1. Entre Fuegos Artificiales.
Sobre el sonido de la noche, voces y risas se hacen escuchar; llenan sus oídos y dibujan una amplia sonrisa en sus labios. Taehyung se siente pleno mientras pasa un momento agradable junto con buena compañía.
La brisa fresca hace cosquillas en su piel; se refugia entre la suave tela que lo envuelve para conservar el calor. Mira al frente, hacia el campo abierto, y descubre una hermosa escena que desearía capturar en su memoria como una fotografía.
Voltea a un costado y la sonrisa en sus labios se amplía, reflejando la felicidad que le contagian sus acompañantes. Junto con algunos amigos, Taehyung se ha hospedado por un fin de semana en la casa de campo de Sungjae.
El resto de invitados son Seolhyun, Sowon, Joshua y Jimin; entre ellos se frecuentan desde hace años. En particular, a Jimin lo conoce desde su llegada a Seúl, cuando ambos tenían 15 años. Ahora tienen 24 años, y su amistad parece inquebrantable.
El sabor a alcohol está presente en su boca. Las risas no paran, al igual que las bromas torpes y los tambaleos. A altas horas de la noche, están reunidos sobre el pedazo de cemento que sirve como cancha de básquetbol.
El aroma a pólvora está impregnado en la brisa, lo describe como "si algo se estuviera quemando".
De camino a la residencia había un hombre que vendía fuegos artificiales. Joshua se detuvo a comprar algunos por petición de Sowon, ya que a la chica le hacía mucha ilusión ver los destellos de luces pintar el cielo nocturno.
Aunque había emoción de por medio, en el grupo existía una pizca de incertidumbre acerca de prenderlos, o no, pues conocían los riesgos y temían de estos. Al final, todos acordaron lanzarlos la última noche, con dos indiscutibles condiciones:
1. Encenderlo lejos de la casa y de los árboles.
2. Alejarse al instante en que la mecha se prenda.
Sin embargo, en su penúltima noche, se han animado a encender unos cuantos. Fue una decisión unánime que aquella velada cargada de euforia necesitaba un cierre de oro.
Taehyung observa con suma atención como la mecha se acorta; la anticipación lo hace jadear de emoción. La flama llega hasta el proyectil, y entonces, desaparece. No ocurre nada.
-¡Joshua, te han estafado!
Se sobresalta por el agudo grito, pero pronto se echa a reír junto con la autora de la broma, Seolhyun.
Los demás secunda su broma y se dedica a abuchear al chico de nacionalidad estadounidense.
Joshua se encoge de hombre, le resta importancia a las bromas; y con una sonrisa socarrona baja la mirada hacia la chica que rodea entre sus brazos.
-Lo siento, Sowon. Será para la otra, ¿si?
En respuesta, la chica abulta sus labios en un gesto aniñado. Antes de que pudiera decir algo, Jimin se adelanta:
-¡Qué forma de arruinarle la noche a Sowon!
Las burlas y las risas continúan; y entre estas, una mareada voz se hace oír, sin ser escuchada.
-Seguro hiciste algo mal -dice Taehyung, y enseguida cruza la línea imaginaría que acordaron como medida de prevención.
Taehyung avanza rápido; de un segundo a otro está en cuclillas y a punto de tomar la pirotecnia entre sus manos.
El olor a quemado se intensifica. Y un zumbido, que antes era oculto por la voces, se oye con más fuerza.
-¡Taehyung, no!-. Jimin corre hacia el contrario; su llamado hace que el aludido se detenga.
La pirotecnia se dispara y se eleva hacia el cielo nocturno, sin jamás poder alcanzarlo. La explosión de destellos de luces de colores se dio a menos de dos metros de altura, con un fuerte estruendo que hizo saltar el corazón de los presentes.
El olor a pólvora los envuelve en una nube de humo oscuro. Como si algo se estuviera quemando", como si un trozo de carne se resbalara de la parrilla y cayera sobre las brasas ardientes.
Es su propia carne la que se consume. Pequeños rastros de ceniza se adhieren a su piel; ni siquiera puede sentir las quemaduras que le dejan por el intenso ardor en sus ojos que es millones de veces más doloroso.
De manera intuitiva, Taehyung cubre sus ojos con las manos. Las cuñas que forman sus palmas llevan el fluido que brota de sus ojos a su boca, entonces su paladar se inunda de un sabor metálico.
Sangre brota de sus ojos, mancha su rostro y sus manos, se adentra entre sus labios, recorre su barbilla y cae al suelo.
Taehyung, pálido y tembloroso, grita con desesperación. Súplica ayuda, ruega que alguien termine con su sufrimiento.
La voz de Jimin llega a sus oídos; a ciegas extiende sus brazos con la esperanza de que lo sostenga.
-¡Jimin!, ¡Jimin! -el susodicho llega a él y lo estrecha entre sus brazos-. ¡Mis ojos!, ¡me duele demasiado!-. Finalmente, Taehyung se quebranta-. ¡Voy a morir!
Después de eso, Taehyung solo almacena en su memoria breves sensaciones de aquel día.
Recuerda cómo se sentía al estar entre los brazos de Jimin, recibiendo sus caricias.
Recuerda el sonido que hacían los demás al ir de un lado a otro con desesperación.
Recuerda el polvo que levantó el helicóptero del equipo de emergencia al aterrizar en la zona.
También recuerda los sonidos del hospital; la sensación de su cuerpo sobre la camilla; y el sabor y el olor al medicamento.
No obstante, olvidó qué fue lo último que vio antes de que su visión quedará sesgada por luces y colores hasta el último día de su existencia.
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