiera cree necesarias.
—Iré solo.
Estará bien: va a entrar a una habitación hasta que lo llamen y entonces hará lo que ha hecho casi toda la vida: tocar el violín. Es sencillo.
—¿Estás seguro de eso? —cuestionó Namjoon.
—Taehyung, no considero que sea lo ideal —mencionó Hoseok.
Taehyung se mantuvo firme a su decisión, y los otros dos decidieron respetar aquello. Recibió el estuche de su violín y se adentró a la habitación.
Un paso, dos pasos, tres pasos. La puerta se cierra. Se queda parado en medio de la habitación, sin saber a dónde ir. Tal vez, fue demasiado atrevido de su parte suponer que podría solo.
Permanece ahí un rato, en contra de su orgullo espera qué alguien se acerque y le brinde ayuda. Nadie lo hace, y se pregunta acaso los demás lo miraron con pena sin atreverse a acercarse, o lo ignoran.
Por cualquier de las dos opciones no podría juzgarlos. Ayudar a un ciego es una tarea intimidante, si lo haces mal podrías causar más problemas que soluciones.
Por otra parte, si lo están ignorando también lo entiende, ya que están en sus asuntos. Oye que algunos expresan su incomodidad con palabras o acciones, otros incluso practican su instrumento.
Al poner su atención en los sonidos que capta su oído, Taehyung escucha la conversación de un asistente con uno de los candidatos. Lo ha decidido, será él quien busque ayuda en vez de esperarla.
El candidato agradeció y se despidió, Taehyung se apresura en llegar con el asistente antes de que se aleje. No es necesario, el asistente ya lo ha notado y lo espera con una amable sonrisa, aunque sabe que el otro no puede verlo.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
Taehyung sonríe, aliviado.
—¿Podría ayudarme a encontrar un asiento?
El contrario afirma y lo guía a una silla cerca de la puerta que da acceso al lugar donde se realizan las demostraciones. Y cómo ese es su puesto de trabajo, permanece junto a Taehyung.
Su nombre es Bogum, y mantiene una cómoda charla con él. Se preguntan acerca de su día a día, le brinda ánimos a Taehyung y contiene su nerviosismo. De esta forma pasa la espera de manera amena.
Y de un momento a otro, Bogum le dijo:
—Es tu turno, mucha suerte, Taehyung.
Taehyung se puso de pie y se quitó los anteojos para aliviar un poco de su incomodidad. Puso las gafas en el cuello de la camisa y sacó su violín y el arco del estuche; al tener los objetos en sus manos se cuestionó cómo podría tomar el bastón.
—Bogum, podrías llévame a la puerta.
El asistente accedió, lo llevó y antes de abrir la puerta le quitó las gafas de la camisa y le asegura que él se las cuidara.
Taehyung agradeció y atravesó la puerta con el corazón entre las manos. Siguió las instrucciones de Bogum para colocarse en el escenario, al sentir la cinta en el suelo se detuvo, y giró su cuerpo hacia la mayor cantidad de luz.
—¿Kim Taehyung? —preguntó uno de los jueces, pudo reconocer su voz como la del director de la escuela—. Adicionaste para la orquesta juvenil hace un año, ¿cierto?
—Sí, un poco más de un año, sí.
Está tan nervioso. Por favor, no lo hagan.
—Quiero que considere que el profesor Byun insistió en admitirlo entre nuestros aspirantes; normalmente no hacemos esto, pero confiamos en su criterio.
Se sorprendió al descubrir el nombre de quien le había brindado una oportunidad, pues al profesor Byun lo recuerda con bastante rencor. Al ser su maestro parecía que tenía algo en contra suya, ya que en cada clase lo reprendió como si fuera el único que se equivocó.
—Muchas gracias por la oportunidad, haré lo mejor de mí.
—Y tienes que hacerlo, tienes una gran competencia. Como te habrán dicho, tenemos vacantes para 2 violinistas, y son 12 aspirantes (lo que te incluye a ti) los que se podrán a prueba.
—La prueba se realizará en dos rondas, en esta se descarta a 8 participantes y en la siguiente se escoge a las personas que se quedarán con el puesto, ¿comprendido? —Taehyung asiente—. De acuerdo. Por favor, comienza.
Taehyung accede, levanta el violín y el arco, establece su posición y se dispone a tocar. Esta ocasión no quiso improvisar, sino que siguió una partitura.
Comenzó con notas certeras y sonidos que retumban por toda la habitación. Estaba bien, hasta que su cabeza se llenó de su propia voz.
"Relaja el agarre del arco, no olvide el ángulo de la muñeca. Mantén la postura y cuida tus expresiones. ¡Levanta los hombros que comienzas a agacharte!".
Fue perdiendo energía, al darse cuenta de eso trató de centrarse. Logra hacerlo, por un rato se sincroniza con la música; y al otro volvió a perderse.
La nota final llegó, la sostuvo hasta que la cuerda dejó de vibrar y el sonido se desvaneció en el aire.
—Hemos oído suficiente, gracias. Nos comunicaremos contigo.
La voz del jurado no le dice nada. Taehyung agradece y se marcha.
Está tan tenso que sus músculos duelen. Actúa de forma automática, responde a Bogum con un tono cortante y se despide de él tras recibir sus cosas. Se aleja como si no le hubiera ganado estima al asistente.
Un paso fuera de la habitación y tiene a Namjoon y a Hoseok a su alrededor.
—¿Cómo te fue, Taehyung?—. Namjoon sostiene su estuche de violín y toma su bastón para que pueda recibir mejor a Hoseok, quien lo estrecha entre sus brazos.
Taehyung se deja hacer por el agarre del contrario. Hoseok acaricia su rostro y deja escapar un jadeo al sentir su piel caliente y húmeda.
Con un ligero agarre lo invitó a descansar su rostro en el hueco entre su cuello y su hombro. Taehyung reaccionó y pasó sus brazos por su espalda. Se aferra a su cuerpo, contiene las emociones que revuelven su interior. No se permite desmoronarse.
—Cariño, hiciste lo mejor que pudiste hacer. No te preocupes.
Taehyung no responde. Por años había esperado esta oportunidad. Y ahora que se ha presentado, está decepcionado.
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